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Los Pasos De Un Intruso por Kumiko Tsukishiro

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Notas del fanfic:

¡ADVERTENCIA! Esta historia contiene extremo -*extremo*- abuso a menores. De hecho, estaba sorprendida cuando la releí hoy - olvidé que era tan mala. Por favor no lo lean si no están absolutamente seguros de poder soportarlo. Sé que los molestará - si nada puede molestarlos, esta historia seguro lo hará. Por eso fue escrita. La escribí contra la tendencia en la Net gay fiction de escribir historias niño/adulto con chicos disfrutando el sexo, no importa qué tan rudo o en contra de su voluntad fuera inicialmente. Quería mostrarle a esas personas que leen y escriben estas historias cómo deberían ser en realidad.

Se los pido otra vez - por favor no lean esta historia si sienten que van a estar molestos o incómodos con ella. Si la leen - háganlo bajo su propio riesgo. No quiero que me digan lo desagradable que es o lo malvada que soy por escribirla.

Juxian Tang

Notas del capitulo:

¡Hola!

Aquí está (al fin) el fic que les prometí desde hace mucho que subiría n_n

Y como dice en el resumen y en las aclaraciones del capítulo (hechos ambos por la autora, Juxian Tang) no la lean si creen que no podrán soportarlo.

Ya saben que yo sólo traduzco, la historia en el idioma original pueden encontrarla en el sitio de Juxian siguiendo el link: http://juxian.slashcity.net/trespass.html

En las reglas para publicar aquí en Amor Yaoi dice:

1. Los fanfics con los siguientes contenidos no son aceptados en Amor Yaoi:

*Fanfics que muestren bajo una luz positiva: drogas, violación, maltratos, pedofilia o abuso sexual de menores.

Y quiero dejar bien en claro que esta historia para nada exhorta a la pedofilia ni a la crueldad hacia los niños ni ningún ser vivo, es simplemente como Juxian dice en la advertencia.

Como opinión personal puedo decirles que expone de una forma si bien cruel también bastante real el cómo se lidia con una situación así. Y también lo descuidadas que pueden ser algunas mamás sobre sus pequeños.

En fin, dejo que lean y juzguen por ustedes.

Muchas gracias Juxian por dejarme traducir tu historia, que como te dije, no fue una tarea desagradable en absoluto n_n

= LOS PASOS DE UN INTRUSO =

Por Juxian Tang

 

Era sofocante estar en el auto. A pesar de que se pusieron en camino ya en la tarde, cuando el calor estaba bajando, el sol todavía estaba lo suficiente fuerte para quemarlos despiadadamente. De vez en cuando intentaba abrir la ventana pero así se colaban las ráfagas de viento arenoso. El viento despeinaba y empolvaba su cabello - y a Danholm Byron no le gustaba su cabello desordenado.

 

Bueno, el clima no era la única razón de esta crispante atmósfera en el salón, pensó. Era el niño. Estaba sentado en el asiento trasero, justo a la mitad, y cada vez que Danholm echaba un vistazo a su espejo retrovisor se encontraba con la mirada del infante.

 

El pequeño no lloró. Algunas veces Dan pensaba que sería mejor si se quejara como los niños usualmente hacen. Pero Sammy sólo se sentó en esta rígida pose, con los ojos bien abiertos y difícilmente parpadeando durante todo este tiempo.

 

Tenía un feo elefante rosa presionado fuertemente contra su pecho, no lo había soltado ni por un momento desde que salieron de casa; Dan podía ver sus pequeños dedos blancos clavados profundamente en el desastrado peluche del juguete.

 

Un par de horas antes, cuando se detuvieron en la gasolinera, Dan se compró una cajetilla de cigarros y un helado de durazno para Sammy. Recordó que Therese siempre le compraba uno al niño y esperó que hiciera bien para la atmósfera entre los dos.

 

De acuerdo, no lo fue. El chico desde luego tenía los dedos pegajosos y aun así no intentó limpiarlos en el asiento. Dan todavía estaba nervioso. Luego, después de quince minutos, el chico pidió parar y vomitó. Dan lo miró y sintió cómo el familiar sentimiento de hostilidad ardía dentro de él. Bueno, sin duda, hostilidad sólo en parte, lo sabía muy bien. Había un sentimiento más fuerte y más amargo que lo estaba destruyendo. Sus esbeltos dedos que sostenían el cigarrillo temblaron.

 

Fumaba un cigarrillo tras otro. El aire en el auto era ligeramente azul y los ojos de Dan empezaron a ponerse rojos por la irritación. Lo odiaba - como odiaba todo lo que estaba dañando, aunque fuera temporalmente, su apariencia. Dan amaba su belleza. Su muscular cuerpo de 6' 2" de altura, bronceado, su ondulado cabello castaño oro que estaba haciendo un halo alrededor de su cabeza en el sol y, especialmente, sus intensos y asombrosos ojos azules que brillaban como dos zafiros cuando reía o estaba furioso.

 

Algunas veces pensaba que esa era una de las razones por las que odiaba tanto a Sammy - que el niño no sólo no se pareciera a él sino que de alguna forma era su total opuesto. Sean - cuando Dan veía a Sean algunas veces se veía a él mismo como era en su niñez - un fuerte, guapo y tolerante niño. Literalmente eran "como padre e hijo". Bueno. Sammy no era su hijo. Se casó con Therese hacía cinco años y obtuvo al pequeño bastardo como accesorio gratis.

 

Pero, ¿era tan imposible amar al hijo de alguien más igual que al suyo? Dan no sabía nada sobre el padre de Sammy. Y no estaba celoso. No tenía porqué. Sabía perfectamente bien lo furiosa que Therese estaba con él. Estaba lista para besar sus huellas, literalmente. Y él también la amaba. ¡Vaya que sí! Incluso pensaba que si al menos Sammy se pareciera a ella se resignaría a amarlo.

 

Sin querer, Dan se encontró otra vez con la cara del infante en el espejo. El niño se volvió más delgado en el último año pero aun así no perdía esta especial suavidad de bebé que estaba haciendo a Dan tambaleante y rencoroso. La cara del chico era muy pálida; incluso ahora, a mitad del calientísimo Junio en Maine durante los últimos veinte años, su blanquísima piel parecía traslúcida contra las venas moradas.

 

Tenía el cabello rojo. No rojo brillante, el que usualmente causa cascadas de bromas, sino un profundo color oscuro que suele llamarse caoba. No tenía ni una peca - nada que pudiera deslucir lo impecable de su piel.

 

No, Sammy no era nada mal parecido. A decir verdad, Dan pensaba que era hermoso. Demasiado hermoso. Ese era el problema, ¿no? Si fuera más plano, menos atractivo - quizás, Dan no lo odiaría tanto, no soñaría tan frenéticamente con destruirlo. Y ahora conducía a su hijastro a la granja de Wesley Grant para hacer realidad su sueño.

 

Recordó cómo le mencionó a Wesley a Therese por primera vez. Estaban planeando sus vacaciones al Lago Como - su primer viaje europeo juntos - y se detuvieron sorprendidos con los números de los gastos.

 

No es que la idea se le ocurriera en ese momento. Le estaba retumbando en la mente por los últimos tres meses pero no veía ningún cambio. Y luego, cuando fue claro que no podía costear las vacaciones para cuatro personas...

 

"Piensa en Sammy" dijo lentamente, como meditándolo en voz alta. "Me preocupo por él. Sabes que no es de buena salud - ¿y cómo soportaría un viaje tan largo? Y luego el aclimatarse. Estará enfermo por semanas, puedes tenerlo por seguro. Tendrás que cuidarlo en vez de descansar."

 

Therese tenía sombras negras bajo sus ojos que hacían que su rostro se viera mayor. Necesitaba estas vacaciones, Dan lo sabía y ella también. Especialmente tomando en cuenta que unos meses después tendría los brazos ocupados con el bebé que iba a tener y no habría ni una sola palabra sobre vacaciones por un largo tiempo.

 

Pero aunque Therese tuviera tanto razón como ocasión para no llevar a Sammy a Italia con ellos, Dan pensaba que ni así accedería - si no hubiera trabajado tanto en poner esta brecha entre ella y el niño en los últimos meses.

 

Algunas veces se asombraba a sí mismo. No es que estuviera haciendo planes o especulaciones en su mente - pero eventualmente todo se ajustó a como él lo hubiera querido - como si tuviera algún poder de escoger el momento y punto adecuado para atacar.

 

No, no decidió conscientemente el separar al niño de Therese. Sólo pasó. Bueno, Therese nunca tenía suficiente tiempo para su hijo - especialmente con su extático amor por Dan y con Sean siendo mucho más pequeño. Así que era fácil poner una trampa. Sólo estar con ella cada que Sammy intentara traer sus problemas o abrazarla - y él ni siquiera tenía que alejar al chico. Sammy no era el único que demandaría atención a pesar de todo. No era un guerrero, por así decirlo - una razón más por la que no le agradaba a Dan.

 

Y luego, el pequeño se desesperó lo suficiente para dejar de interferir, había muchas frases que le decía a Therese - con un suspiro, por supuesto:

 

"Sammy no es muy cariñoso, ¿verdad? Siempre por su cuenta."

 

Therese podía decir cualquier cosa que las mamás dicen en estos casos - pero Dan sabía que la había afectado. Y ahora estaba rindiendo sus frutos.

 

Observó cómo una pequeña fruncida de cejo cruzaba la blanca frente de Therese mientras pensaba. Y cuando habló casi se carcajeó jubiloso.

 

"¿Pero dónde podremos dejar a Sammy por tres semanas? Mis padres no lo van a querer y los tuyos..."

 

"No," dijo alegre Dan, "no abuelos. Pensé en Wesley, sabes. Es un hermoso lugar, su granja, lleno de espacios abiertos, el río está muy cerca - ¿recuerdas que te lo dije?"

 

De verdad había ido paso por paso poniendo a Wesley como su amigo cercano - así que ahora la única pregunta de Therese fue:

 

"¿Pero va a querer cuidar de Sammy?"

 

"Al menos nos invitó con los niños muchas veces," Dan se encogió de hombros. "Él ama a los niños, cariño."

 

Después Therese dijo una tontería sobre preguntarle a Sammy - lo que no le convenía a Dan porque estaba seguro que el pequeño hijo de perra no estaría encantado con la idea.

