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Un cumpleaños de muerte por Kaori

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Notas del fanfic:

Lo primero de todo y de nuevo, mis disculpas por no haber actualizado aun, Jugando con fuego y no haber contestado las reviews pendientes. Estoy en ello, pero no dispongo del tiempo que necesito para escribir correctamente lo que queda de historia.

No esperaba que este dia llegara tan rapido y me hubiera gustado ofrecer algo mejor para mi querido cocinero, pero bueno, he puesto toda mi ilusion y mi esfuerzo en este pequeño fic, para poder celebrar un nuevo cumpleaños de mi querido rubito.

¡Feliz cumpleaños, Sanji kun!

 Espero que os guste.


La tripulación del Going Merry se encontraba muy animada ante la perspectiva de un divertido desembarco al llegar a una hermosa isla de primavera cuyas montañas estaba cubiertas de alegres colores rosados al ser el árbol predominante de la isla el cerezo.

Todos se encontraban especialmente felices de ver el fascinado rostro de Chopper, al cual, la visión de los sakuras lo tenían especialmente excitado al recordar la teoría de su querido profesor Hiruluk de que ese paisaje curaba todos los males.

Los chicos de "Sombrero de Paja" pensaron que nada podía estar mal en una isla tan bella hasta que al adentrarse en el pueblo vieron que muchos de sus habitantes vestían de riguroso negro, sus rostros demacrados por la tristeza, sus auras escalofriantemente desoladas.

Con esa extraña bienvenida los muchachos se pararon en uno de los restaurantes de la población donde guardaron una inesperada compostura por parte de la ruidosa tripulación mientras esperaban a Zoro, ya que nadie sabia como se había perdido en una calle en línea recta que era todo lo que habían tenido que cruzar para llegar hasta allí. Un buen rato después y una vez todos reunidos se aventuraron a preguntar al mesero por qué un pueblo tan hermoso estaba tan asombrosamente triste.

- No saben como sentimos darles esta imagen, jóvenes viajeros- les respondió con amabilidad el maduro hombre-. La verdad es que normalmente las gentes del pueblo son más alegres pero...han venido en una fecha complicada para nosotros. Somos una villa pequeña y el dolor de unos se convierte pronto en el dolor de todos...

- Si son listos, deberían abandonar la isla antes de que los cubra la "niebla roja"....- graznó uno de los pocos clientes del bar. Vestía completamente de negro y parecía bastante ebrio-. Tan jóvenes como mi pequeña....tan llenos de vida como mi pequeña...¿por qué....sniff sniff....por que tuvo que hacerlo...hic?

- Creo que ya has bebido demasiado, Karl- dijo con amabilidad el mesero-. Vete a casa, Rowena debe estar preocupada y no conviene que este sola en estas fechas.

- Hic...hic...Si...esta bien...hic...- el desolado hombre se marcho con paso inseguro del local, mientras amargas lagrimas se derramaban por su cansado rostro.

- "La Niebla Roja"...- musito pensativa Robin y sus profundos ojos azules se posaron en el mesero- ¿A que se refería?

- Es...no sabia muy bien como explicároslo...- dijo renuente pero el tener la vista de aquellos 7 jóvenes sobre el le dio valor. Después de todo, Karl tenia razón, varios de los muchachos parecían tener la edad crítica para la fecha, aunque quizás el ser varones los salvara de la maldición-. Desde hace 30 años nuestro pequeño pueblo se ve azotado por una maldición. Cada 2 de marzo, una extraña niebla roja baja de la Mansión Von Klismman hacia la villa y...una chica de 20 años se suicida ese mismo día cuando el campanario del pueblo da las 3 de la tarde.

- ¡¿Qué se suicida?!- preguntaron todos asombrados.

- ¿Quieres decir que...desde hace 30 años se han suicidado en este pueblo 30 chicas?- pregunto Nami preocupada.

- No exactamente...- respondió con tristeza el mesero-...el año pasado, la última víctima de la "niebla roja", fue Frida, la hija de Karl...hacia apenas una semana que había cumplido los 20 años...pero sus padres no tenían el dinero suficiente para mandarla fuera ese año...

- ¿Mandarla fuera?- preguntó con curiosidad Sanji.

- A la isla más cercana, con otros parientes, sacarla de la isla en definitiva- respondió el maduro hombre-. Hace un par de años se dio el caso de que solo 4 chicas estaban en esa edad y sus padres decidieron sacarlas de la isla antes de que se alcanzara esa fecha- un suspiro escapó de sus labios-. Ese año no hubo ninguna víctima de la "niebla roja", ni siquiera bajo al pueblo y pensamos que todo había terminado pero...el año pasado, ocurrió de nuevo.

- ¿Así que sólo se suicidan las chicas de 20 años?- inquirió Nami-. Las de 18 o en adelante ¿no?

- No... - respondió confundido el hombre-. Había chicas con 19 y 21 años en el pueblo el año que no bajó "la niebla" ninguna hizo nada extraño.

- Uff...Menos mal- suspiro aliviada la pelirroja-. Entonces no hay de que preocuparse, nadie de nuestra tripulación tiene 20 años jajaja.

- Nami san...- dijo de improvisto el cocinero, aunque no es que pareciera especialmente afectado-...el 2 de marzo, yo cumpliré 20 años.

- ¡Uaaah, Sanji, hay que sacarte pronto de la isla!- grito espantado Usopp

-¿Si?- pregunto el renito asustado por empatía.

- Vamos, vamos- resto importancia Nami con una mano-. Es que no habéis oído a este señor. La maldición solo afecta a chicas de 20 años.

- ¿Y cual es la diferencia con el ero-cook?- preguntó dándole un sorbo a su bebida Zoro-. Si el peligro es dejarse influenciar por algo femenino, él es el que corre más peligro.

- ¡ Repite eso marimo de mierda!- gritó enfadado el cocinero mandándole una patada que el espadachín paró al desenvainar rápidamente una de sus katanas y en seguida comenzaron una pelea que el resto de la tripulación no tardó en ignorar. Total, siempre estaban igual.

- De todas formas, ha comentado que la maldición ocurre desde hace 30 años- la aterciopelada voz de Robin continuo la conversación- ¿Qué la inició?

-...Usted parece una mujer inteligente...- dijo algo esquivo el mesero- ¿Qué cree?

- Por los datos, diría que una chica de 20 años se suicidó en la Mansión von Klismman...

- ¡Robin, no digas cosas así con esa calma!- le regañó Nami.

- Así fue- le respondió más relajado el maduro hombre-. Loretta von Klismman, la hija del gobernador de la isla, se suicido hace 30 años en esa misma mansión.

- ¿El motivo?

