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Orgullo por Cloud

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Notas del fanfic:

Bueno... pues hace poco terminé de ver el anime y me encanto!

Y des de hace unos dias que me rondaba la idea por la cabeza, así que me animé a escribirlo. (Deberia estar estudiando...>.

Yuki se encontraba paseando sin rumbo fijo por la ciudad mientras fumaba uno de sus inseparables cigarrillos. Había decidido ir a tomar el aire un rato ya que se había pasado la mañana delante de su portátil sin ser capaz de escribir nada. Cuando se quiso dar cuenta de dónde lo habían guiado sus pies esbozó una sonrisa melancólica, ése era el parque donde conoció a la persona a la que más amó.

-Shuichi… - Se escapó de sus labios como un susurro.

Hacía ya seis años que no lo veía y se podía decir que lo extrañaba tanto cómo el primer día, lo hubiera dado todo por hacer marcha atrás y arreglar todo lo sucedido… pero ya era demasiado tarde.

“Si te marchas por esta puerta ya no hace falta que vuelvas”

Estas fueron sus palabras, más bien amenazas y así lo hizo…. Ya no volvió. Yuki no lo culpaba, hacía tiempo que no estaban bien y él en vez de intentar arreglarlo, como hacía Shuichi, sólo se refugiaba en su estudio con sus novelas. Hasta que el niño se cansó. No se dio cuenta de la situación hasta que se apareció Hiro en su casa diciéndole que venía a por las cosas de su amigo además de amenazarle que no se le volviera a acostar. Pero no fueron las amenazas lo que lo detuvieron sino que fueron las palabras de su ahora ex pareja.

“¡Pues muy bien! Ya no me vas a volver a ver. ¡Ya estoy cansado! ¡Te odio!”

Volvió la vista hacia el parque con gesto cansado. Se podían observar muchos niños jugando en los columpios con sus padres mirándoles orgullosos des de los bancos. Y entonces lo vio, allí en uno de los bancos se encontraba su pelirrosa escribiendo en su bloc y levantando la vista de vez en cuando para ver a los niños. Se le veía hermoso, los años le habían dado un cuerpo y una expresión más maduros, aunque podía asegurar, aún des de la distancia, que estaba muy delgado.

- ¿Una nueva canción?

Shuichi estaba concentrado en sus versos cuando lo sobresaltó aquella voz, levantó la mirada de golpe, no lo podía creer… Allí a su lado se encontraba ni más ni menos que Yuki Eiri, su gran amor.

- ¿Y-Yuki? – Estaba asombrado, con disimulo lo observó, se veía bien, los años también habían parado para él, pero a diferencia de la mayoría a él le sentaban bien. – Cuánto tiempo…

- Mucho... ¿Puedo sentarme?

- S-sí, claro – Le respondió sonrojándose, cosa que le pareció adorable al mayor.

- Vi que vuestro último disco fue un éxito – dijo el rubio más que nada para romper el hielo.

- Sí, nos van bien las cosas

De pronto un niñito de unos cinco o seis años aproximadamente se puso delante de los adultos.

-¿Papá puedo subirme al tobogán?

¿Papá? ¿Aquel niño le había dicho papá a su Shuichi? Yuki no daba crédito a lo que veía, el pelirrosa se encontraba acomodando delicadamente la ropa que se le había desordenado a un niño rubio con los mismos ojos y cara que él.

-…l es… - El rubio no era capaz de terminar la frase, se había quedado de piedra.

- Es mi hijo – Dijo el otro aún arreglando al niño – Cariño saluda a mi amigo.

- Hola señor- dijo el niño levantado una mano y esbozando una gran sonrisa, ahora que lo observaba sonriendo no le cabía duda de que era hijo de Shuichi.

- Hola pequeño. Vaya… es igualito a ti. – Dijo el rubio sin poder disimular su asombro.

- Eso dicen – Respondió el pelirrosa volviéndose a sonrojar.

- ¿Puedo ir ya papá? – Dijo el niño ansioso.

- Está bien – Le respondió su padre dándole un beso en la frente – Pero ve con cuidado.

Los dos se quedaron observando cómo el niño se iba corriendo y feliz.

- Así que ahora estás con una mujer… - No pudo evitar pronunciarlo con un deje de reproche.

Shuichi sólo se lo quedó mirando con cara de sorpresa, comprendiendo enseguida a lo que se refería el rubio.

- No… el niño es mío – Yuki se lo quedó mirando intentando averiguar la expresión del otro. No estaba seguro de hacer la siguiente pregunta pero al final se lanzó.

