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Amarte duele por Nabichan Saotome

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Amarte duele

Rating: PG (Aumentará en los próximos capítulos)
Género: SLASH (shounen ai, yaoi), aventura, drama.
Parejas: Syaoran & Eriol
Otras: Touya & Yukito

Disclamer: Estudio CLAMP tiene la propiedad exclusiva de "Card Captor Sakura"; no se perjudican sus derechos de exclusividad con ésta historia por estar hecha sin fines de lucro alguno.

Por: Nabichan Saotome - nabichan@wanadoo.es
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Capítulo 1. De pinta

Jamás se atrevería a confesarle sus sentimientos, ¿Para qué?... siempre eran interrumpidos por alguna razón, cualquier cosa hacía que enmudeciera por completo, tan sólo observándola en el ensordecedor y molesto silencio, tal vez era una señal, de que lo suyo no podía, no debía ser.

Syaoran había faltado a clases sin alguna buena excusa, se hallaba en una rama alta de aquél gran árbol en el parque cerca de la escuela, donde últimamente ahogaba sus momentos de dolor…

-¿Y qué podía decirle?, “Lo siento profesor Terada, pero no quiero ir a la escuela, estoy enamorado de Sakura perdidamente y tengo miedo de confesárselo” Seguramente él se hubiera burlado y me hubiera castigado de por vida…- Syaoran hizo varios gestos, movimientos y gesticulaciones que provocaron una risita complaciente de Hiragizawa… ese chico tan misterioso, la reencarnación del mago Clow.

-No creo que eso hubiera sucedido querido Syaoran, además, no es muy buena idea- Eriol se hallaba tan sólo a un metro de él, en una rama aún más alta, hacía poco rato que oía aquél soliloquio del joven Lee, parecía divertido al estar espiando a las personas.

-¡¡¡QU… HACES AQUÍ!!!- Syaoran dio tal brinco por el susto que cayó de la rama, sosteniéndose rápidamente; demasiado tranquilo, Eriol lo tomó por el brazo subiéndolo con facilidad en la que él estaba sentado, la cual era más gruesa y frondosa.

-Viendo porqué te has ido de pinta, Syaoran-

-No tenía ganas de entrar- Lee volteó hacia la izquierda evitando recordar la verdadera razón de sus continuas faltas, el cielo se encontraba nublado, como si quiera llorar…

-No querías verla- Eriol dejó de sonreír, aquél tono dulce, amable y gentil de su voz cambió a uno profundo y misterioso, el cual amedrentó a Syaoran, al saber que todo era cierto.

-No sé de lo que estás hablando-

-Oí todo lo que dijiste, no puedes negarlo- Hiragizawa intentaba parecer lo más noble y dulce, sin embargo, sin quererlo lastimaba a Syaoran en lo más hondo de su alma.

-¿Porqué lo hiciste?-

-Me pareció interesante-

-¡Déjame!- Syaoran apretaba fuertemente sus manos, como si con ese movimiento pudiera aligerar el peso de su corazón, pasaron minutos silenciosos llenos de dolor, en que su mente era embriagada con el recuerdo de Sakura. Eriol lo miraba fijamente pero con gran dulzura, como era característico de él la mayoría del tiempo, tanto misterio en su mirada, como si estuviera planeando algo muy importante en el destino de Lee. Los ánimos se calmaron y Syaoran volteó resignado nuevamente hacia la mirada de su compañero -¿Qué debo hacer, Hiragizawa?- sonrió como si hubiera esperado esa pregunta desde hacía rato, cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia la derecha sonriendo triunfante.

-Primero, debes relajarte un poco, sería bueno que nos fuéramos a pasear por un rato y luego podrás decidir con más calma-

-Está bien, vamos- Syaoran bajó del árbol con un solo salto, cayendo con gran suavidad y silencio. Eriol lo imitó, realmente estaba satisfecho de su respuesta, además, él también necesitaba relajarse un largo rato, puso su mano en el hombro de su acompañante al mirar su tristeza, Lee miró los uniformes que traían puestos, no sería adecuado que los vieran con ellos en plena mañana, alguien podría hacer una llamada y...

