“La motivación es un estado intrínseco de las personas que las impulsa a actuar para lograr un objetivo o meta”
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-Hey Sasuke, ¿estás seguro de lo que quieres hacer? –dijo el chico pelirrojo que igual a la persona que había aludido tenía veinte años, sin mencionar su comentario con voz tosca y gruesa.
-Ya deja de entrometerte en lo que no te incumbe –esa era la voz del pelinegro con el rostro contraído de sigilosa contemplación, porque es que así era, él no estaba tan seguro sobre su ultima decisión, quizás por algo de nervios que nunca antes había sentido.
-Idiota… -musito el otro joven con el entrecejo arrugado y mirando al pelinegro –solo mírate, ni siquiera sabes que primer paso dar.
-Tú solo cállate. Esto no es un simple juego, tengo que mover bien mis fichas…
-Vaya Uchiha, ¿entonces es en serio? –con son de burla Gaara había fijado su vista al lugar en el que Sasuke desde hace quince minutos contemplaba, al parecer, sin pestañear –Aunque me pregunto… ¿Hasta que te lo tires una o cuántas veces?
Hurra, el azabache ante las ultimas palabras apartó su mirar inicial para enfocarse con sumo enojo, al chico que cuando querías no media sus palabras.
-No vuelvas a hablar así de él.
-Yo no me refiero a él, hablo por ti porque no me como el cuento de tu extraña energía por solo llamarle la atención.
-Verás, solo quiero hablarle.
-Entonces regresaré por ti dentro de una hora. Estás loco.
De tal forma un carro arrancó con un pelirrojo dentro y un pelinegro dirigiéndose muy decidido a una especie de escenario comunal.
“La motivación puede surgir de una necesidad o requerimiento que precisa ser resuelto”
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-Necesito tenerlo, necesito tenerlo, ¡diablos! Quiero tenerlo, ¿Por qué no simplemente dejas de jugar fútbol por un momento? –murmuro muy bajito para sí, aunque con el tono que hablo y si podía subirle de volumen quedaría como un demente ante todos los fanáticos (también dementes) que estaban allí prácticamente mirando a lo mismo que observaba el azabache.
Y es que corriendo tras un balón de fútbol, realizando un cabeceo de lado en donde todos los espectadores imposible aplaudieron, ensalzaron y alabaron sobretodo ante el gol anotado, haciéndolo también minutos después cuando el chico dio un salto de espaldas golpeando el balón dirigiéndolo hacia el arco en donde el arquero muy difícilmente paro la pelota y siguiendo con muy buenas habilidades tras driblar manteniendo bajo su control al balón, la cabellera rubia hasta se burlaba de los defensores del equipo contrario.
-¡Naruto dedícame un gol! –gritaba una entrometida (para Sasuke) chica pelirrosa.
-¡Já! Ni siquiera Kakashi puede detenerlo –decía orgullosa una mujer rubia de pecho exuberante.
El rubio que al parecer no tenía ningún otro deseo en la vida que el de perseguir una pelota y meter goles, era la admiración de un pequeño barrio al que por casualidades (o eventos desafortunados) de la vida, Sasuke un día se perdió.
Y el azabache si que se había sentido tan indefenso tal día y su inseguridad había aumentado al momento de darse cuenta que todas las casas padecían de soledad, ningún alma se asomaba por allí.
Pero yendo unos metro más escuchó el griterío de mucha gente como celebrando algo, y claro que sin mas remedio se dirigió hacia el sitio en donde se convirtió desde el primer momento de mirarlo, en otro fiel devoto del gran goleador Naruto Uzumaki.