- No pudo soportar...que su prometido la dejara plantada en el altar- la tristeza con la que el hombre dijo esas ultimas palabras no paso desapercibida para la arqueóloga-. Desde ese día, siempre ocurren desgracias cerca de esa casa, por eso ya nadie se acerca de ella. He oído decir que la mansión esta tal cual quedo ese día, con el banquete de bodas desplegado en el lujoso salón completamente engalanado para la ocasión.

- ¿Lujoso salón?- pregunto Nami con los ojos como Berris- ¿Quieres decir que los anteriores inquilinos no se llevaron sus pertenencias?

- Así es- siguió el hombre-. Cuando el gobernado descubrió el cadáver de su hija se volvió loco. Ella era su única heredera, su esposa murió cuando dio a luz y esa niña era su mayor tesoro. Cuando lo ingresaron, el servicio que vivía en la casa también se marchó con lo puesto, ya que aseguraron que su joven ama casi los mata cuando intentaron limpiar la casa.

- ¿Y eran muy ricos?- inquirió la navegante ignorando la parte que no le interesaba.

- Oi, Nami, es que no lo has oído- le dijo Usupp al cual el relato ya lo había hecho temblar como un flan-. El fantasma de esa desdichada chica vive en esa casa con ansia de venganza, ¿No pensarás ir a ro...- la boca del joven narigudo fue cerrada con fuerza por una nerviosa pelirroja.

- Jijijiji...que gracioso eres, Usupp, por supuesto que he oído ha este amable señor- dijo casi ahogando al chico- hay que tener más respeto hacia los demás, no es momento de gastar bromas...- con una ligera inclinación de cabeza la chica se dirigió al desconcertado mesero-. Muchas gracias por contarnos la historia, intentaremos no causar demasiado alboroto el tiempo que permanezcamos en la isla.

- No pasa nada- dijo con una amable sonrisa-. Hacia tiempo que no venia a gente con tanta energía. Eso siempre es agradable aunque la época sea mala.

El resto de la comida fue algo más animada al quedarse solos en el restaurante y comprobar que no eran una molestia para el amable hombre, así que pareció que el ambiente se relajaba. Luffy, Chopper y Usopp empezaron a pelear por la comida, Zoro y Sanji seguían peleando por sus habituales piques y Robin leía tranquilamente sosteniendo un libro entre sus mano mientras otros dos brazos que brotaban de la mesa le pasaban bocados de su plato. Nami revolvía pensativa su comida pero no se llevaba ni una cuchara a la boca.

- ¿En que piensas, Navegante san?- preguntó la hermosa morena sin alzar la vista del libro.

- En, nada, en nada, jijiji- rió nerviosa la navegante sobresaltada por la perspicacia de la morena.

- Pensé que no te gustaban los sitios peligrosos...

- ¡Ah!, no seguirás pensando en ir ¿verdad?- preguntó Usupp blanco como el papel al captar la conversación.

- Bueno...un vistazo no hace daño a nadie ¿verdad?- preguntó con inocencia la navegante.

- ¡Ni hablar!- bramó el narigudo- ¿Acaso no lo recuerda? - pregunto muy afectado y Nami lo miro desconcertada- Mi enfermedad de "no-puedo-entrar-en-casas-encantadas" podría empeorar y costarme la vida.

- Pues no vengas- dijo con total tranquilidad la navegante bajando los ojos ante la mentira del moreno-. Estoy segura que Luffy me acompañara de buena gana ¿verdad, Capitán?- dijo alegremente cuando vio al joven moreno con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos brillantes de emoción.

- Unga cazga mizgteriozga (Una casa misteriosa)...jijiji- dijo con la boca llena el muchacho del sombrero de paja-...tengoz queg vergla...jijii

- Aaah, donde vaya Nami san, voy yo...- dijo el cocinero con voz melosa y corazones en los ojos-. Yo te protegeré de ese terrible fantasma con mi amor...

- Mira que eres estúpido- refunfuño el espadachín girando la cara y volviendo a sus cosas (o lo que es lo mismo a beber como un cosaco).

- Entonces, decidido- dijo con energía la navegante pero sin alzar mucho la voz- Luffy y Sanji vendrán a "explorar" la casa conmigo y los demás esperareis en el Merry nuestro regreso.

-¿ Por si hay que salir corriendo si te pillan robando?- preguntó con veneno el espadachín y la pelirroja le saco la lengua.

- Por si hay que salir huyendo de los fantasmas...- dijo con inocencia la navegante- solo vamos a mirar.

- si, claro- bufó el peliverde captando la falsedad de las palabras de la chica.

Cuando acabaron de comer los grupos se dividieron tomando caminos opuestos y Luffy, Nami y Sanji se dirigieron a la Mansión von Klismman, la cual se encontraba en lo más profundo del bosque de cerezos.

Si la historia era cierta, después de 30 años la navegante esperaba encontrar una desvencijada verja y la hiedra creciendo por doquier y cubriéndolo todo pero cual fue su sorpresa cuando lo encontró todo maravillosamente arreglado, como en un sueño.

El enorme jardín estaba vistosamente engalanado con blancos adornos que evidencia la pronta celebrarión de una fastuosa boda y los ramos de flores cortadas lucían lozanos y frescos como si estuvieran recién colocados.

Los chicos recorrieron el limpio camino empedrado que conducía a la mansión de cuya fachada colgaban hermosos lazos perlados con la boca abierta y absorbidos por la visión de tan hermosa vista, paseando sus ojos por los setos cortados con formas de animales mitológicos, prestando oído al arrullo de las dos fuentes que reinaban en el jardín manando aguas cristalinas hasta que su vista se posó en el trabajado altar de madera que presidiría el enlace si este algún día hubiera de producirse.

-...Esto...no parece la obra de un espíritu resentido...- murmuró el rubio cocinero fascinado por el entorno-...más bien parece...como si se hubiera parado el tiempo...hasta que su amor cumpliera su promesa.

- Si, si, muy bonito...- dijo la insensible navegante rompiendo el paradisíaco momento-. Entremos a la casa. Quiero ver que tesoros esconde.

Agarrando de la mano a los dos muchachos la chica tiró de ellos hacia el interior de la mansión, a la cual accedieron sin ningún problema.

- A mi no me parece que aquí ocurra nada extraño- dijo Luffy algo aburrido cuando después de atravesar un par de salones seguía sin ocurrir nada.

- Y ¿que esperabas? - dijo con tranquilidad el cocinero encendiéndose un cigarrillo- ¿Cómo iba una hermosa doncella ser la causante de ningún mal? En los pueblos pequeños siempre se suelen inventar historias inverosímiles para dar explicación a sencillas verdades demasiado duras de asumir. La muerte de una chica joven es siempre una gran perdida.