 

"Quiero decirte algo más, querida," dijo. "Wesley es un verdadero hombre y de alguna forma espero que nuestro pequeño niño mimado sea capaz de aprender algo de él."

 

Bueno, dio en el blanco. Y pronto llegó el día cuando Therese puso al niño frente a ella y dijo suavemente:

 

"¿Adivina qué, conejito? Creemos que es mejor que vayas con el tío Wesley en vez de al Lago. Te vas a aburrir en Italia con nosotros. Y el tío Wesley - tiene un hijo, sólo un poco más grande que tú - así que podrás jugar con él. Su nombre es Ray, ¿verdad, Dan?"

 

Oh sí, Ray.

 

Fue en ese momento que Danholm se dio cuenta de lo roto que estaba el niño. Todas estas semanas que el chico pasó solo en su habitación dibujando, tranquilo como siempre, lo habían cambiado. Dan se preguntó cómo habría reaccionado él mismo ante palabras como estas - después de que la familia había discutido las vacaciones venideras por semanas. Dan pensó que él habría vociferado como un espectro.

 

Vio cómo Sammy sólo apretó sus suaves y pálidos labios rosas - ni siquiera dijo nada. Pero Dan pudo notar, de todas maneras, cómo estaba temblando, como si estuviera bajo la insoportable presión de intentar reprimir sus lágrimas.

 

El niño no lloraba en su presencia - y, después de todo, Therese lo dejó ir en seguida, depositando un corta y cansado beso en su frente.

 

Al siguiente día Dan llamó a Wesley y el trato estaba hecho.

 

Cuando pensó en el acuerdo entrecerró los ojos con expectación. Era un largo camino - pero ahora ya no había mucho que esperar, sólo unas cuantas horas. Y después...

 

Recordó cómo empezó. Dos años antes le estaba enseñando a su hijastro a jugar billar infantil. Fue una petición de Therese, incluso entonces prefería tener tan poco en común con el chico como fuera posible - aunque en ese entonces Sammy no causaba tal tormenta de emociones en él.

 

Dan recordaba lo repentino y penetrante que fue la sensación. Estaba sentado en cuclillas, con Sammy entre las piernas, con su mano en la pequeña cintura del infante, guiando el taco - y luego sólo lo golpeó. Se sacudió. Era como unos fuegos artificiales estallando desde el interior de su vientre.

 

¿Fue cuando accidentalmente presionó al niño demasiado cerca de si mismo? ¿O por alguna razón sus sentidos se agudizaron? No lo sabía. Sólo fue la impactante comprensión de que el cálido y frágil cuerpo del niño apretado entre sus muslos le provocó una erección. ¡Y qué erección! Tan inmediata y violenta reacción nunca le había ocurrido con Therese - ni con ninguna otra mujer. El poder de la sensación lo aturdió. Dan gimió; tenía que verse como un afligido cuando lo alivian - pero al mismo tiempo - se dio cuenta un poco de tiempo después - todavía estaba presionando al niño contra su entrepierna, casi frotando sus bolas contra la espalda del pequeño.

 

Estaba temblando otra vez. De nueva cuenta su cuerpo estaba bañado en pegajoso sudor frío. ¡¿Qué estaba haciendo?! Si alguien se daba cuenta...

 

Alejó a Sammy de él tan violentamente que el pequeño casi se cae. Volteó a ver a Dan con sus labios temblando con resentimiento, sobándose la muñeca. Dan lo había apretado demasiado fuerte. Pero a Dan no le importaba lo que el niño sintiera. Una ola de odio lo estaba cubriendo.

 

¿Cómo podía este pequeño monstruo meterlo en tal problema? ¿Qué en él hacía que Dan lo sintiera? En ese tiempo sólo tenía cinco años - una pequeña y débil criatura, de pálidas extremidades y mechones rojos, y anchos ojos de cervatillo - pero ponía caliente a Dan - tan indescriptiblemente caliente - sólo con el roce de su cuerpo. Dan no podía creerlo. No podía explicarlo. Y culpó al niño.

 

Entonces Dan tuvo que ser muy cuidadoso al ponerse de pie - para no dejar que nadie viera. Sabía que su apariencia era un poco lunática cuando les dijo a los otros papás porqué dejaron de jugar. Tenía miedo de ver a Sammy - porque sentía que la horrible sensación húmeda volvería tan pronto como lo hiciera. Pero no podía ver a otro lado.

 

Desde ese día la presencia de Sammy hizo su vida tan parecida al infierno como era posible. Deseaba al niño. Lo deseaba tan desesperadamente que algunas veces se sentía enfermo. Pero sabía que no tenía oportunidad de conseguir al pequeño. Oh no. Si lo intentaba - ¡si cedía iría a prisión por años! Y, por Dios, todos saben lo que le hacen a los acosadores de niños en las prisiones. Sammy estaba amenazando todo - su libertad, su vida con Therese y Sean, ¡su vida misma! Cómo odiaba a Sammy.

 

Se volvió fiero con Therese. Al embestir su órgano en ella en las noches pensaba en el remolino de odio al saber que fue su suave y gratificante coño la que dejó salir al maldito mocoso, su estrecho y pálido cuerpo lo dio a luz, Dan lo pulverizaba por su incesante agonía. La jodía como si intentara castigarla.

 

Pero no era nada comparado con la verdadera pasión que experimentaba cuando se masturbaba clandestinamente en el baño, bajo el ruido del agua fluyendo. Imágenes vacilantes pasaban frente a sus ojos empañados. Sammy desnudo, su delgado y suave cuerpo abierto para el placer de Dan, su reluciente piel blanca tan dulce e inmaculada, sus diminutos pezones café claro listos para apretar y masticar. Imaginaba el tierno órgano del niño, flojo y frágil, ladeado sobre sus testículos, de la misma forma que era todo su cuerpo. Pensó en tomarlos en su palma, apretándolos en su puño, aplastándolos. Quería escuchar al pequeño gritar hasta que se acabara el aire en sus pulmones, ver su cara transformada en la máscara del dolor, hacer que las lágrimas lavaran sus mejillas. Estaba gruñendo en voz alta, incapaz de controlarse, cuando pensaba en abrir bien anchas y separadas las piernas del niño, posicionando su fuerte y oscuro miembro entre las pequeñas nalgas y hundiéndolo con toda su fuerza en el pequeño y delgado hoyo.

 

"Pequeña perra," esas palabras se volvieron su letanía. Deseaba tanto destrozarlo - vengarse por los días de agonía - y al mismo tiempo lo anhelaba tan profundamente. Pero ahora estaba a punto de tenerlo.

 

"¡Tío Dan!" la aguda voz del niño lo trajo abruptamente de vuelta a la realidad - como si lo hubiera extraído de sus dulces sueños.

 

"¿Qué?" miró hacia atrás brevemente. Y al siguiente momento, cuando su auto rebotó sobre algo, entendió qué. Lo sintió absolutamente claro - cómo el par de llantas que faltaban saltaron sobre algo en el camino. Un tejón - o un mapache - lo que sea que fuera, Dan siempre los confundía. Pero pasó sobre él.

 

"¡Mierda!" la ira comprimida salió en esa palabra. "¡Mierda!" no le importó el estar maldiciendo frente al chico. Si todo iba bien Sammy no le diría a nadie sobre ello - no le diría a nadie sobre nada. Dan vio en el espejo que Sammy se movió. Se arrodilló en el asiento, viendo a través del vidrio trasero a la víctima que era dejada atrás en el asfalto.

 

Cuando Danholm miró hacia el frente maldijo una vez más, ahora en silencio. La raya de sangre marcaba el vidrio justo a la mitad. Encendió el enjuagaparabrisas. Un absurdo suspiro ante el sol brillante. Escuchó cómo Sammy suspiraba suavemente antes de sentarse otra vez en el asiento.

 

Sí, era imposible que Dan se arriesgara. Sabía mejor suponer que no había oportunidad de razonas o acobardar al chico lo suficiente para que no los delatara. Fue una afortunada casualidad que encontrara a este proveedor de pornografía infantil. Las películas clandestinas le abrieron un nuevo mundo. Observó lo que se le podía hacer a los niños - algunos de ellos eran un poco más grandes que Sammy, otros aún más pequeños - cómo chupaban a los hombres, tenían a los tipos masturbándolos, jodiéndolos, los enormes miembros metidos en sus traseros, sus bocas llenas con los gruesos penes hasta las bolas. Lo enloquecía.

 

Algunos niños eran incluso más lindos que Sammy. Pero Dan lo quería. Quería aplicar en él todo lo que había aprendido hasta ahora. ¡Qué no daría por tener el pequeño cuerpo del pequeño en su poder!

 

Y entonces el tipo que vendía los videos mencionó a Wesley Grant. Era muy confidencial con ello - pero Dan se convirtió en su mejor cliente por los últimos meses. Tomó tiempo quitar todo de problemas. Pero al final llegó el día en que le dijo a Therese que iba a tener un viaje de negocios de dos días. Tenía el puño de dinero en su bolsillo - la suma que pobremente podía costear - pero estaba dispuesto a ir con ella por lo que ansiaba.

 

Dan sintió la ola de excitación otra vez, recordando cómo en el atardecer se abría la puerta de su habitación en la Granja de Wesley - y vio a un chico en el umbral. El niño no traía puesto más que una corta playera - literalmente nada - y, además, a esas alturas a Dan no le importaba. Nada importaba - sólo su sueño volviéndose realidad.

 

Al principio tragó saliva incapaz de encontrar el tono adecuado. Su garganta se contraía tanto que no podía respirar. Y después escupió las palabras:

 

"¡Chupa mi verga, basura!"

 

Nada cambió en la cara del chico, sólo se arrodilló en el piso y sus pequeños dedos fríos buscaron el cierre de Dan. Dan volvió a sisear palabras altisonantes cuando sintió la fría corriente de aire en su pene recién liberado. El niño lamió sus labios tentativamente - y al siguiente segundo su dulce boca aterciopelada envolvió la cabeza de la ardiente verga de Dan.

 

La furia estalló en su cabeza.

 

"¡Tómalo todo, mierda!" gritó. Años de pena y frustración salieron en este grito. Agarró la negra cabellera del pequeño y embistió su pene más profundo en su garganta.

 

Fue el más arrebatador orgasmo en su vida. Disparó su carga en la garganta del amordazado, asfixiante chico quien se colapsó sobre sus rodillas frente a él, sostenido sólo de su cabello en el agarre de Dan y del pene de éste en su boca.

