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El último deseo de un moribundo por mihll

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Notas del fanfic:

Los personaje de éste fic no nos pertenecen, sólo los utilizamos a modo de diversión

Notas del capitulo:

Hola hola

Mi buena amiga Lucy H. y yo, hemos estado aburridas en ésta tarde de domingo, así es que hemos escrito éste fic, esperamos que les guste...

      PARTE I Y II

  PARTE I

 

 

    Hanamichi regresaba a la casa de Kaede Rukawa al caer la tarde de un domingo. El día de compras había sido el más largo y extenuante de lo que recordaba. Había tenido que caminar mucho, yendo de tienda y tienda hasta encontrar lo que el zorro le había pedido. Como si se tratara de una mujer embarazada, a Kaede se le había antojado comer grillos con chocolate.

Sintiendo los pies hinchados, Hanamichi maldijo el día en que abrió su gran bocota y se condenó a sí mismo en convertirse en el simple sirviente personal del zorro

-"¿simple sirviente?"-se cuestionó mentalmente tras  cruzar la puerta y hallarse en el interior de la casa. Un simple sirviente no habría hecho lo que él hizo la noche anterior. Le había preguntado a Kaede que quería y éste, le respondió que deseaba que le hiciera el amor

Hanamichi sacudió su cabeza, intentando borrar los recuerdos de ese momento de cama como el zorro. Había sido vergonzoso. Pero como buen esclavo había aceptado la petición, lo llevó a su habitación, lo desvistió, acarició y le hizo el amor

-"hice lo que quería"-Hanamichi se defendió contra sí mismo-"sólo cumplí con mi palabra"

Hanamichi pegó un grito mental, lloriqueaba a medida que se encaminaba a la cocina a dejar la bolsa de compras. Las depositó sobre una encimera, en la misma donde apoyó sus manos mientras su mente regresaba al tiempo en que cometió el peor error de su vida, que se remontaba a más allá de un mes

Recuerdo

Penúltima semana de clases...

Tras dejar atrás a Yohei y a los muchachos, Hanamichi ingresó al gimnasio. Llegaba más de diez minutos tarde.

El equipo entero se encontraba en el centro de la duela, en torno a Rukawa que acababa de dar una noticia impactante tras una semana de ausencia. Las caras largas se presentaban en todos los integrantes sin excepción, nadie hablaba, todos estaban sumidos en un absoluto silencio, sin saber que decir o pensar

-es cierto, me muero-volvió a repetir Rukawa, ante el escepticismo de sus compañeros

Hanamichi se acercó sigiloso, sin poder creer los que sus agudos oídos oyeron. Miró al zorro, miró a los chicos y de vuelta al zorro, luego rompió en sendas carcajadas al tiempo que apuntaba a su rival con el dedo

-si es verdad que te mueres jajaja, estaría dispuesto hacer lo que sea para cumplir tú último deseo de moribundo, palabra de tensai-

El fuerte codazo de Ryota no tardó en dar contra el estómago de Hanamichi

-estúpido pelirrojo, respeta a Rukawa, ¿acaso no te das cuenta que lo está pasando mal-Ryota habló enardecido en enojo

-¡ugh!-Hanamichi, se quejó

-es cierto Sakuragui-Haruko era quien hablaba-Rukawa se muere-chilló, las lágrimas bañaban sus mejillas

Kaede dio una fría mirada a esa niñata molesta, no tenía porque hablar por él, no tenía por qué explicarle a ese tonto pelirrojo burlón.

-no es cierto-replicó Hanamichi, viendo a Rukawa al tiempo que se sobaba el estómago

-cualquiera va a morirse si le detectan un tumor maligno inoperable-explicó una vez más Haruko

Hanamichi pidió explicaciones con la mirada a Rukawa quien asintió con la cabeza. Se sintió mal, como nunca antes. Le deseaba mal a ese engreído, pero nunca una muerte verdadera.