-No te preocupes por eso, vamos a mi casa a cambiarnos, puedo prestarte algo de ropa- eso definitivamente era una buena idea... Eriol retiró la mano de su hombro esperando alguna respuesta.

-Como digas- su sonrisa aumentó notablemente.
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El camino hacia la casa de Hiragizawa transcurrió en silencio, las hojas de los árboles se mecían lentamente como entonando una canción triste y melancólica.... o al menos así lo percibía Syaoran. Caminaron con muy poca prisa, realmente tenían toda la mañana por delante, apenas las manecillas del reloj rozaban las nueve en punto y les quedaba largo rato hasta que las clases terminaran.

Syaoran iba sumergido en sus pensamientos, pero no pensaba en nada específico, sólo...esperaba, con la cabeza y la mirada ligeramente inclinadas al suelo, como no queriendo saber de la realidad y su destino.

Eriol mientras tanto, observaba las hojas y las flores que caían por el viento matutino y por el otoño que se acercaba pausadamente, se imaginaba en aquél tiempo en el que era conocido como el Mago Clow, todo era diferente, él era diferente, y eso le alegraba sobremanera. Ahora era sólo un adolescente de dieciséis años, lo cual no le molestaba en lo más mínimo, pero a veces, le ganaba la melancolía.

-Ya llegamos- Lee alzó la mirada, realmente su mansión era majestuosa, misteriosa, como su dueño. Abrieron la reja de la entrada, caminando en el jardín gigantesco, en el que Syaoran identificaba tantos olores de hierbas y árboles, que sería imposible nombrarlos a todos.

Por fin, después de un par de minutos llegaron al umbral de aquella mansión, entraron en silencio quitándose los zapatos y dejándolos en el recibidor, Eriol se mordió el labio inferior con suavidad, agradeciendo que Spinel y Ruby Moon no estuvieran en casa, sería terrible que Syaoran se diera cuenta nuevamente que él era en realidad la reencarnación del mago Clow. Hacía un mes que eso había sucedido y aunque borrarles ese recuerdo de la mente había sido muy fácil, no le gustaba la idea de volver a hacerlo.

-Quieres algo de tomar, Syaoran?- la luz entraba perfectamente en la mansión, incluso, deslumbraba. Dejaron sus mochilas en el suelo, al lado del primer mueble de la sala, Lee se sentó en aquél sillón azul en el que seguramente sólo cabrían dos personas bien acomodadas.

-No...- aún estaba algo nervioso, saber que Eriol sabía su secreto le inquietaba terriblemente.

-Traeré té- se retiró de aquél salón dirigiéndose sonriente a la cocina, donde prepararía algo delicioso para su invitado y para sí mismo.

-Gracias- bueno, a pesar de su negativa; la cual, fue por nerviosismo; asintió convencido en que le caería bien un té.
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Eriol regresó al salón con una mesa corrediza en la cual se encontraban colocadas: una jarra, dos tazas y dos platos; así como unos dulcecitos de ate que había comprado el fin de semana y por suerte seguían intactos de las manos de sus guardianes.

-Déjame ayudarte- Syaoran había recobrado su frialdad, su templanza, se puso de pie sirviendo el té, ante la mirada complacida de Eriol, que se sentó pacíficamente al lado del asiento que había tomado Lee minutos antes; le fue entregada una taza, así como un platito con unos cuantos dulces, el cual colocó en el brazo del sillón para que no estorbara; Syaoran también tomó sus respectivas porciones de té y ate, se sentó con tranquilidad, sus finos rasgos se habían acentuado al igual que los del chico Hiragizawa, y si ellos eran realmente muy atractivos de más pequeños, ahora eran sumamente atractivos y sensuales.

