Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Destiny por Lunita

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto

Notas del capitulo:

Bueno, aquí vuelvo con otro fanfic Sasunaru. En principio quiero advertir que este fic NO tendrá lemon. Si más tarde cambio de idea lo avisaré en las notas del capítulo. Últimamente estoy muy ocupada y no sé cada cuanto podré actualizar, sólo os pido que tengáis algo de paciencia.

También quería comentar que acabo de abrir un blog. Todavía no he podido escribir nada en él, pero voy a tratar de hacerlo esta tarde cuando tenga un rato libre. Si a alguien le apetece echarle un vistazo este es el link:

http://fightingdreamer.hazblog.com

Dicho esto, espero que os guste; me ha llevado el doble de trabajo escribir este capítulo que los otros. Gracias por leer.

P.D: onegai, pasaos por las notas finales.

Primera parte

Era una noche muy oscura y fría. El viento azotaba con fuerza las copas de los árboles, que bailaban a su compás. La oscuridad se apoderó de las calles de la villa de la hoja, que a estas altas horas de la noche estaba desierta. Todos dormían ya. Todos, menos yo. Era consciente de lo que me jugaría al día siguiente y por eso mi mente me atormentaba constantemente ¿Y si algo salía mal? Cualquier mínimo fallo significaba el fin.


Me llamo Uzumaki Naruto, soy un ninja de esta villa, conocido por tener el pelo rubio dorado, los ojos azules como el cielo, la tez tostada, tres marcas a cada lado de la cara similares a los bigotes de un zorro y principalmente, ser la persona más cabezota y perseverante de la faz de la Tierra. Y eso fue, mi cabezonería lo que nos va a poner en peligro a mis amigos y a mí; a estar en esta lucha; para muchos sin sentido, para mí, totalmente lógica.


Pensé y reflexioné de nuevo sobre en plan que habíamos trazado. Si había algún tipo de error quería darme cuenta mucho antes de ponerlo en marcha para poder solucionarlo, pero no, no encontré ninguno.


Suspiré relajado. Si todo iba según lo previsto, al día siguiente a esta misma hora ya habríamos traspasado las lineas enemigas. Empezaba a estar muy nervioso; tenía el pulso muy alterado.


-Pensé que todo el mundo estaría dormido a estas horas -comentó una voz grave, potente y muy masculina desde la derecha.


Miré de reojo a la persona que había hablado. Era un hombre aparentemente joven, alto, de esbelta figura, tapado de arriba a bajo con una capa negra que ondeaba suavemente. Tenía una pinta realmente extraña, que incitaba a desconfiar y más aún tras esa frase ¿Sería quizás un ladrón? ¿Un criminal? No, ninguno de ellos actuaría de esta forma.


-Cuánto tiempo... ¿No, Naruto-kun?


Esta vez giré completamente la cabeza para mirarle. Me recordaba a alguien, pero no lograba adivinar a quién.


El encapuchado sonrió de medio lado y se sentó junto a mí en el banco. Le observé atentamente. Su forma de moverse... había algo en él que me decía que le había visto en poco tiempo.


-¿Sigues sin reconocerme? Esperaba que tuvieses mejor memoria -dijo, y elevó una mano con lentitud hasta su capucha y la retiró, dejando un rostro que nunca pensé que volvería a ver.

-¿¡Itachi!? -exclamé- ¿¡Qué haces tú aquí!?

-Tranquilo, sólo he venido a hablar y baja el tono de voz que es tarde -se calló por varios instantes, que hicieron que el ambiente se volviese un poco tenso- creo que hay algo que debes saber-continuó- Todavía sigues buscando a mi ototo, ¿verdad?

-No tengo por qué decirte nada -comenté malhumorado.

-Yo tampoco, pero si quieres que vuelva, te hace falta saber lo que yo sé -afirmó.

-¿Y tú en qué te beneficias? -pregunté irónico.

-Eres astuto, zorrito, he de reconocerlo. Pero simplemente no me conviene tenerle pegado a los talones ahora mismo, eso es todo -comentó con tono divertido- de todos modos, entiendo que desconfíes de mí.

