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Un accidente del destino por La_Oscura_Reina_Angel

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Notas del fanfic:

Bueno este es mi regalo del día de la Amistad para todos. Esta historia ya la termine tiene cinco capis y publicare cada semana uno, espero que lo disfruten y se lo dedico especialmente a Uko que me animo a escribir esta historia. ^^

Titulo: Un accidente del destino.


Autor:
Melanie Lupin Black / La Oscura Reina Ángel.


Beta: Uko-chan!

Resumen: Yamada Hanatarou intenta superarse y ser el mejor Shinigami cada día. Uno de esos días, entrenando a solas, un accidente desafortunado cruza su trayectoria con el capitán Kuchiki Byakuya. Al perecer... el destino les tiene reservado algunas sorpresas.


Dedicatoria:
Este fic se lo dedico a Uko-chan, que me habló de una pareja tan rara como esta... que es bonita ^^


Pareja principal:
Kuchiki Byakuya/Yamada Hanatarou (Kuya/Hana XD)


Disclaimer:
Bleach no me pertenece, solo utilizo los personajes para diversión. ^^

Nota: Ubicado al final de la Sociedad del Alma (Rukongai), luego de la traición y partida de Aizen.

 

 

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Un Accidente del destino

Capitulo 1: La propuesta inesperada.

Yamada Hanatarou entrenaba con verdadero ánimo con su zanpakutou llamado Hisagomaru (Calabaza) Se había propuesto mejorar, no solo como miembro del equipo médico con sus habilidades médicas, si no tambien como Shinigami. Estaba dispuesto a manejar mucho mejor su espada y sus habilidades de combate. Ver a Ichigo, Ishida, Chad y los demás, que nunca se rendían incluso cuando rebasaban su límite, le servía de inspiración para tratar de superarse.

 

Así que ahí estaba, entrenando a solas, en un claro rodeado de árboles, dispuesto compenetrarse mas con su zanpakutou, con Hisagomaru.

 

Estaba tan concentrado en lo que hacía, que no se fijó en una piedra que había en el suelo y se tropezó con ella. Hanatarou dio un grito ahogado de sorpresa y se precipitó al suelo, mientras Hisagomaru salía volando... todo ocurrió a cámara lenta para el pobre Hanatarou en ese momento.

 

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Byakuya daba un paseo por los alrededores de la base de la división 6, estando pensativo. Sin notarlo, se internó en el pequeño bosquecito que rodeaba su base, llegando a un pequeño claro. Ahí se había encontrado con la sorpresa de ver a Yamada Hanatarou del séptimo puesto del escuadrón cuatro, entrenando. Pensó en llamar su atención y advertirle que estaba en terrenos de la sexta división, pero extraño en él, no lo hizo, si no que en cambio permaneció mirando los esfuerzos del delicado muchacho.

 

No lo hacía nada mal, para alguien tan pequeño. Tiene las ganas, pero le falta técnica, pensaba Byakuya, mientras lo observaba en silencio. De pronto, lo vio tropezar y la espada salió volando directo hacia él, pero con sus rápidos reflejos y un poco de shunpo, se desvió del trayecto de la espada y logró tomar a Hanatarou de la cintura, evitando así que diera con sus huesos en el suelo.

 

-Yamada Hanatarou... ¿Estás bien?- preguntó y se sorprendió de oírse hablar. Porque sonaba preocupado por el muchacho.

 

-Kuchiki-taichou.- dijo Hanatarou, parpadeando sorprendido.

 

Al tener el rostro del muchacho tan cerca, Byakuya se dijo que debía soltar al pequeño enfermero, pero no sabía por qué no quería hacerlo.

 

Hanatarou reaccionó y se sonrojó al notar lo cerca que estaba del capitán de la sexta división y trato de apartarse. Byakuya lo soltó renuente.

 

-Lo siento Kuchiki-taichou, no sabía que estaba aquí.- se disculpó, haciendo una torpe reverencia.