-El que te va a ayudar soy yo, Syaoran- Lee volteó sorprendido hacia su compañero, quien actuaba con total complacencia, continuó hablando -Pero primero dime si tengo razón; ya no quieres salir ¿no es así?-

-Así es-

-Lo supuse; te ves demasiado deprimido como para pasear, además, supongo que aquí podremos conversar mejor- Eriol sorbió de su taza de té y tomó un trocito de ate de piña, con el palillo que le había sido proporcionado

-¿Qué te dice que quiero hablar de eso?- Lee tomó tantito té agresivamente, casi ahogándose, cosa que evitó bastante bien.

-No es que quieras, necesitas hablar de ella, además, por algo viniste conmigo a mi casa, ¿me equivoco?... sí, lo sabía...y aún así no estás seguro de platicar conmigo; no te preocupes Syaoran, lo que hablemos quedará entre nosotros y nadie más, no sería educado contar lo que tú me confías-

-Es que no sé...-

-Hace cuanto que sientes eso por ella-

-Hace como.... como un año, realmente no me acuerdo, o no me di cuenta- tomó unos trocitos de ate masticando con suavidad su delicado sabor. Eriol imitó sus movimientos y trató de mantener la mayor seriedad posible. -Antes, creí estar enamorado de Tsukishiro, pero me di cuenta que eso no era amor verdadero, sólo atracción...- Syaoran decidió acallar sus palabras, sin saber de que todo esto ya lo sabía Eriol a la perfección.

-¿Y cómo sabes que eso que sientes por Sakura es amor verdadero y no sólo “atracción”?-

-Simplemente lo sé, ¿acaso no lo has sentido?- Lee contestó severamente su pregunta, golpeando con poca fuerza el sillón, de forma irritada.

-Un par de veces, aunque no lo creas, no es para que te enojes conmigo, querido Syaoran- esa sonrisa tan hermosa de su rostro desapareció por completo, sustituyéndola con una mueca melancólica, llena de recuerdos.

-Lo... lo siento, no fue mi intención contestarte de esa forma- Lee dejó la taza vacía en la mesa colocando su mano sobre la de Hiragizawa para consolarlo, fue correspondido con la otra mano de Eriol sobre la suya, casi acariciándola.

-No te preocupes, es sólo que me acordé de alguien-

-Veo que no soy el único con problemas de esa clase-

-Sí, pero, ahora el tema eres tú, tú fuiste el que se fue de pinta-

-Contigo-

-Tú primero-

-Y luego tú- sus voces eran total y extremadamente suaves que resultarían seductoras para un tercero que estuviera escuchándolos; ambos sonrieron satisfechos y separaron sus manos para seguir con su merienda.

-Debes decírselo antes de que algo más ocurra- Eriol sirvió más té a Syaoran y le regresó la taza, quitó el plato del brazo donde se recargó cómodamente para mirar mejor a Syaoran.

-No es nada fácil acercarme a ella, siempre que logro hacerlo... no puedo decir nada, me convierto en todo un tonto, además, siempre nos interrumpen-

-Eso sí que es un problema...- Eriol suspiró un tanto irónico, sin que Lee se percatara de ello

-Y si ella no me corresponde... rayos... ¿no crees que es demasiado iluminado éste salón?-

-Tal vez... pero no cambies el tema-

-No puedo conversar si es incómodo el lugar- Syaoran cruzó los brazos en forma infantil y hundió la cabeza de la misma manera

-Pareces un niño haciendo berrinche- Eriol rió divertido ante las muecas de Lee y lo invitó a pasar arriba, hubiera corrido las cortinas en otro momento, pero ahora estaban sucias y obviamente que no se encontraban en su lugar. -Vamos arriba, no hay tanta luz en mi cuarto-

-Bien, me gusta la idea- Sí, definitivamente estaba evadiendo el tema de manera obvia, pero hasta eso, era muy divertido.
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Llevaron más aperitivos, realmente; eran provisiones como para una semana, o una mañana ociosa, lo que ocurriera primero. Eriol cerró las blancas cortinas de su habitación, las cuales, eran las únicas que se encontraban instaladas y limpias.