De tal forma hasta el presente día (en total una semana ya) siguió tratando de venir a aquellos partidos de fútbol pero no motivado por lo mismo de todos los revolucionarios y eufóricos hinchas…
“Para que exista una motivación las personas deben orientarse hacia el logro de algo que les llame la atención o les interese”
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Porque es que Sasuke no veía al balón, no se fijaba en las rebuscadas porristas de alguna escuela cercana, no ponía atención al marcador que para esos minutos anotaba 3 - 8 en solo el primer tiempo, tampoco participaba en la creada ola con la que la gente se divertía y mucho menos se había dado cuenta que la hora limite otorgada por Gaara (como si fuera un pequeño a quien recoger) ya hace un buen rato había acabado…
Sasuke mantenía fija su vista en las exquisitas y fuertes piernas del rubio que corría sin cansancio, en el sudor que endemoniadamente tenía la dicha de resbalarse por la tostada piel, en el dorado y revoltoso cabello con mechones pegados a su frente, y en el uniforme un tanto improvisado en el que de vez en cuando alguna parte de la tela dejaba entrever una buena porción del cuerpo de tal jugador que bien podía ser un símbolo sexual internacional.
Así definitivamente, tan pronto acabara ese encuentro entre los dos equipos “Ramen” y “El equipo de Sai” el pelinegro se acercaría al rubio con el fin de hablar y desde luego solo un poco más adelante provocarle el hacer juntos sonidos mas excitantes de los que saldrían en una normal conversación…
“La frustración es la no satisfacción o el no logro de algo deseado debido a la presencia de alguna clase de impedimento u obstáculo”
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El pito del arbitro sonó afirmando que el final había llegado y todo, teniendo un ganador y un perdedor, acababa se quisiera o no.
Queriendo pasar desapercibido por las otras personas (aunque no queriendo para el rubio) Sasuke bajo las gradas en dirección contraría a los demás ocultándose en una especie de mural que citaba un graffiti del nombre del barrio, “Konoha”, y ahí quiso esperar que la aglomeración saliera como debería ser.
Y ya cuando iba quedando en el sitio unos cuantos sujetos que bien se podrían contar en una sola vuelta con los dedos de las manos, el azabache ubico a Naruto haciendo algo que no le gustó para nada…
El rubio se besaba con otro pelinegro de cabello más corto que el mismo Sasuke y que si recordaba bien era el capitán o lo que fuera del equipo llamado “El equipo de Sai”. Sin más consideración apretó sus manos formando puños muy briosos viendo alejarse su oportunidad de haber podido tener algo realmente interesante.
“La agresividad puede explicarse como la acometida o el ataque directo a la situación frustrante”
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-Sa…Sai, ya para. Aquí no –intentaba comunicar Naruto a quien ni siquiera era su novio, solo habían comenzado esa clase de mutualismo luego de cinco años de amistad.
-Pero me gusta esto –afirmaba Sai sin siquiera un sonrojo en sus mejillas como sí el rubio.
-Como sea, sólo deja de apretarme el trasero en público…
-Pero casi nadie queda –y sin previo aviso el pelinegro arremetió algo fuerte al rubio contra la banca que cerca quedaba. Naruto quedo sentado y Sai hizo fuerza contra el cuerpo contrario mientras no dejaba de besar con movimientos de por sí húmedos la boca del goleador.
Y podían seguir así si no fuera por la sed irremediable de cierto otro pelinegro por causar daño tanto físico como psicológico con toda la intención del caso.
En un abrir y cerrar de ojos Sasuke arremetía contra el cuerpo de Sai, lo había alejado de la banca lanzándolo lejos y alcanzándolo para golpearle sin reparo alguno el estomago.
-¡Oye tu maldito! ¡Para! ¿Qué te crees? –con rabiosa voz Naruto, aunque un tanto aturdido, se dirigió hacia el nuevo personaje que no pretendía dejar en paz tan pronto a Sai.
-¡¡Sasuke!! –la voz fuerte de Gaara retumbo en todas las paredes del amplio espacio haciendo que todo movimiento parase y todos, hasta el mismo Sasuke, giraran con cierto deje de miedo hacia el pelirrojo –Vamos… ¡ya! Estoy esperando desde hace mucho.
