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Xx Mi Dulce Pecado xX por Lady_Calabria

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Notas del fanfic:

OLAAAAAAAAAAAAAAA!!! weno...este fic no lo he preparado tanto como los otros...estaba viendo una pelicula que en verdad no tiene nada que ver...pero salió un cura...y pense  !!aja!!

mi mete perverse se puso a trabajar sola.

weno espero que les guste...si no...no escribiré más.

 

Notas del capitulo: bueno  ahí va...:S
 

CAPITULO 1

 

-Abuela…- empezó a quejarse el chico. Pero la anciana mujer le cortó con un gesto.

-Abuela nada-dijo ella- eres mi nieto y me vas a acompañar como todo un hombre que ya eres, Ariel- le dijo la mujer- ¡déjame presumir de nieto!

 

Ariel suspiró con resignación y le ofreció el brazo a su abuela, ella sonrió y se apoyó en él, pues debido a su edad no andaba tan ágilmente como antaño. Era una mujer de setenta y ocho años, de bondadosos ojos color azules llenos de alegría y energía. Aunque su cara estuviese surcada de arrugas la mujer tenía el espíritu de una jovencita, la mujer no paraba quieta, todos los días quedaba con sus amigas y se marchaban por ahí, también viajaban y quedaban con señores, viudos en su mayoría, como ella.

 

Ariel y su abuela se encaminaron hacia la iglesia de la santa trinidad. Ariel era un muchacho de quince años, sus padres trabajaban trabajando y se había ido a comer a casa de su abuela, lo que él no esperaba es que después le obligaría a ir con ella a misa. No es que Ariel no fuese creyente…pero, como casi todos los jóvenes, no le interesaba la religión.  Pasar el domingo en misa no era uno de sus planes, aunque pensándolo mejor, se dio cuenta de que no tenía otra cosa mejor que hacer.

 

Cuando la mujer se encontró con sus amigas Ariel lo vio venir, todas empezaron a decirle lo guapo que estaba, a estirarle de las mejillas y a preguntarle cosas hablándole como si tuviera cinco años.

El chico entró y se sentó a un lado, un poco apartado, mientras su abuela hablaba con su amiga de lo simpático que era un señor que habían conocido la otra noche…

 

A veces se comportaba como una adolescente.

 

Entonces, entre la multitud de gente, Ariel vio a una persona que le llamó la atención. Era un hombre más joven que todos los que estaban allí. Tenía el pelo corto y castaño oscuro, y unos ojos, que a la luz que entraba por las vidrieras multicolores, parecían del color del musgo recién cortado. Su piel era morena. Era alto y parecía musculoso bajo la sotana…si, sotana. Era un sacerdote.

 

**********************************************************************

 

Dorien miró a su alrededor, el padre Federico, el que oficiaba las misas estaba hablando con un chico. Decidió esperar y no interrumpir. En la pequeña iglesia solo había dos sacerdotes, él y el padre Federico, el más mayor y su mentor. Los dos vivían allí, pero apenas hablaban. …l padre Federico era bastante serio, aunque buena persona, y no siempre estaban de acuerdo conforme la manera de actuar del otro, no se llevaban demasiado bien.

 

Dorien miró hacia otra parte y se encontró con dos ojos claros mirándole curiosos.

El dueño de esos ojos que parecían ser grises era un muchacho de piel blanca y pura, de unos quince años.

Su pelo era rubio platino, muy claro y brillante, que parecía casi blanco con el sol. Era muy liso y le caía hasta los hombros en la nuca y luego hacia arriba un poco escalado.

Un par de mechones más largos enmarcaban su bello rostro.

Todo eso y el hecho que llevaba una camiseta blanca hacían que pareciera un Ángel.

  

El chico sonrió cuando el hombre le miró, fue una sonrisa de satisfacción y algo picara, que hizo tragar saliva a Dorien.

¿Por qué se ponía tan nervioso? solo era un muchacho. El hombre se obligó a mirar hacia otro lado, incomodo y consciente de que el chico seguía mirandole.

Por su mente cruzaron fugazmente pensamientos que le asustaron, eso no estaba bien.