- ¿Tú crees?- dijo Luffy desilusionado- Que rollo, entonces me vuelvo al barco a jugar con Usopp y Chopper.

Y tal cual lo dijo se dio la vuelta y salió de la habitación.

- Oi, Luffy...- lo llamó el cocinero y luego bufó al ver que había pasado de él-. Ah, maldito cabeza hueca, ya se ha olvidado completamente que hemos venido a escoltar a Nami- le dio una última calada al cigarrillo y lo apagó guardando el resto en su pitillera-. Todavía me preguntó que vena se me rompió para unirme a él.

Sanji se metió las manos en los bolsillo y miro alrededor en busca de su preciada pelirroja, pero la chica ya no estaba en la habitación, así que se dispuso a buscarla- ¡Nami san!- la llamó llevándose una mano junto a la boca- ¿Dónde estas mi preciosa pelirroja?

"Preciosa"

- ¡Nami san!- volvió a llamar el rubio- ¡No tienes porque esconderte, aquí esta tu caballero para protegerte de cualquier peligro!

"Siempre cuidaré de ti"

- ¡Nami san, no temas!- continuó el rubio mientras se asomaba a una habitación- ¡La fuerza de mi amor nos reunirá de nuevo!

"Te amo"

Una fuerte ráfaga de viento abrió de pronto uno de los grandes ventanales haciendo que Sanji se girara sobresaltado y al ir aumentando la fuerza del viento el chico se llevo las manos en cruz sobre la cara para protegerse.

- ¿Qué demonios...?- empezó a decir pero pronto se vio impulsado hacia atrás por una extraña fuerza que nada tenia que ver con el viento y se estrelló contra una de las estanterías quedando ligeramente aturdido.

- ¡Mentira!- el grito nacido del viento hizo abrir los ojos al cocinero que juraría haber captado un matiz femenino en él pero no vio más que una especie de niebla roja que se propulso tras el pesado mueble derribándolo sobre él antes de que pudiera reaccionar.

-¡Nami san, no temas! ¡La fuerza de mi amor nos reunirá de nuevo!

La navegante rodó los ojos al captar el lejano tercer grito del cocinero. Se había alejado revisando habitación tras habitación ávida de sed de dinero.

- Por el amor de dios- dijo por lo bajo mientras daba golpecitos en las paredes junto a los cuadros-. Sanji es muy manejable pero a veces no se si prefiero las maldiciones de Zoro a su empalagosa verborrea.

Un fuerte ruido sobresaltó a la chica que salió corriendo de la habitación para ver que había ocurrido y no tardó en llegar a la pequeña salita donde encontró el ventanal abierto y la enorme y pesada estantería derribada sobre el delgado cuerpo del joven cocinero. Suficiente para matar a un hombre normal y corriente.

- ¿Se puede saber que estas haciendo? - preguntó sin demasiada preocupación la pelirroja y como respuesta a sus palabras la estantería vibró ligeramente antes de ser apartada a un lado por el cocinero.

- Lo siento, Nami san...- dijo el chico incorporándose y sacudiéndose la ropa- No se que ha...¡cuidado!- Sanji empujo con delicadeza a la chica recibiendo él el impacto de la pesada lámpara al desplomarse.

- ¿ Qué esta ocurriendo?- preguntó asustada la navegante al no encontrar explicación a dos accidentes continuos.

- Parece que "algo" no quiere que estemos aquí- contestó el chico cerrando ligeramente el ojo al haberse abierto una pequeña brecha en la cabeza y sentir la sangre deslizarse hacia su campo de visión-. Deberíamos marcharnos, puede que después de todo lo que nos contó el mesero no sea una simple invención.

- ¡De eso nada!- dijo con decisión la pelirroja poniéndose en pie- Aun no he encontrado nada de valor, solo este pequeño medallón...- comenzó a decir tendiéndole el colgante al rubio pero apenas el pequeño objeto hizo dos oscilaciones un fuerte viento inundó la habitación de manera furiosa haciendo que ambos chicos se protegieran los rostros con los brazos al ser golpeados por todos los objetos que no estaban fijados al suelo.

- ¡Mío!- oyeron rugir al viento antes de que empezara a espesarse y a teñirse de rojo.

Entre sus brazos, Sanji pudo observar como la niebla formaba la inconfundible forma de una silueta femenina que se lanzó furiosa contra la navegante, así que con un rápido movimiento el chico se interpuso entre la chica y la niebla, abrazándose a la navegante.

 

Nami abrió los ojos temerosa al sentir que el viento de la habitación había cesado y los alzó para ver el dolorido rostro del cocinero, que tenia los ojos fuertemente cerrados y los dientes apretados.

- Sanji kun...- dijo suavemente la chica separando sus manos del pecho del chico que aun la abrazaba pero por alguna razón, el colgante que sostenía se había enganchado. Al mirar hacia el medallón, vio que este se había incrustado en el cuerpo del muchacho- ¿Te encuentras bien?- dijo soltando de inmediato el plateado objeto y separándose del abrazo del chico.

Este se desplomó sobre sus rodillas jadeante antes de empezar a abrir los ojos y comenzar a mirarse las manos como si fuera la primera vez que las viera. Tras unos angustioso segundos se silencio, una de las manos se movió con lentitud hacia su pecho donde, apenas rozó la herida, los ágiles dedos se enredaron en la cadena para arrancar el medallón de su piel.

Con gráciles movimientos, el colgante fue colocado entorno a su cuello mientras una inquietante sonrisa aparecía en sus labios.

- Mejor que nunca, Nami san- dijo con suavidad antes de alzar la vista hacia la chica, la cual se extrañó ligeramente al notar un matiz azul en el único que tenia visible-, mejor que nunca.

 

Caía la noche cuando navegante y cocinero regresaron al barco cargados con dos enormes mochilas. Usopp miro reprobatoriamente a Nami cuando todos fueron a recibirlos y más cuando la navegante se negó a enseñarle sus tesoros por no haber querido acompañarla.

Chopper se altero un poco al ver las heridas de Sanji, llamando a un doctor antes de caer en la cuenta de que él era el médico del barco y Luffy lo miró enfadado por haberse divertido con los fantasmas cuando le había dicho que la casa no estaba embrujada.

Solo dos personas encontraron extraña la aparición de los dos jóvenes. Zoro, sin apartar los ojos de las heridas del cocinero pensaba para si que debía estar terriblemente malherido si había consentido que Nami cargara una sola bolsa por poco peso que llevara; Robin con la vista fija en el medallón que colgaba del cuello del muchacho también tenia su propio pensamiento: algo tenia que estar muy mal en el cocinero para dejar que una chica cargara nada en su presencia por herido que estuviera.

