Oscura tentación
Prologo
No se atrevan a preguntarme el porque lo hice, ni tampoco me miren con ojos severos reprochándome las consecuencias de mis actos, ustedes no son nadie para juzgarme, ni siquiera los dioses pudieron hacerlo en el tiempo que fui emperador, y no lo harán ahora que soy un simple humano.
No tengo idea de que sucedió ni porque comencé a sentir esto por aquel ser tan inocente, no crean que no me mortifica el saber que he borrado de aquel cuerpo virginal cada rastro de inocencia. Quizás fueron esos ojos hechiceros los que me cautivaron con su dulzura, quizás fue su hermosa voz entristecida la que me llevo a querer protegerlo, quizás solo se deba a que soy una bestia repugnante incapaz de ignorar tal encanto.
Siento como mi piel aun permanece algo húmeda por el sudor que recorre nuestros cuerpos, tu rostro angelical reposa con una leve sonrisa en mi pecho, tu largo cabello esta completamente humedecido y desordenado dispersado por la cama y mi pecho, susurras algo entre sueños y nuevamente siento que algo tibio recorre mi piel, de seguro son tus lagrimas, aun estas llorando, al parecer todavía te duele todo lo sucedido hace unas horas, como desearía poder aliviar un poco el dolor que llevas en tu alma, pero se que es imposible.
Yo soy un ser que ha vivido toda su existencia con una inmensa oscuridad, ni aun después de recuperar mi pasado mi alma pudo encontrar la paz, pero eso no me importaba, ya que ese era mi destino, estaba destinado a vagar por las heladas líneas trazadas en mi existencia, sufriendo sin tener el derecho de decirlo, estar solo por siempre, pero...
¡¿Porque mierda tuviste que aparecer tu?! ¡Eres un tonto! ¿Acaso no ves que ahora ambos estamos condenados? ¿Qué no ves la miseria que te espera a mi lado? ¿Por qué eres tan inocente? ¿Por que no te alejas?
Se que me puedo torturar toda mi vida por lo que acabo de hacer, pero no lo haré, si he llegado a este punto quiere decir que ya no puedo arrepentirme, tampoco pediré perdón, ni llorare suplicando la comprensión de los demás, no, ahora es imposible.
Siento el leve golpeteo de las gotas de agua estrellarse en contra del cristal, es increíble que todo esto sucediera en un día lluvioso como este, creo que las cosas se dieron demasiadas afortunadas, el solo recordar lo acontecido hace unos instantes hace que mis labios se curven levemente, me siento extrañamente feliz, y a la vez no, es una completa confusión.
"Yugi... ¿se encuentra Yugi en casa?" Preguntó aquel pequeño que temblaba y su mirada era un poco perdida, estaba empapado por completo.
Le conteste que no estaba en casa, pero lo obligue a entrar, ya que de seguir así estoy seguro de que se enfermaría, el solo me agradeció quedamente cuando le ofrecí una taza de café y una manta para que se secara un poco, después de eso y luego de varios segundos en silencio le dije que podía usar el baño, y el solo asintió, después de tomar una ducha con agua caliente se veía un poco más recuperado, era un suerte que la ropa de Yugi le quedara a la medida.
Le informe que Yugi y su abuelo habían salido y dudaba que regresaran esa noche, y nuevamente vi aquella tristeza en sus ojos, pero le dije que se podía quedar en la casa, porque la lluvia caía cada vez más fuerte y no tenia como ir a dejarlo a su casa, le ofrecí llamar a su hermano y decirle que lo viniera a buscar, pero el se negó rotundamente y comenzó a sollozar más audiblemente, y fue en ese entonces que comprendí lo que estaba sucediendo y tan solo lo abrace diciéndole que todo estaría bien.
No se cuanto tiempo paso, pero me alivio mucho el ver que ya estaba un poco más tranquilo, acaricie su cabello me emociono un poco el darme cuenta de que aquello realmente le gustaba.
