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REFLEJO por Angel del Diablo

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Notas del fanfic:

esta portada me la hizo una de mis lectoras...:

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es demasiado hermosa... es la portada de esta historia... muchas gracias... Kana-chan...

Notas del capitulo: Espero que les guste esta historia... que en un principio no pensaba poner... pero que al final me animé^^ los personajes no son mios... si no de Kishimoto-sensei^^

Sasuke Uchiha, joven moreno de 18 años, se acercaba con paso firme a una extraña tienda de antigüedades. Su hermano (también moreno, de 24 años) le había encargado que recogiera algo que había comprado en esa tienda. Un espejo.

 

Cuando entró, ya lo esperaba el dueño de la tienda, claramente contento de deshacerse de lo que había envuelto sin ningún cuidado.

-Gracias. Mil gracias por llevarse este espejo –se lo puso en seguida en las manos al moreno. Sasuke lo miró: pelo largo negro, ojos de serpiente, piel blanca y bastante alto.

-¿Mi hermano ya se lo pagó? –el otro asintió y lo empujó hacia la salida.

-Si. Si. Gracias, gracias. Muchísimas gracias. Y vuelva pronto –lo había casi echado. El moreno se enfadó: nadie echa así a Uchiha Sasuke. Caminó cargando con el espejo hasta su coche, de color negro, y lo metió atrás.

Al poco llegó a su casa. Era grande, porque su hermano tenía un buen empleo y tenían dinero. Pero tampoco era para tanto, ya que no tenían sirvientes ni nada parecido. Así que tuvo que volver a cargar con el espejo hasta la casa. Su hermano aún no llegaba, por lo que colocó el espejo en su habitación, en un clavo ya listo. En realidad ese espejo era para él. Un regalo de su hermano por su cumpleaños.

 

----------FLASH BACK----------

 

Sasuke estaba en su cuarto, con la ropa que había llevado al colegio (pantalones negros y jersey del mismo color) pero se había quitado las pesadas botas negras. Tenía delante un cuaderno y un libro de Historia, pero no había echo apenas los ejercicios, casi ni los había leído, sólo había garabateado en la hoja algunos dibujos entre los que había una calavera y unos ojos que lo miraban con tristeza desde el otro lado de un cristal. Se quedó mirando esos ojos y pensó que estarían bien de color azul. Sacó su bolígrafo azul y los pintó en un instante de ese tono. Entonces se dio cuenta de la tontería que había echo, pero aún así dejó esos ojos en el cuaderno. Borró lo demás y se dispuso a empezar en serio con la tarea.

No llevaba ni diez minutos cuándo oyó que entraba en la casa su hermano, llamándolo:

-¡Hermanito, ya llegué! –Sasuke se revolvió enfadado por la manera en la que lo llamaba siempre Itachi. Pero aún así se levantó y salió al pasillo. Su hermano se lo quedó mirando y le dijo: -¡pero mira que pinta tienes! Bueno, eso lo acabo de solucionar.

-¿Como?

-Muy pronto será tu cumpleaños, así que te he comprado algo que seguro te servirá muy bien. –Sasuke ya se estaba imaginando lo que podía ser, pero aún así no quiso adivinar. El otro sólo siguió hablando:

-Te he comprado un espejo. –lo primero que pasó por la cabeza de Sasuke fue: “vaya regalo” pero no lo dijo en voz alta.

-Pero hasta el día de tu cumpleaños no lo tendrás. Y serás tú mismo el que lo recoja de la tienda. Sabes lo ocupado que estoy. Sasuke suspiró pesadamente. No tendría ni voz ni boto en aquel asunto, porque cuando su hermano se empeñaba en algo, no había manera de sacárselo de la cabeza.

 

----------FIN FLASH BACK----------

 

Y allí estaba él, desenvolviendo un espejo que apenas si usaría. Le quitó el papel que lo cubría y lo miró. Era ovalado, y lo colocó a una altura de media cabeza por encima de él, por lo que se veía hasta la cintura. No era de madera, ni de metal, si no que lo que sujetaba el cristal de espejo eran unas cadenas que brillaban, de plata. Se acercó y examinó su aspecto. Su hermano, empeñado en que se cuidara más, le había buscado por media ciudad el espejo más grande que hubieran fabricado. Parecía muy valioso, pero por el comportamiento que había tenido el vendedor al dárselo le habría costado bastante poco. Recordó entonces que todos sabían que Itachi se cuidaba tanto y se preocupaba tanto por su pelo, su ropa y demás por una razón, porque, aunque no lo admitía, era gay. Pero él, Uchiha Sasuke, NO era gay, por lo que su aspecto le daba igual. Miró su ropa (totalmente negra) y su pelo también negro, que era difícil de peinar, era rebelde, por lo que siempre lo llevaba casi como amanecía, apenas gastaba tiempo en peinárselo o algo por el estilo. Por último se detuvo en su rostro: piel blanca y ojos azules… si… azules… ¡un momento! ¿Azules? Volvió a mirar y unos ojos de cielo le devolvieron la mirada desde el espejo. El moreno los cerró varias veces y miró de nuevo: negros. Como la noche más oscura.

-Sasuke-kun ¡ya llegué hermanito! –el moreno se giró hacia la puerta, no sin antes mirar de nuevo el espejo, viéndose reflejado tal y como era.

