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Dad por Lunatica

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Notas del fanfic:

Notas al final T_T Un fan fic muy corto.

Notas del capitulo: En México, hoy, el tercer domingo de Junio, se festeja el dia del padre.
 

 

 

    

 

     Y finalmente despertó, se dio la vuelta para enredarlo entre sus brazos y sentir su frágil cuerpo de porcelana atrapado contra su ser, medio dormido, medio inconciente, pero siempre para él.

 

Pero esa mañana hubo algo diferente, algo que lo puso en un plano humano y realista; esa mañana no estaba su cuerpo, ni su aroma ni su presencia, el se había ido.

 

Gaara se levantó lentamente, asimilando el lugar vació a su lado, mirándolo con pesadumbre inhumana que rebasa su propio vulgar razonamiento sobre los sentimientos, sobre la soledad.

 

Se da cuenta que es tan miserable, que es tan frágil y endeble como una hoja tirada al viento.

 

Y pese a su frialdad, a su forma de atacar la vida, el se desploma en ese lugar vació y llora por lo que perdió, por lo que nunca volverá y se aferra a las sábanas.

 

Las huele, las aprieta contra su nariz y las restriega sobre su cara, esperando que haya quedado algo de su aroma impregnado en ellas. Se entrega como un poseso obsesivo a ese pequeño minuto en el que siente, casi alucina que el aroma sigue ahí, aún puede apreciarlo, ese bálsamo tan de él, a rosas frescas, a sonrisa, a felicidad.

 

Se escucha a si mismo gimiendo desde el alma desgarrada, llevándose el silencio del lugar, y no tarda mucho en ser escuchado.

 

 

 

Un pequeño gemidito brota desde una canasta de mimbre bellamente decorada al lado de su cama.

 

Un ser que le ruega por alimento, por atención, por cuidados, por un beso que ya no llega, un abrazo tierno que le era dado religiosamente todas las mañanas y que prometía durar para toda la vida.

 

El pelirrojo entonces se da cuenta, otra vez, de la nueva realidad que se le presenta: y deja de llorar.

 

Se levantó de la cama, cobijado por la parte baja de una pijama y carga a ese pequeño ser humano contra su pecho.

 

La cubre con una manta y la arrulla hasta que el llanto cesa y solo queda una mirada expectante…

 

            -Aiko…-

 

Le dice al oído y la niña ríe, moviendo los brazos como sus débiles coordinaciones le permitieron. Ella es feliz.

 

Gaara la lleva por la habitación con una sonrisa, le toma la mano y deja que apriete uno de sus dedos y que intente llevárselo a la boca, sabe que Aiko es feliz, que es frágil y que necesita de él.

 

La mima, le da besos en cada parte de sus rojas mejillas y le habla con monosílabos para poder captar su atención.

 

Ambos están ahora solos, pero en su soledad, se tienen el uno al otro, y se quieren, se aman y así será por muchos años.

 

 

 

 

 

 

 

El pelirrojo la cambia, juega con ella y se pone uno de los piecitos de Aiko en la boca de forma juguetona, sonriéndole a lo que la niña se mueve hacia los lados intentando sentarse.

 

Pero ella es muy pequeña, aun no puede levantarse y no se sienta sin ayuda.

 

Aiko cumple tres meses

 

Dos meses que el se fue…

 

Dos meses que Lee murió…

 

Tres meses que ha sido padre.

 

 

 

 

 

 

 

  

Mientras la baña se da cuenta de las mil cosas maravillosas que heredó de su otro padre. El cabello negro, lacio y grueso, la pequeña boquita de tortuga y unos inmensos ojos negros expresivos y brillantes.

 

No puede evitar sonreírle.

 

Lee le dejó un pequeño clon de él, uno que puede cuidar por muchos años y que lo hará feliz, de eso Gaara está seguro.

 

Una niña saludable que le demuestra día a día que aun hay razones por las cuales vivir.

 

 

 

 

 

 

 

   

Entonces la carga sobre su pecho en una cangurera, lleva una mochila con todo lo que necesita y sale de su casa.

 

Indispuesto a quedarse otro día encerrado con las cortinas abajo y sin recibir el teléfono.

 

Lee odiaba eso, Lee odiaba la soledad y el silencio.

 

El pelinegro no hubiera querido que pasara así sus días, y mucho menos que embriagara con esa melancolía la vida de Aiko.

 

Mira hacia abajo para asegurarse que ella está segura y cómoda colgando de su cuello, y lo está, luego posa su vista en el horizonte, en la calle abarrotada de gente que lo mira por unos segundos y decide comenzar a caminar.

 

Hay muchas cosas que hacer, pañales que comprar y vida que vivir.

 

Aiko crece rápido, el tiempo pasa y el ha llorado lo suficiente por la única persona que amo y que decidió irse esa mañana de junio, con un suspiro y una sonrisa de fe.

  

Gaara y su hija se miran y se sonríen, ambos son parte el uno del otro.

  

Ambos comparten el gozo de estar juntos….

 

 

 

 

 

  
Notas finales:

Esto salió luego de leer un artículo en una revista sobre un señor que perdió a su esposa a los dos meses que su hijita naciera.

 

Me dio mucha tristeza, melancolía y solte unas cuantas lágrimas, entonces escribí esto, porque cundo sufro, me inspiro. No es un buen fan fic, no es interesante y le falta mucho como para ser emotivo.

Es solamente la forma en que veo una relación "Padre/Hijo"


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