El solo se refugio en mi pecho y me dio las gracias, yo no articule ninguna palabra, sabia que en ese momento aquel pequeño tan solo deseaba pensar un poco. Sonreí con ternura al percatarme de que se había quedado dormido, lo tome en brazos y con cuidado subí las escaleras hasta mi habitación, no importaba si usaba mi cama yo podía dormir perfectamente en el sillón de la sala, porque no me podía arriesgar a prestarle la cama de mi Aibou, ya que este podía llegar en mitad de la noche y de seguro se molestaría.
Lo acosté con cuidado, cubriendo su cuerpo con las sabanas, acariciando un poco aquella dulce carita, allí pude notar las ojeras que poseía, de seguro había pasado noches enteras sin dormir, le susurre que pronto todo mejoraría antes de besar su frente y alejarme de él, pero me sobresalte un poco al darme cuenta de que aquel pequeño agarró mi mano y simplemente me susurro que no lo dejara solo.
Y no pude negarle aquello, no quería volver a ver esa mirada triste de nuevo, por ello le sonreí mientras me acostaba a su lado, el me dijo unas palabras in entendibles, ya que había comenzado a llorar una vez más, de seguro me estaba contando lo sucedido, pero yo le dije que no era necesario que lo hiciera, claro, para que escuchar algo que le hace tanto mal ¿no? y el nuevamente me sonrió un poco sonrojado disculpándose.
Fue en ese momento que tome su rostro entre mis manos y le dije que no tenia porque pedirme perdón, seque aquellas lágrimas con mis dedos, tu cerraste los ojos mientras suspirabas quedamente, y yo no puede evitar el sentir como una sensación extraña acudía a mi vientre, el verte de esa manera me era muy perturbador, no quería pensar en ello y por eso te aleje un poco de mi, susurrándote que descansaras, tu solo asentiste resignado antes de acomodarte en la cama dispuesto a dormir.
Al parecer me había quedado dormido, pero un fuerte trueno me despertó, mire a mi alrededor algo desorientado, y tu estabas con tus ojos fijos en el techo, lo más probable era que no habías podido dormir, acaricie tu mejilla ganándome tu atención, y aquellos hermosos ojos se posaron en mi, te pregunte si no tenias sueño y tu solo me respondiste que si, pero que no querías dormir aun.
En ese instante te incorporaste un poco hasta estar muy cerca de mi cara, tus mejillas estaban completamente sonrojadas, y desviaste tu mirada avergonzado.
"no soy más que un estorbo para Seto" susurro a penas, mientras nuevamente comenzó a llorar, pero no me dio tiempo de hablar, ya que de inmediato susurro algo más.
"me gustas Yami" su mirada choco con la mía, me estaba pidiendo disculpas con desesperación sin siquiera decírmelo, yo le respondí que tan solo era una confusión que luego se le pasaría y fue en ese momento que dijo algo que realmente me inquieto "¿Acaso tan desagradable soy para ti?" Aquella pregunta era simple, pero el tono en que lo dijo, estaba lleno de sufrimiento y angustia.
Le hice ver todo lo que nos separaba, no solo el hecho de ser hombres, ni la edad, sino lo distinta que eran nuestras realidades, y el sollozo apagadamente, me sentí como maldito bastardo por hacerle sufrir, y sabia que todo aquello estaba mal, que yo como adulto debía alejarme y hacerle comprender lo que estaba sucediendo y lo errado de aquella situación, yo era el que había vivido más tiempo y por ende comprendía lo difícil que era este mundo, en cambio el solo era un pequeño niño que todo en su mundo era dulce y hermoso.
