Capítulo 1: aquella promesa que no recuerdas, gracias, por haberla cumplido, mi amo.
Estaba solo, en medio de la oscuridad. Bueno, solo no es la palabra exacta, de hecho había un montón de gente alrededor, y los pasillos por los que le guiaban estaban muy iluminados, pero todo eso lo sentía distante, muy lejos, como si nada existiera a parte de su misma conciencia. Estaba solo, en medio de unas tinieblas que lo engullían…
Y de repente todo comenzó a desaparecer, solo había luz, una luz tan fuerte que debía de haberlo segado, pero no lo hizo, mimaba sus ojos, su piel, cada milímetro de todo su ser. En medio del resplandor comenzó de materializarse una figura, era un hombre hermosísimo, el mas bello de todos los mundos, tenia unas facciones delicadas y elegantes, su cabello, tan dorado que eclipsaba el sol, caía en cascada sobre su rostro serio medio-tapando unos ojos violetas fríos y duros, pero a la vez era imposible apartar la vista de ellos.
El chico de cabello castaño se quedó atónito mirando aquella figura.
Era como un dios, era un dios, era SU dios, y su amo.
-Konzen…-suspiró el hereje por lo bajo.- ESPERA! NO TE VAYAS! NO ME DEJES! –
gritó desesperado al ver disiparse al hombre, y la luz desaparecer con el, estiró sus manos, gritó su nombre, pero no podía alcanzarlo, no lo conseguiría, lo volvería a perder, nunca jamás lo volvería a ver, NO! Eso no! No lo soportaría, no otra vez… era como perder todo su ser, el dios era su amo, ¿acaso una mascota podría sobrevivir sin el calor de su dueño?
De repente vio delante suyo unos barrotes de piedra decorados con unos talismanes rojos como la sangre…y su sol se alejaba cada vez mas, ya ni lo miraba, se dio la vuelta y se puso a caminar, alejándose de el…
-NOOOOOOOOOOOOOOOooooooooooooooooooo……. NO KONZEN, PORFAVOR VUELVE, VEN A POR MI, PORFAVOR, NO ME DEJES…¡¡¡¡¡¡¡¡ KONZEN!!!!!!!...... KONZEN!!! PORFAVOR NOOOOOOOOOOOOOooooooooo…. TE AMO!!!!!! KONZEN!!!!!!!
Desesperado se agarraba a los barrotes desechando ríos de lagrimas, gritando desesperado entre el llanto! Y cuando casi no lo podía ver, casi cuando se había resignado a perderlo todo, incluso la vida, su amo se giró y lo miró tiernamente,
al momento se transportó a su lado, la prisión, la oscuridad, el dolor, las lagrimas, la ropa, todo desapareció, quedaron solo ellos dos, un chico de ojos dorados que parecía un monito, y un fabuloso dios de belleza insuperable, sus cuerpos desnudos, abrazándose apasionadamente, sus labios se juntaron en un beso desenfrenado, loco, ansiado, sus lenguas enroscándose, jugando una con la otra, intercambiando la saliva que se escapaba de las comisuras junto con unos gemidos y jadeos llenos de placer, como en aquellas noches que pasaron juntos. En cuanto de separaron desganadamente por la necesidad de respirar, el mayor se acercó al oído de su “mascota” para susurrarle suavemente, sintiendo como este es estremecía por el contacto:
“pero si yo estoy contigo, lo ves, nunca te abandonaré. Hagamos una promesa, esté donde esté, no importa con quien, el lugar, el tiempo, o incluso si ya no soy el de siempre… solo llámame, incluso si ya no te acuerdes de mi nombre, sigue llamándome, y yo vendré a buscarte, solo necesito oír tu voz, y te encontraré hasta debajo de los infiernos si cabe… solo llámame, GOKU”
0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0_0
Y de repente todo desapareció. Ahora solo podía ver la luna, y la figura de un hombre sentado en la ventana. Un hombre que tenía los mismos ojos que los que acababa de perder en el mundo de Morfeo.
El mismo de todas las noches.
-¿ha sido este sueño otra vez?
-mono estúpido! Si sigues así vas a hacer que me preocupe, y no me gusta hacerlo.
