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SAIYUKI - RETANDO AL DESTINO por sakura_mokona

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Notas del fanfic:

Weno... fic raro XDXD Sanzo x Goku, por supuesto pues es mi pareja favorita de Saiyuki.

Aviso que tiene el lemon más detallado que he hecho nunca, para mi un lemon de casi nueve pag. es increíble XDXDXDXD

 En realidad es un sólo capi, es decir, un one-short, pero tiene demasiadas palabras y no me deja XDXDXD así q lo he dividido en dos.

Espero que les guste ^^

Notas del capitulo:

Aquí la primera parte del fic

Espero que les guste o les entretenga almenos jajajaja

Una cosa, se supone que Goku ya sabe que Konzen es Sanzo y como murió el primero ^^

Este fic va dedicado a mi amiga Windgates, tmb autora de fics de Saiyuki, una chica majisima que me animó mucho a publicarlo. Todavía le debo uno XDXDXD

Nota: Ninguno de los personajes me pertenece, sino que pertenecen a su dueña Kazuya Minekura ^^

RETANDO AL DESTINO (1ª parte)

Observó en silencio el movimiento de sus manos al verlas acercarse a su cara, invitándole a ponerla entre ellas. Quería sentir de nuevo la calidez de esas manos cuyo recuerdo había estado sellado muchos años atrás. Ahora sabía la verdad de quién era y de quién era él, su sol, su pertenencia más preciada, lo que más amaba en esa vida y en cualquier otra. Esas dulces manos acariciaron su rostro, estaban calientes o ¿quizás era su cara la que lo estaba? Sus pulgares acariciaron sus mejillas encendidas y después bajaron a sus labios. Abrió un poco la boca al sentir el contacto y cerró los ojos, deleitándose con ese placer.

 

- Goku... – murmuró Sanzo y descubrió que le temblaba un poco la voz. Apretó los dientes y entrecerró los ojos. Le era muy difícil mantenerse calmado cuando Goku le estaba mostrando un rostro como aquel. Se sentía como un niño que no se atrevía a dar el siguiente paso. Sus manos paseaban por aquel rostro encendido, se sentía de maravilla tocar sus labios pero seguramente tocarlos con los suyos propios debía sentirse mucho mejor. ¿Cómo podía hacer eso? O más bien ¿cómo era capaz de pensar siquiera en hacerlo? Era Goku después de todo, un niño que apenas sabía lo que decía. Le había visto crecer, al fin y al cabo, siempre pensó que en cierta forma su relación se parecía a la de él con su maestro. La de un padre y un hijo, nada más. Pero que hacer cuando el pequeño había afirmado que lo amaba. Parecía que Goku comprendía a la perfección esas palabras cuando él no era capaz ni de asimilarlas.

 

Dejó caer sus manos a los lados de su cuerpo y se levantó del suelo donde había estado arrodillado. Goku, en la orilla de la cama, abrió los ojos y le miró confundido.

 

- ¿Sanzo? – ¿Por qué le llamaba así? Con tanta confianza, como si lo conociera a la perfección. “No, él no me conoce en absoluto, no sabe nada de mi” pensó cerrando sus manos y apretando hasta clavarse las uñas. Goku no pasó eso por alto y cogió con cuidado su puño derecho, intentando alcanzar la mirada de Sanzo. No quería que lo rechazara, quería que Sanzo lo amara tanto como él lo amaba. Qué lo fuera todo para él, que lo necesitará. Era un iluso pero era lo único que quería y lo que había querido siempre de Sanzo. Desde que lo rescató de su cárcel de piedra o quizás desde que murió por salvarle, aunque ese fuera Konzen y no compartiera los mismos recuerdos, seguía siendo la misma alma. Un alma más atormentada y más cerrada en sí misma, pero sabía que el cariño que le había dado Konzen también podía dárselo Sanzo.

 

Intentó sonreír y acercó su cara a la mano que tenía entre las suyas y depositó un suave beso en ella. Notó como Sanzo se estremecía y temblaba más.

