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Sorpresa de Cumpleaños por Ariadne

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Notas del capitulo:

Algo tonto que se me ocurrió.  Cortito, porque no tenía tiempo para más.
 

¡Feliz cumpleaños, Asami!

Asami se la había pasado el día trabajando.  De aquí para allá, llamando a sus colaboradores, resolviendo una y tanta mil cosas que se presentaban en el día a día.  Cansado, el hombre se quitó la chaqueta al entrar al ascensor que llevaba a su apartamento y se aflojó la corbata.  Acababa de terminar de fumar un cigarrillo y por la pesadez con que caminaba podía decir que caería en cama de inmediato.

Esa noche había sido un desastre.  Todo el club había estado infestado de policías.  Idiotas, se decía.  Si creían que podrían entrar en sus dominios y tratar de amedrentarlo, tendrían que re-evaluar toda su táctica de inteligencia, pues no iban a conseguirlo.  Había pocas cosas en este mundo que asustarían a Ryuichi Asami.

Las puertas del ascensor se abrieron y Asami caminó cansinamente hasta la puerta de su casa.  Uno de sus guardaespaldas asintió al verle y la abrió para él, dejándole pasar y cerrándola después.  Asami vio la sala, el comedor a un lado, su habitación en la segunda planta, al fondo del pasillo, un apartamento enorme, vacío.  El hombre suspiró sin darse cuenta de que lo hacía. 

Ese día nadie le había llamado para darle buenas noticias, o siquiera para decirle “feliz cumpleaños”.  Hacía mucho que había perdido contacto con sus padres, si no es que éstos ya habían muerto, y no había otra familia que se preocupara.  No que la necesitara; pero ese año, ese día, había sido difícil.

Subió las escaleras y al ir caminando por el pasillo, Asami escuchó unas pisadas en su habitación y sacó su arma que siempre mantenía lista.  Soltó la chaqueta y con cuidado de no hacer ruido y revelar su presencia allí, se dirigió con agilidad y celeridad al lugar.  No era posible que además de todo lo que ya había pasado, tuviera que soportar intrusos en su casa, ¿o sí?

Al abrir la habitación, no pudo suprimir su sorpresa.  Takaba Akihito estaba allí.  Asami le vio cómo estaba sonrojado, no sólo su rostro, sino toda su piel.  Takaba no llevaba nada de ropa encima.  Tan sólo se había puesto algunas cintas atravesadas por su cuerpo, cual si él fuera un regalo para Asami esa noche.  Él lo miró de arriba abajo.  Una de las cintas iba desde su hombro izquierdo hasta su entrepierna, donde se enredaba alrededor de su miembro y luego subía hacia el hombro derecho.  Vio dos moños cuidadosamente puestos alrededor de su cuello y justo en el nacimiento de su miembro.  Cómo habría podido hacerlo sin ayuda, era algo que le preguntaría después.  No quería pensar que alguien más en verdad había tenido algo que ver con su sorpresa.

—Sorpresa —dijo Akihito avergonzado. 

No sabía todavía cómo no se le había ocurrido algo diferente para celebrar el cumpleaños de Asami.  Pero de la desesperación por no saber qué darle a Asami de regalo, justo se le había ocurrido llamar a Feilong quien en tono muy serio le respondió que se envolviera él mismo como papel de regalo y se diera a Asami.  Demonios, pensó él.  Nada mejor que una mala broma del chino para que todo terminara verdaderamente mal.

—Vaya, vaya –la voz de Asami sonó sinuosa y eso hizo que el cuerpo de Akihito respondiera, mostrándole al otro cómo crecía, hinchándose para darle placer a él.  Goloso, Asami se relamió los labios y caminó hasta donde el otro estaba.  De repente, todo el cansancio del día desaparecía y una creciente excitación se hacía evidente en su respirar.

Akihito sí lo había recordado y se había preparado sólo para él.

Asami le tomó por el rostro y le besó con calma un momento, luego con más intensidad hasta que pudo apretarlo contra su cuerpo.  Akihito respondía con abandono.  Desde que le hubiera traído de China, el muchacho se mostraba cada vez más dispuesto a estar con él y Asami agradecía que lo hiciera; siempre era reconfortante llegar a casa y encontrar al otro ahí, o que llegara luego, aunque fuera para hablar y hablar sobre el trabajo, o para hacer el amor, o para como esa noche, Akihito se entregara voluntariamente y de esa manera.

Asami acarició el miembro enhiesto de Akihito y este dio un respingo que hizo notoria su respiración entrecortada.

—Asami…

El muchacho parecía no poder hablar, pero eso no le preocupaba a Asami.  Era ese cuerpo lo que más deseaba en ese momento; que se entregara a él así, con libertad y que se permitieran unirse.  Akihito soltó una de las tiras de sus hombros y están cayeron hasta quedar amarradas sólo de su miembro.  Había aprendido que con la presión precisa podría mantenerse erecto por tanto tiempo como fuera necesario.  Asami comprendió viéndole y lanzando al muchacho sobre la cama, se enterró en su entrepierna tomándolo entero con su boca.

Akihito gimió y se removió lleno del placer.  Asami parecía estar disfrutando su regalo y él estaba listo y dispuesto a permitírselo, aunque estaba seguro que al otro día amanecería con todo el cuerpo adolorido.  Lo siguiente que Akihito sintió fue a Asami apretando los lazos alrededor de su miembro mientras le hacía una maravillosa felación que él estaba seguro jamás olvidaría.

Esa noche, Akihito le dio a Asami el mejor regalo de cumpleaños que éste hubiera recibido.  Asami contempló al muchacho dormido entre sus brazos después de varias horas de estar haciendo el amor.  Siempre era delicioso cuando Akihito estaba tan dispuesto y esa noche había sido exactamente lo que él habría pedido si le hubieran preguntado qué era lo que quería por su cumpleaños.  Asami acarició el perfil del chico y se dejó llevar por su presencia para quedarse dormido también.  Sólo esperaba que el próximo año, Akihito se superara y le diera un regalo mejor.

Ahora, sólo quedaba esperar hasta su próximo cumpleaños.



Ariadne, Agosto 8 de 2008
Notas finales: A mis nenas de Runya.

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