- ¿Y la madre? – Preguntó con un poco de inseguridad.

- Yo soy la madre… - Y agachando la mirada añadió – Soy fértil.

- ¿Qué eres qué? – Yuki no salía de su asombro… tanto tiempo viviendo juntos y no sabía una cosa como ésa. – Nunca me lo dijiste…

- Lo sé… - Dijo agachando aún más la cabeza – Pero no te preocupes. Tomaba precauciones… tomaba anticonceptivos y además siempre lo hacíamos con protección.

Así que había sido capaz de rehacer su vida con otro hombre y además habían tenido un hijo, ahora que se fijaba… por la edad del niño no debió pasar mucho des de que rompieron la relación hasta que tuvo el niño… Y él se había pasado más de seis años en blanco, deprimido. Se sentía estúpido.

- ¿Lo quieres? – Soltó de repente, cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde.

Shuichi sólo lo observó, no entendía la pregunta que le hacía el mayor.

-¿Perdona?

- Al padre del niño… ¿Lo amas?

Shuichi se sorprendió de la pregunta, era lo último que se esperaba. Dudó un momento, pensando en la pregunta, pero no le costó contestar.

- Sí, muchísimo. – Dijo con una sonrisa en los labios.

Ante aquella sonrisa a Yuki se le cayó el alma a los pies, no sería capaz de competir con alguien que seguramente se había ganado el corazón del pelirrosa mediante comprensión y amabilidad. Se levantó sintiéndose muy cansado de golpe.

- Bueno yo me voy que tengo un capítulo a medias. Me alegro de que te vayan bien las cosas y de haberte vuelto a ver. – Dijo encendiéndose un nuevo cigarro.

- Está bien, yo también me alegro de volver a verte.

Yuki se fue caminando a paso lento hasta su casa, una vez allí se acostó en su sofá de piel y dejó que su mente fluyera. Pronto se quedó dormido, su cerebro había procesado demasiada información y su cuerpo demasiadas emociones en muy poco tiempo.





Al día siguiente y sin poder evitarlo se encontraba de nuevo en aquel parque. No sabía que le diría ni que excusa pondría por estar allí, pero solo sabía que necesitaba volver a verlo. Después de unas cuantas horas esperando y pasado frío decidió que era mejor marcharse, seguramente con aquel frío no era recomendable sacar a los niños de casa. Aquella fue una mala noche, le era imposible dormir y cuándo lo conseguía solo se le repetían imágenes del pasado.

----------Flashback----------
-¡De ninguna manera voy a ir a la fiesta de cumpleaños de un conejo de peluche! – Dijo de forma autoritaria el rubio.

- Vengaaaa Por favooor – Decía el pelirrosa tirándole del brazo para que dejara de escribir.

- ¡He dicho que no! – y con un gesto brusco se quitó de encima al más joven haciéndolo caer de culo en el suelo.

- ¡Eres un bruto! Eso dolió… - Dijo el pelirrosa sobándose el trasero.- Por favor… Es muy importante para mí…

Yuki dudó ante la voz que le puso su pareja pero realmente no tenía ganas de ir, además de que tenía muy cercana la entrega del libro en la editorial.

- Uy si… No me acordaba… Tu ídolo… - Dijo con burla, lo que hizo que el otro se enfadase.

- ¿Sabes qué? ¡Aquí te quedas! ¡Me voy a la fiesta y me iré con el primero que encuentre! – No era verdad lo que acababa de decir pero sabía que así daría en el blanco pues su pareja era bastante celosa.

- Si te marchas por esta puerta ya no hace falta que vuelvas. – Le dijo de forma calmada pero dejando salir el enojo que llevaba mirándolo desafiante.

- ¡No tienes derecho a decirme esto! – Le respondió Shuichi dejando caer algunas lágrimas, le había prometido a su amigo Ryuichi asistir a la fiesta que había organizado, además de que irían todos sus amigos. Seguidamente se puso su abrigo.

- Tú mismo… - Le dijo sin levantar la mirada del ordenador.

-¡Pues muy bien! Ya no me vas a volver a ver. ¡Ya estoy cansado! ¡Te odio! – Dijo para salir llorando desconsolado dando un fuerte portazo.

Dentro del piso el rubio cerró su portátil dejando caer una lágrima, le dolió que su pareja le dijera que lo odiaba, además de que sentía fatal por todo lo que acababa de decir, pero él era así, cuando se enfadaba no controlaba lo que decía.