 

 

Más tarde, después de desgarrar la playera del niño, Dan exploró su cuerpo, rastreando los moretones dejados por clientes previos. Estrujó y succionó los delicados pezones del niño tan duro y por tanto rato que hizo que Ray llorara y gimiera de dolor. Manoseó los suaves y vulnerables genitales del pequeño, disfrutando lo poco que necesitaba hacer para enviar al infante a temblar de dolor. Se puso duro muchas veces esa noche y luego jodió el culo del niño despiadadamente. Incluso con Therese nunca era tan rudo - y lo excitaba aún más que el chico no se estaba retorciendo de pasión bajo él - para nada - sino gritando desdichado de dolor. Dan lo lastimó una y otra vez, cambiando el tiempo, rotando su verga, extrayéndola bruscamente y enviándola de regreso bajo diferentes ángulos, deleitándose cuando escuchaba cómo sus bolas chocaban contra la entrada del niño.

 

En la mañana Wesley, un enorme y pesado hombre cincuentón con una extraña cara ancha de piel de bebé, le dijo bajo su habitual y pseudo-intelectual estilo:

 

"Veo que es un... lo llamaría "connoisseur", Sr. Byron."

 

Pero también dijo que Dan era bienvenido en la granja tan pronto como así quisiera. ¡Por supuesto que quería! El dinero era el problema. Engañaría a Therese con respecto a sus ingresos, ahorrando todo lo que pudiera para estas visitas.

 

Le gustaba Ray. Le gustaba aun más porque el chico aprendió a tenerle miedo bastante rápido. El sólo ver la desolada expresión en la cara del niño cuando era llevado a la habitación de Dan lo ponía excepcionalmente cachondo. Le gustaba llenar la amena y vulnerable boca de Ray con su endurecida carne - o herir su dolorido culo hasta sangrar. Disfrutaba masticar sus grandes tetillas café claro hasta que se hinchaban casi grotescamente. Manipulaba su ligero, delgado cuerpo con una crueldad parecida a la de la inquisición, inventando nuevas y dolorosas torceduras y dobleces para él.

Pero incluso mientras lo hacía seguía pensando en Sammy. El dulce, demente deseo de destruirlo - todo era para su hijastro. Estuvo con Wesley por cuatro meses hasta que se atrevió a decírselo al hombre.

 

"Un encantador retoño," dijo Wesley irónicamente, sosteniendo cuidadosamente la foto de Sammy en sus gruesos dedos. "Tenemos que pensarlo."

 

Tomó toda la primavera arreglar todo. Pero ahora Dan estaba cerca del objetivo.

 

 

* * *

 

 

Todavía no estaba oscuro cuando conducían a la granja de Wesley. La casa de dos pisos parecía aún más lóbrega de lo usual en la suave luz del lento ocaso. El enorme jardín alrededor estaba rodeado con una cerca de madera desgastada, le faltaban la mitad de las tablas, y había unas gallinas retozando en el polvo.

 

Pero el auto de Wesley era un enorme Rover de una de las últimas marcas - y ahí estaba él, puliendo su espejo cuidadosamente. Escuchó el auto desde bastante lejos - y ahora observaba dudosamente mientras se acercaban.

 

Wesley traía unos jeans y una camisa sin mangas que dejaba la mayor parte de su velludo torso al descubierto. Dan siempre se sentía raro al mirar el cuerpo del hombre - tan enorme y poderoso que algunas veces se sentía - con su propia envidiable altura y cuerpo - sólo como un enclenque adolescente en la presencia del físico culturista.

 

Grant volteó su lustrosa cara hacia ellos - y Dan vio cómo la sonrisa apartó sus delgados y animados labios. Agito su mano hasta que se detuvieron.

 

"Gusto en conocerte, chaval," su voz ahogó el sonido del motor. Dan lo apagó.

 

"¡Sal!" le gritó a Sammy. Nunca sabía cómo hablarle al niño - era o muy rudo o muy obsequioso - así que era algo bueno que pronto ya no tendría que pensar en eso. El chico estaba tieso - pero obedeció sin decir palabra. Apretó el elefante más fervientemente que antes. En el mismo momento que salió del Buick, las enormes manos de Wesley lo tomaron.

 

"Así que aquí está - ¡nuestro niño Sammy!"

 

Lo levantó - tan fácilmente, como si Sammy fuera un niño pequeño - y luego lo puso cuidadosamente de regreso en el sueño.

 

Dan se sentía mareado. ¿Era por los cigarros que había fumado? ¿O la expectación sólo estaba filtrando demasiado en él? Observó cómo su hijastro estaba viendo al enorme hombre y luego notó una sombra de una indecisa sonrisa en la cara del niño. A Sammy no le desagradaba ser mimado; todo lo contrario, haciéndolo Wesley de alguna forma consiguió entenderse con él.

 

Aunque no había razón para que se entendieran, pensó Dan. Unas horas - y todo estaría revuelto para el pequeño - nada de lo que antes importaba permanecería en su lugar. Este pensamiento era tan arrollador que Dan se estremeció. Pronto.

 

"Qué malo que Ray no pueda salir a saludarte," dijo Wesley. "No se siente bien. Estos niños, ya sabes, corren como locos sin preocuparse por sus cuellos. Se cayó de la escalera hace dos días y..."

 

"Espero que esté bien," dijo Dan precipitadamente.

 

Ray nunca saludaba a ninguno de los invitados de Wesley. La cosa era que Dan ni siquiera sabía dónde tenía a Ray hasta el momento que lo llevaban a la habitación de los clientes. Una vez al principio le preguntó a Wesley:

 

"¿Pero no tienes miedo de que algunos invitados indeseados vengan y lo descubran?"

 

"¿Invitados indeseados?" otra vez hubo una alegre ironía en las palabras del hombre. "No hay invitados indeseados en los alrededores. ¡Y, además, las personas son tontas! Ven lo que yo quiero que vean."

 

Ahora Wesley confirmó alegre:

 

"Sí. Sólo su clavícula y un par de costillas rotas. Ni siquiera tuvimos que llamar al doctor. Traté con medicina cuando estaba en la Legión, sabes," añadió. Dan se sintió mareado. Sabía los precios que pedía Wesley por hacerle heridas reales al chico. Así que alguien lo pagó...

 

"Pero lo siento por tu pequeño chaval, Sr. Byron," continuó Wesley. "No tendrá una buena compañía por la próxima semana - al menos. Pero," ahora se dirigió a Sammy directamente, "tenemos otras cosas divertidas para ver. Conejos. ¿Qué piensas de ellos? ¿Has visto un conejo de verdad?"

 

Dan vio cómo Sammy negó con la cabeza - los largos mechones de su cabello volaron alrededor de su cara - y Wesley puso su ancha palma en el hombro del niño, guiándolo al patio trasero.

 

En unos minutos, cuando el enorme hombre estuvo de regreso, dejando al chico en las jaulas, fueron a la casa. Y fue entonces que Wesley se rió a carcajadas.

 

"Bueno, Sr. Byron, definitivamente tengo que halagarlo por su gusto. El chico es tan lindo como dijo e incluso más. Estoy contento de que lo arreglara para nosotros."

 

"¿Todo como acordamos?" Dan hizo que sus palabras sonaran seguras.

 

"Oh seguro," Wesley asintió. "Tengo dos clientes que vendrás a las diez y terminarán a la medianoche."

 

"¿Dos?"

 

"¿Le molesta?"

 

"Oh no, claro que no."

 

En un flash back Danholm recordó la conversación que tuvieron hacía varias semanas.

 

"¿Es virgen?"

 

"¡Sí, sí!" Dan se sonrojó cuando lo preguntó.

 

"Muy bien. Me va a gustar este negocio, Sr. Byron," algunas veces era simplemente irritante - este hábito de Wesley de llamarlo por su apellido. Pero escuchó desesperadamente a lo que el enorme hombre iba a decir. "¿Es crucial para usted ser el primero?"

 

Era raro. Dan nunca pensó sobre eso. Pero luego vino a su mente que no - no lo era. No andaba tras un culo apretado. Quería a Sammy destruido - esa era la verdad. Sacudió la cabeza, titubeante.

 

"Bien. ¿Qué le parece si mezclamos nuestros intereses financieros? ¿Usted sabe lo mucho que cuesta - el joder a un virgen? Hay tipos que pagarían la mitad de una fortuna por ello - con tal de que el chico de verdad sea puro y que no tengan problemas. Si está de acuerdo en cederle a alguien este delicioso proceso creo que puedo ofrecerle alguna ganancia de ello. Digamos, recuperará todos sus gastos en Ray."

 

Dan tragó saliva sonoramente. ¿Obtener dinero de la pequeña mierda al ser violada y lastimada? Ero más de lo que podía esperar.

 

"Puedo pagarle en efectivo - o sólo tendrá... lo llamaremos un ticket por las visitas que haga," Wesley mostró otra vez su negra sonrisa. "Como no sé qué le haré al niño después no puedo prometerle más. Si puedo venderlo volveremos a hablar. Si no..."

 

"De acuerdo," dijo Dan sintiendo como si las membranas de su boca fueran de lija.

 

"¿Qué va a decirle a su esposa sobre mi?" Wesley pasó a otras cosas. "¿Dejará que el chico vaya con un hombre desconocido?"

 

"Ella confía en mi," dijo Dan. Por supuesto, lo hacía. ¿Pero por qué Therese tendría que sospechar? Hoy, al irse con Sammy, lo besó brevemente y dijo algo como:

 

"Diviértete con el Tío Wesley, conejito."

 

Tenía demasiadas cosas en qué pensar. Ya había sacado a Sammy de su mente.

 

"Entonces es seguro que puedo tener al chico a mi entera disposición por tres semanas," Wesley repasaba todo, "y yo llevo toda la responsabilidad por usted. Entonces, cuando regresen de Italia, intentará convencer a su esposa de dejar aquí al chico por más tiempo. Si lo logra - grandioso. Si no - me encargaré de él. ¿Cierto?"

 

"¿Cómo...?" Dan tuvo que aclarar su garganta antes de continuar. "¿Cómo vas a encargarte de él?"

 

"El río," Wesley se encogió de hombros. "Nunca encontrarían el cuerpo - si es que va a haberlo o no. Algunas personas están más que dispuestas a pagar por tener la oportunidad de hacer snuff a un dulce niño de siete años, sabe. En cualquier caso, para su esposa y para todos los demás parecerá un accidente. Ray confirmará todo lo que le diga. Es un buen mentiroso y yo lo poseo por completo. De cualquier forma - Sammy desaparecerá de su vida para siempre."