-No está bien que te hallas ido de pinta- Pusieron las golosinas en la cama y ambos se acostaron bocabajo saboreando de todo un poco, papas fritas, dulces, paletas, jugos, refrescos... realmente habían asaltado la cocina ^^U

-Mira quién lo dice- Syaoran tomó un chocolate mordiéndolo complacientemente mientras que apartaba unas papas fritas del alcance de Hiragizawa.

-Pero yo no tengo quién me reclame, tú sí- Eriol arrebató ágil pero gentilmente el paquete de las manos de Syaoran.

-Qué suerte- Nuevamente aquél paquete cambió de dueño, mientras que terminaba aquél chocolate y se disponía a abrir la golosina.

-No lo creas así Syaoran, a veces es aburrido estar tan solo- Eriol tomó nuevamente las papas abriéndolas y ofreciéndole a Lee para que disfrutara de ellas junto a él.

-¿Y tu familia?- tomó una, posándola con suavidad sobre su lengua y disfrutando de su salado sabor tras aquél dulce chocolate. Era una mala combinación, pero... era soportable, además, un adolescente no se fija en lo que come.

-Está en Inglaterra- la verdad, es que no tenía familia ya... toda la había dejado en aquél lugar al venir a residir en Tomoeda.

-Creo que jamás me has contado de eso- Lee sonrió complacido, ansioso de saber más de aquello.

-Jamás hemos hablado, Syaoran- Ligero golpe le llegó mentalmente, era cierto todo eso.

-Siempre hay una primera vez, Hiragizawa- sonrió enormemente tomando otra papa, miró fijamente a Eriol mientras que movía las piernas en forma de ejercicio y ocio. La luz no entraba molestamente al cuarto, al contrario, todo estaba perfecto.

-Primero aprende a decirme Eriol, querido Syaoran- Lee tomó la última papa, la cuál inmediatamente le arrebató Hiragizawa

-Bueno... Eriol... dame esa papa- le quitó la fritura nuevamente, a lo que fue respondido por otro arrebato igual.

-Tú la tenías-

-Dame- Tal vez era mucho ocio, pero le tranquilizaba bastante esa diversión tan simple.

-Toma- por fin, ofreció la última papa a Syaoran, que volteó hacia otro lado juguetonamente.

-Ya no la quiero- Eriol sonrió terriblemente divertido por semejantes actitudes ^^;

-Cómetela-

-Te digo que ya no quiero-

-Come-

-No-

-Cómo de que no- Eriol volteó a Syaoran hacia él y tras darle un leve pellizco la metió en su boca, haciendo que se la comiera.

-Gracias- la masticó, ya había perdido algo su sabor por pasar tantas veces de mano en mano, pero, no estaba tan mal.

-Por nada-

-Pero no tenías que pellizcarme- Lee sobó su brazo, ahora ni siquiera se acordaba de sus problemas, los cuales de todas formas tendría que resolver.

-No tenía, pero quería-

-¡Ah!, con que esas tenemos ehhh- Syaoran se puso de pie divertidamente y tomó unas bolitas de menta, las cuales abrió y empezó a aventarle a Eriol, quién respondió con unas gomitas que realmente no le gustaban mucho.

-A que no me das-

-Claro que sí Eriol...- una gomita le dio justo en la boca casi atragantándolo -¡Ahora sí verás!, ¡Esto es la guerra!-

-¡Te enseñaré!- Ambos siguieron jugando como los niños de dieciséis años que seguían siendo, sin olvidarse de Sakura claro está, pero todavía tenían parte de la mañana y de la tarde para resolver los problemas. No había prisa. Además, todo esto terminaría cuando las frituras escasearan en la habitación de Eriol Hiragizawa.
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CONTINUARÁ....

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