-Está bien ¿Qué es lo que me tienes que decir? -pregunté, esperando acabar pronto. No creía en ningún momento que lo que me dijese me fuese a ayudar.

-Relájate, tómatelo con calma... vosotros no sabéis aprovechar y disfrutar de la paz. Todo el mundo da por cerrado el caso del asesinato el clan Uchiha ¿No es así? Si supiesen la verdad... -murmuró.

-¿De qué hablas? -pregunté perplejo.

-De nada. Sólo fue un pequeño recuerdo. A lo que iba, la estrategia que estáis utilizando es totalmente errónea -comenzó a explicarme- a Sasuke sólo le podrás traer por la fuerza y usar técnicas físicas contra un Uchiha es inútil. Podría llamarse suicidio.

-¿Y entonces qué quieres que haga? ¡No puedo quedarme de brazos cruzados!

-Naruto, tu única oportunidad es que utilices una técnica ocular más poderosa que la suya.

-¡Qué no soy un Uchiha!

-¡Baka! -saltó, golpeándome en la frente con dos de sus dedos- tú tienes unos ojos muy poderosos, incluso más que los míos. Sólo tienes que aprender a utilizarlos -añadió con una extraña sonrisa, algo siniestra. Mientras me sobé el golpe con una mano.

-¿Pero cómo...?-traté de hablar.

-Es algo que debes descubrir por tu cuenta -me interrumpió- te saldrá cuando menos te lo esperes.


Se puso de pie, mientras el viento revolvía sus largos cabellos azabaches, recogidos en una coleta baja, que contrastaba a la perfección con sus finas pero varoniles facciones, sus ojos negros y su piel pálida. Ajustó su capa y se colocó la capucha.


-Naruto, tráele de vuelta y no dejes que le ocurra nada. Todo irá bien si se está quietecito. Y por cierto, si alguien te pregunta, nunca hemos tenido esta conversación. Ya nos veremos... o eso espero -me dio la espalda y comenzó a caminar con paso lento.

-¡Espera!-grité, pero por mucho que le busqué por todas partes no le encontré. Se había desvanecido con el viento. Se había ido.


-xXx-


Aquel momento ahora mismo parecía tan distante que ni si quiera me parece real. Mejor dicho ni si quiera me parece real lo que estoy viendo. Tres años, tres largos años buscándote y ahora que te tengo frente a mí no puedo creerlo. No sabes cuánto te he echado de menos... Sasuke.


Era ya de día y el sol brillaba en lo alto del cielo, haciendo que todo lo que estaba debajo de su luz resplandeciese con un brillo especial.


Te miré y sin que me diese cuenta, te colocaste a mi lado, con una mano sobre mi hombro. Ya no sé cómo sentirme; no sé si moriré de lo emocionado que estoy por verte o de lo triste que me encuentro de que sea de esta manera ¿Por qué me odias? ¿Por qué te haces esto?


-Esta vez, por capricho mío... morirás-dijiste mientras desenvainabas tu katana y te ponías en posición de ataque. Eso es lo único que dices, que quieres acabar conmigo. Mis compañeros no están aquí para protegerme, posiblemente estén heridos o muertos ¿A qué esperas, Sasuke? No pienso moverme ni huir. He decidido que mi vida ya no vale la pena. Tú ya no eres la persona que conocía...


Ya casi puedo sentir el filo de tu espada contra mi piel y como mi sangre, que está ardiendo en mi interior, se escurrirá y se deslizará por su hoja como la de tantos otros. Para ti sólo seré un asesinato más que cargar a tus espaldas, nada más...


Sin embargo ese contacto no llegó a producirse. No sé dónde estoy, no hay más que oscuridad.


Todo ha desaparecido de pronto ¿Me habré muerto? No, creo que no. Si sólo unos ojos puros pueden ver en las tinieblas sin quemarse ¿Por qué no soy capaz de ver?


Sasuke apareció de la nada, huyendo de mí. Corrí tras él, pero de repente todo volvió a cambiar; fue como si hubiese abierto los ojos. Me siento extraño. Estoy tumbado en el suelo, sobre un campo cubierto de hierba, donde sólo hay cielo y tierra. Nada más, ni nubes, ni árboles... nada. Sin embargo, sopla una agradable brisa, fría, gélida, que hizo que me estremeciese varias veces. No hay ni un alma por los alrededores y eso me da miedo ¿Volveré alguna vez a ver a mis amigos? Un sentimiento de soledad empieza a invadir mi cuerpo ¿Qué hago?