 

Era lo que Dan quería. Casi igual como verter su pasión y odio por el chico.

 

"Después de los chicos, será su turno, Sr. Byron," la voz de Wesley trajo a Dan de regreso.

 

"Me prometiste que podría observar," aunque se sintió casi a punto de desmayarse bajo la ola de excitación encontró la fuerza para decirlo.

 

 

"Por supuesto que sí," Wesley asintió firmemente - y después dijo en una voz más baja. "Fue muy conveniente que Sammy apareciera justo ahora. Mis pequeños negocios no se detendrán mientras Ray está enfermo."

 

Y de repente Dan se escuchó diciendo:

 

"Quiero ver a Ray."

 

Sintió la escudriñante mirada de Wesley sobre él - y el enorme hombre dijo:

 

"El chico está realmente mal, Sr. Byron. No estoy seguro..."

 

"¡Quiero verlo!" Dan casi gritó. Y en la chispa de la perspicacia añadió. "Me complacería, Sr. Grant, si compartiera mi experiencia con Sammy... sabe a lo que me refiero."

 

"Sabe cómo persuadir a la gente, Sr. Byron," rió Wesley bizarramente. "Vamos. Creo que su chico no escuchará nada mientras está en el patio. Por cierto, Sr. Byron, ¿dónde golpeó su auto?"

 

* * *

 

Cuando subieron las escaleras Dan se dio cuenta de que Wesley lo estaba llevando a la habitación donde Ray lo servía en el pasado. Bueno, quizá el chico de verdad estaba enfermo, esa era la razón por la que Wesley se ablandó un poco con él.

 

Dan se convenció cuando entró. Ray nunca fue un chico muy saludable - nada sorprendente con la vida que tenía - pero ahora, acostado en la cama, lucía casi como una sombra. Sus ojos hundidos se encontraron con los recién llegados con una cansada vista negra.

 

"Hola, Ray," Dan escuchó su propia voz. Caminó hacia la cama con Wesley siguiéndolo.

 

"Hola, señor," respondió la suave voz del pequeño. Tenía unos horribles círculos café oscuro alrededor de sus ojos que lo hacían verse aún peor. Sus labios estaban recientemente chorreados y los lugares lastimados estaban arreglados con puntadas. Dan sintió que quería aplastar la boca del niño con su pulgar, oprimir sus labios contra sus dientes hasta que gritara de dolor. Dan se sentó en la cama. Pudo haberlo hecho si hubiera visitado al niño en el hospital. Pero la siguiente cosa que hizo fue estirar la mano y jalar la cobija del chico.

 

Ray estaba desnudo bajo la sábana. Las únicas piezas de ropa en su cuerpo eran las gruesas vendas envueltas en su hombro izquierdo y pecho. Dan recordó lo que Wesley dijo sobre las fracturas.

 

No sólo había fracturas, obviamente. Aunque Dan veía y, especialmente, solía imaginar bastante, jadeó ante lo que sus ojos le revelaron. Se sentía drogado absorbiendo la vista de los horribles moretones cubriendo el cuerpo del pequeño. Había un rastro de quemadas, probablemente de cigarros, yendo a lo largo del ombligo del niño. Miró los pezones del chico y sintió cómo su boca se quedaba seca. Uno de ellos estaba rojo e hinchado, horriblemente inflamado - pero el otro... casi estaba negro. Alguien lo había demolido hasta hacerlo pulpa. Dan estiró su mano para tocarlo y vio cómo el chico intentó escapar de ella. Pero no había oportunidad - su maltratado cuerpo no obedeció. Dan apretó y acarició la tetilla destruida preguntándose cuántas terminaciones nerviosas estaban funcionando.

 

Los genitales de Ray también estaban deformados en amarillentas e hinchadas ampollas cubriendo su carne lastimada. Dan lo tocó ahí. Estaba hipnotizado.

 

Los finos temblores del chico bajo sus caricias eran cautivantes. Pinchó las tetillas de Ray en una forma que pudo parecer casi erótica si no hiciera sufrir tanto al pequeño. Dan llevó su pulgar contra la tensa piel del escroto del niño, presionándolo más fuerte hasta que Ray emitió un gruñido.

 

Wesley se asomaba por la ventana. Dan se preguntó si estaba preocupado de que Sammy pudiera escuchar algo. No, los sonidos que Ray hacía eran demasiado suaves. ¿Y si Sammy escuchaba? En cualquier caso iba a pasar por algo bastante parecido en el futuro. Dan empujó su mano violentamente entre las piernas de Ray, buscando su hoyo. El chico gimió enterrando su cabeza en la almohada - pero era todo lo que podía hacer. Sólo tenía que aceptar todo lo que Dan quisiera probar en él.

 

Wesley sacudió la cabeza.

 

"Verá que hoy no es de mucho entretenimiento para usted. Difícilmente podrá joderlo - y, además, no va a guardar sus jugos para..."

 

"No voy a joderlo," hacía un momento Dan no pensó que lo diría - pero ahora salió de él con naturalidad. Estaba palpando la suave piel lastimada alrededor de la entrada del chico. "Quiero meterle el puño."

 

El chico negó con la cabeza notoriamente. Estaba apretando los dientes en desesperación, Dan podía verlo en la marcada línea de su mandíbula. Wesley gruñó.

 

"¿Lo hace?"

 

"¿Tú no?"

 

Wesley vio la mano de Dan y luego la suya.

 

"No. La mía es demasiado grande. Pero usted, con su... hmm... aristocrático cuerpo - puede intentar."

 

Dan observó la cara de Ray atentamente mientras se doblaba la manga lentamente. Era deleitante - casi tan placentero como la acción misma prometía serlo - ver los calambres de miedo distorsionando el rostro del pequeño como las ondas en el agua. Los labios de Ray palidecieron pero no intentó quejarse. Dan pensó que más tarde felicitaría a Wesley por su entrenamiento. Y también le diría que esperaba que Sammy se volviera igual de mudo después de unos días en la granja.

 

Levantó la pierna del chico y la echó a un lado para tener espacio. El perineo del niño estaba azul y negro con moretones - y el lugar alrededor de su ano lucían tan terrible, tan hinchado y raído. Dan hundió sádicamente fuerte su dedo índice en el hoyo del pequeño.

 

Ray chilló. No era un sonido fuerte - pero en el mismo instante Wesley cubrió la boca del chico con su palma y lo amortiguó. Dan se dio cuenta de que el enorme hombre estaba sosteniendo al niño - para hacerle más fácil que procediera. Los enormes ojos del infante gritaron por sobre la palma de Wesley, tan oscuros y llenos de dolor que esta simple vista casi le trajo el orgasmo a Dan.

 

Trabajó su dedo en la entrada del menor, sintiendo cómo se volvía húmedo en la sangre fresca. El músculo estaba apretándose y aflojándose con las convulsivas sacudidas del cuerpo de Ray. Dan disfrutaba la cruel violación con los dedos pensando cómo sería posible meter la mano completa ahí. Añadió el segundo dedo en poco tiempo y luego el tercero. Las lágrimas cayeron de los hermosos ojos del niño. Dan estaba volteando los dedos en el ano del pequeño, girándolos violentamente. Añadió el meñique y el pulgar al mismo tiempo. Por un momento le pareció que no sería capaz de empujarlos todos en el chico sin desgarrarlo irreparablemente. Pero después pensó que no le importaba. A Wesley tenía que importarle. Y si Wesley no lo detenía...

 

Fue una intoxicante sensación cuando su mano repentinamente se deslizó en el recto del chico. Era como una súper apretada y cálida vía húmeda alrededor de su palma. Pudo ver cómo el ano del menor se cerró en su muñeca. No podía creerlo. Su moreno antebrazo cubierto en vello oscuro estaba saliendo del culo del pequeño. Se sentía fascinado.

 

Se burló. Sacó su mano de un tirón, casi sin escuchar los amordazados lloridos del infante - y la volvió a meter en el sangrante esfínter, destrozando su resistencia. Enterró tanto de su mano y su antebrazo como era posible - y lo jaló otra vez - y lo volvió a meter. Era frenético con el ritmo y con la fuerza que tenía que aplicar para irrumpir. Cada vez que su puño emergía de la entrada del pequeño lo volvía a empujar en un cruel golpe. El chico tenía que estar en agonía. Su cuerpo se convulsionó. Wesley lo sostenía firmemente, observando a Dan - y no había expresión en la suave cara de luna del hombre.

 

Al fin Dan se detuvo. Estaba jadeando. Su mano y muñeca estaban adormecidas - estaba apretando su puño tan fuerte. Estaban cubiertas en una película de sangre hasta la mitad de su antebrazo - como si fuera un guante líquido. Y también había sangre alrededor. Una gruesa y glutinosa sustancia en sus muslos y perineo empapó la sábana bajo el menor.

 

Ray dejó de llorar, sólo temblaba intensamente. Wesley lo soltó.

 

"¡Puto asqueroso!" dijo Dan riendo en el apogeo del deleite. Juntó un bocado de saliva y lo escupió en la exhausta cara del niño.

 

* * *

 

El juego en la habitación de Ray tomó no más de media hora. Al lavar su mano en el fregadero de la cocina Danholm pudo ver a Sammy en el patio, todavía en las jaulas con los conejos. Parecía que el pequeño no se había movido ni una vez desde que Wesley lo dejó ahí. El absurdo elefante colgaba tristemente de su pata en su mano.

 

La luz del sol metiéndose era como una triste flama bañando el patio y la pequeña figura ahí. Dan se detuvo a admirar la imagen. Una enorme sonrisa de satisfacción estaba dibujada en sus labios. Fue tan placentero lo que le había estado haciendo a Ray - y ahora estaba a punto de hacerle otra cosa mucho más placentera a Sammy.

 

Después de la cena Wesley se paró y sonrió amigablemente al niño:

 

"Dale un beso de buenas noches a tu papá y te llevaré a tu habitación."

El chico no volteó a ver a Dan cuando seguía a Wesley. En unos minutos el corpulento hombre apareció otra vez en las escaleras y le hizo señas con la mano a Danholm para que subiera.

 

"Le mostraré cómo observará," dijo en casi un murmullo.