El alboroto de la aventura se trasladó a la cocina donde Nami relataba con entusiasmo todo lo que había encontrado en la mansión y no había podido traer, mientras que Sanji apenas asentía con la cabeza cuando la muchacha le pedía que corroborara su relato, centrado como estaba en la preparación de la cena.

El pequeño incidente de la salita casualmente fue olvidado en la historia y la inexplicable excitación de la navegante atrayendo toda la atención durante la velada provocó que todos pasaran por alto el dato de que Sanji había llegado bastante magullado y así quedó casi como si hubieran ido de compras.

Como todos los días, una vez la cena había concluido, los chicos se levantaron dispuestos a salir rápidamente de la cocina antes de que Sanji nombrara al más rezagado para que lo ayudara a fregar los platos, pero para sorpresa de todos, aquella noche no salio ni un solo nombre de su boca, ni aun cuando el peliverde se había quedado expresamente para poder preguntarle por su estado sin que nadie se diese cuenta de que se preocupaba por él.

Las chicas ya habían abandonado la cocina cuando Sanji volvió a mirar por encima del hombro para encontrar al guerrero justo donde lo dejó.

- ¿Aún aquí, Marimo-kun?- dijo divertido el rubio comenzando a lavar platos- ¿Hay algo que quieras decirme o solo estas esperando que te saque a patadas?

- ...- el guerrero frunció el ceño enfadado por preocuparse por alguien como ese estúpido cocinero, así que recogió sus katanas y salió de la habitación, no consiguiendo una réplica que le agradase hasta casi alcanzar la puerta-. Deberías dejar que Chopper te revisara bien- dijo con tranquilidad mirando hacia cubierta-...debes haberte golpeado muy fuerte si de verdad crees que podrías sacarme de aquí a patadas.

Los pasos del espadachín se perdieron por el pasillo mientras los puños del cocinero se cerraban en discordancia con el ligero temblor que recorrió el delgado cuerpo.

Una risa cristalina y silenciosa manó de sus labios, una risa que poco se parecía a la de Sanji.

- Jojojo...que infantiles que podeís llegar a ser los hombres...- le habló a la nada el cocinero mientras miraba sus puños cerrados- ¿De verdad tu respuesta iba a ser "lo único que Chopper necesitara revisar son mis zapatos cuando tenga que recuperar tu cabeza de debajo de mis suelas"?- una carcajada surgió de nuevo de la garganta del rubio antes de poner un gesto serio y recuperar el control de sus manos, las cuales alzó a la altura de su rostro y observó mientras las movía con elegancia-. Realmente eres un hombre extraño...Estas tan...lleno de pasiones. Nunca antes había estado en un cuerpo como este...

¿Qué quieres de mi?

- ¿Querer?¿de ti?- preguntó al aire en una conversación aparentemente consigo mismo- Lo mas preciado que posees...- susurró deslizando sus dedos sobre un cuchillo y alzándolo hacia su propio cuello-...tu vida.

Siento lo que te paso. Alguien tan hermoso nunca debería conocer el dolor del rechazo.

- Cállate, ¿qué sabes tú de mí?- dijo lleno de ira recuperando trozos de la memoria del cocinero- ¿Crees que por oír esa historia ya puedes juzgarme?...Nadie puede comprender mi dolor...- el cuchillo se clavo ligeramente pero se detuvo ante las siguientes palabras del autentico Sanji, recluido en el interior de su propio cuerpo.

Si mi muerte sirve para paliar tu dolor, será un placer morir por ti.

- ¿Paliar mi dolor...? Jejejejojojo- comenzó a reír de nuevo retirando el cuchillo de su cuello- Así que...tu no temes a la muerte. No vas a llorar, ni a suplicarme para que te devuelva tu cuerpo...Entonces...¿Qué te parece si empiezo por tus queridos amigos?

Loretta san, por favor. No necesitas dañar a nadie mas. Deja a un lado tu rencor y déjame ayudarte, encontraremos la manera para que tu alma descanse.

- Silencio- sentenció-. Yo no quiero descansar. Tu...tu pecho rebosa ilusiones y sueños...al igual que tus compañeros. Yo también tenia un sueño...No quiero descansar. Dentro de un día voy a casarme. Tengo muchos preparativos que hacer...pero antes...Necesito que te quiebres como todas las demás y sé como conseguirlo.

Zoro aun le daba vueltas al extraño comportamiento del cocinero. Su silencio durante la comida, sus lentos movimientos, su mirada ausente. Era como si no fuese capaz de controlar su propio cuerpo, como si su espiritu se hubiera partido en dos.

- ¿Pero que tonterías estoy pensando?- se regañó a si mismo por estar tan pendiente de su nakama, y cerró los ojos en busca de una paz que pronto se vio alterada al oír los familiares pasos del rubio andar sobre cubierta, el crujido de las cuerdas al soportar el peso de aquel alto y delgado cuerpo, el inconfundible aroma a tabaco y colonia masculina cuando salvó la altura del cesto de vigía para quedarse parado a escasos metros de él. Su cuerpo se tensó de inmediato anticipando la pelea, sintiendo el familiar y placentero flujo de adrenalina embargarlo y la amarga sensación de la excitación recorrerlo- " Si tan solo no me provocara tantas sensaciones...podría tomarlo como a un rival más"

- ¿No se supone que el estar "ojo a visor" implica tener estos abiertos por si algo inesperado ocurre?- se burló el rubio con la vista fija en el espadachín mientras se apoyaba en el borde del "nido".

- ¿Has venido a decirme algo o solo quieres que te eche de aquí a patadas?- respondió con humor el espadachín citando la frase que minutos antes le había formulado el cocinero. Sus ojos, ahora abiertos recorrieron la figura del rubio en una rápida evaluación pero se detuvieron en la botella que portaba en una de sus manos.

- Dentro de unos segundos habré cumplido 20 años...- respondió con tranquilidad el cocinero alzando la vista hacia el cielo-...pensé que sería buena idea inaugurar mi aniversario con un brindis...y tú eres el único que sigue despierto.

¿Qué pretendes?

Al ver que había captado su atención, se llevó la botella a los labios, descorchándola con los dientes y tras escupir el tapón a un lado dio un largo sorbo, dejando que el carmesí liquido se derramara ligeramente por la comisura izquierda de su labio en cantidad suficiente para que creara un pequeño riachuelo que se deslizó suavemente por su cuello y se perdió por el interior de su camisa donde el espadachín no pudo seguirlo, momento en el que fue consciente de su ensimismamiento y apartó la mirada, agradecido de que su nakama no se diera cuenta de la atención prestada, al beber con los ojos cerrados.