-si te interesa saber más detalles, te diré que me quedan no más de cuatro meses de vida, ya no me importa decirte. Ojalá te alegre saberlo-señaló Kaede con frialdad

-no, no...zorro disculpa-miró a Rukawa y luego a sus compañeros que le miraban feo-por favor, discúlpenme...yo no quise burlarme-

-pero lo hiciste-criticó Ayako

-eres lo peor-apuntó alguien más

-Sakuragui- llamó Haruko acercándose. Hanamichi desvió su rostro hacia la chica sólo para recibir una fuerte cachetada-te lo mereces por insensible, ¡tú no tienes sentimientos!-terminó gritándole

-pero si una palabra ¿no?-intervino Kaede, acaparando todas las miradas-él dijo que si era verdad que me moría, cumpliría mi último deseo-aclaró

-eso es cierto-apoyó Ayako

-y-yo...-intentó decir Hanamichi, más las palabras se quedaban atrapadas en su garganta

-lo dijiste, torpe... ¿acaso no cumples tu palabra?-preguntó Kaede

-responde Sakuragui-instó Ryota, al notar que éste había enmudecido

-s-si-respondió apenas, se sentía muy mal, había bajado la mirada que no se dio cuenta que Kaede se acercó hasta quedar a un paso de él

-pues entonces te diré cual es mi último deseo-dijo el moreno en voz alta y acercándose a Sakuragui, le habló en un murmullo audible sólo para él-quédate conmigo hasta el momento de mi muerte-

Hanamichi enrojeció a más no poder, que apenas pudo preguntarle de que estaba hablando

-hablo de cuidarme-respondió Kaede sin querer dar más detalles

 

Fin recuerdo

 

-¡estúpido zorro!-se quejó Hanamichi-no me aclaraste que aparte de cuidarte me querías meter en tu cama-

Hanamichi se quedó en la cocina reprochándose mentalmente por su error  hasta que la noche llegó. Sólo entonces resolvió salir de allí.

Caminando en las penumbras de la casa, fue hasta la sala desde donde provenía el ruido de la televisión. Allí encontró a Kaede, sentado en el sillón, frente al televisor donde se trasmitía un juego de la NBA en la señal de cable. Hanamichi se dio cuenta inmediatamente que no estaba normal. Muchas veces lo había visto absorbido por la pantalla, esta vez era distinto, Kaede parecía estar en otro mundo, no precisamente en las grandiosas jugadas que él, Hanamichi, pudo advertir a simple vista

-Zorro...-se acercó lentamente hasta donde él estaba-... ¿estás bien?-

-estoy bien-Kaede respondió sin demostrar ninguna emoción

Hanamichi lo observó sin saber cómo interpretar esa mirada perdida. Se revolvió el cabello nerviosamente. No sabía cómo enfrentarse a ese zorro que contemplaba por primera vez en todo el tiempo que llevaba viviendo a su lado. Luego, con voz insegura, le dijo:

 

- Traje lo que me pediste... me tomó toda la tarde conseguir tu antojo, seguro sabe a pelota de básquetbol,  pero si a ti te agrada pues...-

Kaede miró a Hanamichi, reflejando un cierto brillo momentáneo de emoción ante lo dicho, pero enseguida, retornó la vista a la pantalla.

Hanamichi se acercó al moreno y le puso la mano en el hombro. Ver en ese estado a Kaede hacía que se le olvidaran todas las quejas que tenía contra sí mismo por creerse idiota al aceptar convertirse en su esclavo

-ven a la cocina conmigo...te prepararé  la aberración de comida que deseabas

Kaede negó con la cabeza

-zorro, escúchame, está bien que tus días estén contados-al fin Hanamichi capturó su atención-pero tienes que comer...no debes abandonarte tan pronto...

-pero estoy bien-replicó Kaede

-no, no estás bien, te estás muriendo con ese tumor en tu cabeza...-

Suficiente para Kaede que se puso en pié bruscamente

-no es la primera vez que te lo digo, estoy bien, no me pasa nada, eres tú quien insiste en que estoy enfermo...ya te di las pruebas de todo-

-es negación, zorro-replicó Hanamichi-dices que estás bien, esquivas la realidad y te figuras en un mundo donde no hay enfermedad.