-no es nada, solo ha sido un sueño extrañó, sanzo. –dijo el hereje limpiándose el sudor y las lagrimas de la cara con la manga de la camisa.
Estaba de vuelta en el hotel, en la habitación que compartía con sanzo. (Por algún extraño motivo gojyo y hakkai se empeñaban en dormir juntos últimamente)
Y todo estaba muy tranquilo, demasiado…
por una vez hubiera querido que los demonios los atacaran sin parar, así no tendría que pensar en nada, y aquellas imágenes no vendrían constantemente a acosarlo.
Habían pasado dos semanas desde que se golpeó la cabeza tan fuertemente contra una roca, que no solo la rompió a ella(a la roca) sino también a algo que no debió de romperse jamás…
un sello, un sello poderosísimo impuesto por un dios hace muchísimo tiempo.
El sello que protegía algo muy importante para el, pero a la vez algo temible.
SUS RECUERDOS.
Todos los recuerdos de su vida en el cielo, de sus amigos, su amado dueño, y de quien es en realidad:Ni humano ni demonio, pero menos que un dios, una existencia única nacida de la tierra, convertido en leyenda, surgió como el símbolo del caos. El hereje Seiten Taisen, Son Goku…
O, simplemente un mono travieso.
Si, así era como lo llamaba, y lo sigue llamando la persona mas preciada para el.
- ¿Qué te ocurre?-una voz lo sacó de sus pensamientos y encaró con aquellos ojos violetas que tanto adoraba
- es raro verte pensar tanto como lo has hecho durante las ultimas semanas ¿has enfermado?
el monje se acercó al chico que seguía mirándolo fijamente sentado en la cama, y se arrodilló quedando a su misma altura
- ¿no será que…?¿Cómo? Puede ser que sanzo lo hubiera descubierto? No, eso era imposible…
- ¿…has madurado, mono estúpido?
Uff… menos mal. Pero… ahora era el quien se lo tenia que contar todo, ya que ese asunto no era algo que en ojidorado pudiera esconder dentro de su corazón para siempre. No era ese su plan. Así que de momento se limitó en responder:
- Quizás si…amo…
- ¿Qué?
- Ah! No nada- se sobresaltó-no he dicho nada…
- Te lo digo yo, no podrías estar mas raro, te pasas el día en las nubes, ya casi ni pides comida, no peleas con Gojyo y tienes pesadillas constantemente… además…-
- ¿Además que…?
- Puedo oír tu voz de nuevo…
- ¿Cómo? Pues claro, estoy hablando
- No me refiero a eso! Digo que vuelves a llamarme, como cuando aquella vez…
- No lo he hecho…
- Pues cuando te retuerces en sueños, aunque de tu boca no salga ningún sonido, puedo oírte, como me sigues llamando… y créeme, es muy molesto!
¿Qué ocurría? Sanzo estaba mas amable que de costumbre….
- Déjalo anda, no ves que estoy aquí, estoy contigo…
Goku no daba credulidad a sus ojos y sus oídos, sanzo estaba allí arrodillado delante suyo, tan cerca, con una expresión en su cara, tan tierna y amable, diciendo esas palabras que, aunque no lo sabia, ya había pronunciado antes, y que le hacían tan feliz “estoy contigo…” estaba tan feliz de oír eso que ni se dio cuento cuando se arrojó a hacia su luz, rodeándole el cuello con los brazos y hundiendo la cabeza en el fuerte pecho del mayor, mientras las lagrimas brotaban de sus ojos dorados. Sintió unas manos posarse en su espalda, señal de que el abrazo estaba siendo correspondido. Y también aquella voz, siempre estricta, que ahora sonaba dulce como la miel, susurrándole su nombre al oído “GOKU…” ante aquello el mono sumiso sólo pudo murmurar por lo bajo, entre sollozos de felicidad. “Gracias, muchas gracias por todo, y…por cumplir aquella promesa…konzen…no,… SANZO.” Si tan solo el también pudiese recordar, pensó…
- ¿Goku? – la voz, ahora gélida del rubio, resonó por la habitación- ¿cómo me has llamado?