Con un elegante movimiento, el rubio le tendió la botella mientras se acercaba con una fina sonrisa hacia donde el guerrero seguía sentado y en cuanto este se incorporó ligeramente para aceptar el verdoso vidrio los ágiles dedos del más delgado se deslizaron por su nuca atrayéndolo hacia sus labios.

Los ojos del espadachín se abrieron sorprendidos clavándose en el orbe visible de su nakama y el inesperado destello azul que vio en ellos le privó de la capacidad de reacción que habitualmente tenia dejando que el otro chico abriera su boca y vertiera en ella el dulce licor que inundó su paladar placenteramente y lo hizo vibrar ligeramente cuando en el proceso, la entrenada lengua del rubio rozo la suya durante un breve instante.

Cuando el cocinero se separó, el espadachín no podía estar más desconcertado.

- ¿Por qué...?

¡¿"Por qué..."?!¡¿Qué clase de reacción es esa?!¡¿Qué haces ahí parado que no me golpeas?!

- Jajaja...- la cristalina risa del cocinero hizo que el guerrero frunciera el ceño furioso-...No, no, no...Marimo-kun, no me malinterpretes. No me estoy burlando de ti...

- ¿Ah no?- dijo entre dientes el guerrero incorporándose- ¿Entonces que crees que estás haciendo?

- Digamos que...- una de las cuidadas manos de Sanji subió hacia su propia boca acariciando sus labios-...evaluaba tu capacidad de adaptación a una situación violenta.

- Déjate de tonterías, cocinero de pacotilla- respondió el guerrero aún aturdido por el beso y sin saber de que hablaba su nakama.

- Vamos, vamos...hagamos una tregua ¿vale?- rogó divertido el cocinero alzando las manos-. El que sigas ahí parado quiere decir que has pasado la prueba y tengo una proposición que hacerte...si quieres oírla.

- ...-

- Supongo que no soy el único para el cual viajar en un barco con dos chicas preciosas que no puedes tocar supone una tortura...

- No me pongas a tu altura...

- Guarda silencio- ordenó categórico y Zoro lo miró sorprendido. Habría jurado que algo rojizo había teñido por un instante la figura del rubio-. Lo que te propongo es muy simple...- el rubio acortó distancias pegándose al guerrero que se tenso cuando notó la mano del otro chico acariciando su entrepierna-...¿No estas cansado de jugar tu solito?- dijo usando un tono muy sensual.

Basta.

- Cuando desembarcamos puedes...- musitó el espadachín tratando de controlar la excitación que empezaba a apretar su pantalón. Aquello tenia que ser una broma, una broma muy pesada.

Basta, por favor.

- No es suficiente...- jadeó el rubio-...después de todo...tengo 20 años...

No sigas...

- Yo no necesi...-

No me hagas esto...no con él...

- Todos los hombres necesitamos esto- sentencio el cocinero poniéndose de rodillas ante el espadachín-. Para que veas que no me estoy burlando de ti...- continuo bajando la cremallera del pantalón del guerrero-...hoy yo seré tu juguete.

- Sanji...pa....- Zoro se inclinó hacia delante cuando sintió la calida boca del cocinero envolver su hombría-...ra...

¿Por qué...?¿Por qué no me detienes...Zoro?

Discernir si aquello estaba bien o mal se convirtió en algo imposible para el guerrero cuando comprendió que deseaba que aquello fuera algo más que un sueño o una maldición. Sentir aquellas inconfundibles manos sobre su piel desnuda apoyando las acciones de esa boca que tantas veces había deseado besar anularon su voluntad y su capacidad para responder como habitualmente lo hacía. Se había descuidado y le había permitido acercarse demasiado, ahora no tenia fuerza para recomponer sus defensas.

Haciendo uso de todas sus fuerzas una de sus manos terminó por soltarse de la madera para dirigirse hacia la cabeza rubia que imponía un cadente vayven sobre su miembro, y la maliciosa sonrisa que apareció sobre los labios del cocinero, al pensar el alma que lo poseía que sentiría un fuerte empujón para imprimir más ritmo a sus acciones se borró de inmediato cuando aquella fuerte y curtida mano sólo se apoyó en su pelo, acariciando sus cabellos.

-"¿Qué...?"- pensó desconcertado

¿Qué...?

Con una suavidad difícil de asociar al espadachín, aquella mano bajo hasta la nuca del rubio haciéndolo incorporarse y un profundo beso fue puesto en sus labios, de manera larga y lenta, hasta casi dejarlo sin respiración.

¿Desde cuando Zoro... besa tan...extraordinariamente bien...?

- Aun cuando Sanji estuviera realmente tan desesperado como para acostarse con un hombre...- musitó el peliverde al oído del cocinero cuando acabó el beso-...jamás me elegiría a mí como cómplice de sus secretos.

- Ooh, eres más avispado de lo que pareces...- se burló el cocinero.

- ¿Quién eres?- ordenó el espadachín- Dímelo.

- Loretta von Klismman...- dijo con orgullo el cocinero echando la cabeza hacia atrás con arrogancia-... Y tú, Marimo kun....estas muerto.

Zoro captó el brillo metálico del cuchillo unos instantes antes de empujar al cocinero hacía el mástil y alejarlo de él, pero el escaso espacio del que disponían para pelear no le libró de un profundo corte en su antebrazo.

- En el fondo, siento pena por ti...- dijo la chica dentro del cocinero-...amar sin ser correspondido es el peor de los castigos. Pero no temas...- dijo empuñando el arma-...yo te libraré de ese dolor.

¿Amar sin ser correspondido?...¿Zoro?...¿De que demonios hablas?

El rubio se tiró contra el espadachín que con facilidad esta vez bloqueó el cuchillo con su katana y con un fuerte movimiento lo volvió a lanzar hacia atrás. Con una furia desmedida, el cuerpo de Sanji volvió a embestir contra el de Zoro y éste con un simple movimiento lo esquivó y lo lanzó por encima del madero, haciendo que se estrellara contra la cubierta.

El impacto hizo vibrar todos los huesos del cuerpo del cocinero provocando dolor a ambas almas, y cuando tuvo fuerzas para volver a abrir los ojos, vio la figura del espadachín precipitándose sobre ella con la espada desenfundada.

- Es el fin...- jadeó antes de cerrar los ojos y oír el estruendo que el peso del espadachín formó al aterrizar sobre cubierta.

Impresionada por no sentir más dolor, abrió los ojos para ver el rostro del cuerpo que poseía reflejado en la katana que se había clavado a pocos cm. de su cara y con miedo los bajo hacia la figura que se encontraba aprisionándola encima de ella.