Pasé mucho rato allí tumbado, pensando y meditando con calma lo que podía hacer. Decidí recorrer la extensa llanura por el mero hecho de distraer mi mente y comprobar si había alguien por los alrededores.


Tras un buen rato caminando, la temperatura empezó a aumentar cada vez más deprisa y no había rastro de sombra alguna, ni si quiera en la lejanía, hasta donde alcanzan a ver mis ojos.


El aire pronto se volvió cálido como si estuviese en el desierto y la hierba que estaba a mis pies comenzó a quemarme, como si estuviese en llamas. Dí varios saltos, tratando de huir inútilmente de aquella sensación.


La escena volvió a cambiar. Estábamos de nuevo frente a frente Sasuke y yo. Le miré extrañado, ahora no había nada más a nuestro alrededor, sólo una especie de luz que iluminada y cubría todo lo demás.


-Naruto, mírame -me ordenó el moreno segundos después. Su voz resonó formando un eco. Me quedé observándole un rato, hasta que empezó a acercarse a mí.

-No, así no. Mírame de verdad -pidió con un leve murmullo, que pareció un ruego-  necesito que me comprendas, porque tú eres el único que puede hacerlo y en quién confío -agarró mi cara con sus dos cálidas manos y fue fusionándose conmigo, convirtiéndonos en un sólo ser. No me lo podía creer. Aquello era descabellado, simplemente no podía ser real.


Y de pronto la escena volvió a cambiar.


Desperté de un modo extraño. Me froté los ojos y observé mi entorno. Estaba en el mismo lugar que al principio. El cielo ya estaba cubierto por un color azul marino intenso y miles de estrellas brillantes que centelleaban levemente.


Me levanté instintivamente. Sasuke esta de pie, estático, a un par de metros de mí, respirando profunda y entrecortadamente.

-¿Cómo...? ¿Cómo has hecho eso? -murmuró con voz ahogada.


Le miré preocupado. Ni si quiera sabía lo que había ocurrido.


Establecí un extraño contacto visual con él, al cruzar mis ojos con el sharingan. Noté como mi cuerpo empezaba a pesarme más de lo normal. Comencé a respirar más hondo. Era como si hubiese olvidado como debía llegar el aire a mis pulmones. Comencé a asustarme y lo peor de todo es que sabía que nadie me iba a ayudar. El corazón volvió a latirme muy deprisa; la sangre ya no me llegaba a los músculos. Me sentía cada vez más nervioso. Me dí cuenta de que Sasuke estaba experimentando algo parecido, pues ambos comenzamos a tambalearnos, amenazando con caer al suelo ¿Qué estaba ocurriendo? Era como si el contacto visual estuviese debilitándonos.


Mi visión comenzó a nublarse. Ya ni si quiera podía ver con nitidez el cuerpo de mi compañero. Estaba hecho un lío, nadando en un mar de confusión del que me era imposible salir. Sabía perfectamente lo que iba a pasar, lo sabía de antemano. La muerte me estaba esperando.


Empiezo a estar muy cansado, no aguantaré mucho. Lo noto. Ya no logro distinguir nada, sólo veo una enorme mancha borrosa. Es más, mis párpados ya no me responden. Traté por todos los medios mantener mis ojos abiertos, pero se resisten. Cada vez van aumentando la presión para cerrarse mientras que mis fuerzas caen.


Ya no puedo más, este es mi fin. Mi vida acaba aquí. No he sido hokage, no he salvado a mi mejor amigo y ni si quiera he podido cumplir mi palabra.


-Sasuke, te lo ruego... no te vayas.



Segunda parte




Una extraña lux me despierta con brusquedad. Abro los ojos lentamente. El lugar donde me encuentro es extraño, las paredes están pintadas de blanco y no hay ni un solo mueble a parte de la cama en la que estoy tumbado. Mi vista no está bien del todo, pero aún así pudo distinguir las figuras de tres personas. Entrecierro los ojos y bajo la mirada.


