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Tus lágrimas en mi corazón por Woolita

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Notas del capitulo:

Hola, estoy muy contenta porque este es mi segundo fanfic. Es un monólogo por lo que se encontrarán con muchas "y" ya que es un recurso que queda muy bueno cuando se escribe este tipo de textos. Espero que les guste.

Besos, Woolita

 

Tus lágrimas en mi corazón

 

Otra vez me encontraba yo allí frente a él, mi adorado ensueño, mi meta, mi alma, mi todo, tan igual a mí pero mejor: con sus hermosos ojos profundos de color carbón que ahora se hallaban cerrados dejando apreciar en su total esplendor sus bellas y onduladas pestañas, su nariz del mismo tamaño que la mía pero extrañamente más sutil y delicada, sus labios carnosos y apetecibles que tantas veces me probaron haciéndome deleitar ante su placentero roce, y sus hermosos cabellos negros como la noche, finos y largos, atrayentes mucho más que los míos.

 

Él era mi calco, mi copia, tan igual físicamente pero mejor en todo, sencillamente perfecto. Dios realmente se había esmerado al crearlo, había puesto toda su dedicación en él, lo había retocado parte por parte alineando idealmente cada rasgo, cada milímetro de su ser. Pero había cometido el error de ponerlo en mi vida...

 

Yo sólo era un obsesionado y lo sigo siendo, mi pasión era él. Vivía y respiraba por su cuerpo, siguiendo sus pasos como un perro fiel, deseándolo desde las sombras como un pobre diablo. Juntaba sus miradas, sus sonrisas, sus enojos, sus locuras, todo lo que proviniese del nombre Itachi Uchiha yo lo aprisionaba en mi corazón y en mi vida saciando mi afán de él, mi deseo insaciable de que fuese tan mío como yo era de él. Pero ese hombre siempre iba delante de mí, remarcándome día tras día que él era completamente libre, como el aire o el viento, tan sublime, tan celestial e inalcanzable para un pobre infeliz como yo... aunque fuese su hermano.

 

Ahora acaricio su rostro que está un poco frío y contengo mi locura hasta el límite. Ha pasado demasiado tiempo, segundos, minutos, horas, meses... y nada cambia. Aún sigue ahí recostado, con su cuerpo y mente inertes, torturándome como siempre lo hace, y yo lo miro y me pierdo... me pierdo en su rostro inexpresivo, como de costumbre, tranquilo, pálido como si estuviera soñando algo hermoso y relajante... eso quisiera yo. Y fijo mi mirada en sus ojos y recuerdo cada vez que me observaba con ojos fríos, tiernos, enojados, de odio, amorosos, cálidos, perdidos. Y luego bajo hasta sus labios y recuerdo cada beso dulce, apasionado, amoroso, lascivo, lujurioso, tierno, demandante. Finalmente mis ojos llegan a su cuerpo bien formado, cálido y a veces tan brutal que desde pequeño él se ocupó de entrenar a su antojo, a sus mañas, a sus deseos más carnales, desesperados y oscuros que en el fondo sólo intentaban saciar su sed enloquecida de ser amado, querido y necesitado por algo más que su poder, él sólo buscaba a alguien que lo quisiese como yo, pero que se lo expresara.

 

Tantas veces me arrepentí de ser tan miserable como soy, de no haber sido capaz de decirle a su debido momento lo importante y valioso que era para mí, de abrazarlo, besarlo por mi propia decisión sin que me obligara, y demostrarle que no lo odiaba como el creía... como él siempre pensó.

 

Le acaricio el pecho firme y no puedo evitar revivir cada ocasión en que él me hizo suyo, me tocó a su manera, me besó a sus ganas y me probó a su antojo... un verdadero cielo para cualquier humano que pudiese experimentarlo. También siento su calidez, su protección, su fuerza infinita al sostener mi cuerpo sobre el suyo, sus caricias ágiles, su dulce roce que va desmarcando la línea entre lo terrenal y lo celestial, convirtiendo la experiencia en algo sumamente deslumbrante, excitante, adictivo, no hay verdaderas palabras para describirlo, es sólo "la sensación única de ser de Itachi Uchiha".

 

Soy conciente de mi locura, de mi obsesión enfermiza, pero tengo una excelente justificación, sólo hay que ver a la persona que yo idolatro para comprenderlo y experimentarlo.

 

Sé también que no merezco vivir, que no soy digno de estar a su lado, que soy egoísta terriblemente y la peor peste de este universo, que debería pudrirme en el fondo del infierno junto a todos los míos, por haber cometido el error más grave y la falta más imperdonable de lastimar de esta manera a mi amado hermano.

 

Intento superarlo, olvidarme por un momento para seguir cuidándolo con la mente fresca porque sé que es lo único que puedo hacer por él, pero no puedo perdonarme de haber sido tan estúpido de habérseme pasado por la cabeza la idea de querer vengarme de él ¿Cómo pude siquiera sentir algo que no fuese amor y deseo hacia su persona?