-Estoy bien, ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?, ¡¿de qué forma tengo que decirte que no hay tumor en mi cabeza?!

-¡basta, zorro!-cortó Hanamichi-acepta la realidad-

-¡eres tú quien no acepta la realidad!- Kaede lo encaró, su rostro quedó a escasos centímetros del pelirrojo

-está bien zorro, me rindo, te creeré-

-no, como el torpe que eres no me crees así te haya puesto la prueba frente a tus ojos-

Hanamichi negó con la cabeza

-quien dice que esas pruebas no son falsas, seguro te arrepentiste de pedirme que te cuidara por eso me las mostraste-

-¡que no!-insistió Kaede ya rojo en enojo

-está bien, está bien...dime, si no quieres la comida, ¿qué quieres?...-Hanamichi pensó un momento recordando su frustración anterior por haber caído en su propia trampa, pero por cumplir su palabra de tensai, cumpliría la último voluntad del zorro-dime, ¿Qué quieres?-repitió, Kaede no le dio respuesta-si me quieres de nuevo en tu cama con tal de hacerte olvidar tu sufrimiento, lo haré-

-tú no entiendes ¿verdad?.

-no, no entiendo tu negación-

-pues allá tú-Kaede pasó de Hanamichi, dispuesto a ir a encerrarse en su cuarto

Hanamichi quiso seguirlo, pero se arrepintió y se dejó caer sentado en el lugar donde estaba el zorro

-que terco eres-dijo entre dientes-hasta cuando, zorro...estás mal, te ves mal y no lo aceptas...-

Hanamichi se hundió en el sillón. Buscando el control remoto, apagó la tv. Se quedó con la vista fija en el cielo raso oscurecido. Esto de cuidar a un zorro moribundo era la tarea más difícil que le había tocado llevar, pero él sólo se había metido en ese problema...tenía que soportarlo, era su palabra de Tensai...

 

 

PARTE II

 

 

     Se había levantado muy temprano, había salido de la casa y dirigido a la playa, lugar donde se encontraba, de espaldas contra la arena, con la vista fija en las nubes que a velocidad muy lenta se movían en el cielo

Kaede pensaba en todo lo sucedido en éste largo mes junto a Hanamichi. Cierto era que en un principio le incitó a cumplir la palabra que le había dado, por que el muy tonto merecía pagar por burlarse de esa forma cuando no tenía derecho. No sabía cuan mal lo había pasado durante una semana completa. Ese pelirrojo ni siquiera llegaba a imaginar cómo se sintió cuando le dijeron que tenía escaso tiempo de vida, viendo frustrados con ello todos sus sueños de adolecente que mira hacia el futuro. Ni siquiera sabía que al llegar a casa había buscado una soga con tal de acabar con su vida rápidamente y no con una dolorosa agonía provocada por una enfermedad que le iría consumiendo lentamente

No, Hanamichi no había entendido nada en ese entonces, como tampoco había entendido al día siguiente, que no estaba en enfermo, que todo había sido un error de la clínica donde  confundieron su ficha con la de otra persona. Pero así era para su fortuna, era una lástima si, haberse pasado una semana sufriendo por nada. si alguien le hubiera dicho, "quédate en casa", lo habría hecho, pero no, él, Kaede Rukawa, tuvo que ir a buscar soledad para pensar en el lugar más recóndito de la playa de Kanagawa, allí donde ningún alma iba de día ni de noche. Se pasó la semana entera pensando, asimilando su nueva postura frente a la vida, preguntándose qué haría o que desearía hacer ante la inminente llegada de la muerte.

Prácticamente no comió ni durmió durante esa semana, no podía y no quería hacerlo

Kaede recordó como aquella misma tarde en que Hanamichi se condenó por su propia boca a ser su sirviente, al llegar a la puerta de la casa, el abogado representante  de la clínica en que le dieran a conocer la nefasta noticia, le esperaba. Él  le pidió disculpas a nombre de sus representados, diciéndole que no fue intensión del centro asistencial haberle provocado el susto más grande de su vida, que nada podía compensar todo el tiempo que se creyó siendo un ser condenado a la muerte, pero que aún así, los directivos de la clínica estaban dispuesto a realizarle una cuantiosa indemnización económica, todo con tal de evitar una demanda.