 

********************************************************************

 

Ariel supo que estaba destinado a aquel hombre nada más verle, sintió algo que nunca había sentido, una sensación extraña y la inexplicable necesidad de saberlo todo sobre él…de besarle, acariciarle…

 

Frunció el ceño.

 

Estaba teniendo pensamientos impuros con un cura en una iglesia…eso debía de ser un pecado muy gordo.

 

Pero decidió algo, no pararía hasta estar junto a ese hombre…y si por ello debía arder en el infierno, que así fuera.

  

Durante toda la misa no prestó nada de atención al señor viejo y calvo que hablaba y hablaba, sobre cosas que no entendía y le aburrían. Estuvo todo el rato mirando a aquel hombre, estudiando sus movimientos y admirando lo atractivo que era.

Decidió que cuando tuviese oportunidad hablaría con él, quería saber como sonaba su voz.

 

La misa terminó y la gente se puso en pie, incluido el sacerdote, el chico se levantó de un salto dispuesto a correr detrás de él para que no se fuese, pero alguien le tiró de la camiseta, llamando su atención, se giró para ver quien era.

 

-¿es que no vas a ayudar a tu abuela?- le inquirió la anciana.

-lo siento abue- dijo él, ayudándola a ponerse en pie, cuando cumplió como nieto se giró, pero con decepción vio que el sacerdote ya se había ido.

 

-hijo….Ariel, ¿me escuchas?!Ariel! - le dijo la mujer y cuando perdió la paciencia le dio un suave empujón para que bajase de las nubles.

-eh, ¿si? abue- dijo el chico volviendo a la realidad.

-decía que si te venias conmigo o…

-vete con tus amigos abuela- le dijo el chico trazando un plan en su cabeza- yo me iré ahora de todas formas…he quedado- mintió.

La mujer pareció aliviada de poder irse con sus amigos sin dejar a su nieto tirado.

-bueno, pues cariño, un beso- le dijo plantándole uno en la frente.

-adiós, abue- dijo él.

Cuando su abuela se fue con sus amigos se volvió a sentar, pensaba quedarse allí hasta que el sacerdote saliese.

 

Para no aburrirse sacó su pequeño bloc, de tamaño bolsillo y se puso a dibujar garabatos.

 

Antes de que se diese cuenta toda la gente se había ido y estaba él allí solo.

 

********************************************************************

 

Dorien se quitó la incómoda sotana, bajo ella llevaba unos vaqueros negros y una camiseta gris, con el alzacuellos blanco, la única prenda que le caracterizaba como sacerdote.

 

Estaba pensando en aquel muchacho tan guapo por los pasillos. Ese chico le había hecho sentir sensaciones que no tenía desde que era un adolescente…Recordaba el nudo en la boca del estomago cuando la chica que le gustaba en su clase le miraba. Y había sentido ese nudo con el chico.

El chico.

Parecía un Ángel…tan hermoso…tan inocente…aunque sus ojos eran tan sensuales…

El hombre paró en seco. ¿Qué pensaba? No solo era un niño, era un hombre y además él no debería pensar esa clase de cosas, iban en contra de los mandamientos de dios.

 

Siguió su camino hacia la entrada cuando vio al chico sentado solo, con la cabeza gacha por lo que el pelo le tapaba casi todo la cara, solo dejaba ver sus labios rosados y dulces.

 

Dorian se quedó quieto mirando al chico, era la imagen perfecta para una fotografía, adorable, sensual, atrayente, perfecta.

 

Otra vez, se recriminó pensar esas cosas.

 

¿A caso dios le mandaba un ángel para ponerle a prueba?

 

Caminó hacia él y el chico levantó la cabeza al oír pasos, sus ojos se encontraron y los dos sintieron sus corazones dar un ligero salto.

El chico guardó su bloc en su bolsillo y se lo quedó mirando.

 

-hola- saludó el joven.

-hola- le respondió el cura, Ariel se dio cuenta de que su voz era tan atractiva como el resto del cuerpo del hombre, era ligeramente grave y un poco áspera, pero al chico le encantó. Dorien se dio cuenta de que el muchacho le miraba fijamente y se empezó a poner nervioso, así que añadió señalando a la puerta- eh…yo iba a cerrar la puerta…

-creía que la casa de dios estaba siempre abierta para todos- replicó el chico.