 

- Goku... - intentó controlar su voz - ...no... esto no puede ser... - ¿por qué le costaba tanto decírselo? Era algo sencillo, no podía estar con él ni tampoco podía quererlo como él esperaba. Goku le miró con tristeza desde abajo, Sanzo vio aquellos ojos dorados brillar en la oscuridad de la habitación. Fuera, había empezado a llover sin querer detenerse jamás. No podía mirar a Goku o caería en algo que no deseaba. Tocar a Goku estaba prohibido, prohibido, prohibido. Se lo había repetido miles de veces desde que le besó por primera vez, desde que, al verlo desnudo, empezó a sentir dolor de estómago y un cosquilleo molesto en sus partes nobles. Quizás desde el momento en que se había dado cuenta de que Goku había pasado de ser un niño a un adulto; cambio que él no había percibido hasta entonces. Lo apartó de él con lentitud y se alejó, dispuesto a irse por la puerta por la cual no debería haber entrado nunca; pero el mismo Goku lo detuvo. Lo abrazó por la espalda, pegando sus mejillas a la altura de sus omoplatos. Sabía que estaba encogido porque Goku ya era casi tan alto como él.

 

- Sanzo no te vayas... - murmuró apretándose más a él. Éste podía sentir el cuerpo de Goku desprendiendo un calor que conocía bien y su aroma parecía ser el aire de la habitación. - No quiero que te vayas Sanzo... no me rechaces - claro qué tenía que rechazarlo. Él era un monje después de todo, aunque a veces lo dudara incluso él mismo, y lo más importante, era un hombre y Goku también. Y muchas más razones en contra de esa relación que no quería ni recordar. Lo único que tenían era ese momento, ese instante, y si Sanzo rompía la distancia que les separaba, sería tan doloroso el momento de su separación que dudaba que pudiera sobrellevarlo.

 

- Goku... suéltame por favor... - pero sólo los Dioses sabían cuanto le costaba decir eso cuando lo que quería era darse la vuelta y abrazarlo. Ya no era cuestión de orgullo, era de necesidad.

 

- No - respondió quedamente, sin atrever a alzar más la voz. Él no estaba dispuesto a soltarlo pues sabía que si lo hacía, lo perdería.

 

- ¡Goku! - gritó Sanzo haciendo acopio de todas sus fuerzas. Cogió las manos que estaban atadas a su cintura e intentó soltarse. - ¡Goku suéltame! - Sabía que Sanzo estaba furioso pero no lo soltaría, jamás, nunca más lo soltaría. El recuerdo de Konzen volvió a él una vez más. Konzen pidiéndole que siguiera sin él, Goku soltando su mano y ver a Konzen alejarse de él y acercándose a los guardias. Quizás si no lo hubiera soltado, hubiera podido morir junto a él. Si tenía que morir, prefería hacerlo junto a Sanzo. No volvería a equivocarse.

 

Sanzo seguía intentando desesperadamente soltarse de Goku y éste cada vez parecía tener más fuerza y él cada vez menos. Al final dejó de forcejear y quedaron en silencio.

 

- ¿Qué es lo que quieres de mi? - preguntó Sanzo en voz baja y ronca. - Yo no puedo darte nada, no puedo ser tu sol Goku. - Eso ya lo sabía, que el sol de cada uno debía hacérselo uno mismo pero...

 

- Siempre lo serás Sanzo porque tú me salvaste. - el rubio suspiró ya cansado.

 

- Sólo fue una casualidad que te encontrara, nada más - aunque no fuera cierto, aún así, debía hacer todo lo posible para convencerle de que así era.