Kaede, ni tonto ni perezoso había aceptado el cheque que se le puso al alcance de su mano, con una cifra de varios ceros como para vivir tranquilamente la mitad de la vida que le quedaba. Dio un apretón de mano al tipo que seguramente no volvería a ver, y se olvidó del asunto, pero claro, ese tonto pelirrojo se lo recordaría al día siguiente, cuando se presentó en su casa portando dos enormes maletas con todas sus cosas en el interior

-Ya estoy aquí, zorro-le había dicho al tiempo que dejaba caer sus maletas en el piso, las cuales se deshicieron al chocar contra la madera.  Habían saltado a la vista una infinidad de cosas, entre ellas un patito de hule amarillo y con el pico rojo, una almohada roja con la figura de un elefante...Kaede había alzado una ceja, claro estaba que en su vida había visto una cosa tan horrorosa como un elefante rojo...continuando con lo demás, también aparecieron una pantuflas de polar con la figura de un mapache; unas ropas interiores que se pintaban muy sexy si no fuera porque tenían estampados unos corazoncitos rosas, libros, revistas, muchos pantalones, la mayoría deportivos, poleras, sweter, camisas y hasta un impermeable, algo más que había rodado hasta llegar a su pies que primera vista parecía un consolador color piel pero que finalmente distinguió como un banano, la nueva novedad en el mercado en cuanto a envases de jabones líquidos...

-¿y el tanque?-le preguntó sarcásticamente

-ah, ese juguete no quepó en las maletas así que lo deje en mi casa-le hubo respondido con toda tranquilidad, mientras recogía apresurado todas la cosas e intentaba meterlas a fuerzas en las maletas. Cuando se supone estuvo listó le preguntó cómo si nada:-¿Dónde dormiré yo?

-en ninguna parte-le había respondido, yendo hacía su estantería para devolverse después con los resultados en manos, aquellos que le hubo dado el abogado y en donde se certificaba que estaba perfectamente sano y que los desmayos que había tenido, que le llevaron a la consulta médica, se debía a una baja considerable de azúcar en la sangre por mala alimentación

Le había puesto el certificado frente a la cara, señalándole con el dedo las observaciones del médico donde indicaban claramente que sólo necesitaba una dieta balanceada en alimentos, con recomendación de consultar a un nutricionista

-lee bien, no tengo tumor cerebral, estoy perfectamente bien, a excepción que mi organismo carece de algunos nutrientes indispensables-

Hanamichi se había esforzado bastante en entender la letra casi ininteligible del médico, se rascaba la cabeza mientras murmuraba bajito preguntándose si la letra que le parecía N era una U, O u A, y muchas otras más. Hasta que al final se decidió a decirle un "no entiendo lo que dice"

Kaede bastante fastidiado, se lo había dejado los antecedentes en la mano

-aprende a leer o te conformas con mis palabras, tienes diez minutos para intentar entender, luego te vas de mi casa-le había dicho dándole la espalda con dirección a su cuarto

Cuando había llegado a su cama, se dispuso a tomar una tranquila siesta, recostado boca abajo, pero no habían pasado ni cinco minutos cuando Hanamichi llegó hasta allí

-¿me quieres hacer tonto?-le había preguntado adoptando un postura erguida con los brazos cruzados-tú estás enfermo, ayer lo dijiste y no puedes venir de un día a otro diciendo de la nada que ese tumor en tu cabeza desapareció milagrosamente-

Kaede se había vuelto mirándole con enojo, ese pelirrojo no hablaba, chillaba desgarrando sus tímpanos

-que estoy bien.

