Un niño de unos 7 años estaba sentado en la calle, solo bajo la lluvia. Era de cabello corto rubio y de ojos verdes. Miraba a la gente pasar, felices, y nadie le miraba ni le intentaba ayudar.
La tristeza le invadía y sentía como las gotas de la lluvia caía sobre él solitariamente. Siempre ha estado solo… Sus padres murieron hace poco y nadie le quería cuidar.
Comenzó a hundirse a la soledad hasta que notó como la lluvia dejaba de caer sobre él y una mano le ofrecía unos caramelos. El rubio miró hacia arriba para ver quien era, topándose con un chico de unos 13 años, de ojos negros y cabellera larga negra recogida en una coleta; tenía una sonrisa amable. De vestimenta llevaba la ropa de Chuunin y la cinta de Konoha.
-Toma estos caramelos y este paraguas –Dijo haciendo que el rubio los cogiera.
-¡Itachi! Vamos – Sonó la voz de un hombre.
-Voy –Le contestó.- Adiós chico –Dicho eso se fue corriendo para protegerse de la lluvia.
-“Itachi…” –Pensó el nombre una y otra vez, recordando esa bella sonrisa de ese muchacho.
El niño mientras caminaba cubriéndose por el paraguas del muchacho, iba comiendo con gusto los caramelos que le había dado. Los días solitarios fueron pasando, pero el rubio no paraba de pensar en ese chico de ojos negros, tenía ganas de verle y agradecerle el paraguas y los caramelos. Desde su aparición tenía más ganas de vivir.
Cada día, sin faltar uno solo, venían niños de la villa y pegaban al rubio sin remordimiento, llamándolo demonio, monstruo y otras cosas más.
El rubio no soportaba vivir así, pero por volver a ver a ese muchacho haría lo que fuera, así que comenzó a entrenarse para ser más fuerte y desaparecer de esa villa y algún día vengarse de esos niños que lo torturaban.
El tiempo fue pasando, 3 años justos, el rubio creyó que ya estaba preparado para iniciar su venganza, así que se sentó sobre una piedra, esperando a esos muchachos.
No esperó mucho, ya que vio a 3 chicos corriendo y tirándole piedras a la distancia, el rubio sonrió, de sus manos salió una boca, donde se fue comiendo las piedras que le tiraban esos niños.
-¡Muérete demonio! –Chilló un niño tirándole un kunai.
El rubio cogió el mango del kunai lanzado y lo lanzó hacia el niño que le había atacado, que con gran velocidad, le llegó al cuello matándolo.
-¡Déjanos demonio! –Chilló desesperado uno de los niños, que empezó a correr para huir.
El rubio sonrió para sacar un pequeño pajarito de su mano, que lo lanzó al niño que huía, que cuando lo rozó, explotó, así destrozándolo.
El último niño cayó al suelo por el miedo que tenía, miró a sus dos amigos muertos, las lágrimas caían por su rostro. Mientras miraba a sus compañeros muertos, notó como el rubio se iba acercando lentamente pero amenazadoramente. El rubio llegó ante el, mirándolo asesinamente.
-Déjame… -Suplicaba el muchacho.-¿Qué te deje? ¿Y lo que me hicisteis vosotros? Desde los 6 años habéis venido cada día, sin faltar uno solo… Veníais a torturarme, insultándome… Ahora es mi venganza y en la vida os lo perdonaré –Dijo con los ojos brillantes por las lágrimas.- Este es tu fin –Dicho eso, de su mano salió un pajarito más pequeño que el anterior, hizo abrir la boca del último niño y se lo hizo tragar.
Al hacérselo tragar, dio un salto hacia atrás y acto seguido, el niño explotó en pedazos. El rubio sonrió satisfecho, limpiándose la sangre del último niño.
Escuchó voces y pasos de adultos.
-¡Asesino! ¡Fuera de esta villa! –Dijo un hombre mayor, que le tiró una bola de fuego, que le hirió en el ojo izquierdo.
El niño no se paró a sentir el dolor, ya que tuvo que salir corriendo de la villa, ese día lo habían desterrado de la villa de la tierra.
Y desde ese día, decidió buscar al muchacho de ojos negros, el único que le hacía pensar en algo y le hacía sentir las ganas de vivir.
Continuará…………..
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español