 

- ¡No! ¡Yo sé que no fue así Sanzo! - gritó al borde del llanto - ¡Te llamaba continuamente, era a ti a quién llamaba todos los días! ¡Sólo a ti! - y era cierto porque Konzen se lo había dicho, que lo llamara e iría a buscarlo, estuviera donde estuviera - ¡La oíste ¿verdad?! ¡Oíste mi voz llamándote! ¡Eras al único al que llamaba y al único que llamaré si vuelven a encerrarme! - Sus sentimientos eran tan puros como él mismo. Pero Sanzo no era puro y seguramente ensuciaría su alma si estaba con él. Quizás era eso lo que más miedo le daba. Su maestro le dijo una vez que había oído su voz llamándole y que por ese motivo lo había salvado y llevado al templo. Le dijo que él también oiría una voz algún día, siendo de nuevo maestro y alumno. Goku quizás también oiría algún día una voz llamándole y entonces desaparecería de su lado. Se descubrió a si mismo pensando que ojala ese momento nunca llegara. Pero era el destino, su maestro estaba destinado a encontrarle y él estaba destinado a encontrar a Goku y Goku también estaba destinado... era una cadena que no podía romperse. Él quería a su maestro como un padre, igual que debería quererle Goku. Quizás Goku sólo estaba confundiendo las cosas.

 

- Escúchame Goku, lo que sientes no es más que... cariño - sintió como Goku refregaba la cara de un lado a otro, negando, en su espalda. - Como si fuera un padre para ti.

 

- No Sanzo... - susurró el pequeño - Al principio pensaba que sí, sentía mucha admiración por ti y creía más en ti que en cualquier otra cosa pero ahora... - sorbió la nariz y dejó escapar una pequeña risa - Sé que soy un anormal.

 

- Cállate - si Goku era un anormal en qué se convertía él. Pero Goku volvió a reír.

 

- No sé cuando cambió lo que sentía ni donde ha quedado toda esa admiración pero Sanzo... - se pegó completamente a su cuerpo, quedado su boca a la altura de su cogote - ...ahora sólo pienso en abrazarte - expiró contra su cuello provocando un estremecimiento por parte del mayor - en besarte y en... tocarte... - y Sanzo volvió a sentir dolor de estómago y cosquilleo en sus partes bajas - ...y quiero que tu sientas lo mismo. Pero... sólo hay una cosa que no ha cambiado en absoluto... - el rubio tragó saliva - sigues siendo lo más importante para mi Sanzo y creo que siempre lo serás. - Y Goku soltó su amarre, dejando caer los brazos a ambos lados de su cuerpo. Sonrió y agachó la cabeza. Ya estaba todo dicho y ahora todo quedaba en manos de Sanzo.

 

Maldita sea el día en el que empezó a oír su voz. Maldita sea el día en que lo rescató. Y malditos sean los días en los que lo cuidó y estuvo a su lado. No abría un mañana para ellos, como mucho los restos de gotas de la tormenta que estaba acechando fuera. Él siempre había odiado los días de lluvia porque le recordaban a la noche en la que su maestro murió. Pero ahora resultaba ser una noche en la que Goku le había confesado las palabras más hermosas que jamás hubiera creído para él.

 

Sanzo se giró finalmente, encarando a Goku. Éste era iluminado solamente por los pocos rayos de luna que entraban por la ventana. Su figura esbelta, de un joven ya formado, le parecía algo irreal. Apretó de nuevo sus manos y cerró la boca con fuerza.

 

- Al diablo con todo - murmuró con fuerza; si el mundo se derrumbaba al día siguiente o si él moría por salvar a Goku le importaba ya una mierda. Les demostraría a los Dioses que él también podía romper las duras cadenas del destino.

 

Goku levantó su semblante extrañado por las palabras del mayor y vio un Sanzo serio pero relajado, ya no habría más dudas por esa noche, o quizás no de ese tipo. El rubio se acercó a él y le dirigió una firme mirada.

 

- ¿Estás seguro de esto? ¿Quieres que te ame? - Goku asintió lentamente sin comprender muy bien porque se lo preguntaba de nuevo. Entonces Sanzo suspiró, relajó sus facciones y se abrazó a él. Goku, con los ojos abiertos de par en par notó como los brazos de Sanzo se cerraban en torno a su cuerpo y lo apretaban contra su cuerpo. Sintió una mano viajar hasta su cabeza y la otra sostener su cintura con mucha fuerza. Sanzo descansó la cabeza en el hombro derecho del menor. - Eres un idiota... - murmuró aún sin atreverse a decirlo - pero... - su corazón latió con fuerza, sonrió al pensar que seguramente Goku estaba sintiendo latir su corazón desenfrenado - ...un idiota que me vuelve loco. - Creyó que se le paraba la respiración. Eso era mucho más de lo que había imaginado que Sanzo dijera si le correspondía. Sintió sus ojos arder y no pudo evitar que floreciera de él una sonrisa.