Ha vuelto a huir.


-¡Naruto!-exclamó la voz de Sakura al ver que estoy consciente, abrazándome posesivamente. Sakura es una chica delgada, de pelo corto y rosado, piel clara y ojos de un color verde hierba, que resalta sus finas y femeninas facciones- Naruto, no sabes cuánto me alegro de que estés bien -dijo soltando unas traviesas lágrimas que escapaban de sus ojos.

-¿Qué ha pasado? -logro mustiar, ignorando el comentario. Mi vista por fin comienza a aclararse y ya puedo observar el rostro del capitán Yamato y de Sai.

-No lo sabemos, Naruto-kun -respondió mi capitán, un hombre alto, fuerte, de ojos negro y pelo corto y castaño-os encontramos a Sasuke y a ti inconscientes.

-¿¡Sasuke!? ¿¡Dónde está!? -pregunté exaltado, desprendiéndome del agarre de Sakura.


Los dos se callaron, meditando una respuesta adecuada.


-Se están haciendo los preparatorios para su juicio -respondió Sai sin pudor alguno. Es un chico alto, de pelo y ojos oscuros mientras que su piel es extremadamente pálida-por desgracia no pinta bien la cosa.

-¿¡Dónde está ahora mismo!? -pregunté más agresivo que antes.

-Naruto, cálmate -habló Sakura- ahora debes preocuparte por ti mismo.

-¡No me calmaré hasta que sepa dónde está!

-Ahh -suspiró el anbu- está en una celda de máxima seguridad en la cárcel de la hoja.


Me quedé quieto unos segundos. Los demás me miraban desconcertados, esperando mi reacción. No pude soportarlo más y tras dar un bote en la cama, salí corriendo por la ventana mientras ellos me seguían. Tenía que hablar con Tsunade ahora mismo ¡No pueden encerrarle! Sasuke no es un criminal, simplemente está confundido. Alguien tiene que abrirle los ojos cuanto antes, aunque sea a la fuerza.


-xXx-


-¡Oba-chan! -grité al entrar en la celda en la que se encontraba Sasuke. Sin embargo me sorprendió ver que el ojinegro no estaba tras las rejas, sino que estaba sentado frente a Tsunade  en una mesa. Ambos se giraron para verme.

-Naruto, Sasuke y yo tenemos algo muy urgente de lo que hablar en este momento.

No tenía intención de irme, pero tras ver la fría mirada de mi “amigo” decidí acatar las órdenes y salí de la sala. Nada más cerrar la puerta, no pude evitar mirar por la cerradura.

-Mi oferta es sencilla -habló Sasuke, que estaba de espaldas a la puerta- os ofrezco toda la información que poseo a cambio de mi libertad.

-No tengo ninguna garantía de que tu información sea cierta. Podrías estar llevándonos a una trampa -habló la rubia desconfiando de sus palabras.

-Verifícala si quieres o contrástala con la de otros ninjas.

-De todos modos, no puedo olvidar el hecho de que seas un ninja renegado. En otras palabras: alta traición -apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó los dedos, pensativa. Después de reflexionar sobre la situación volvió a hablar- Te diré lo que haremos: nos darás toda tu información, prestarás servicios sociales, estarás bajo libertad condicional y no saldrás de la villa bajo ningún concepto.

-Necesitaré salir de la villa -replicó.

-No hasta nueva orden. Has traicionado a tu villa. Tendrá que pasar mucho tiempo para que podamos volver a confiar en ti- Tsunade le dirigió una mirada severa mientras el Uchiha abandonaba la celda acompañado por dos anbus.

Tuve el tiempo justo para evitar que me golpease con la puerta.

Ni si quiera me miró. Avanzó con pasos lentos por el pasillo hasta desaparecer por las escaleras.

-Estás preocupado por Sasuke, ¿Verdad? -preguntó Tsunade estando a mis espaldas.

-No no. Al fin y al cabo, él ya es mayorcito -dije, tratando de convencerme a mí mismo.

-Será interrogado como espía, no como criminal. Puedes estar tranquilo.