 

Eso le causó cierta ternura a Byakuya, arrancándole una fugaz sonrisa, que borro de inmediato. Se dio la vuelta y camino hacia el zanpakutou de Hanatarou, tomándola y entregándosela al aun sonrojado Shinigami de menor rango.

 

-Estás en los terrenos de la sexta división.- dijo al fin.

 

-Oh, p-perdone Kuchiki-sama, no lo noté.- dijo, volviendo a inclinarse.

 

Byakuya lo detuvo poniendo una de sus blancas manos en el hombro del pobre Hanatarou, que se sonrojo aún mas, si es que era posible.

 

-No hace falta disculparse.- dijo con su usual tono frió, aunque por dentro el tierno sonrojo del shinigami del cuarto escuadrón lo hacía sonreír.- Puedes entrenar aquí cuando quieras. Normalmente, nadie del escuadrón viene aquí y es bastante tranquilo.

 

-Gracias Kuchiki-taichou.- suspiró revelado

 

-Pero entrenando solo no conseguirás mucho.- lo interrumpió, dándole una mirada calculadora.- Tú técnica es torpe y tus músculos no están muy desarrollados como para sostener correctamente tu espada.- El sonrojo de Hanatarou volvió.- Si tu taichou lo aprueba, podría darte algunos consejos.- ofreció Byakuya, sin pensarlo.

 

Los ojos abiertos de par en par de Hanatarou dejaban en claro lo mucho que le impresionaba esa propuesta.

 

-Ku... Kuchi... Kuchiki-taichou... yo...- tartamudeó Hanatarou, con los ojos desorbitados.

 

-No le ofrezco mi ayuda a cualquiera, Yamada-san.- siseó fríamente Byakuya mal interpretando su expresión.

 

-¡No!- exclamó Hanatarou de inmediato.- Quiero decir si.... Hay Dios...- se estremeció, llevándose una mano al cabello. Carraspeó.- Quiero decir que si... me encantaría que usted me ayudara a entrenar. Apuesto que así podría mejorar mucho, es solo que su propuesta me impresionó. Gracias, Kuchiki-sama.- dijo Hanatarou haciendo una reverencia.

 

Byakuya hizo una mueca que pareció ser una sonrisa.

 

-Bien... te ayudaré, pero con una condición, Yamada Hanatarou....

 

-¿Cuál, señor?

 

-No hagas mas reverencias.- pidió Byakuya.- Son altamente molestas.

 

Hanatarou se sonrojo, pero asintió.

 

-De acuerdo, Kuchiki-taichou.

 

-Bien, habla con Unohana-san y veme aquí mañana al atardecer.

 

-Estaré aquí puntualmente, Kuchiki-taichou.- prometió emocionado el muchacho.

 

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Abarai Renji y Kuchiki Rukia estaban dando una vuelta juntos, cuando llegaron cerca del claro donde estaban Byakuya y Hanatarou. Renji había notado lo que pasaba y había detenido en silencio a Rukia, señalándole la dirección de su capitán y Yamada. Los dos habían observado todo en silencio, ocultándose e impresionados por lo que sus ojos veían.

 

-Rukia...- llamó Renji con un estremecimiento, y cuando su amiga lo miro dijo:- ¿Acabo de ver a mi capitán siendo amable con Hanatarou-kun?

 

Rukia, con los ojos tan abiertos como Renji e igual de impresionada que él, asintió.

 

-Esto no se lo van a creer en la Sociedad de Mujeres Shinigami.- comentó la Kuchiki menor.

 

-Esto no se lo va a creer nadie- corrigió Renji.

 

Continuará...

 

Notas finales:

Feliz día de la amistad a todos, pásenlo, lindo hoy. Déjenme un review diciéndome si os gusta o no, o si no los are esperar dos semanas en vez de una por el segundo capi ^^


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