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Dime otra vez por Tvankousky

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Notas del fanfic:

como reto personal me puse a escribir varios songfic de diferentes series, a ver como quedan... ¬.¬u.

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Notas del capitulo:

 

Pues a ver que les parece, la cancion es de allison y se llama fragil. ya saben que los personajes no son mios, nomas me entretengo con ellos, ajaja.

 

  Cómo odiaba que Yuuri no le tomara importancia a sus acciones, él que se pasaba la vida tratando de cuidarlo y como buen Henakocho que era nunca le hacía caso. En cuantos problemas los había metido la ingenuidad de su rey, siempre confiando en los extraños sin medir las consecuencias, tratando de ayudar a todos y ¡maldita sea! ¡Sonriendo y hablando con cualquiera que se le acercara!  

Me como las uñastodo por tu culpaa caso no sabesque mi alma es tuyaMaldita la horaen que te vi a los ojoste veo y yo creoque todo es un sueño.  

Lo quería, estaba totalmente enamorado de él. La mayoría creía que sus demostraciones de amor eran poco apropiadas  y que era demasiado celoso, pero si ellos estuvieran en su lugar harían lo mismo.

Si tan sólo el despistado Yuuri Shibuya notara todo lo le hacía sentir cuando estaba cerca, pero no, no lo hacía, a pesar de que se lo decía directamente y sin descanso, ¿qué debía hacer para que Yuuri lo tomara enserio?

La culpa la había tenido él por enamorarse de un tipo como Yuuri, pero es que no pudo evitarlo, con sus gestos, sus locas y tontas ideas humanistas lo había enamorado lentamente. No, más bien fue en el momento en que vio sus ojos cuando se enamoró de él. Quedó embrujado por esos orbes negros, un color que nunca antes había visto en su vida. Esos ojos que no sólo eran hermosos, sino que trasmitían tanta dulzura y confianza que era imposible que no te gustara.

Ser su prometido, aunque fuera por error, era lo mejor que le pudo haber pasado. Podía estar con él casi todo el día, incluso dormían juntos y tenían una hija (adoptada pero suya al fin y al cabo), a veces pensaba si tanta felicidad podría ser verdad y no sólo un sueño.  

Dime otra vezque me quieresy que no te irasdime otra vez que eres mía y de nadie mas  

Si tan sólo le correspondiera, si demostrara que lo quería aunque sea un poco. Sí, no había roto su compromiso, pero eso no demostraba nada. No era suficiente para decir que Yuuri le correspondía. Tal vez sólo era por compasión, el maou era del tipo de personas que se sacrificaban por los demás. 

Me encantan tus ojosque son como el cielolos veo y no creo que pueda tenerlossi estoy en el cielo me voy al infiernotodo por tu cuerpomaldito deseo    

Yuuri era tan apuesto, gentil y fuerte, arrebataba suspiros por donde pasara, había momentos en que le robaba el aliento con sólo verlo. Y no únicamente por su sonrisa, todo él era hermoso a la vista.Y no sólo eso. Su prometido era amable, paciente, siempre dispuesto a ayudar aunque no entendiera en lo que se metía. Pero lo trataba como a cualquiera de sus hermanos, como cualquier otro habitante del castillo o un nuevo “amigo”.

Eso no sería tan malo si no hubiera quienes tomaban sus gestos amables como una incitación.¡Cuantas veces le había dicho que no tenía que sonreírle a cualquiera!

A veces creía que su tonto e ingenuo prometido no era tan ingenuo ni tan tonto y que hacía todo eso a propósito. Por que una cosa era ser amable y otra cosa ser coqueto. Si después de ver el resultado de sus sonrisas seguía mostrándolas sin ton ni son, era por que le gustaba. Su prometido era apuesto, ¡pero sólo él tenía derecho a verlo de esa manera!Los celos lo mataban, y como no con ese prometido. Lo peor de todo es que Yuuri nunca lo notaba, si lo percibía nunca hacía nada, ¡Maldito infiel!   

Dime otra vezque me quieresy que no te irasdime otra vez que eres mía y de nadie mas(*4)que me quieresy que no te iras  

Aun así, lo amaba. Yuuri era único, tenía defectos, pero también muchas virtudes. Lo hacía enojarlo, gritar de frustración, sonreír, llorar, rabiar de celos; lo hacía sentirse vivo.

No perdía la esperanza de que con el tiempo Yuuri se enamorara de él, al menos iba a seguir intentando para que fuera así.Era suyo, lo defendería de cualquiera que intentara quitárselo, sin importar que lo criticaran. Algún día todos  reconocerían que el hermoso y maou Yuuri Shibuya era de su propiedad, todos, incluso el mismo Yuuri.

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Notas finales:

 

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