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Dedicated to... por Hanakane

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Notas del capitulo: Es mi primer fic, sean buenos y no me maten jeje ;). Me harían muy feliz con sus opiniones. Saludos!!!!

Era uno de esos días en que el joven escritor Yuki Eiri se encontraba exasperado porque no tenía inspiración para escribir. Esto sucedía a menudo últimamente y más de una vez se preguntaba si el motivo no sería la presencia de cierta personita en la casa.


Miró el reloj y recordó que faltaba poco, que en cualquier momento abriría la puerta comenzaría a gritar YUKI!!YUKI!!  como un loco por toda la casa, hasta que lo encontraría en el estudio, se le arrojaría encima como un perro sin dueño y le diría que ese había sido el peor día de su vida porque lo habían criticado por la manera en que había cantado, porque había estado todo el día desganado o triste y las canciones salían desastrosas.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta de entrada al cerrarse y comprendió que esto solo significaba una cosa, su adorado Shu-chan había regresado. Mirando por la puerta del estudio que se encontraba entreabierta, vio la silueta de Shu-chan acercándose y, aparentando estar muy ocupado, escribió palabras sin sentido en la computadora.   

El sonido del tipeo le indicaba a Shuichi que debía retirarse en silencio e ir a olvidar sus penas a otro lado.

      
Silencio. Minutos de preciado silencio llamaron la atención de Yuki. Desde que Shu-chan apareció en su vida el silencio solamente existía en situaciones extrañas. Levantarse, eso debía hacer, levantarse e ir a ver que le sucedía, ir a consolar al acongojado.

El sollozo de su amado lo había llevado hasta el living donde, al observar la habitación, encontró a Shuichi recostado en el sofá con la cabeza hundida en un almohadón.

 -¿Ahora qué te pasó?- dijo queriendo sonar dulce aunque en su tono todavía se notaba la exasperación que sentía minutos antes y creía olvidada.

 -Creí que no te interesarían mis problemas ya que siempre estás ocupado.- le respondió Shuichi en forma de reclamo.

¿Ese era su Shu-chan? Seguro está era la pregunta que Yuki se hacía en ese momento.

-Parece que no fue nada importante así que será mejor que vuelva a lo mío- quería aparentar que no lo desconcertaba con su respuesta. 

-No, Yuki espera.

No le extrañaba, sabía que reaccionaría así. Ni modo, no tenía forma de escapar, debía sentarse y escuchar toda la historia.

Con la cabeza en su regazo, la voz ahogada de un Shuichi sollozante contaba la tragedia que había ocurrido ese día.

-…y por eso estoy así. Las peleas con Hiro pueden durar más de lo que cualquiera creería.

Yuki no podía creer. Shuichi era así, eso era lo que amaba de él, lloraba por cosas tan simples, cosas que a Yuki jamás lo afectarían.


-Con llorar no vas a solucionar nada. Si realmente quieres arreglar las cosas tienes que hablar con Hiroshi.

-No es tan fácil, cuando se enoja no sirve de nada hablar.

-Deberías hacer el intento.- no entendía a esos dos.

-Sí, pero…Ah, ya se.- salió corriendo y tomó el teléfono- Llámala, llámala.

-¿A quién?- creía adivinar de quién le hablaba.

-Por favor, llama a Ayaka, pídele que hable con Hiro, él la escuchará.- esa cara de suplica debía funcionar, siempre lo hacía.

-No, no lo haré. No la llamaré solo por un capricho tuyo.- la exasperación volvía. Shuichi lo estaba desquiciando, si no acababan con esa conversación terminarían discutiendo.


-Te odio, no eres capaz de ayudarme. Tienes la forma pero no lo haces solo por tu estúpido orgullo.

-De modo que me odias. Me odias porque no te quiero ayudar y, solamente, como fue que dijiste….por mi estúpido orgullo- la exasperación se había convertido en enojo y las palabras comenzaban a salir a borbotones.- Si tanto me odias entonces va a ser mejor que te vayas.- una sonrisa malévola apareció en sus labios, sentía un poco de alivio luego de pronunciar dichas palabras.