- Es imposible que tu puedas controlar ese cuerpo como él lo hace-susurró el espadachín antes de ordenar-. Libéralo.

- Eres...un demonio....- jadeó la chica-...todos en este...barco lo sois...

- Espadachín san...- la voz de Robin sonó serena desde la puerta que daba al dormitorio de las chicas y la cocina.

- ¡Pero bueno, os parece que estas son horas de armar tanto escándalo!- los regaño Nami.

- Nami san, Robin chuan...- casi suplicó de alivio el cocinero al verlas- el estúpido marimo....

- Seis Fleur- murmuró la morena y seis brazos sustituyeron la presa del espadachín que se retiró sorprendido.

- Robin...¿qué haces?- preguntó la navegante.

- Este no es cocinero san- le informó a su compañera.

La pelirroja miro incrédula la figura que estaba tumbada y aprisionada entre los brazos de la arqueóloga y luego miro al espadachín que asintió corroborando la información de Robin.

-Entonces...

-Loretta von Klismman- dijo el peliverde-. Ya te dije que este estúpido corría peligro.

- Pero como...

- Una posesión- dijo con tranquilidad la morena-. Es lo que ha estado pasando estos últimos años en el pueblo.

- Pero el mesero dijo...

- Si, la verdad es que es muy extraño- siguió pensativa la arqueóloga- No se mucho sobre el tema pero...es posible que algo haya cambiado sobre las últimas veces. Quizás el espíritu estaba especialmente furioso, algo funcionó como catalizador de poder...no sé- Robin miró a la pelirroja- ¿Sucedió algo extraño que no nos hayáis contado?

La pelirroja cerró los ojos e hizo memoria, recordando todo lo que ocurrió cuando fueron a la mansión y cayó en la cuenta de que había una especie de vacío desde que oyó a Sanji llamarla hasta que encontraron los tesoros. Se concentró en esos momentos y un enorme dolor de cabeza la envolvió pero aguantó hasta conseguir desbloquear esos recuerdos.

- ¡Si que sucedió algo!- dijo efusiva cuando consiguió acordarse de todo- ¡ Yo encontré un medallón y entonces oí un fuerte ruido! Cuando me encontré con Sanji vimos esa niebla roja de la que todos hablan y entonces...me atacó y Sanji kun se interpuso. Cuando abrí los ojos, el medallón estaba clavado en el cuerpo de Sanji kun.

Los ojos de todos se centraron en la camisa entreabierta del cocinero donde colgaba un pequeño medallón de plata. Robin se acerco a inspeccionarlo pero antes de poder poner un dedo sobre él, una fuerte ráfaga de viento la impulsó con violencia hacia atrás.

- ¡No te atrevas a tocarlo!- grito Sanji aunque en esos momentos no quedaba mucho de él. El ojo que tenia al descubierto lucia de un intenso azul impregnado de ira y sus cabellos se habían vuelto tan rojos como la sangre y caían en una larga cascada hasta el suelo, ya que estaba sentado. Si se enfocaba bien la vista, uno podía darse cuenta que más bien la imagen estaba superpuesta a la del cocinero, pero el esfuerzo de hacerse visible por parte de Loretta dañaba al cocinero, cuyo gesto de dolor fue captado a través de la visión por Zoro.- ¡Es mío!

- Robin, ¿qué podemos hacer?- pregunto ocultando cuanto podía su preocupación.

- Despertad al resto....- dijo su voz calma de siempre-...desde que oímos la historia me he estado preparando...podemos realizar un exorcismo y sacar ese alma de Cocinero san.

- Estas segura, Robin- preguntó preocupada la pelirroja pero la sonrisa de confianza de la morena le disipó sus dudas.

Sin esperar más instrucciones, Zoro se precipitó al camarote de los chicos y los despertó con esa delicadeza que lo caracterizaba, despejando a golpe a sus somnolientos nakama, los cuales fliparon en colores al llegar a cubierta y descubrir al furioso espíritu desplegando todo su poder.

- Navegante san, realiza este dibujo alrededor de cocinero san con la sal- ordenó la morena pasándole un trozo de papel a la pelirroja con un pentagrama dibujado-. Doctor san, Capitán san, Nariz larga kun y Espadachín san encended estas velas cuando yo os diga y colocaros cada uno en un vértice del dibujo. Tenéis que estar muy concentrados si no queréis que perdamos a cocinero san.

- Si- respondieron todos y se colocaron en sus puestos cuando Nami acabó de terminar el dibujo.

- ¡No permitiré que me expulséis!- grito Loretta- ¡No estropeareis mi boda!¡Él vendrá!¡Necesito este cuerpo!

El espíritu intento invocar el viento de nuevo pero el símbolo estaba listo y la sal no se movió de su sitio sino que comenzó a brillar cuando los chicos encendieron sus velas tras la señal de Robin.

La morena comenzó a entonar un antiguo salmo que hizo que la chica se retorciera de dolor y perdiera la capacidad para hacerse visible, quedando solo el cuerpo del cocinero doblado hacia delante en el centro del pentagrama.

- No...dejaré...que arruinéis...mi boda...- sollozó la chica dentro de Sanji.

Loretto chan...¿qué te ocurrirá si te expulsan de mi cuerpo?

-"Estoy demasiado lejos de la mansión..."- le respondió con tristeza al cocinero-"Desapareceré...para siempre..."- el dolor del ritual sumado al dolor de no poder seguir esperando a su amor hicieron que sus ojos se desbordaran en un amargo llanto- "Wulfrig..."

Aun sabiendo que moverse implicaría posiblemente su muerte, aun conociendo que un alma en pena no podía conocer la misericordia y que posiblemente seguiría año tras año sacrificando otras vidas por mantenerse en este mundo, Sanji no pudo quedarse a un lado mirando como una dama sufría.

Sin esperarlo, la cabeza del cocinero se alzó y Robin vio la familiar sonrisa del cocinero y ese profundo ojo negro clavado en ella con una sincera disculpa grabada en él.

- Lo siento, Robin chan- la voz del cocinero hizo que el espadachín sintiera un escalofrío que se potenció cuando sus ojos se cruzaron durante un segundo antes de que las potentes piernas del cocinero lo impulsaran fuera de la protección del pentagrama y se arrojara por la borda.

- El mar...- jadeo Robin cuando los brazos que sostenían al cocinero tocaron su elemento prohibido y perdieron sus fuerzas.

Zoro soltó la vela que sostenía corriendo hacia la barandilla y asomándose a las negras aguas consiguió vislumbrar a lo lejos la melena rubia del cocinero, nadando a buen ritmo.