-no estás bien, zorro idiota-para más remate le había asestado un insulto- tú sólo buscas deshacerte de mí, me quieres hacer sentir culpable por haberme burlado de ti ayer, pero te dí mi palabra de tensai de que te cuidaría hasta la muerte, y eso es lo que haré-

-¿estás seguro de lo que estás diciendo?-le había preguntado

-si-

-¿muy seguro de que quieres cuidarme hasta la muerte?-Había insistido

 -si-le respondió muy seguro-y para tu felicidad haré todo lo que me pidas-

-¿también estás seguro de eso, y no te arrepentirás cuando te pida que hagas algo por mí?-Kaede debía reconocer que se estaba aprovechando, pero él pelirrojo tonto no había querido creer en sus palabras, que no pudiera leer la letra del médico era su culpa, no la de él, Kaede.

-seguro-Hanamichi seguía muriendo por su propia boca

-¿aunque te mande a la china por algo que yo desee?

-lo haré.

-¿aunque te pida que hagas algo por mí aunque eso te humille?-

-lo haré-

-entonces allá tú-había concluido-entonces ahora mi primera petición es que me dejes dormir tranquilamente.

 

-¡que idiota!-murmuró Kaede volviendo al tiempo presente

Aquel insulto iba para ambos. Hanamichi por ser muy tonto y dejarse aprovechar, y él, Kaede, por aprovecharse de Hanamichi

Sentía que la noche anterior se le había pasado la mano en sus peticiones. Pero Hanamichi era tan insistente, siempre estaba pendiente de él, preguntándole que quería, que no pudo resistirse. Si había seguido el juego desde el principio era porque ese pelirrojo lo traía loco, y por esa misma locura le pidió que le hiciera el amor. Por un momento había pensado que se negaría pero no lo hizo, calladito lo llevó a la cama y le hizo el amor.

Kaede no pudo evitar soltar un suspiro al pensar que esa no era la forma correcta de actuar, Hanamichi hacía todo bajo la promesa de su palabra, obligado a fin de cuentas.  Tenía que acabar con esto lo antes posible, porque quería a Hanamichi debía tratar de meterle la verdad en esa cabecita de pollo que no quería entender

¿pero cómo hacerlo?, tenía que buscar la manera, aun  cuando le llevara mucho tiempo, la encontraría

En ese mismo instante, Hanamichi daba vueltas por la casa preocupado, caminando de un lado a otro, preguntándose dónde se había metido ese zorro estúpido, siempre solía salir de la casa pero nunca de mañana, esto era bastante extraño ya que era la primera vez que sucedía

Al final optó por llamar a todos los conocidos preguntando si lo habían visto en alguna parte, ninguno tenía idea. Más de uno, entre ellos Ayako, Ryota y el profesor Ansai, se tomaron el tiempo de preguntar por qué la urgencia de encontrar a Rukawa cuando ellos no eran amigos, aquella era la señal de Hanamichi para cortar y agradecer la molestia, no dejando que el que estaba tras la línea, terminara diciéndole "y además, si no está enfermo no tienes deber alguno con él"-

Hanamichi frustrado, al haber llamado todos los números de  su lista telefónica, una vez más se paseó por la casa, hasta que alguien llamó a la puerta. Apresurado fue a abrir, pero para su desagradable sorpresa, se encontró frente a frente con un muchacho alto como él, de ojos azules casi violetas, pelo de puntas y una sonrisa que en vez de agradarle le molestaba

-Sendoh-murmuró

-hola Sakuragui-Akira sonrió más si se podía

-si buscas al zorro, no está-se apresuró a aclarar, pero inmediatamente la pregunta  incentivada por la preocupación se escapó de su boca-¿tú no lo has visto, o sí?

-no, y no lo busco a él, te busco a ti-

-no tengo tiempo para ti, mejor te vas-intentó cerrarle la puerta en la cara, pero Sendoh fue rápido y puso el pié

-no Sakuragui, no tan rápido, tengo que pedirte algo, déjame pasar-suplicó Akira

-¡que no!-intentó patearle el pié para liberar el estorbo de la puerta, no tuvo éxito

-Sakuragui, por favor-suplicó nuevamente Sendoh con cara de perrito

Hanamichi gruñó pero después accedió, qué más daba, se alejó de la puerta permitiendo el accedo del muchacho