Pero en aquel momento deje de pensar en las consecuencias, en lo correcto y lo incorrecto y simplemente tome aquella barbilla y lo acerque hasta mi, besando aquellos suaves y tiernos labios, que de seguro nunca nadie los había besado antes, me deleite con aquel dulce sabor, el intentaba corresponderme y su torpeza era encantadora, no fue algo que podía controlar, mi cuerpo comenzó a reaccionar y aunque quisiese impedirlo a esas alturas ya era muy tarde, cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo ya ambos estábamos completamente desnudos, yo besaba su pecho mientras tu abrías un poco más tus lindas y suaves piernas, entre más marcaba aquella piel con cada beso y mordida, más escuchaba tu linda vocecita, hasta que llegue a una parte en donde tu gemiste con descontrol, enredando tus dedos en mi cabello suspirando quedamente mi nombre.
El probar aquel cuerpo fue lo más delicioso que había sentido en mi vida, disfrute de cada segundo, de cada sensación impresa en mi, y mientras más marcaba como mío aquel pequeño e inocente cuerpo aquel sentimiento de culpa mezclado con el placer me estaba asfixiando, no sabia si gemir o llorar, creo que estaba haciendo ambas.
Escuche unos sollozos escapar de tu boquita cuando nuestra unión fue absoluta, vi el dolor en tu rostro, pero aquello no me detuvo, y continué, al poco tiempo comenzaste a jadear y a rogarme por más, yo ignore esa petición e intentaba ser lo más suave posible, creo que ambos lo estábamos disfrutando al máximo a pesar de todo.
Y mientras movía mis caderas adentrándome cada vez más en ti, sentía como tu cuerpo estaba temblando, sabía que estabas asustado, que aun te dolía, y realmente me preocupe al escuchar como comenzabas nuevamente a llorar, pero yo no me detuve, jamás lo hice. No sabría decir cuanto tiempo transcurrió ni que era lo que estaba pensando o sintiendo en aquel instante, lo único de lo que estaba consciente era que pronto todo terminaría.
Y asi fue, escuche como gritabas en mi boca antes de correrte entre nuestros vientres, jadeabas, pero aun asi yo besaba tu boquita, bebiendo de ti aquel dulce y calido néctar, antes de dar unas cuantas envestidas más y al fin derramar mi esencia en tu interior, marcándote así como mi propiedad.
Intente salir de tu interior, pero tu negaste con la cabeza pidiéndome que me quedara así un poco más , y cumplí con tu petición, pero temía que mi cuerpo aplastara el tuyo por ello y con mucho cuidado me recosté en la cama guiándote hasta que tu quedaste encima de mi y yo aun permanecía en tu interior, el temblor de tu cuerpo se intensifico aun más, sentía algo tibio escurrirse por mi pecho y eso me preocupo, fue entonces cuando me di cuenta de que aun llorabas, creo que jamás habías dejado de hacerlo, y tan solo te disculpabas, rogando por que te perdonara, aquello realmente me conmovió, me sentía como una basura, pero aun asi intente consolarte con dulces palabras mientras acariciaba tu cabello que aun estaba húmedo, y poco a poco te fuiste quedando dormido, hasta que al fin aquellos sollozos se detuvieron y te rendiste, quedándote al fin dormido.
Otro estruendo se hace presente, y escucho aun más aquellos golpeteos de la llovía, y es en este entonces que me doy cuenta en lo que me he metido y en el precio que tendré que pagar por esto, pero poco me importa, asumiré toda mi responsabilidad, después de todo ha sido mi culpa, no permitiré que este dulce ángel sufra más de lo que ya ha sufrido, y si tengo que decir que yo fui el que lo obligo ha hacer esto, lo haré.
"Yami" susurras mi nombre entre sueños mientras que aquella sonrisa aun permanece en tus labios, creo que el agua que cae fuertemente a las afuera de la casa es contagiosa, ya que siento una humedad molesta recorrer mis mejillas, y es en este momento en que me doy cuenta de cuando odio la lluvia.
"Tu llorabas y aun asi tome tu cuerpo, reclamándolo como mío...lo siento mucho Mokuba..." le susurre a la nada, antes de hundirme una vez más en la culpa y la desesperación que sentía en aquel momento.
Era un enfermo, un maldito desgraciado que ensucio la pureza de un dulce niño.