Y ahora ante la atenta mirada de odio que le otorgaba Naruto, Sasuke no rechistó la petición de su amigo aunque mientras se alejaba llevaba bien conciente en su mente que había metido la pata bien profundo.
“Los estados emocionales de las personas pueden expresarse mediante los cambios físicos, tales como verlas reír, llorar, gritar o golpear…”
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Y ahí encerrado horas después en su habitación, Sasuke se había reído como un desquiciado ante el recuerdo atormentador de su grandísima estupidez; había llorado o al menos dejado a que sus ojos se humedecieran por la perdida de algo debido a sus propios impulsos; había gritado repitiendo como desequilibrado “Sasuke-baka” y a todas las almohadas a su alcance había atacado golpeándolas como si fueran las culpables de todo.
“… como también a través de cambios a nivel interno como sentir el corazón latir mas de prisa, sudoración, etc.”
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Pero sin saber como ni cuando (luego de dañar todas las almohadas, es decir al día siguiente), el azabache se encontraba a las afueras de la cancha de fútbol sin saber muy bien que hacer, igual a como los días pasados realmente. Pero bien se había dado cuenta de que anteriormente no es que hubiese pensado con la cabeza fría esa rara obsesión por el rubio. Pero como fuera, solo quería ahora limpiar un poco su imagen quedada en Naruto.
Solo era unos cuantos pasos más para volver a verlo y ya sentía su corazón latir con fuerza además de cómo su cuerpo se sentía cada vez más caliente.
Y de seguro todo su interior se agitaría más tan pronto posara su vista en los cabellos dorados, pero apenas elevaba su pierna para seguir abrió con exceso sus ojos y todo dentro de él se revolvió. Un peligro se acercaba cada vez más hacia su rotro, o más bien, cuando se dio cuenta solo faltaba un metro que le impedía hacer algo.
-Cuidado -ttebayo!
Un balón de fútbol golpeó la cara del azabache.
“¿Se ha preguntado por qué en los museos hay avisos de No tocar? El impulso de tocar es casi irresistible. La manipulación es concentrarse en cosas determinadas que se quieren sentir, manejar, o con las que se desea jugar antes de sentir satisfacción”
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Ahora en casa de Naruto, una pequeña pieza con baño y cocina, Sasuke se encontraba desmayado por el fuerte golpe anteriormente recibido hallándose acostado en la cama del culpable de tal atrocidad.
Pero bien había que decir que el mejor jugador de fútbol en muchos kilómetro a la redonda, aficionado de todo corazón y sin duda alguna muy guapo, no era una persona menos fisgona e inquieta que los demás, sino todo lo contrario…
El azabache era alguien casi irresistible, o más bien muy irresistible a la vista de Naruto…
Por tales cosas un dedito del rubio hacía giros y giros encima de la piel exhibida de brazos y rostro del pelinegro, le alzaba las manos y revolvía sus cabellos. Se sentía fascinado por ese chico y es que desde que los vio algo sucedió dentro de él porque hasta ni siquiera siguió su jueguito con Sai… y se podría decir que este tampoco había querido seguir desde que vio a cierto pelirrojo.
De eso, Sasuke sintió un leve cosquilleo tanto en brazos como en cara y tras objetar que al parecer se encontraba en un lugar desconocido, abrió abruptamente sus ojos moviendo su rostro hacia la sombra a su lado y chocando sus iris negras con la mirada azul de la persona con la que bien podía jurar que hace un instante soñaba.
-¿Na…Naruto?
-Así es mi nombre –sonrío curvando demasiado sus labios –Siento lo de antes pero fue culpa de quien inflo el balón.
El pelinegro bufó como burlándose de la disculpa –Deberías fijarte mejor grandísimo dobe –y mil latigazos se había dado internamente porque nuevamente metía bien profundo la pata…
-¡Teme! No me trates de esa forma…
-¿Entonces porque me golpeaste? Por venganza de lo de tu novio, supongo.