- ¡Espera, espadachín san!- lo frenó la arqueóloga cuando anticipó sus intenciones de perseguirlo-. Cocinero san es un gran nadador y tu orientación en la oscuridad no es muy buena- dijo maquillando descaradamente la nula orientación del guerrero para que no se ofendiera-. Sabia que algo así podría pasar...conociendo el fuerte sentido de la caballerosidad que posee Cocinero san- los chicos se reunieron en torno a la arqueóloga para seguir escuchándola.

- ¿Y qué propones?- presionó el espadachín. Esa última mirada que el cocinero le había dedicado lo había dejado inquieto-"Parecía...una despedida".

- Hay otra manera de salvar a Cocinero san.

- Y ¿cuál es?- inquirieron todos.

- Hacer que el alma en pena...alcance la paz.

- Parece más fácil de decir que de hacer...- bufó impaciente el espadachín- ¿A qué te refieres?

- Espíritu san se encuentra aún en este mundo porque tiene algo pendiente...-siguió la arqueóloga

- Su boda- concluyó la navegante golpeándose la mano con el puño.

- Así es. Tenemos que solucionar su problema. Solo así dejará ir a Cocinero san sin daño alguno.

- ¿Y cómo hacemos eso?- preguntó Usopp- Si lo que quiere es casarse...No estarás diciendo que uno de nosotros tiene que...

-Jajaja, por supuesto que no- rió la arqueóloga- Espíritu san está ligado ha este mundo por un solo hombre. No va a aceptar un sustituto.

- Creo que olvidas el pequeño detalle que el mesero nos contó- ironizo el peliverde cruzándose de brazos-. Su prometido la plantó en el altar ¿No querrás que vayamos a buscar a un hombre que se largó de la isla hace 30 años?

- Si fuera algo imposible no os lo propondría, Espadachín san- dijo con dulzura la navegante-. Como ya dije, me he informado bien de la historia. Esos dos jóvenes parecían amarse sinceramente, los datos que he recabado me llevan a pensar que no había ningún motivo por el cual Prometido san no apareciese en la boda.

- Quieres decir...- comenzó a decir Nami.

- Que Prometido san no llegó a la boda porque no pudo, no porque no quiso- dijo desplegando un mapa de la isla y señalando un paso de montaña-. Ese día la isla sufrió un movimiento sísmico. En el paso de la montaña se descubrió un pequeño desprendimiento pero no se informó de ninguna víctima.

- Entonces, ¿qué iba a hacer ese chico ahí el día de su boda?- pregunto un muy incrédulo Usopp.

- "Love Potion"- dijo poniendo la foto de una hermosa flor roja cuyos pétalos se curvaban formando un corazón- Una extrañísima flor que solo nace en esta isla durante los primero días de marzo. Creo que era su voto de matrimonio y que Prometido san murió víctima del desprendimiento cuando regresaba al pueblo.

- Yo he visto esa flor antes...- dijo de improvisto el peliverde-...cerca de los restos de un puente.

- ¿En serio? Entonces es posibles que hayas dado con la tumba de Prometido san- dijo con alegría la arqueóloga- Si es así, nos hemos ahorrado perder mucho tiempo en su búsqueda.

- Robin...- dijo por lo bajo la navegante- ...la posibilidad de que Zoro vuelva a dar con ese lugar son casi nulas.

- Pues hoy debe ser la excepción, Navegante san- respondió la morena- porque solo tenemos hasta las tres de esta tarde para salvar a Cocinero san.

El sol se alzaba ya bien alto rozando el medio día cuando los agotados miembros de la tripulación de Luffy encontraron el lugar que Zoro había descubierto.

- Allí esta...- jadeó el espadachín cansado de subir y bajar la montaña, rodear el bosque varias veces y atravesar un par de profundas grutas-...Esa es la flor ¿no?

La arqueóloga se sorprendió de ver la flor creciendo en un recodo escondido de la luz del sol y con unas condiciones tan inapropiadas para tan delicado espécimen.

- Sin duda, ese el presente de Prometido san...

- Y ahora ¿qué hacemos?- preguntó la pelirroja desconcertada, hasta el momento no se había planteado que harían una vez dado con el sitio.

- Necesitamos que Prometido san le explique a Espíritu san porque no acudió a su boda.

-...neee...Robin...creo que ...has leído demasiado...¿cómo demonios vamos a conseguir eso?

- No es tan difícil- dijo con una sonrisa calmada la arqueóloga- Capitán san, ¿puedes traernos esa flor?

- ¡Yosh!- dijo Luffy calentando su brazo antes de lanzarlo hacia la cornisa contraria, pero cuando estaba por alcanzar la delicada planta un fuerte viento soplo retirando la mano del objetivo.

- ¿Os suena?

- Así que él también esta esperando poder cumplir su promesa...- murmuró el espadachín

- Todo lo que necesitamos es dejar que Prometido san tome prestado un cuerpo y cumpla su destino.

- Esta bien- dijo animado luffy-. Yo me ofrezco voluntario, jijiji

- Muchas gracias, Capitán san...- dijo Robin- ...pero me temo que para acercarte a esa flor, Prometido san debe sentir que es el cuerpo que necesita.

- ¿A que te refieres?- preguntó Usopp.

- Cualquiera puede conducir un espíritu lleno de ira...- explicó la morena-...pero cuando se trata de amor...hay que pagar con la misma moneda...

- Esta bien...- suspiró la pelirroja- ...pero no se si le tengo tanto cariño...

El movimiento negativo de la cabeza de la morena dejo desconcertada a Nami que siguió extrañada la mirada de su amiga cuando se clavó en el espadachín. Este se encontraba mirando fijamente la flor sobre el risco, mientras las palabras de la morena iban calando una a una en su interior.

- Será una bro....- antes de poder acabar la frase el peliverde comenzó a correr hacia el borde del precipicio y salto sin miedo hasta la cornisa opuesta, salvando el viento que se levanto ante la amenaza. Todos vieron sorprendidos como un remolino de aire envolvía al espadachín cuando estiro la mano para coger la flor carmesí.

- Ayúdame a recuperarlo...- suplicó el guerrero y el viento cesó de improvisto cuando el tallo se quebró bajo sus dedos.

- Capitán san...- dijo Robin cuando todo se hubo calmado- Tráelo de vuelta.

Sin esperar más indicaciones, Luffy estiró de nuevo su brazo enroscándolo en la cintura del guerrero y tirando de él, sin calcular demasiado bien, lo estrello contra sí mismo.

- Aaah tetete- dijo Luffy rascándose la cabeza- Ten más cuidado Zoro...

El espadachín no respondió a su nombre, se encontraba demasiado absorto comprobando que nada le hubiera ocurrido a su preciado tesoro.