 

- Idiota... - susurró escondiendo la cara en su cuello y aferrándose fuertemente a su túnica. Sanzo se separó de él en sentir algo tibio y mojado caer por su pecho.

 

- El idiota eres tu por estar llorando ahora que no te he rechazado - Goku rió secándose las lágrimas con las palmas de sus manos.

 

- Ya pero... es que estoy muy feliz... jejeje - sorbió de nuevo la nariz y le sonrió.

 

- Cierto - Sanzo también estaba sonriéndole - los idiotas también lloran de felicidad. - Acercó su mano derecha a la cara del pequeño, la calidez de sus mejillas de nuevo pero algo mojadas. Volvió a acariciar sus labios pero esa vez se acercó poco a poco a él y junto sus labios con los del menor. Estaban húmedos por las lágrimas y sabían a sal pero eran suaves y no recordaba haberse sentido tan bien nunca. Goku rápidamente rodeó su cuello con los brazos y se pegó a él. Había cerrado los ojos con fuerza y presionaba los labios de Sanzo con los suyos. Se separaron y volvieron a juntarlos. Sanzo volvió a poner una mano detrás de su cabeza y otra en la cintura del menor. Sentía dolor en los labios pero no era algo que lo fuera a detener. Se separaron y apoyaron sus frentes la una con la otra, respirando agitadamente contra los labios del otro. Aún con los ojos cerrados, perdiéndose en la respiración del otro. Sanzo rió.

 

- Tu aliento apesta a daifukus. - dijo abriendo los ojos y mirando hacia abajo. Goku también rió.

 

- Y el tuyo a cigarrillo - contraatacó el moreno acariciando con su nariz la mejilla de Sanzo. - No sé como se sigue Sanzo... no he visto más allá de esto y tampoco lo he experimentado nunca. - dijo con algo de temor. Pero aunque no supiera hacerlo, iba a intentarlo.

 

- Ni yo tampoco - reconoció, aunque algo si sabía del tema, y volvió a reír - Tantos años al lado de ese pelirrojo idiota y no hemos aprendido nada.

 

- Pero tampoco podríamos aprender mucho porque ambos somos hombres... - de nuevo el temor.

 

- No puede ser muy diferente... - apretó suavemente la cabeza de Goku - pero creo que es más algo instintivo que de conocimiento - Goku asintió intentando animarse.

 

- Puede que no te guste...

 

- ¿Te vas a echar atrás ahora?

 

- No. - dijo sin ninguna duda y volvió a juntar sus labios con los suyos de nuevo.

 

Sanzo sentía el mismo temor que él, seguramente sería torpe y lo más seguro era que tampoco le hiciera sentir bien, pero quería intentarlo.

 

- Abre la boca Goku... - dijo frente sus labios. El menor obedeció sin abrirla mucho, Sanzo se humedeció los labios y juntó de nuevo sus labios pero ambos con la boca entreabierta. Entonces deslizó su lengua al interior de su boca y acarició la lengua del menor con ella. Goku algo sorprendido se separó de él. - ¿Qué pasa? - preguntó el rubio intentando saber lo que había hecho mal.

 

- No nada... sólo... es que se sintió muy bien... - Sanzo suspiró sonriendo de medio lado - Lo sé, soy un idiota - y volvieron a besarse. Esta vez fue el turno de Goku de entrar en la boca del rubio y probar su lengua. Se sentía tremendamente bien, húmedo y cálido y con él sabor de otro en sus bocas. Las manos de Goku viajaron hasta los hombros de Sanzo para seguir bajando, acariciando sus brazos. La mano que Sanzo tenía en su cintura pasó por su cadera y luego a su pecho, deslizándose hacia arriba hasta llegar a su cuello. Sus lenguas seguían jugando, luego se separaban y lamían los labios del otro para finalmente volver a juntarse. Entre risas y saliva su beso acabó y Goku se limpió el rastro de saliva que caía por la comisura de sus labios. Sintió ganas de llorar de nuevo pero se aguantó. Sanzo lo supo, se separó de él y le cogió la mano.