-y lo está- le dijo Dorien sorprendido por la salida del otro- bueno cuando te quieras ir llámame...- se iba a ir, ya se había dado la vuelta cuando el rubio dijo.

-no se vaya, padre, quédese conmigo.

Dorien le miró.

-¿contigo?

-si... ¿no quiere compañía? ¿no quiere hablar?- inquirió el chico con falsa inocencia.

Dorian lo pensó un poco, la verdad era que quería saber algo del rubio, se sentó a su lado.

Ariel se dio cuanta de la vestimenta del hombre.

-ya no lleva la sotana- inquirió sorprendido.

Dorien sonrió.

-no siempre visto así…solo en las misas. Es muy incómodo ¿sabes?

-oh…me gusta esta ropa más que la sotana, ¿sabe padre?- le dijo el chico inclinando un poco la cabeza- le queda mejor la ropa ajustada…deja menos trabajo a la imaginación.

 

Dorien se puso colorado, ¿Qué estaba diciendo ese niño? ¿Le estaba seduciendo?. Bueno, por él momento había conseguido que su corazón latiese más rápido de lo normal, que se sonrojase y sobretodo, que se pusiese nervioso.

 

-me llamo Ariel, padre- se presentó el chico con una sonrisa.

-¿Ariel?- preguntó él, intentando cambiar de tema- tienes nombre de ángel…

El chico alzó una ceja.

-¿si?- dijo como si dudara que él pusiese parecer a un ángel en algo que no fuese el físico.

-si…es un ángel de nuestro señor…

-no lo sabía…-dijo él acercándose.

Dorien se dio cuenta del movimiento del chico y se apartó un poco, el chico se mordió el labio inferior, y eso fue algo que al hombre le pareció tremendamente atractivo y sensual…Sin quererlo miró al chico de pies a cabeza. El cuerpo del chico era delgado, pero bien formado, de estatura más bien baja.

Ariel captó la mirada del sacerdote.

-Padre,¿ cree usted en el amor a primera vista?- preguntó Ariel.

-¿el amor?

-si, el amor… siempre he oído que las personas estás destinadas las unas a las otras, algo así como una media naranja que vaga por el mundo en busca de su otra mitad…hay veces que no se encuentran esas mitades…y acaban con otra mitad con la que no se sienten completas…pero también, a veces, las dos mitades se encuentran…entonces, sienten que vuelven a ser uno…- dijo el chico, mientras se acercaba cada vez más, hablándole de manera insinuante, acabó sentándose en sus rodillas y hablándole en el oído. Dorian no podía moverse, su cuerpo no le respondía a su mente que le decía que debía irse de allí y alejarse de aquella tentación pecaminosa, porqué en realidad no quería irse, no quería alejarse. Se estremeció, Angel sonrió complacido al sentir como se estremecía bajo su cuerpo y volvió a inclinarse hacia su oído- ¿sabe una cosa padre? Creo que usted es mi mitad…

 

Entonces se oyó un ruido cerca y Ariel se bajó de encima suyo, poniéndose en pie.

-bueno, padre, yo tengo que marcharme…mis padres se van a preocupar si llego tarde…hasta pronto -dijo y le dio un beso en la mejilla. El hombre seguía quieto como una estatua de mármol a tamaño real. El chico le sonrió y se marchó a paso tranquilo. Dorien se giró para verle marchar y, sin querer, le miró el trasero.

La temperatura de su cuerpo estaba por las nubes…pensamientos muy poco puros aparecían en su mente y se negaban a marchar.

El sacerdote reaccionó y miró hacia la cruz frente a él, de donde la estatua de Jesús parecía mirarle con reproche.

-señor…-susurró- perdóname. Ese niño es la lujuria…y lo más peligroso, es que pienso que tiene razón, porque yo también me siento una mitad de algo incompleto…señor…no me dejes caer en la tentación…

 

Notas finales:

si os gusta dejad reviews....no estoy segura de si lo continuo o no...todo depende de vosotros, y de vuestra opinion...

gracias por leer.


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