 

Estaban de regreso en la habitación de Ray. Dan miró brevemente al chico que estaba tendido en la cama, flojamente cubierto con la cobija que Wesley le había arrojado antes de irse. Sus ojos eran meras pupilas.

 

"Venga aquí," Wesley le hizo una seña y Dan se dio cuenta que la habitación que era para Sammy estaba sólo tras la pared adyacente. Había una barata imagen tornasol en ella y de repente Wesley la quitó.

 

Por un momento Dan lucía hechizado. Había una abertura cuadrada en la pared - y cuando se asomó no pudo evitar reír.

 

Había la misma imagen en la pared de la habitación de Sammy. Sólo que esa no era una imagen en realidad. Era transparente de su lado. ¡Podía ver el cuarto tan claramente como en una pantalla de TV!

 

"Como en la policía," dijo Wesley tranquilamente.

 

Dan vio que Sammy regresaba de bañarse, vestido con sus pijamas de verano. El cabello rojo oscuro del niño estaba tan húmedo en las puntas que el agua goteaba de ellas hasta la alfombra. Sammy se detuvo frente a la enorme cama que ocupaba la mitad de la habitación y tomó su juguete. Dan observó cómo el pequeño permanecía abrazando al elefante por algunos minutos como en una profunda meditación y luego lo puso en la cama en la esquina de l almohada.

 

Era sorprendente lo mucho que ahora le pertenecía, pensó Dan. En casa nunca se atrevía a ver a Sammy cuando no estaba completamente vestido. Antes de dormir o en la playa veía a otro lado tan deliberadamente porque sabía lo que le costaría si mostraba su reacción natural. Pero ahora podía tener todas las erecciones que quisiera. Y, por supuesto, las tenía al mirar al chico y saber que no traía nada bajo la delgada tela del pantalón. Pero también sabía que pronto tendría todo lo que quisiera. Simplemente todo.

 

Sammy subió a la enorme cama. Se acostó con la luz prendida por un rato - Dan recordó cómo el niño le pidió a Therese que lo dejara tener encendida la lámpara de noche - pero él, Dan, estaba en contra y Sammy se resignó. Dan casi rió cuando vio cómo el pequeño apagó la luz finalmente. Un pequeño puto obediente, pensó. Bueno, eso no lo ayudaría.

 

"Quédese aquí," susurró Wesley. "Los clientes están llegando."

 

Los tipos vinieron en un largo auto negro europeo - Dan no pudo describir la marca viendo desde atrás de la cortina. La emoción estaba zumbando a través de su cuerpo. Si sólo Sammy supiera, pensó. Sólo unos pocos minutos y la vida normal del niño se habría terminado para siempre. Se convertiría en un puto maricón - igual que lo era Ray - y la única cosa que vería en su vida de ahora en adelante sería dolor y humillación.

 

Dan apretó la tela de la cortina inconscientemente. Vio a los hombres caminar a la casa sin prisa. Permanecieron abajo con Wesley por un rato, quizá entregando el dinero. Dan se preguntó si ellos sabrían que los estaría espiando. ¡No, por supuesto que no! Como él nunca supo el papel del cuadro en la habitación donde estaba tomando a Ray.

 

¿Nunca? Un extraño pensamiento acudió a él. Tal vez sospechaba. Tal vez sabía que alguien - Wesley o alguien más - lo estaba observando. Y le gustaba. ¿Qué eso no lo hacía portarse aún más cruelmente, inventando peores torturas para aplicarle al chico? Se imaginaba siendo tan lascivo y descarado como Caligula. Miró a Ray. Difícilmente podía ver la cara del niño en la crepuscular luz de la habitación - pero sabía que el pequeño no estaba dormido. Sus ojos negros eran como dos manchas de tinta en su cara blanca. No se movía. De repente Dan sintió el horrible deseo de lastimarlo otra vez, de hacerlo sacudirse en convulsiones. Pero no - estaba ahí por Sammy - tenía que estar en silencio.

 

Escuchó los pasos en las escaleras - y la voz baja de Wesley diciendo algo en alemán. Tenía que dejar a los clientes solos antes de llegar a la puerta. Dan se pegó a la abertura.

 

Era lo que había esperado por tanto tiempo. Seguido se maravillaba cuando pensaba de antemano lo que Sammy haría, cómo reaccionaría. ¿Gritaría cuando fuera agarrado por los extraños? Resultó que no. Los hombres entraron al cuarto - uno de ellos encontró el interruptor de la luz - la luz parpadeó y Sammy pudo verlos - pero no emitió ningún sonido. En vez de eso se congeló en la cama - enroscado, sólo con sus enormes y patéticos ojos viéndolos por arriba de la cobija. Los hombres se acercaron a él, hablando en su idioma en voz alta. Los dos eran hombres rubios altos y de hombros anchos, del tipo ario, posiblemente padre e hijo, pensó Dan. Y aunque estaban vestidos con ropa muy cara ciertamente había algo tosco en ellos.

 

Dan todavía esperaba que Sammy gritara. Quería que gritara, sabía lo mucho que disfrutaría este momento. Sus palmas estaban sudando. Estaba jadeando. Su miembro estaba enhiesto entre sus piernas.

 

El hombre más viejo tomó la cobija de Sammy y la apartó. Por un breve momento Dan vio cómo las manos del niño se prendieron apretadamente sobre su pecho. Luego el hombre tomó al chico del antebrazo y lo puso de pie. Dan pudo ver cómo Sammy se estaba resistiendo pero la resistencia no era útil, por supuesto. Dos gotas de lágrimas rodaron silenciosas por las mejillas del pequeño. Dan sintió vértigo. Los hombres rieron. Hablaron entre ellos - y lo único que Dan entendió fue:

 

"Schon, sehr schon..."

 

De alguna forma era surrealista, y de repente conmovió a Dan. Como si estuviera apreciando alguna pintura vanguardista, en parte hablando, en parte en silencio.

 

 

Podía oír a los tipos - pero el chico que tenía que llorar sólo estaba temblando silenciosamente en las firmes manos que lo mantenían derecho en la cama.

 

¿No esperaba que nadie acudiera en su ayuda? Se preguntó Dan asombrado.

 

Uno de los hombres tiró del doblez del pijama del niño. La tela se rompió. Y al mismo tiempo el otro tipo bajó el pantalón del niño.

 

Precipitadamente Dan llevó su mano hasta sus bolas. Su verga estaba dolorosamente caliente. La acarició sin apartar los ojos de la habitación.

 

Los hombres acostaron al chico boca abajo en la cama - ahora los sostenían tan firmemente que no había oportunidad de que los desafiara. Uno de los tipos juntó las muñecas del pequeño y las puso sobre su cabeza mientras el otro agarraba los tobillos de Sammy. Estaban jalando al chico en direcciones opuestas - la vista era hipnotizadora - el estrecho y pequeño cuerpo estirado por dos hombres cuyas manos estaban manoseando los lugares íntimos del chico desvergonzadamente.

 

Ahora Dan podía oír a Sammy. La dulce voz del niño estaba suplicando mientras las lágrimas fluían por sus mejillas - tan abundantes que emergían en dos caudales constantes. Sus suaves labios temblaban lastimosamente.

 

"Por favor... por favor no... ¡por favor déjenme!"

 

Uno de los hombres se inclinó y presionó sus labios en la boca del niño. Incluso los pequeños sonidos que Sammy estaba haciendo fueron amortiguados. Dan se sentía encantado viendo al hombre que estaba enterrando su lengua en la boca del chico, atestándola - mientras sus gruesos dedos intentaban apretar los pezones del pequeño que estaban tan lisos que no podía asirse de ellos.

 

El niño sollozó. Por alguna razón - posiblemente por la misma razón que Dan - ellos lo disfrutaban. El hombre torció los genitales de Sammy otra vez - y al mismo tiempo su compañero más grande le dio al niño un cruel pinchazo en su diminuta tetilla. Ahora el chico estaba llorando en voz alta. El tipo más viejo fijó su mirada en la cara llena de lágrimas del niño. Su pulgar siguió el hilo de lágrimas en la mejilla de Sammy y bajó hasta la temblorosa boca del pequeño, tan dolorida que parecía distorsionada cuando lloraba. Dan vio cómo el hombre recorrió los labios del pequeño con su pulgar, presionando y tirando más y más fuerte, hasta que el niño gimió de dolor.

 

"¡Jódelo!" Dan no pudo permanecer en silencio. Su grito fue un susurro pero lo dejó salir. "¡Jode al pequeño puto!"

 

Al fin vio cómo el hombre más grande bajaba el cierre de su pantalón. Su pene era como una larga salchicha negra cuando la puso frente a la cara del chico.

 

Dan estaba masturbándose enloquecidamente.

 

"Sí, sí," murmuraba, "¡Méteselo! ¡Asfíxialo con tu carne!"

 

El hombre procedió. Dan pudo ver cómo Sammy sacudía violentamente, horrorizado con la enorme polla tan cerca e intentando escapar de ella - pero el hombre sujetó su cabello y lo hizo que se quedara quieto. Frotó la fusta contra la boca del niño, disfrutando la sensación de sus sedosos labios en la sensible carne caliente.

 

Mientras tanto su compañero más joven se levantó y Dan vio que también se había quitado el pantalón. El hombre separó brutalmente las piernas del chico.

 

Sammy chilló de dolor. Su cara se volvió blanca. Dan pensó que hasta le pareció escuchar cómo algo se desgarraba en la ingle del pequeño. Pero al hombre no le importaba. No se detuvo. Su verga estaba lista - sólo la cubrió con saliva antes de enterrarla en la entrada del niño.

 

Sammy gritó. Su delgado grito fue horrible. A Dan le pareció tan desgarrador que lastimó sus oídos. Pero no cubrió sus orejas - ¡oh no! Lo amaba. Le prometía traerle un magnífico orgasmo - justo igual que de la vista del duro miembro del tipo penetrando la diminuta entrada del chico.

 

 

No era tan fácil - por supuesto, Dan sabía que no lo sería. El hombre estaba dando todo lo que tenía al presionarse contra el niño, metiendo su polla en cortos movimientos. Estaba haciendo pedazos las piernas de Sammy, usándolas para empujarse - y aun así sólo estaba entrando unos milímetros. El chico gritaba desesperadamente - mientras el otro tipo meneaba entusiastamente su pene en su rostro.