  -¿Qué me vaya?- blanco, así se encontraba, blanco como un papel.- ¿Adonde?

-Ese es tu problema, a mi no me interesa a donde, pero te vas y te llevas todas tus cosas.

Eso significaba olvidarse de Yuki, por lo menos por un tiempo, ambos estaban enojados y era mejor no empeorar las cosas.

-Bueno, mañana a primera hora me voy- era su única opción; pasar con Yuki la noche, arreglar las cosas con Hiro al día siguiente e irse a vivir con él.

-No, te vas ahora mismo.- Yuki necesitaba que se fuera en ese mismo momento antes de que todo empeorará- Arregla las cosas con Hiroshi esta misma noche o andate a un hotel, no me importa pero te vas ya.

-¡¡Tonto!!- esta fue la última palabra que Shuichi le dijo ese día y dando un portazo se fue con todas sus pertenencias al hombro.

Silencio. Y la tristeza se apoderaba de Yuki por más que no quisiera. Sabía que debía aprovechar ese silencio existente, a causa de esa repentina ausencia, pero ese sería el más largo que experimentaría desde hace mucho tiempo atrás.

Tomó el teléfono. Debía hacerlo, si no la preocupación lo haría salir corriendo, sin medirlas consecuencias, detrás de Shu-chan.

-Hola- se escuchó la voz de Ayaka del otro lado del teléfono.

-Necesito pedirte un favor- la voz de Yuki era cortante.   

-Por vos, lo que sea- hacia mucho que no la llamaba.

- ¿Qué queres que haga?

-Llama a Hiroshi y, no me importa como, hace que perdone a Shuichi.

-Está bien, pero ¿por qué?

-Lo único que te voy a decir es que quiero que Shuichi pase la noche en un lugar seguro. ¿Lo vas a llamar?- un poco molesto, siempre se ponía así cuando la gente se metía en su vida, simplemente no lo soportaba.

-Sí, lo voy a llamar porque vos me lo pedís- estaba feliz, lo que acababa de escuchar significaba que Yuki se había peleado con Shuichi.

-Gracias- y sin decir una palabra más corto el teléfono.    Era hora de escribir. Al sentarse en la computadora descubrió que, luego de la pelea con Shu-chan, estaba inspirado.

Podría haber escrito toda la noche sin dormir sino hubiera sido porque a la madrugada su inspiración fue interrumpida por el teléfono.

-Hola- enojo, otra vez ese sentimiento pero esta vez desapareció en el instante mismo en que escuchó lo que le decía la voz del otro lado del cable.

-Shuichi está conmigo, no te preocupes, está bien.- era Hiroshi quien le daba esta información de mala gana olvidando lo mucho que esa persona había hecho sufrir a su Shu-chan.

-Gracias por perdonarlo- ¿Yuki? Era él quien estaba agradeciendo algo que era más que obvio que sucedería para todos.

-No tenes nada que agradecer, él es mi amigo no lo iba a dejar en la calle. Además...estaba muy mal por su pelea, realmente me necesitaba. Porque no terminan con estas peleas insulsas.- cortó la comunicación dejando a Yuki solo con sus pensamientos.

 Yuki se quedó mirando el tubo del teléfono. Hiroshi tenía razón, tenían que terminar con esas peleas o si no...las peleas terminarían con su relación.

Ya no podía continuar. Era inútil intentar seguir escribiendo, ahora otras cosas ocupaban su cabeza, la inspiración había desaparecido.

-Mejor me acuesto, mañana será un día largo.

Un mes. Un mes había pasado desde esa noche en la casa de Yuki cuando, por una tontería, se habían peleado.

Shuichi no era el mismo. Ya no vivía feliz y las canciones sonaban monótonas, sin sentimientos. Se sentía triste y desganado hasta para ensayar. Salir del estudio de grabación, eso deseaba todas las mañanas al entrar y cuando salía caminaba por la calle como un robot sin prestar atención a nada ni nadie.

Era hora de que las cosas cambiaran, que uno de los dos, o Yuki o él, pidiera perdón y todo volviera a ser como antes. Aunque nadie pensó ni espero que cambiara de golpe, como sucedió aquel día.