-Uff... menos mal -respiré aliviado. La rubia me dedicó una sonrisa dulce.

-Naruto, ten cuidado y no tomes confianzas con Sasuke. Ambos hemos visto en sus ojos que no es el mismo de antes.

Asentí y desvié tristemente la mirada hacia el suelo.

-Me pregunto qué hará Orochimaru ahora. Estoy seguro de que trama algo -afirmé.

-Eso es impredecible -hizo una leve pausa y me miró a los ojos- vete a casa. Acabas de volver de tu misión y necesitas descansar. Mañana tus compañeros te contarán los detalles.

-Hai -asentí mientras me marchaba.


Mientras caminaba en dirección a la salida me replanteé el volver a casa. Estaba cansado, pero no tenía ganas de dormir. Algo en mi interior me oprimío el pecho y me obligaba a estar más hiperactivo que de costumbre.


Al llegar a la calle sentí el gélido aire nocturno chocar contra mi piel. Me estremecí  pero en cierto modo me gustaba. Sentía claramente el dolor, la monotonía y la angustia que se estaba formando en mi pecho y esa sensación similar al filo de una cuchilla sobre mi piel, resultaba hasta consoladora.


Caminé por las calles con la idea de no quedarme quieto ¿Por qué tenía que pasar todo así? ¿Por qué me siento más solo que antes?


Mi mente ya no responde, ya no es “mía” puesto que ahora mi cuerpo se mueve por su cuenta sin escucharme. Traté de relajarme y me dejé llevar, creo que será lo mejor.


Escucho de fondo el griterío de las gentes. Todo el mundo está muy animado hoy, demasiado para mi gusto. Podría ir al Ichiraku, seguro que allí no hay mucha gente.


Caminé en dirección al restaurante de fideos con la mirada ausente y los hombros caídos. Cuando me hallaba a tan solo unos metros pude observar a un grupo de chicas, gritando como locas. Dudé un momento si debía ir o no, pero acabé acercándome a la muchedumbre. Pude escuchar como coreaban “Sasuke, Sasuke” con toda claridad pero decidí ignorarlas.


Me abrí paso entre tanto alboroto y me senté en uno de los pocos sitios sin cambiar ni un ápice mi expresión.


-¡Oe, viejo! ¡Una ración grande, por favor!

-En seguida.

Miré de reojo todo el local. Sasuke estaba sentado dos sitios más a mi izquierda. Me ignora, igual que antes. No sé se es que no me mira o que no es la persona que conocía, pero me deprime mucho ver cómo van las cosas.


El viejo apoyó el tazón sobre la mesa y me miró con una gran sonrisa en la cara.


-¡Ah, Naruto! -exclamó- hacía mucho que no te veía por aquí -paró un momento al ver que no cambiaba mi expresión- mira, ¿qué te parece si te invito a éste?

-¿¡En serio!? ¡Genial! -dije con una falsa alegría poco convincente- ¡Itadakimasu!

Volvía a desviar la mirada hacia el bol de fideos y tomé un pesadez los palillos para comenzar a comer aún estando deprimido. No soy de esas personas que buscan el consuelo en la comida, más bien todo lo contrario.


No levanté la vista hasta que escuché como se movía una silla. Mi giré para ver como Sasuke dejaba el dinero sobre la mesa y se iba, siendo perseguido por sus fans. Sólo una pregunta rondaba por mi mente: ¿Por qué te has olvidado tan fácilmente de que existo?


Cuando llevaba comido medio plato, de pronto se me quitaron las ganas de seguir y disculpándome por el desperdicio de comida, abandoné el restaurante y puse rumbo hacia mi casa.


Llegué a mi piso tan sólo unos minutos más tarde. Me dí una ducha, tirando la ropa de cualquier manera en la cesta para lavar. El agua recorría todos y cada uno de los rincones de mi cuerpo, otorgándole una gran relajación. Sin embargo, la preocupación se estaba extendiendo por mi interior a gran velocidad. En cierto modo, tenía miedo a lo que pudiese llegar a suceder.