 

Dan se corrió. Simplemente no podía aguantarlo más. La vista de la verga del hombre martillando pulgada a pulgada en el trasero del niño era más de lo que podía soportar. Al principio había poco progreso en el avance del hombre. Después algo pasó - y fue sin problemas. Dan se dio cuenta de que lo había roto. Vio un chorro de sangre escurriendo de la abertura del niño, tan rojo brillante en su piel blanca.

 

Los gritos de Sammy se volvieron desesperados. El tipo sacó su pene del hoyo del chico y lo volvió a meter, todo entero en un solo movimiento. Y al mismo tiempo el más grande metió su polla entre los labios de Sammy. El chico tosió. El hombre empezó a joder su boca - bueno, en realidad no a joderla pero intentando empujar algo de su pene en ella. En realidad no tenía éxito - pero de alguna forma Dan pensó que eso no le importaba al tipo.

 

El hombre que estaba violando el trasero de Sammy cambió a las largas y profundas embestidas, recargando todo su peso en el chico. Sammy sollozaba débilmente, dejando salir desgarradores gemidos cuando el hombre empujaba especialmente profundo o cambiaba el ángulo. Dan admiraba el comportamiento del tipo. Pero pensó que él sería capaz de hacerlo aún más cruel. ¡Oh, pronto lo haría!

 

El hombre aceleró otra vez cuando estuvo cerca. Ahora de verdad estaba lastimando el trasero del niño, moviéndose como un martillo - y ya no había mucha resistencia a sus movimientos. Rompió el culo del pequeño. Dan vio que su pene estaba cubierto de sangre cada vez que lo sacaba. Se inclinó sobre el chico cuando hizo las últimas fricciones - y cayó sobre él, eyaculando. Y al mismo tiempo su compañero disparó en la boca del niño haciendo un largo gruñido.

 

Mantuvo su verga en la boca del niño hasta que Sammy tragó algunos de sus jugos. Después sacó su miembro y embarró lo último de su esperma en los labios del pequeño.

 

Sammy lloriqueó exhausto bajo ellos. Su voz, nunca tan alta, ahora parecía difícilmente audible. Todo su cuerpo estaba temblando - y tembló más cuando el hombre tomó otra vez sus tetillas y las peñizcó.

 

Habían ocupado una hora de sus dos, Dan checó su reloj. No sabía si quería que terminara pronto. La cosa era que quería encargarse del chico él mismo - especialmente ahora cuando lo vio tan roto y lastimado. ¡Pero al mismo tiempo amaba ver a los enormes tipos arios llenando al niño con sus penes!

 

El mayor besó otra vez la boca del pequeño - mientras su compañero succionaba el pequeño ombligo del niño, jodiéndolo con la lengua. Por la siguiente media hora tuvieron a Sammy de esta y aquella forma, llevando sus manos por su cuerpo, torciendo y pinchando aquí y allá, divertidos cuando lo hacían llorar. No eran rudos, eran juguetones, pensó Dan. Al fin el mayor se preparó otra vez.

 

Ahora cambiarían lugares, pensó Dan. Cuando pusieron al niño sobre su ombligo Dan imaginaba cómo el mayor se echaría sobre él mientras el otro usaría su boca. Pero pasó de diferente forma. Ambos se acomodaron detrás del chico - y cuando el más viejo enterró su verga en la sangrante entrada de Sammy el otro empezó a masturbarse lentamente. Después de varios minutos de una vigorosa cogida el viejo sacó su pene - su tieso pene - y su hijo lo reemplazó.

 

Violaron al niño por media hora intercambiando lugares - sin ninguna interrupción. Ya fuera una u otra verga estaba metida en el culo de Sammy. Dan se sentía deleitado pensando en la agonía en que el pequeño tenía que estar. Sammy ya no emitió sonidos altos. Parecía estar completamente destrozado. Al final se desmayó y los hombres lo jodieron inconsciente.

 

Cuando los dos se corrieron, uno después de otro en el recto del chico, el más joven volteó al niño sobre su espalda con rudeza. Dan estaba atónito viendo la palidez en la cara del pequeño, sus ojos cerrados y sus párpados tan morados. Los moretones estaban empezando a oscurecerse alrededor de su boca.

 

Los hombres intercambiaron algunas palabras - no había admiración en ellas. Sonaban cansadas y desinteresadas. El mayor se arrodilló e la cama y sujetó el cabello del niño. Limpió su pene en él - mientras su hijo hacía los últimos pellizcos en las suaves y heridas tetillas del pequeño. Luego se agachó y tomó el elefante del suelo. Se cayó cuando estaban retozando en la cama.

 

Lo torció en sus manos y se rió antes de aventarlo otra vez en la cama.

 

Dan cambió de lugar de la abertura en la pared hasta la ventana y esperó a que salieran. La emoción se volvió tan ferviente que difícilmente podía soportarla. Vio que Sammy recuperó la consciencia. El niño cambió de posición. Dolorosamente juntó sus extremidades. El elefante rodó y lo buscó a tientas.

 

Después al fin el auto negro - un Mercedes, ahora lo vio - se fue y Dan escuchó cómo Wesley se estaba acercando.

 

"Apuesto a que no puede esperar a terminar la cosa, Sr. Byron," dijo tras la puerta y Dan salió temblando. "¿Vamos?"

 

* * *

 

Sammy estaba enroscado en posición fetal en la arrugada cama. Sus enormes ojos delineados de negro estaban cerrados y había dos enormes caudales de lágrimas escurriendo de ellos. Parecía estar mortalmente cansado para Dan cuando se detuvo un momento en el umbral.

 

Al fin, pensó. Al fin.

Entonces, repentinamente los ojos del niño se abrieron y lo atraparon - en la increíble mezcla de sentimientos - reconocimiento, esperanza, súplica. El pequeño se sentó estirando sus manos a Dan.

 

"¡Tío Dan!" su delgada voz salió desgarradora. Había tal desesperación en ella que Dan sintió escalofríos. "¡Tío Dan, por favor sácame de aquí! ¡Por favor llévame a casa!"

 

Fulminó incluso a través de la nublosa mente de Dan. Por una fracción de segundo no supo qué hacer. Estuvo tan cerca de irse como nunca antes lo había estado.

 

Entonces Wesley rió tras él. Y este pequeño sonido le devolvió sus sentidos a Dan. Dio dos cortos pasos, casi automáticos, hasta Sammy y abofeteó al niño en la cara con toda su fuerza.

 

El pequeño jadeó y cayó en la cama. Su mirada se volvió atónita. Llevó las palmas a su cara y la sangre que salía de su nariz manchó sus dedos.

 

Dan sintió cómo su palma estaba ardiendo con la sensación de la suave, aterciopelada mejilla bajo ella. Era tan impactante - y al mismo tiempo tan placentero - de alguna forma familiarmente placentero - como si toda su vida hubiera sabido cómo sería. Y sabía una cosa más, pensó brevemente - nunca en su vida renunciaría a ello. Si no fuera capaz de hacérselo a Sammy otra vez - ahí estaría Ray para él - o alguien más. Los exprimiría hasta hacerlos mierda, pensó embelesado.

 

Golpeó a Sammy una vez más, ahora con el puño, limpiando la pasmada mirada de la cara del niño. Los labios del chico eran suaves como los capullos de las flores bajo los nudillos de su mano. La sangre salpicó de su boca. Furioso, Dan sujetó el húmedo y suave cabello de Sammy y lo jaló más cerca. La sangre lo enfurecía. Golpeó violentamente al chico contra el revés de la cama. El pequeño gruñó - y su mirada se volvió desenfocada cuando cayó flojo en las manos de Dan.

 

"Hey, no está aquí para matarlo," dijo Wesley.

 

"No lo mataré," murmuró Dan.

 

Estaba loco de odio y excitación. El chico estaba encalmado - no inconsciente, sólo aturdido por el golpe. Dan soltó su cabello y vio el rojo mechón en su palma húmeda. Rió. Volvió a cerrar la mano en un puño - y golpeó al niño en su suave y desprotegido ombligo. Todo el frágil cuerpo del pequeño se sacudió. Su boca se abrió como si fuera a gritar - pero sólo estaba tomando aire con sus labios abiertos.

 

Dan sintió que su mente se apagaba. Era todo lo que quería - y ahora no había nada que pudiera detenerlo - de tener, lastimando, destrozando el pequeño cuerpo. Se mantuvo firme sobre el niño. Lo golpeó con ambos puños en el pecho, casi rompiendo sus costillas. Sammy tosió.

 

"¡Sí, zorra, sí, ahora lo entiendes!" dijo Dan. Su boca sedienta se inclinó sobre los lastimados labios del niño. Fue un beso furioso. Sammy se agitó cuando Dan hundió depravadamente sus dientes en la esquina de su boca. El sabor salado era el del esperma del hombre - y luego se mezcló con el sabor de la sangre del pequeño.

 

"¡Te tengo por completo, mierda!" Dan gimió enterrando sus uñas en los hombros del niño. "¡Eres mío, bastardo!"

 

Sintió cómo el niño estaba temblando bajo él - tenía que estar aplastándolo, quitándole la respiración con su peso. Dejó ir la boca del chico - era como una rosa deshojada, tan manoseada y descolorida, y había un rastro de sangre saliendo de su comisura. Dan la lamió y Sammy gimió. Lentamente dejó ir al niño. También había sangre el las yemas de los dedos de Dan - arañó las rayas de carne viva en los hombros del niño.

 

Con un aullido animal Dan se echó en el pecho del pequeño, apresando su pequeño pezón entre sus dientes. El chico se agitó y gimió finamente y Dan succionó la diminuta tetilla con doble fuerza. El sabor del cuerpo del chico era salado con su ligero sudor y el olor estaba mezclado con la esencia de buenos cigarros y agua de colonia de los clientes. Pero a Dan le gustaba todavía más. Lo estaba volviendo loco. Mordió el pecho del pequeño succionando salvajemente tanto de su suave y tierna piel como era posible, masticándola frenéticamente. Sammy gritaba como un pájaro.

 

Dan estaba fuera de sí. Sabía que no sería capaz de detenerse ahora aunque quisiera. Pero no quería, por supuesto. Enterró sus uñas en la otra tetilla de Sammy, rasguñándola, tirando de ella salvajemente - y mordió el suave vientre del niño, casi cerca de su encantador ombligo. Vio cómo sus dientes marcaron la blanca piel del chico con horribles y deformes manchas rojas y moradas, las marcas de sus dientes blancos y llenos de sangre. El niño sollozaba desesperadamente mientras Dan estaba tomando más partes de su pequeño vientre, mordiendo y succionando ferozmente.