 

- Vamos a la cama - lo condujo hasta allí y justo en la orilla le giró para empezar a desvestirlo. Goku se sonrojó ante la acción y se apartó un poco.

 

- Ya... ya me desvisto solo... - tartamudeó sintiéndose de repente pequeño. No le daba vergüenza, al menos no mucha, desvestirse frente a Sanzo. Lo había hecho muchas veces y conocía bastante bien el cuerpo de mayor. Pero que lo desvistiera él era otro cantar, se imaginaba a Sanzo desabrochando sus pantalones y... un cosquilleo le recorrió la espina dorsal y supo que se había excitado con ese simple pensamiento. "Mierda" pensó y se detuvo en su camino de desvestirse.

 

- ¿Lo vas a hacer tu o no? - se sonrojó aún más y desvió la mirada avergonzado. En realidad si quería que Sanzo lo desvistiera. Éste último suspiró y se acercó de nuevo a él. Le quitó la camisa bruscamente y observó unos instantes el torso desnudo de Goku. Escuálido pero musculado y muy moreno. Sus pezones estaban erguidos, primera muestra de su excitación. Entonces dirigió sus manos hacia el pantalón, le temblaban y estaba avergonzado pero se estaba esforzando por Goku. Que difícil era eso. - No me mires - le dijo cabreado.

 

- ¿Y dónde miro?

 

- Idiota, pues por la ventana - le hizo caso pero al sentir el botón de su pantalón ceder tuvo que volver a mirar. La cara de Sanzo, sonrojada pero con la concentración puesta en el cierre de su pantalón... Dioses, esa cara la tendría grabada en su memoria hasta el día de su muerte. La cremallera cedió y Sanzo empujó los pantalones hacia abajo que cayeron sin vida hasta el suelo. Goku caminó hacia delante y los sacó de sus pies. ¿Se atrevería Sanzo a quitarle los calzoncillos también? Todo él tembló y la presión que sentía su miembro era cada vez mayor. Hakkai le había explicado algo de eso en el pasado pero lo tenía bastante difuminado. Algo de pene, semen y de correrse pero no se encontraba con la lucidez de pensamiento en ese momento. - Hey, no te... corras todavía - murmuró Sanzo apartándose un poco de él. Goku le miró y vio como empezaba a desvestirse a él mismo. Se quitó la parte de arriba de la túnica dejando ver la negra malla que marcaba a la perfección sus músculos tan bien formados, quería verlo desnudo y rápido. Se acercó a Sanzo y detuvo sus manos.

 

- Lo haré yo - era hora de tomar su iniciativa y de hacer que Sanzo se excitara. Quería hacerle sentir placer ya que Sanzo se lo estaba haciendo sentir a él. Quitó la túnica y la dejó caer, luego bajó sus manos hasta el borde la malla y se la quitó de un tirón. El pelo de Sanzo se desordenó y desvió la mirada. Así que él también podía estar avergonzado... cogió  los guantes que llevaba y se los quitó, abandonándolos también en el suelo. Finalmente pasó a sus pantalones, desabrochó el botón y la cremallera cedió. Goku tuvo que agacharse hasta su cintura para bajarle los pantalones, cosa que hizo estremecer un poco a Sanzo. Ambos se quedaron en boxers y el moreno se quedó observándolo. Sonrió al ver su boxer más abultado de lo normal, le complacía saber que Sanzo estaba tan excitado como él.

 

- ¿Piensas quedarte mirándome toda la noche?
Notas finales:

Siento dejarlo así!!!!!!

A continuación el siguiente ^^' no me maten. Espero que les esté gustando XDXDXD

 matta neeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee :3


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