Un día, como cualquiera, al salir del estudio de grabación, donde había estado ensayando con Hiro y Fuji, se encontró con dos jovencitas alabando el nuevo libro de Yuki Eiri.    -Es maravilloso- decía una sin dejar de sonreír- Adoro los libros de Yuki Eiri, me encantaría conocerlo.

-Sí, eso sería genial. Pero ¿para quién será la dedicatoria?- decía la otra, un poco sorprendida.

-No lo sé, es extraña.

 Sin perder un segundo más de su tiempo escuchando como esas adolescentes alababan a su Yuki, corrió a la primera librería que encontró abierta.

 “Dedicated to...”, la rebosante tapa del libro estaba en la vidriera como si estuviera esperando que Shuichi pasara por ese lugar y la viera.

Esa misma noche lo leyó. No podía esperar hasta el otro día para pedir perdón, ese libro lo había hecho recapacitar, pero eran las cinco de la madrugada si llegaba a ir a esa hora a la casa de Yuki o lo llamaba, lo iba a descuartizar o, lo que era peor, odiarlo por el resto de su vida.   

-Dormir, va a ser mejor que duerma un poco.

-Shuichi arriba hay que ir a ensayar.- Era la voz de Hiro la que Shuichi escuchaba semidormido.

Ahora lo recordaba, todas las mañanas era lo mismo. Hiro lo llamaba y él creía que era Yuki. Semidormido, veía la casa de Yuki y, a este, parado enfrente que lo llamaba con una sonrisa en el rostro y una taza de té en la mano.

-¿Dormiste bien Shuichi? – destapándolo para terminar de despertarlo. (¿A cuantos les hicieron esto sus padres un día de invierno, bien temprano en la mañana para ir al colegio, donde la cama es el lugar más calentito y deseado por uno? Para los que no conocen esa experiencia les aseguro que es horrible, odias a todo el mundo.-XD)

-Sí, poco pero bien. Suficiente para recuperar energías.- tomó la taza de la mano de Hiro- Decisión tomada- dijo pegando un salto que ocasionó que el té terminara derramado en el suelo.

-¿Decisión...tomada?- rascándose la cabeza.

-Sí, hoy voy a pedirle perdón a Yuki.

-Al fin. Bravo, bravo- confeti por todos lados.

Hiroshi no entendía el por qué de ese cambio tan repentino pero tampoco importaba, era hora de que Shu-chan volviera a ser el mismo de siempre.

El momento de ensayar había llegado. Las canciones volvían a tener emociones, sentimientos perdidos a causa de la discusión sucedida tiempo atrás. Shuichi había vuelto a ser el de antes.

-Ok. Cinco minutos de descanso- Mr. K y Seguchi entraban en ese momento.- Tómense cinco minutos.

Hiro decidió tomarse esos cinco minutos para sentarse. Una silla era lo que más necesitaba y la única que había en la sala de ensayo se encontraba ocupada por el morral de Shuichi. Lo debía mover, era simple, solo moverlo de la silla hacía el suelo. Pero al hacerlo algo cayó causando un notorio sonido que produjo la intriga del guitarrista. Al bajar la vista hacía el lugar donde se originó el sonido encontró, para su asombro, un libro. ¿Shuichi con un libro? Esta pregunta pasó fugazmente por su mente.

Abriendo en la primera página se sorprendió con lo que leyó.

-Así que es por esto que Shuichi piensa ir a ver a Yuki.

-¿Vas a ir a ver a Yuki?- pregunto el productor tan sorprendido como Hiro.

Shuichi que regresaba del baño, no entendía ni una palabra de lo que decían.

-¿Qué?

-Que descubrí el motivo por el cual vas a ver a Yuki.- Hiro le mostró el libro, que todavía tenía en las manos, con una sonrisa pícara en el rostro.

-Ah, sí. Quiero felicitarlo, fue realmente hermoso.

-También, con semejante dedicatoria quien no estaría contento y no querría...

-¿Dedicatoria?- Shuichi interrumpió a Hiro a causa de su sorpresa.- ¿Cuál dedicatoria? 

-Esta- el guitarrista le puso el libro abierto en la primera hoja enfrente de los ojos para que Shuichi leyera.

