Ahí estaba su hermano, perfecto como de costumbre.
Dormía plácidamente en aquel mullido asiento, con su cabeza apoyada en el cristal de la ventana de aquel autobús que los llevaba de gira por Europa.
Su pálida piel, se reflejaba con las luces de las farolas del exterior. Su liso y oscuro pelo, tapado por un negro gorro de lana, se dejaba caer por sus hombros. Vestía de negro, como de costumbre, a lo que ya estaba acostumbrado el mayor de los gemelos. Pero debía de reconocer que los vaqueros no le quedaban nada mal…
Una pequeña sonrisa se dibujo en sus labios ante aquel pensamiento.
Estaban solos en el autobús. Los demás habían bajado a estirar las piernas y a comer algo, lo que significaba, que no volverían en un buen rato. Tom se había quedado allí observando a su hermano, con la excusa de no dejarlo solo mientras dormía plácidamente.
Se levantó del asiento situado en frente de Bill y con sumo cuidado se sentó al lado de su gemelo. Se veía precioso. Siempre le había gustado ver a Bill dormir, desde bien pequeños, era una de las pocas ocasiones en las que podía ver a su hermano en tranquilidad, respirando profundamente y totalmente relajado. A Tom le encantaba aquella estampa, la echaba de menos cuando no dormían en la misma habitación, era como una droga.
Su hermano era una droga para él, necesitaba tenerlo cerca, mirarle, hablarle, sentirle. Miró la cara del moreno; esos ojos perfectamente perfilados, esas mejillas sonrojadas, y esos labios… finos como los suyos, pero que lo atraían con fuerza…
Sabía que no estaba bien, sabía que lo tacharían de loco o peor, de perverso y enfermo. Por eso lo mantenía en secreto. No quería perder lo que en estos momentos tenía. Su hermano a su lado, el grupo, la amistad de sus compañeros, la fama… no podía echar por la borda tantos años de lucha por llegar a donde estaban, no podía hacerle eso a Bill, lo amaba demasiado.
Acercó su mano a la suave cara del moreno. “Que bello te ves Bill…” pensó mientras acariciaba la mejilla de su gemelo. Bajó suavemente a los finos labios y mirándolos fijamente se llevó su lengua al piercing y comenzó a jugar con él, deseaba tanto besarlos…
Acarició el cabello de Bill, enroscándolo con sus dedos, era tan suave… ¿Sería todo en Bill así de suave? Sus mejillas se sonrojaron ante el pensamiento y una perversa sonrisa salió de sus labios mientras seguía jugueteando con el piercing.
Se llevó el cabello a la cara y acercando la nariz absorbió todo el olor…”Mmm, hoy no hueles a laca Bill… Me gusta tu olor”. Soltó el cabello con cuidado y posó sus manos sobre las de su gemelo que yacían sobre sus muslos. Cogió la mano izquierda del moreno y la colocó entre las suyas. “Igual de suave…” pensó el castaño.
El moreno se movió cambiando de posición dejando caer su cabeza en el hombro de su gemelo. Tom se sonrojó ante eso, miró a Bill de reojo, seguía dormido. Soltó una de sus manos de la de su hermano y con todo el cuidado para no despertarlo pasó el brazo por detrás de la cabeza de Bill rodeándolo con cariño. El moreno se volvió a mover ante el abrazo y acercándose más a Tom se acurrucó en su pecho dulcemente.
- Mmm, Tomi... -un pequeño gemido salió de la boca de Bill haciendo que su gemelo abriera los ojos como platos ante las palabras. Sonrió, su hermano lo había reconocido, pero seguía dormido. “¿Será verdad que en realidad existe una conexión entre gemelos?”, se preguntó el castaño, mirando de reojo como su hermano dormía placidamente. Besó su pálida frente y sonrió pícaramente.
Daba gracias por aquel momento, no podía tener a su gemelo así muy a menudo, y menos desde hace unos años. De pequeño era Bill quien venía en su busca todas las noches. Recordaba la dulce vocecita de su hermano a mitad de la noche, miraba hacia la puerta y lo veía allí de pie, con los ojos vidriosos, tan pequeño, tan frágil…
[FlashBack]
- Tomi, ¿estás despierto?
- Ahora, sí -le contestaba el castaño–. ¿Qué quieres?
- Tengo miedo…
- Ven, anda. Te dejo sitio -le decía abriendo su cama y ofreciéndole en hueco en ella.
[Fin FlashBack]
Recordaba aquellos momentos con una sonrisa en la boca. Cómo Bill, le sonreía ante la propuesta, cómo corría a su lado y se metía en su cama acurrucándose a su lado, metiendo sus fríos piececillos entre los suyos y colocando su pequeño y delgado cuerpecillo entre sus brazos. Notar su corazoncito latir cerca de él, cómo iba descendiendo su respiración hasta quedarse dormido en su pecho… Adoraba a su hermano, cuando estaba con él no existía nada más a su alrededor, solo él y Bill, aquella complicidad entre hermanos que había ido desapareciendo con los años y la añoraba tanto…
Miró por la ventana y vio cómo el resto del grupo se aproximaba.
Su momento había acabado, dejó cuidadosamente a Bill sobre el mullido asiento y besando su mejilla se alejó hacia el frigorífico para coger una coca-cola.
No podía dejar que lo vieran así con Bill, no estaba bien, su momento había acabado…
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