-¡Ya te dije que no tuve la culpa! Pero, tú también deberías disculparte por lo que le hiciste a Sai…
-Cállate y ve con tu novio.
-Si no te haz dado cuenta esta es mi casa y no tengo novio –Naruto tenía arreboladas las mejillas, aunque mantenía una mirada desafiante y furiosa al observar al azabache.
Por el contrario a este último aquellas palabras fueron mejor que haberse ganado alguna lotería. ¡Su rostro cambio tanto! Y no importaba lo que ahora sucediera; por algo dicen que los hombres solo piensan en sexo, además la provocación dada por la simple presencia de ese rubio no era algo para pasar desapercibido y en tan solo el lapso de salto entre un segundo y el otro, la amplia camiseta con el numero siete estampado a la espalda perteneciente al rubio se hallaba lejos de su anterior lugar.
Naruto estupefacto pero sin oposición alguna sentía los besos de Sasuke haciendo un recorrido casi completo a todo su cuello y en definitiva la habitación se estaba volviendo muy sofocante y las cuatro manos ahora muy participativas realizaban caricias cada vez más intensas.
“La exploración y la curiosidad son motivos producidos por lo nuevo y desconocido, dirigiéndose las personas a un fin o meta definida que consiste en averiguar”
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La aceptación de Naruto a la situación (que hace mucho era lo que cruzaba por la mente del pelinegro) se demostraba en el permitir entrar a su boca los dedos largos de Sasuke para tan pronto hacerlo atraer el rostro contrario al suyo y besarle… ¡Cuanta piel por explorar!
Quería tocarle, verle y admirar por todos los ángulos y él si que era experto en lograr puntos desde cualquier esquina. Toques hacia todo lados fueron dados y sin cortesías comenzaron a quitarse la estorbosa ropa que faltaba.
Excitantes fueron esos primeros dedos en la entrada del rubio y con el tercero la garganta no podía hacer otra cosa que no fuera emitir gemidos. Adentro, hondo, afuera y otra vez moviéndose…
-Naruto eres mío… -y el rubio no pudo refutar tal afirmación tras estremecerse con la penetración que no había tardado más de lo necesario; las siguientes embestidas lo arrancaron del presente mundo llevándolo a otro mucho más espectacular.
La satisfacción del estado que generó el motivo disminuye la dinámica de las personas debido a que ya se ha conseguido lo propuesto a seguir o lo que se necesitaba”
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-Yo no soy de nadie y por favor no comentes esto con nadie más.
Sasuke tomo eso mal pero de inmediato se tranquilizo. Él se encontraba sentado en una especie de taburete secándose con una toalla su negro cabello ya que acababa de salir de tomar una ducha.
El rubio aún se hallaba sobre la cama acurrucado un poco y bien Sasuke sabía que tenía todo el derecho a pensar algo así, al fin y al cabo se había revolcado con un desconocido a quien debería de detestar por arremeter contra uno de sus amigos.
Y pues el azabache por fin había hecho con el rubio algo mucho más que sólo hablar…
Ni siquiera había movido muchas fichas para meterse en una cama con el rubio (momento glorioso para no olvidar) y ya no había que hacer más para comenzar. Aunque pasaba algo y era que Sasuke tenía un buen recorrido de saber sobre el rubio, lo había tenido mucho rato en sus pensamientos y hasta aquí no acabaría su cuento con este.
“Es posible que al satisfacerse se produzca un nuevo motivo”
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-Hey dobe, tengo hambre ¿Salimos a comer juntos? –y sin esperar respuesta levantó al rubio para que se arreglara.
Tenía muchas ganas de hacer miles de cosas con Naruto de ahí en adelante. Pero solo entre ellos dos y así la gente del barrio tendría que esperar varios días por su ídolo local.