 

"Déjame algo," escuchó la voz de Wesley. Sonó difícilmente reconocible - y de repente Dan entendió que por primera escuchaba la voz del corpulento hombre en plena excitación. Se movió entusiastamente. Quería a Wesley cerca, compartiendo el abusado cuerpo de su hijastro con él. Vio cómo Wesley se sentó en la cama y abrió las piernas. Cuando se bajó el pantalón Dan jadeó sorprendido. El tamaño del arma entre los anchos muslos de Wesley era impactante. Era de al menos once pulgadas y colgaba sobre dos horriblemente enormes bolas cubiertas de grueso pelaje.

"Aquí hay un caramelo para tu dulce boca, pequeño," susurró Wesley levantando la cabeza de Sammy del cabello. "¡Vamos, cómelo!"

 

Intuitivamente Dan torció furiosamente los testículos del niño, haciéndolo gritar. Y al mismo tiempo el chillido fue amortiguado por la cabeza de la enorme verga introduciéndose en su boca.

 

"¡Atragántate con él!" Dan presionó hacia abajo la cabeza de Sammy. El sonido de sus náuseas era horrible. Parecía que algo se estaba rompiendo en la garganta del chico. Wesley inhaló con crudeza.

 

"¡Dientes!" gritó molesto. Dan vio cómo introdujo sus gruesos dedos en la boca del chico alrededor de su pene, desgarrando los suaves labios del niño.

 

"¡Haz que se lo trague!" gruñó Dan.

 

Wesley asintió. Sostuvo el cabello de Sammy en su firme agarre y bajó la cabeza del chico. Dan pudo ver cómo la sangre de la boca de Sammy escurría en la fusta de Wesley. El cuerpo del pequeño estaba agitándose en convulsiones.

 

"¡Estúpida perra!" golpeó cruelmente al chico en el costado con su puño. El chico tosió. Dan lo pellizcó con las dos manos viendo cómo la piel del niño estaba hinchándose bajo sus fuertes dedos. Torció hacia atrás el brazo del pequeño, al borde de romperlo. Quería destrozar estos delgados huesos bajo la sedosa piel.

 

El chico estaba ahogándose continuamente. Los sonidos que estaban saliendo de su garganta no eran nada que un humano pudiera hacer. Su cabeza pendía débilmente en la mano del hombre.

 

"¡Te gusta, perra! ¡Sí, te gusta!" gritó Dan. "¡Te daré más!"

 

Su dedo índice encontró su ombligo de seda y lo enterró ahí con furor. Por un momento le pareció a Dan que podía meter su dedo más profundo, justo hasta el vientre del niño. Sammy tembló bajo este nuevo dolor y Dan sintió el acceso de placer yendo a través de su propio cuerpo.

Cuando vio el pene de Wesley emergiendo de la boca de Sammy casi tuvo un orgasmo. El hombre era un especialista en ello. Dan difícilmente podía creerlo pero era tal como veía. Wesley estaba enterrando su monstruosa verga en la boca del chico casi por completo y el pequeño puto lo estaba tomando todo obedientemente.

 

"Naciste para esto, conejito," susurró recordando el infantil nombre con el que Therese llamaba a su hijo. "¡Morirás con una verga en tu garganta!"

 

Rió. Era casi histérica. La verdad de esta frase lo sobrecogió. Sí, será hasta su muerte - penes y penes - para siempre. Era embelesante pensarlo.

 

Dan llevó su boca a los genitales del chico. Eran tan pequeños que podía tomar tanto su pene como sus pequeñas bolas en su boca de una sola vez. Succionó las vulnerables partes abusadas, las mordió depravadamente sintiendo cómo estaba haciéndolas sangrar. Quería destrozar al niño en pedazos. Literalmente.

 

"Sí... sí... Mein Gott..." Wesley estaba jadeando. La mano que apretaba el cabello de Sammy empañó. El sonido de sus bolas chocando contra la mandíbula del pequeño era atónitamente frecuente. Ahora sus embestidas no eran largas, sólo unas pocas pulgadas de su pene salían de la boca del chico. Estaba cubierto en saliva ensangrentada prácticamente por completo.

 

Pero cuando Wesley se corrió levantó la cabeza del chico - una vertiginosa vista de todo el tronco de su miembro saliendo de la boca del niño - y Dan no tuvo que perderse nada. El blanco y cremoso fluido del esperma del hombre borboteó de la destruida boca del pequeño.

 

"Cariño..." jadeó Wesley casi cariñosamente y luego apartó la cabeza de Sammy. El chico cayó flojo en la cama y ahora Dan pudo ver su cara.

 

Caray, lucía casi irreconocible. Su rostro, mojado de lágrimas, estaba tan lleno de agonía que parecía blanco. Había un desastre de colores donde antes estaba la pura blancura. Sus ensangrentados labios ahora eran violetas y había una razón por la que su boca se veía más ancha que antes. Dan se dio cuenta de qué era. El chico tenía la boca desgarrada.

Ese simple pensamiento enfermó a Dan - el mismo que los sangrientos mocos saliendo de la nariz del chico. Y repentinamente el cuerpo de Sammy se agitó en un ataque de tos y Dan vio cómo el esperma de Wesley escurría de la boca del pequeño.

 

Ahora era todo menos hermoso. De hecho, era terriblemente feo.

 

"Qué sucio," Wesley tomó la esquina de la sábana y limpió la cara de Sammy.

 

Pero como luciera el niño - no era nada que pudiera detener a Dan de desearlo. Inhaló a todo pulmón. Estaba a punto de tenerlo.

 

"Le ayudaré," sugirió Wesley cuando Danholm tomó los tobillos del niño y los levantó. Sammy se sacudió y se revolcó otra vez con el dolor de sus ligamentos rotos.

 

Era justo como en sus sueños, pensó Dan. Sólo que en sus sueños nunca imaginó que la entrada del niño estaría tan rota y deshecha. Los fluidos que escurrían de ellas eran asquerosos. Sangre, mierda y semen - y el destrozado lugar entre las nalgas del chico no era diminuto en absoluto. Sí lucía como si hubiera recibido dos sólidos penes hacía una hora.

 

Pero a Dan no le importaba. De verdad no le molestaba, no era lo importante, qué tan apretado o flojo estuviera el culo del niño. Era lo de menos.

 

Sacó su oscuro miembro. Ciertamente era más delgado que el de Wesley - pero cuando lo veía contra el cuerpo del niño parecía de la misma e increíble inmensidad. Vio cómo Wesley lo estaba observando - expectante, con aprobación - y luego hundió su verga profundamente dentro del pequeño.

 

Era una loca empresa. El abusado interior del chico se fundió bajo los ataques de Dan. Lastimó y lastimó el sangrante hoyo de la entrada del niño, ahogado por increíbles sensaciones, aturdido a todo lo demás. Era fantástico. Era un deleite.

 

Pensó que su orgasmo duró una eternidad. Y luego simplemente cayó sobre el doblado cuerpo del chico, absolutamente usado. La esencia y suavidad del pequeño lo envolvieron. El niño estaba estremeciéndose - y estos estremecimientos penetrando el cuerpo de Dan se trasformaban en temblores de deleite para él.

 

Wesley soltó las piernas del chico pero todavía seguía lastimándose a causa del cuerpo de Dan sobre él. Luego, al fin, sus piernas se retiraron y suspiró exhausto. Dan tomó su pequeña y pálida cara entre sus palmas y le dio un beso francés. Sammy tembló. Debía tener su boca demasiado herida - o simplemente reaccionaba de esta forma al toque de Dan.

 

Tanto Wesley como Dan parecían haberse tranquilizado un poco. El corpulento hombre empezó a jugar felizmente con las partes privadas del chico, apretando su pequeño pene y jalando su escroto. Dan amaba verlo. Lo observaba mientras manoseaba las tetillas del niño.

 

Sammy ya no lloraba. Sólo había inestables inhalaciones llenando su pecho - pero cuando Dan vio su rostro se dio cuenta más penetrante que nunca de lo mucho que lo habían destrozado. Prácticamente era un pálido muerto y la mirada de sus anchos ojos era negra y congelada, viendo hacia dentro. Sin embargo, Dan sabía que sufría, - todavía se retorció y tembló después de un cruel pellizco.

 

Dan rió. El pensamiento de lo que habían hecho era delicioso. Lo mismo que el saber que su sueño se volvió realidad. Lo había deseado desde hacía tanto - y mira, ¿quién habría creído que podría conseguirlo? Pero ahora Sammy estaba bajo él, roto y corrompido - y Dan podía tener cada parte de su trasero y lo demás que quisiera para su placer - ¿y qué? Saldría impune.

 

En un rato más Wesley se puso duro otra vez y pusieron al chico en cuatro. Tuvieron que sostenerlo firmemente porque se estaba resbalando. Dan observó como el enorme órgano del hombre desgarró brutalmente la entrada del niño y empezó su implacable golpe. El pensamiento de la agonía que la monstruosa verga de Wesley le estaba brindando al arruinado interior del pequeño era sobrecogedor. El propio pene de Dan se irguió una vez más cuando lo frotó contra la ensangrentada boca de Sammy.

 

Intercambiaron lugares por la mejor parte de la noche, violando la boca y trasero de Sammy, llevando sus manos y labios sobre su cuerpo, deleitándose con su dolor. Al final dejó de temblar, sólo gemía cuando eran especialmente crueles con él. La mitad de su cuerpo estaba cubierto de esperma y había grumos de esperma y sangre saliendo de su ano con cada movimiento.

 

Wesley intentó hacerlo lamer sus bolas y culos pero el chico estaba bastante lejos de poder hacerlo y Wesley dijo que lo haría después.

 

"¡Si tan sólo pudiera regresar y probar todo lo que le enseñaré a hacer!"

 

"Regresaré," prometió Dan. Sabía que sería capaz de convencer a Therese de dejar al chico en la granja hasta el final del verano.

 

Ella no lo volvería a ver, pensó. Qué divertido.

 

Wesley dejó que Dan se preparara para un ataque más - pero ahora era muy lento. Sabía que no sería fácil terminar hoy con todos sus orgasmos. Cogió al niño por tanto rato que perdió el sentido del tiempo - y eventualmente no se corrió. Cayó dormido sobre el cuerpo del chico, con su pene todavía dentro.

