Sabía de sobra que habías vuelto momentáneamente a la villa y, sin embargo, veo resplandecer tu yukata blanca bajo la luz de la luna, alejándose. Tu silueta se pierde en el exterior de lo que un día fue tu hogar y yo no puedo evitar perderme en mis pensamientos.
Muchas veces me pregunto como llegué a amarte de esta manera tan platónica. Aun recuerdo la primera vez que te vi, allí sentado en el muelle de madera del lago, tan sólo, tan vacío, tan lleno de tristeza y nostalgia... algo me dijo que volvería a chocarme contra esas perlas azabaches, jamás pude llegar a imaginar que sería de esta forma tan dolorosa y cruel.
Es cierto que en un principio mis atenciones en ese ámbito se centraban por completo en Sakura, pero ese ardor en mi estómago cada vez que se insinuaba a ti... ese sentimiento extraño me hizo saber que algo raro me pasaba. El modo en que lo descubrí fue, en mi opinión, el peor.
Suele decirse que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Sinceramente me encantaría conocer a la persona que inventó esa frase para felicitarla porque con esa simple combinación de palabras había dado en el clavo de la cuestión. Fue ahí, en el momento en el que sentí que te perdía, que me abandonabas a mi suerte cuando mi corazón se partió por completo...
Sé que tu sientes lo mismo, si no fuera así yo ya no estaría en este mundo. Claro que también me consta que tu y yo jamás podremos llegas as lejos de lo que tenemos ahora, es decir, nada.
Espero de todo corazón que no te engañes, al igual que durante un tiempo hice yo: no es por el hecho de ser hombres, habernos herido de esta manera tan atroz, tu venganza o por mi. Ni siquiera por tu hermano itachi, destructor de toda tu familia. La razón por la que la pequeña de luz que existía en tu mundo desapareciera son tus recuerdos. Ahí es donde nosotros, Sasuke, aunque muchos no lo entiendas nos diferenciamos. Tu buscas a tu hermano y te niegas a vivir por el recuerdo de tus seres queridos, del amor que ellos te daban. A mi, sin embargo, me duele la soledad, única compañera de mi existencia, porque los únicos recuerdos que tengo de mi familia, de la gente que quiero, están relacionados contigo, Sasuke. Supongo que llegaste a entenderlo cuando te lo expliqué en el Valle del Fin, cuando tuve el valor de dejarte ver un atisbo de la gran cantidad de sentimientos que me hacías y que aun me haces sentir.
Somos como un espejo, Sasuke, mostramos lo mismo de manera diferente. A pesar de saber a la perfección como eres, lo que sientes y tener seguro que tu sabes que tengo ese conocimiento, pase lo que pase nunca te abrirás a mi, y sé bien la razón. Es esa patética sangre tuya, esa que recorre el cuerpo de mis desvelos. Sangre Uchiha, ¿Cuánto mal habrá ocasionado? Supongo que es un difuso consuelo pensar en eso, pero es lo único que puedo hacer en este momento de la historia que hace mucho tiempo dejó de ser nuestra.
Por eso dejé de buscarte, de perseguirte. Tienes el derecho de aliviar ese dolor, esa tortuosa memoria que te devora el alma poco a poco...
Pese a todo esto, no puedo evitar soñar todas las noches contigo. Imagino como sabrán tus labios, esos que una vez probé de manera tan inesperada y leve. Esos ojos que me matan, en mi mundo ideal me acunan por entero aliviando esta presión que me quita el aire de los pulmones. Si sólo pudiera acariciarte una sola vez para que supieras todo lo que me haces sentir...
Como cada noche, mis lágrimas humedecen mi almohada, confidente delicada de mis secretos. Y es así, temblando, empapado en estas gotas de tristeza y susurrando tu nombre como me quedo dormido, entrando en un universo donde tu eres eternamente mío y yo soy completamente tuyo...