-dime qué quieres, puercoespín-le dijo con voz áspera, dándole la espalda

-supe que cuidas a un Rukawa moribundo...-

-¿y eso qué?-otra vez en tono seco

-que yo también estoy enfermo, me estoy muriendo

Hanamichi se volvió rápidamente hacia Sendoh

-¿Qué estupidez estás diciendo?-preguntó

-que si tu cuidas a Rukawa por que supuestamente se va a morir, por qué no me cuidas a mí también-lanzándose de improviso a los brazos de Hanamichi, con exagerado dramatismo le dijo-. Me muero Sakuragui, por favor cuídame como lo haces con Rukawa

Hanamichi con un empujón trató de quitárselo de encima, sabía que ese idiota se estaba aprovechando, pero no cedía en su agarre

-¡quítate Puercoespín barato, tú no estás enfermo!-gruñó molesto

-sí, sí, lo estoy, me muero-

-será de calentura-asestó Hanamichi, sin dejar su intento de zafarse de ese empalagoso

-hablo en serio, me muero y quiero tus cuidados

-¡que te quites!-gritó Hanamichi.

Pudo dar un fuerte empujón, que distanció un poco al ojivioleta, pero apenas se sintió liberado, nuevamente éste se lanzó encima, haciendo que perdiera el equilibrio. Hanamichi sintió un fuerte golpe de su espalda contra el piso, Sendoh cayó sobre él, y el muy aprovechado, con la cercanía provocada por la caída, intentó besarlo justo en el momento en que la puerta se abría

Ambos chicos volvieron sus vistas hacía la puerta donde Rukawa se había quedado estático al verlos

-Rukawa-murmuraron a coro

- mi casa no es un hotelucho-murmuró Kaede muy serio, sin mostrar un enojo interno por lo que estaba viendo

-pero si no alcanzamos a hacer nada-respondió Sendoh con una sonrisa

"¿que no alcanzaron a hacer nada?"-pensó Kaede-"¿acaso salgo un momento y estos dos pretenden acostarse en mi propia casa?

Kaede nunca se preguntó o le preguntó a Hanamichi, si tenía pareja, le daba mucha rabia pensar que fuera Sendoh, pero pensar que Hanamichi se había acostado con él sólo por cumplir a su palabra, y que apenas le dejaba sólo su momento se iba a acostar con su supuesto noviecito, desató un huracán de furia en su interior

Kaede empuñó sus manos con fuerza y fue directamente hacía Sendoh que apenas se ponía en pié. Lo tomó de la solapa y lo arrastró a la puerta, lanzándolo fuera de la casa apenas pudo. Luego cerró la puerta

Kaede miró al pelirrojo, que se sentía muy aliviado de ya no tener sobre sí al empalagoso ése. Pero se aterró al instante al notar la llamarada de furia en los ojos azules del zorrito

-Zorro, no...-le iba a decir que no era lo que pensaba, pero fue interrumpido

-ya dije que mi casa no es un hotel de cuarta, si tanto querías acostarte con ése idiota porque no te vas-le dijo con extrema frialdad y enojo-entiende, no te necesito, no estoy enfermo, ¡no tengo ese maldito tumor en mi cabeza!.

-no digas eso zorro...-cerró los ojos al notar que Kaede iba decidido y enojado hacia él

-¡¿Cómo quieres que te lo diga?! ¡¿Acaso eres idiota?!

Hanamichi no quiso abrir los ojos, sólo oía

-¡mírame¡-exigió Kaede, Hanamichi abrió los ojos- ¿te parece mi rostro el de un moribundo?-Hanamichi negó-está bien, te queda claro, ahora vete de mi casa-finalizó pasando al lado del pelirrojo. Rato después, daba portazo tras  de sí al internarse en su habitación

Hanamichi lentamente reaccionó y cuando lo hizo, arrastrando los pies fue a recoger sus cosas. Era cierto, nada tenía que hacer allí al comprender al fin que el zorro no estaba enfermo. Lo que le molestaba y dolía, fue en la forma en que Kaede le echó de su casa...

 

 

 

Notas finales:

Sino les gustó, bueno, aceptable, al menos las autoras no nos aburrimos peleando hoy jajajaja

chau


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