 

* * *

 

Los rayos dorados del sol matutino acariciaron la cara de Danholm. Abrió los ojos, rodándose felizmente. Todo su cuerpo estaba en la dulce languidez y una ancha sonrisa feliz estaba posada en su hermosamente cincelado rostro cuando recordó la noche pasada.

 

No escuchaba ni un ruido de Sammy pero podía sentir al niño sin tener que verlo. Estiró la mano y encontró al pequeño. Sammy gimió. Era un patético sonido - tan delgado como si fuera un gatito recién nacido quien lo estaba haciendo. Dan se volteó sobre su costado y se levantó sobre su codo.

 

"Buenos días, pequeño puto," susurró casi con ternura. Vio cómo Sammy empezó a temblar.

 

El chico yacía de lado, realmente pequeño, y su abusado cuerpo lucía terrible. Prácticamente no había lugar sin moretones y sangre seca las oscuras venas. El esperma incrustado en su cabello y cara estaba manchándolo todo. Su boca parecía estar supurando donde estaba rota.

 

Dan amaba ver los rastros de su reciente violencia. Probablemente no sentía la misma ira contra el chico - pero la penetrante sensación en su ingle permanecía. Alcanzó a Sammy y guió su pene entre las piernas del niño.

 

Cuando Danholm bajó a la cocina Wesley ya tenía el desayuno listo. Intercambiaron miradas - satisfechas, cómplices - y luego rieron juntos. Era extraño cómo la noche anterior los unió. El enorme hombre parecía como un hermano mayor para Dan - el que nunca tuvo. Prendió un cigarrillo y esta vez sus dedos no temblaron.

 

"Siento que tenga que irse pronto, Sr. Byron," dijo Wesley. De repente Dan encontró una forma muy simple de luchar contra este irritante hábito de Wesley de llamarlo por su apellido.

 

"Dan," dijo.

 

"¿Qué?"

 

"Llámame Dan."

 

"De acuerdo," el hombre sonrió. "¿Estás seguro que no puedes quedarte por uno o dos días?"

 

"Nuestro avión sale mañana temprano," Dan suspiró. "Tengo que irme en... dos horas."

 

"Bueno," Wesley echó un vistazo a su reloj. "Dos horas es muy buen tiempo... Dan. ¿Qué piensas de presentarle a Sammy a Ray?"

 

Por muy agotado que Dan estuviera el pensamiento golpeó el familiar acorde en él. Se estaba poniendo cada vez mejor, pensó. Nunca pararía. Asintió entusiasta.

 

Luego Wesley dijo:

 

"Uh-oh," y aunque nada cambió en su cara de plástico Dan sintió un tipo de vaga preocupación en su voz. "Alguien nos visita."

 

Dan se levantó. No sabía qué pensar.

 

"¿Esperas clientes?" preguntó esperanzado. Wesley sacudió la cabeza. "¿Entonces quién es?"

 

"Veamos."

 

Salieron al patio y Dan entrecerró los ojos tratando de discernir el auto en el tren de polvo en el camino. Era una desgastada camioneta azul - y unos segundos después pudo leer la firma "Fauna Ecológica, Universidad de Maine" en un costado.

 

"Amigos de la naturaleza," escuchó decir a Wesley entre dientes. Su voz estaba llena de desdén. Dan veía al hombre que estaba con los brazos cruzados en su diafragma - e intuitivamente hizo lo mismo. La van se detuvo y cinco chicos salieron de ella.

 

Bueno, cuatro de ellos eran chicos, la otra era una chica, Dan se dio cuenta. Difícilmente volteó a verlos, corrió hacia su Buick nada más bajó de la camioneta - y en un momento escuchó su aguda voz anunciando:

 

"¡Aquí, lo encontramos! ¡Aquí está la sangre! ¡Sólo miren!"

 

Ella era joven, difícilmente tenía veinte, un marimacho - el tipo que Dan siempre odió. Adquirió una sensación desagradable, como si tuviera que tragar algo rancio. Le echó un vistazo - que aparentemente no notó - cuando uno de los jóvenes, un enorme chico de piel negra, dijo disculpándose:

 

"Somos de una organización de protección ambientas. Intentamos centrar atención en las especies en peligro de extinción de Maine. Nos llegó información de que había un lince arrollado en el camino 97..."

 

Dan pensó que rompería en carcajadas. ¡¿Un lince?! ¡El puto animal había dañado el parabrisas de su auto!

 

"Fue usted quien lo hizo, ¿verdad?" el joven preguntó con un tipo de compasión.

 

Por un momento Dan se sintió preocupado. ¿Era algo por lo que tenía que pagar?

 

"Mira, saltó al camino justo frente a mi. No pude girar. Tenía a mi hijo en el auto..."

 

"Sí, seguramente, entendemos," dijo el chico. "Nadie lo culpa."

 

"¡Pero era un lince norteamericano!" la chica se precipitó otra vez. "¡Uno de los animales más raros en Maine! ¡¿Sabe los pocos de ellos que aún existen?!"

 

Dan ni siquiera le dirigió un vistazo. Cuando el chico dijo que nadie lo iba a culpar suspiró aliviado. Nada más importaba.

 

"Silvia..." otro compañero de la muchacha intentó regañarla. Dan escuchó cómo Wesley reía, claramente disfrutando la escena.

 

"De hecho," el chico de color intervino otra vez, "empezamos la campaña para poner los señalamientos de advertencia en el camino 97. Lo triste es que el hecho de que haya arrollado al lince norteamericano puede ser crucial para ello."

 

Su mirada amigable se rompió contra la fiera vista de Dan.

 

"No voy a firmar nada," Dan sintió cómo la arrogancia lo invadía. Le desagradaban. Le desagradaba la muchacha. Le desagradaba el de color - quizá, especialmente por su inteligente amabilidad - pero, la verdad, es que todas las personas de color le desagradaban. Quería mostrarles a todos quien era el jefe aquí. "¡Linces! ¿Creen que no tengo nada que hacer? ¡Desperdiciar mi tiempo en sus campañas! ¡Tengo mi trabajo, mi familia!"

 

"Sí, señor," el muchacho que calmó a Silvia asintió bajando los ojos. "Entendemos."

 

Pero Dan no se detuvo. Le gustaba sentirse como se sentía ahora - tan fuerte y seguro, sabiendo que los aprobatorios ojos de Wesley estaban sobre él. Iba a ponerlos en su lugar.

 

"Si esperan que pague unos honorarios a su bonita organización o lo que sea..."

 

"No, señor, no," dijo el chico. Entonces, repentinamente la muchacha se dio la vuelta y se dirigió al auto en silencio. Había algo raro en su andar y Dan pensó complacido que la marimacha se veía realmente angustiada. ¡Pudo ponerla en su lugar! Observó cómo entró a la van, tomó el teléfono celular y presionó unos botones. Hizo una orgullosa mueca.

 

Y luego se dio cuenta de que los demás no fueron a ningún lado. Todavía estaban parados enfrente de él y Wesley y viendo...

 

¿A dónde estaban viendo? No fue una comprensión. Fue un repentino destello de intuición - como siempre le pasaba. Se dio la vuelta y cuando vio sintió cómo todos sus músculos se contraían impotentes. Vio lo que los muchachos estaban viendo - el la puerta de la casa de Wesley.

 

Ray estaba ahí, abrazado de la perilla de la puerta, tambaleándose, pálido como un fantasma y delgado - sólo una sombra de ser humano. Con nada más que las vendas en su pecho y hombro. Viscosa y grumosa sangre cubría el interior de sus muslos y de sus enormemente hinchadas bolas y pene. Sus pezones deformados parecían gritar en su pecho.

 

No podía estar pasando. Dan escuchó su propio desvalido gemido. Simplemente no podía. Pero estaba pasando. Lo vio en las apretadas caras pálidas de los muchachos acercándose. Lo vio en los ojos de la joven viéndolos desde el auto. Terminó e hablar por teléfono - y de repente Dan entendió que sabía qué número estaba marcando.

 

"Ooh, Dios..." susurró.

 

Su horror lo inundó y de repente salió con el hilo de su orina por su pierna. En una muda esperanza volteó hacia Wesley - el enorme hombre tenía que salvarlos a los dos, ¡¿qué no era un antiguo soldado?! Tenía que sacar su pistola, matarlos a todos.Invitados indeseados.

 

Pero de pronto Wesley ya no parecía grande y fuerte. Fue como si sólo se convirtiera en un hombre anciano - incluso uno senil - sus hombros se encorvaron, su espalda se jorobó cansadamente - y sus pequeños ojos viraban casi suplicantes de una cara a otra.

 

Todo había terminado. Dan quería gritar. ¡No, déjenme ir! ¡No quiero tener nada que ver con esto! Pero el muchacho que estaba parado temblando en la puerta repentinamente se bamboleó y deslizó al suelo como una muñeca rota.

 

Y al mismo tiempo todo empezó a moverse - alguien corrió hasta el niño, alguien estaba apresando los brazos de Dan y torciéndolos en su espalda. Sintió las lágrimas lavar su cara.

 

Y ya podía escuchar el sonido de las sirenas de la policía acercándose.

 

FIN

 

Notas finales:

Si leyeron la historia completa, muchas gracias. La verdad si me supuso un reto traducirla porque no me sé muchas groserías (aunque no lo crean XD) y sufría mucho cuando tenía que escribir una (debido a la falta de sinónimos).

También es el primer fic que traduzco en cuatro horas ininterrumpidas XDD (mis tripas me estaban gruñendo horrible).

Espero que la historia les haya conmovido tanto como a mi, y que les haya gustado de igual forma (¿en alguna torcida manera...?)

Yo no estoy a favor de lo que Dan hizo ni mucho menos lo justifico, pero la cosa es que el fic me hizo enojar terrible, llorar y sobre todo, amar el final.

Cuando le escribí a Juxian diciéndole lo mucho que me había gustado su fic me dijo que a Therese le iban a quitar a los niños porque obviamente no era una buena mamá. Y a los tipos estos a la cárcel (ojalá que ahí les pase de todo a los desgraciados).

Creo que es las historias de Juxian son las más crueles e hipnotizantes que he leído.

También me disculpo si encuentran faltas de ortografía, coherencia o ambigüedad en el texto, pero la verdad cuando terminé de traducirlo ya mis pompas no me daban para corregirlo XDD

Y esta vez si me pertimo pedirles que dejen sus reviews y compartan sus opiniones sobre Los Pasos De Un Intruso.


¡Muchas gracias por leer!


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