- ¿Wulfrig Weller?- preguntó con dulzura la arqueóloga captando la mirada del peliverde- Hay alguien que le está esperando.

- ¿Qué hora es?- preguntó como si acabara de despertar de un largo sueño.

- Es tarde- lo apremió la morena- Debemos darnos prisa.

El gran reloj de cuco de la entrada dio la primera campanada anunciando las tres de la tarde y la puerta que comunicaba el jardín con el salón principal se abrió con gran estruendo estrellándose contra la pared y rompiendo los cristales.

Sanji, vestido con un nada favorecedor traje de novia se retorcía las manos furiosa mientras se plantaba frente al reloj.

- ¿Por qué?- musito con desesperación- ¿Por qué no has venido?

Han pasado 30 años...

- ¿Qué es...lo que he hecho mal?- una amargas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y a la segunda campanada tomo el cuchillo en sus manos.

No es culpa tuya...

- Wulfrig....- la tercera campana resonó en la casa y el cuchillo subió rápidamente hacía el cuello del cocinero pero antes de rozar siquiera su pálida piel una fuerte mano lo interceptó agarrándolo por el filo.

- Loretta...- la dulce voz que salía de los labios del peliverde poco tenían que ver con su rudeza habitual- ...Mi amor...Lo siento.

- ¡Wulfrig!- el ojo visible de Sanji comenzó a llorar pero esta vez eran lágrimas de alegría- ¡ Estas aquí!¡Eres tú!

El cuchillo se estrelló en el suelo cuando los brazos del rubio rodearon el fuerte cuello del guerrero y sus labios se juntaron en un intenso y anhelado beso.

El resto de la tripulación de "Sombrero de paja" contemplaba la escena con dispar expresión. Unos contentos por participar de un final feliz, otros avergonzados de ver a dos de sus nakamas profesándose tales acciones, otros encantados tanto por la visión como por el final...

- Loretta chan, Wulfrig san- interrumpió Nami cuando el beso entre espadachín y cocinero ya iba para un larguísimo minuto y medio-, les importa...liberar a nuestros compañeros. No creo que les agrade el que...bueno...

- Tienes razón, lo lamento muchísimo- se disculpó la chica-...se que...no tengo derecho a pedíroslo pero...

- Quisiéramos un último favor- concluyo Wulfrig-...dejadnos estos cuerpos un poco más...solo hasta que nos casemos...

- Creo que no es a nosotros a quienes debéis pedir ese favor, No creéis...- sugirió la morena.

- Aunque...- _Nami interrumpió antes de que formularan la petición-. Loretta chan, creo que tu vestido luciría mucho mejor...si te pasaras a mi cuerpo y dejaras a Sanji kun descansar de esta aventura. No creo que despertarse en un vestido de chica sea un buen regalo de cumpleaños para él.

- ¿De verdad harías eso por mí?

Minutos después, Sanji se encontraba descansando en una de las habitaciones de la mansión mientras el resto de la tripulación se preparaba para el particular enlace.

Realmente se encontraba agotado por la experiencia aunque no tanto como para no poder asistir al enlace. Sabía que era una estupidez tener esa presión en el pecho ya que realmente quienes iba a casarse no eran Zoro y Nami, sino Loretta y Wulfrig, pero eso no le hacia sentir mejor.

- Que estupido ¿no?- se burló de sí mismo- Solo...por un beso...

Un par de toques en la puerta lo hizo semiincorporarse en la cama y sus ojos se abrieron como platos al ver entrar a Zoro y cerrar la puerta tras de sí.

- ¿Te encuentras mejor, estúpido enamoradizo?- preguntó sin mirarlo

- ¿Qué...cómo...- Sanji no podía salir de su asombro- pero tú no...

- Wulfrig dijo que tenia problemas para mover mi cuerpo...- repitió la mentira que el fantasma le había dado a él para que pudiera estar a solas con el rubio- ...que prefería algo más pequeño y Usupp me reemplazó...

- Ah...

La corta expresión del cocinero hizo por fin levantar la cabeza al espadachín que esperaba algo como ¿Y por qué no me pidió a mi que te sustituyera? O ¿qué Usopp va a besar a Nami?

- Tú....- el espadachín ando hacia la cama del rubio, tenia muchas dudas y estaba más nervioso que nunca pero necesitaba saber. Se llevó una mano al cuello para liberar la tensión acumulada antes de continuar-¿...recuerdas algo del...tiempo que ella...?

- Todo...- sentenció el rubio buscando sus ojos y Zoro no supo que descifrar en aquella profunda mirada.

-Yo...

- ¿Es verdad?- preguntó sin rodeos el cocinero.

Zoro bajo la vista. Ya suponía que le molestaría y lo más seguro es que no volviera a dirigirle la palabra. Aun peor seguramente no volvería a acercarse a él, pero mentir ahora era una completa estupidez.

- Si...- musitó más que afirmó.

- Y cuando pensabas decírmelo

-A ser posible...nunca.

- Así que las peleas, los insultos...

- No quería molestarte...

- y ahora ¿qué?

- ¿Qué quieres decir..?.

- ¿Crees que puedes besarme de la manera que lo hiciste y luego pretender que todo siga igual?

- Yo...

- ¿Desde cuando hablas tanto?- la fina mano del cocinero se enredo en la camisa del guerrero y lo atrajó hacia él dándole un furioso beso-¿...es que todo lo tengo que empezar siempre yo...?

Una sonrisa de satisfacción apareció en los labios del espadachín una vez superada la sorpresa, y llevando sus manos a la espalda del rubio, para subirlas en una caricia hasta su nuca y cabello lo besó apasionadamente entregándole todo su interior, de forma cálida y húmeda, degustando el sabor de aquellos labios que tanto tiempo había anhelado, acariciando su lengua y enredándose en ella. En definitiva demostrándole lo que sentía sinceramente por primera vez en su vida.

- El año que viene...- dijo el cocinero cuando pusieron fin al beso para tomar un poco de aire-...quiero un cumpleaños normal ¿entendido?

- Lo que desees, mi amor.

Fin.

Notas finales:

Tenia varias historias para hoy, algunas mas fuertes que otras, al final me decante por el romanticismo porque la inspiracion para el lemon con el escaso tiempo del que dispongo no acababa de convencerme.

Asi que mis disculpas si os parece un poco suave la historia. A ver si con suerte, tengo listo el proximo capitulo de Jugando con Fuego y compenso este momento light, jajaja.

Un saludo y muchas gracias a tod@s los que me seguis leyendo. En especial a los que con sus reviews me ayudan a mejorar en este pasatiempo que tanto amo.


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