 

Su hermano Itachi lo esperaba en el salón. En cuanto lo vio entrar corrió hacia él para abrazarlo, pero Sasuke se apartó.

-¡No me toques! Ya sabes que no me gusta que me toquen. –el otro se disculpó y le preguntó:

-¿recogiste el espejo?

-Si.

-bien. Espero que lo cuides mucho y lo uses ¿de acuerdo? Ahora debo irme, sólo vine a recoger unos papeles. –el otro solo se despidió y se fue a su cuarto. Estaba acostumbrado a estar sólo. Cerró con llave la puerta y se sentó en la cama, se quitó sus pesadas botas negras, sus calcetines del mismo color y miró el espejo frente a él: su imagen le devolvió la mirada, sin cambios, sin nada raro… pero no parecía él mismo. En sus ojos había tristeza… y soledad. Quizás si eran sus ojos. Pestañeó y cuando volvió a mirar, de nuevo estaban allí esos ojos de cielo. Sólo que ahora no estaban en su rostro, si no en el rostro de otro chico. Un chico de pelo dorado como el sol y piel bronceada. El moreno se frotó los ojos y volvió a mirar. Pero esta vez, ese chico rubio seguía allí. Se acercó lentamente y tocó el espejo, colocando su mano abierta en la fría superficie. El niño rubio colocó su mano, desde el otro lado, a la altura de la de Sasuke. Cuando sus ojos volvieron a encontrarse, sonrió y dijo:

-Hola.

Lo siguiente que pasó avergonzará a Sasuke durante el resto de su vida, porque el GRAN Uchiha Sasuke gritó. Sí, sí, gritó de miedo y retrocedió hasta colocarse en la otra punta de la habitación, aún enfrente del espejo.

-¡No grites, no te haré daño! ¡No me tengas miedo! –aquello hizo al Uchiha callarse. ¿Miedo? ¿Quién? ¿ÉL?

-¡Yo no tengo miedo! Es solo que… que… me sorprendiste. Usuratonkachi, no hables así de golpe. Y por cierto, ¿quién o… qué eres? –el otro hizo una reverencia y recitó:

-mi nombre es Uzumaki Naruto, soy un chico que fue maldecido y encerrado aquí hace mucho tiempo.

-¿Chico? No lo pareces –Naruto vestía ropa normal, pero de una época pasada: llevaba camisa blanca, ancha y hasta dónde le veía, unos pantalones negros. Otra cosa rara era que en su rostro había marquitas que le hacían ver como un kitsune.

-Ya lo se. Es por eso que la gente suele tenerme miedo. Creen que soy un fantasma y devuelven el espejo a la tienda. Esa es la razón por la que cuando te has acercado y has tocado el espejo me he alegrado mucho. Hace siglos que no hablo con nadie. –Sasuke aún no se creía esa historia, pero como no tenía nada mejor que hacer, siguió hablando con el rubio:

-¿Siglos? ¿Cuántos años tienes? –el rubio calculó mentalmente y le dijo:

-Pues… cuando me encerraron acababa de cumplir 16 años, pero eso fue en 1917… así que ahora tengo… 107 años. –Sasuke se quedó de piedra. Quizás, sólo quizás, era cierto.

-¿No puedes salir de ahí? –el rubio se entristeció y negó con la cabeza. Un incómodo silencio los envolvió. Sasuke no sabía qué más preguntar… y Naruto no sabía qué decir. Por suerte, eso no duró mucho, porque alguien llamó al teléfono. Ante esto, Naruto desapareció. El moreno se acercó al que había en su escritorio, apretó el botón del manos libres y dijo:

-Habla.

-¡¡¡Sasuke-kun!!! Que bueno que lo cogiste tú. ¿Podemos vernos ahora? –Sasuke puso cara de asco y contestó, de malos modos:

-Sakura, déjame en paz. No voy a salir contigo. Tengo algo que hacer.

-Pero… Sasuke-kun yo sólo –el moreno colgó y miró el espejo. Naruto estaba de nuevo ahí, mirándolo.

-No deberías tratar así a una chica.

-No la soporto. No deja de acosarme para que salga con ella.

-¿No te gusta?

-No. No es para nada mi tipo. –el rubio no quiso hablar más y se fijó en el cuerpo de Sasuke: un delgado y estilizado 1´85, piel pálida, con unos brazos que seguro tenían mucha fuerza. Una linda cara, con un pelo suave y unos labios que… se sonrojó al darse cuenta de lo que estaba pensando.

-¿Estas bien? –el rubio asintió.

-Entonces me voy a dar una ducha. –cogió ropa limpia y se fue hacia el baño, que estaba en frente. El rubio se quedó allí y observó la habitación: en frente de él había una gran cama, al lado izquierdo una mesita con una lámpara y un despertador. En el lado opuesto, un enorme armario. A la derecha del espejo había un pequeño balcón por el que se colaba el sol de la tarde, ocultándose porque ya era invierno. Enfrente la puerta y entre el espejo y la cama una alfombra, en la que había una mesa baja con libros y una mochila apoyada en una de las patas. Se dio cuenta en que no había ni otros espejos, ni fotos de su familia, tampoco fotos de sí mismo, ni cuadros, ni nada de ese estilo. La habitación era bastante impersonal. Miró entonces hacia el balcón y se perdió en el poco sol que aún entraba por él.

 

Continuará…

Notas finales: dejen sus rr para ayudarme a mejorar!! gracias por leer!!

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