 

Aunque a veces estoy seguro de que no lo hubo un solo segundo en mi horrenda vida en el que haya dejado de amarle con toda mi alma, que si lo busqué para matarlo y le propicié todas esas heridas aún viendo que él no se defendía fue porque realmente quería que me pegase, que me diese sin compasión hasta matarme por haber sido tan estúpido de no haber ido a buscarlo cuando se marchó de mi lado aquel lejano día... cuando yo todavía era un niño.

 

Nadie en este mundo puede imaginarse lo mucho que lo necesité, que enloquecí de soledad, que lloré con sangre su ausencia por cada rincón de mi solitaria casa, y no me importó nada más que él porque a él solamente sé que le importaba yo. Porque él sí me lo dijo, una y otra vez me expresó su deseo enfermizo hacia mí, hasta el cansancio... él sólo tenía un defecto... él sólo cometió un error en toda su vida: enamorarse de una basura como yo. Jamás entendí por qué alguien tan perfecto, tan ideal, tan increíble llegó a amar a un ser infame y horroroso como soy yo, eso es lo único que me hace enfadar con él: que me ame. Porque no me lo merezco, porque debería destruirme y aunque lo intenta nunca lo hace, porque me hace sentir tan feliz cuando debería hacerme llorar hasta el cansancio, porque me protege aunque merezco que me arroje a una manada de fieras salvajes, porque me complace en todo siendo que yo... he hecho que él esté así. He sido capaz de herirlo, de insultarlo, de golpearlo, de maldecirlo, de dejarlo en este pobre estado inerte durante nueve meses... como un nacimiento... sólo desearía que él abriese sus ojos y me hundiese en un calvario eterno con sus hipnotizantes ojos rojizos, un infierno de pánico y sufrimiento en que él no exista... un mundo donde él no esté, ese sería mi castigo perfecto.

 

Sigo observándolo como si la vida se me fuese en ello, suspirando, todos los días, a cada momento, cada instante yo estoy aquí junto a él velando por su seguridad que es lo único que puedo hacer para valer un poco la pena, para gastar el aire que me regalaron en vano. Sumido en una alegría idiotizante por saber que ahora está conmigo y sólo para mí, pero a la vez una amargura descomunal al caer a la triste realidad  de que estamos en una enfermería, luchando por la vida que se va haciendo cada vez más intangible. Sabiendo que si a él le pasa algo yo me muero con él, porque soy suyo como tantas veces me lo ha repetido, y porque sólo valgo en su vida... en su mundo... y vuelvo a sentir que lo amo.

 

Desde que él está aquí cada vez lo siento más fuerte, como si el lazo que nos une se fuese acortando un poco a cada minuto, en cada vez que lo miro, lo besó, lo extraño... en cada momento... lo amo más... y me lamento por no habérselo dicho cuando pude.

 

Entran de pronto los médicos y quieren sacarme de aquí para que vaya a descansar, y como no me odian y me tratan con ternura y se preocupan por mí me lleno de indignación y de bronca, y sin ningún recato los insulto y hecho a golpes, cerrando de un portazo. No doy más... la culpa me come por dentro...

 

Ya no me aguanto, he estado luchando durante demasiado tiempo para no flaquear, para liberar toda esta presión que llevo en el pecho, todo este miedo y angustia por lo que le está pasando a él, porque no me merezco desahogarme sino que debería ser destruido por la culpa y el remordimiento. Mis sentimientos se desatan y lloro como nunca. Intento retener mis lágrimas que me calman profundamente y liberan mis nervios, para poder seguir sufriendo junto a él todo el dolor que le causé. Pero todo es en vano, soy demasiado débil, demasiado inútil y corro para abrazarme a ese cuerpo que custodio con tanto esmero, y lo abrazo mientras lloro como si me estuviesen desgarrando el cuerpo, gritando ahogado y desesperado me aferró con todas las fuerzas que me quedan a mi amor, derramando todas mis lágrimas sobre su rostro... regándolo con mi vida. Y él despierta.

No lo puedo creer, me parece un sueño, pero él despierta. Me mira con sus tiernos y profundos ojos incitándome a que le ame y yo sigo llorando como un imbécil sin comprender porqué no me odia, porque siempre me mira con esa ternura, con ese deseo, con esa calidez propia de él hacia mí.

 

-Te amo. Te amo con locura. Así que no mires así, ódiame, hazme sufrir- le grito

 

Él me sonríe y acaricia con ternura mi cabeza haciéndome llorar más

 

-Estúpido hermano menor ¿cómo quieres que te odie? Si aún siento tus lágrimas en mi corazón-

 

Y nos besamos como siempre, y hacemos el amor como siempre, y me ama como siempre, pero yo le digo ahora que lo amo como nunca antes.

Notas finales:

Por fis, escriban Reviews sobre el fic contando si les gustó o no, o cualquier comentario. Gracias a todos por leer y les deseo mucha suerte.

Sayounara. Besos, Woolita


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