No podía creerlo.

“Dedicado a la persona que más amo por el solo hecho de ser como es. Espero que con esto sepas perdonarme y vuelvas junto a mi Shuichi.”

Salió corriendo. En ese momento no le importaba nada, solo quería ir a la casa de Yuki y poder estar con él el resto del día.

-Shindô-kun adonde vas, tienes que ensayar, sino por culpa tuya el concierto de pasado mañana va a ser todo un desastre.- Mr. K decía esto mientras apuntaba a la cabeza de Shuichi con su amada Mágnum.

-Dejalo Mr. K, total mañana va a venir al 100% y los harás ensayar el doble.

-Por tu culpa Seguchi ya se me fue de la mira. Si te parece bien les daré el día libre a los otros dos, total sin la voz no se puede hacer nada.- Se guardó el arma en el bolsillo porque si no le iba a disparar a Seguchi por haberlo hecho perder a su presa.

-Perfecto, les vendrá bien un día libre.

No sabía que hacer, las palabras de Yuki lo intrigaban. Sabía que él jamás hubiera escrito eso y, mucho menos, escribir su nombre. Solo existían dos posibilidades: una era que la editorial le hubiera pedido que pusiera una dedicatoria acorde con la historia o, la otra, era que realmente estuviera arrepentido y lo extrañaba.

Su cuerpo simplemente no respondía y no comprendía como había llegado ahí. Se encontraba parado en la puerta del departamento de Yuki y no podía tocar el timbre a causa del miedo y los nervios. Cuando al fin reaccionó, se dio cuenta que Yuki se encontraba en la puerta mirándolo con una expresión sombría en el rostro. Tal vez era decepción, quizás tristeza o, simplemente, rabia; Shuichi no lo sabía pero lo que sabía era que detrás de esa mirada se ocultaba una sonrisa como ninguna otra vista en Yuki.

Con un sutil movimiento de la mano le indicó que pasara y se dirigió a la cocina. Shuichi, por su parte, ingresó en la casa y se sentó en el sillón del living.

Regresando con dos tazas de té, Yuki se sentó junto a Shuichi.

Era el momento indicado para pedir perdón y felicitarlo por el libro, pero se había generado un clima de tensión en el ambiente que lo ponía muy nervioso.

-Se porque estás acá, pero creí que vendrías antes, en cuanto leyeras mi libro- se reflejó una leve sonrisa en el rostro de Yuki.

-Así fue. En realidad lo leí anoche y vine para felicitarte. Fue el mejor libro que leí en mi vida, una obra maestra.

-Supongo que si decís eso es porque no leíste muchos libros en tu vida. Pero pensé que venías por lo de la dedicatoria.- La sonrisa se había convertido en una verdadera expresión de intriga.

-¿Dedicatoria? No, realmente no la había leído hasta hoy cuando Hiro tomó el libro y me la mostró. Pero no entiendo.- realmente dudaba del motivo de la dedicatoria.

-¿No entendes?- lo desconcertaba la reacción de Shu-chan.

-Creí que nunca harías eso ya que no es bueno para tu carrera porque tus fanáticas seguro se decepcionarían al enterarse que la persona que más amas soy yo.

-Bueno realmente no entiendo por qué tienen que enterarse que la dedicatoria es para vos, puede ser cualquier Shuichi- una sonrisa malévola se dibujó en sus labios, estaba disfrutando mucho ese momento.- Pero la verdad es que tampoco yo sé por qué la escribí. Solo se que cuando releí la novela me di cuenta que los protagonistas éramos nosotros y sin pensarlo escribí la dedicatoria. Para cuando quise cambiarla ya era demasiado tarde, el libro estaba siendo editado.

Con lágrimas en los ojos lo único que pudo decir Shuichi fue:

-Perdoname Yuki por todas las cosas que te dije, yo no quería hacerlo pero estaba tan enojado con Hiro que me la agarre con el primero que vi y se que vos...

Pero Shuichi no pudo continuar ya que sus labios fueron sellados en el candente beso que Yuki le dio. Y las cálidas lágrimas resbalaron por sus mejillas pero a ninguno de los dos les importó.       


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