Al salir del baño y secarme, me desplomé sobre la cama de mi cuarto con cansancio y pena; pena por haberme llevado la mayor desilusión de mi vida. Bueno, sea como sea, no merece la pena seguir perdiendo el tiempo. Me acurruqué contra las sábanas. Es infantil, lo sé, pero eso hacía que no me sintiese tan solo.


Traté de concentrarme en dormir, pero no era capaz. Mi mente estaba inquieta y me parece que todos los temas que no había pensado antes, los pensé esa noche. Cuando mi cuerpo ya no aguantó más, me quedé dormido.



Tercera parte



Día 1

-¿Qué estáis haciendo aquí?-preguntó Sasuke de mal humor. Estaba realizando los servicios sociales que le habían encomendado. Hoy le tocaba pintar un muro del centro de la villa.

-Ya que no teníamos nada que hacer, hemos decidido venir a ayudarte -dijo Sakura.

Sai y yo no dijimos nada. Ella nos obligó a venir ¡Y yo quería mi día libre!

-Marchaos a casa -dijo el moreno nuevamente- no necesito la ayuda de nadie.

-Lo haremos quieras o no -volvió a hablar la pelirrosada y tras una mirada amenazadora Sai y yo tomamos una broca y comenzamos a pintar con ellos. Sasuke se limitó a ignorarnos.


Ya me estaba cansando del silencio que se había formado. Me giré de mala gana y tomé el bote de pintura, pero Sai me propinó un fuerte codazo que hizo que se me escurriese entre las manos y le golpease de lleno en el pie de Sasuke, que estaba a mi lado.


-¡¡DOBEEEEEE!!! ¿¡QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO!? -gritó lleno de ira.

-¡Ha sido un accidente! -exclamé.

-¿¡Quieres dejar de joderme la vida!? ¡¡Estoy harto de que me persigas, me atosigues y de que no me dejes en paz!!

-¡Sólo queríamos ayudarte! ¡¿Y así nos lo agradeces!? -grité más fuerte que él.

-¡JA! ¡Vosotros no sois capaces ni de cuidar de vosotros mismos!

-¿¡Querias que Orochimaru se apoderase de tu cuerpo!? ¿¡Lo preferías!?

-¡¡No es asunto tuyo!!

-¡¡Sí que lo es!!

-Naruto, te diré una cosa por tu bien -dijo cambiando radicalmente su tono de voz a uno más calmado y serio- olvida que existo; ignórame. No me veas, no me escuches, ni si quiera pienses en mí. Haz eso y nos irá mejor a todos- Tiró su brocha al suelo y comenzó a andar de espaldas a nosotros.

-¿Sasuke a dónde vas? -le preguntó Sakura preocupada.

-No os importa. Decidle a Tsunade que acabaré de pintar más tarde -dijo antes de desaparecer.

Hubo varios momentos de tensión. Sakura y Sai (que no había dicho nada) se miraron entre ellos para luego posar sus miradas en mí.

De la misma forma en la que se fue Sasuke, me fui yo, con los ojos entrecerrados y los hombros caídos.


Día 2



Era ya por la mañana temprano. Me revolví en la cama varias veces. No tenía ganas de levantarme.


Giré mi cabeza casi instintivamente hacia mi mesilla, donde guardo los pocos recuerdos que tengo ¡La bandana de Sasuke! Me había olvidado por completo de ella. Supongo que ahora que ha vuelto lo justo es que se la devuelva, ¿no? De todos modos no tengo nada mejor que hacer y así de paso le hago una visita.


-xXx-


Peté con fuerza en la puerta y esperé pacientemente a que me abriesen.

-¿Qué quieres? -gruñó Sasuke malhumorado.

-He venido a traerte esto -dije tendiéndole la bandana con la mano y con una leve sonrisa en los labios. Espero que con esto nuestra relación mejore.


Pero no, me la arrancó casi literalmente de las manos y tras murmurar un “vete” me cerró la puerta en las narices.


A mi antiguo yo lo único que le pasaría en esta situación es que se enfadaría, hinchando las mejillas. En cambio a mí, no me he enfadado lo más mínimo, lo único que ha hecho es herir mi amor propio y deprimirme más si eso es posible.


¿Por qué me haces esto...?



Día 3



Acababa de volver de una misión individual a la que me habían enviado. Eran las ocho y media de la tarde y al fin había llegado a casa. Cogí unas cuantas cartas que me habían dejado en el buzón y entré dentro.


Silencio. Tristeza. Dolor.


Todas esas sensaciones se mezclaron dentro de mí. La mayoría de la gente no es consciente de lo que implica la soledad. Es un dolor constante, que aparece cada vez que llegas a tu casa o todos se van. Muchas veces me he preguntado qué hago aquí. Si no hay alguien que se preocupe por ti, ¿merece la pena vivir? Nunca hay nadie esperándome cuando vuelvo; siempre hay silencio y nunca soy feliz.


Le eché un ojo a las cartas mientras comía algo en la cocina. Casi todas eran publicidad, menos la última, que ya antes de abrirla me daba una extraña sensación. Tenía un mal presentimiento. Me armé de valor y deslicé los dedos bajo la solapa. Abrí el sobre y leí el contenido con atención. No era más que una hoja del tamaño de medio folio.



Estimado señor Uzumaki:

Lamento comunicarle que el Estado ha retirado las ayudas destinadas a los menores sin tutor legal. Este suceso se ha debido a la gran crisis monetaria que estamos traspasando. La nueva ley instituida el pasado 10 de enero, estipula que las viviendas cedidas serán puestas en alquiler para obtener mayor beneficio. Le rogamos que abandone el recinto antes del próximo día 1. Disculpe las molestias ocasionadas.

                                               Sukariwa Noriaki, DEK (Departamento Económico de Konoha)



No me deprimí. No me enfadé. Mis labios se curvaron formando una sonrisa. Cuando estás en el fondo sólo puedes ir hacia arriba... o no.


Día 5


Ya no puedo más, lo siento. No puedo seguir viviendo así ¿Qué sentido tiene sufrir? ¿Qué sentido tiene mi vida? No he sido capaz de hallar esas respuestas. Quiero daros las gracias a todos aquellos que me habéis ayudado. Querría dejarle un último mensaje a mi “Amigo” Sasuke: es cierto que has tratado de matarme y me has traicionado, pero me has dado un motivo para seguir viviendo todos estos años y eso es mucho más importante que todo lo demás.

Hasta siempre.
                             Uzumali Naruto



La lluvia caía con fuerza al igual que el viento que silbaba entre las copas de los árboles. Una gran tormenta se estaba aproximando a este lugar al que llaman el valle del fin. He decidido venir a este lugar para acabar con esto. Estoy de pie, situado en las cercanías de la orilla del río. El agua está empapándome de arriba a bajo, pero eso ya no importa.


Tomé uno de mis kunais con el pulso temblando, debido más a la tensión del momento que al frío del ambiente. Lo alcé al aire y giré el filo en dirección a mi cuello. Quería hacerlo rápido, de un solo corte. Quería dejar de sentir esa agonía.

Inspiré profundamente, pero cuando iba a deslizar mi brazo, una mano lo agarró y me inmovilizó. Desvié mi mirada para ver quién había sido. Sasuke, ¿Quién sino?


-Me dijiste que no querías saber nada de mí, ¿verdad? Pues suéltame y deja que termine con ésto.

-Naruto, suelta el kunai-dijo el azabache con una voz calmada pero firme, tratando de que pareciese conciliadora.

-No lo haré-negué.

-Suéltalo. Esto no conduce a nada. Suéltalo, por favor-rogó con tono suplicante, en un susurró que se desvaneció con el viento.


Solté el peligroso cuchillo casi sin darme cuenta, dejando que se deslizase lentamente entre mis agarrotados dedos. Cuando estuvo en el suelo, Sasuke le propinó una fuerte patada, enviándolo bien lejos para que no lo pudiera volver a coger.


-Ven a mi casa -murmuró- tenemos que hablar seriamente.




Continuará...
Notas finales:

Bueno, repito, muchas gracias por haber leído.

Quería aprobechar este espacio para pediros que visitéis el foro de mi amiga myu-chan, que está muy bien, pero hay poca gente. Aquí pongo el link:

http://otaku-no-tengoku.superforo.net/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).