----------Fin flashback---------





Aquella mañana se quedó dormido hasta tarde y además cuando se puso a trabajar no le salía de ninguna forma la inspiración, así que por la tarde cansado ya de no poder escribir sucumbió a la debilidad y se fue otra vez al parque. Una vez llegó vio que no se encontraban ni el pelirrosa ni el niño. Se sentó en uno de los bancos para pensar mientras se fumaba un nuevo cigarrillo. De pronto vio llegar al hijo de Shuichi corriendo hasta el tobogán, el corazón le dio un vuelco y se puso a buscar con la mirada al chico.

- Te dije que no te le volvieras a acercar.

Oyó detrás de sí, cuando levantó la vista se encontró con la mirada furiosa del pelirrojo.

- Yo también me alegro de verte – soltó con ironía. – Sólo fue una coincidencia.

- Cómo lo es el que estés ahora aquí ¿No? – Le respondió sentándose en el banco.

- No me podía concentrar – Dijo el rubio con indiferencia. De prono un pensamiento lo invadió –Tu eres su…

-¿Su padre? – Terminó la pregunta Hiro – No… viven conmigo. Shuichi no se encontraba bien, así que saqué al niño a pasear.

- ¿Y quién es? – Preguntó el rubio. Sabía que a lo mejor le haría más daño, pero quería saber quién era, quería saber que tenía aquel de mejor.

Hiro se tensó ante aquella pregunta y Yuki lo notó.

- No es algo que te incumba. – Le respondió de mala manera.

Yuki se quedó reflexionando en la reacción del pelirrojo, lo que le hizo pensar. Un momento… el niño era rubio igual que…. ¿Podría ser?

- ¿Cuántos años tiene? – Le preguntó curioso.

- ¿Realmente te importa? ¿Qué pretendes después de tanto tiempo? – Le contestó sin disimular su enojo. – Nos tenemos que ir – Añadió más calmado. – ¡Vámonos pequeño! – Gritó para que lo oyese el niño.

- Jooo… Yo me quiero quedar…. – Dijo el niño haciendo un berrinche. Yuki lo observó detenidamente, en realidad a parte del color del pelo era igualito a Shuichi.

- Venga va. Vamos a ver como se encuentra tu padre. – Y dicho esto se cargó al niño al hombro haciéndolo reír. – Adiós – Dijo volviéndose a Yuki.





Yuki no podía dejar de darle vueltas a la misma idea, pero no estaba seguro de cómo averiguarlo, una tarde después de comprar una cosa muy importante se volvió a pasar por el parque alegrándose al ver que el niño estaba allí jugando y por su suerte estaba en un sitio des del cual su padre no lo veía. Así que se acerco a él.

- Hola bonito – Dijo acuclillándose a su lado.

-Hola. ¿Tú eres el amigo de papá no? – Dijo el niño sonriendo.

- Vaya… veo que me recuerdas… Que niño más listo. – Dijo revolviéndole el pelo.

- Gracias- Dijo ampliando aun más la sonrisa. Yuki pensó que era muy hermoso.

- ¿Y cómo te llamas? – No estaba acostumbrado a tratar con niños así que fue al grano.

- Eiri – Dijo el niño volviendo a su castillo de arena.

Yuki se sorprendió muchísimo le parecía que lo había oído mal, cuando lo asimiló no pudo esconder una sonrisa.

- Que bonito nombre. – Le dijo amablemente.

- ¿Y usted como se llama? – Preguntó el niño sin ningún tipo de pudor.

- Ei...Yuki – Decidió decirle su nombre de pila. Después le preguntó – ¿Y tu padre cómo se llama?

-¡Shuichi! – Respondió el niño orgulloso.

Bueno, estaba demostrado que lo suyo no era tratar con niños.

- Eso ya lo sé… - le dijo calmadamente – Me refiero a tu otro padre.

El niño se sorprendió y lo miro fijamente, puso una cara un poco triste.

- No lo sé… papá nunca me lo ha dicho – Y de pronto alegró la cara. – Pero ¿Sabe qué? Papá a veces me habla de él, es un hombre muy muy alto ¡Casi cómo un gigante! Y es un poco gruñón pero muy dulce ¡Ah! Y tiene el pelo igualito que yo.

¿Un gigante? Hay que ver los niños… pensó Yuki, pero se sintió muy contento enseguida por todo lo dicho por el niño.

- Bueno Eiri… me voy a trabajar. Cuida de tu padre. – Le dijo acariciándole el pelo.

- ¡Adiós señor Yuki!





Dos días después, en casa de Hiro éste se encontraba haciendo la cena mientras que Shuichi estaba bañando al niño cuando llamaron a la puerta.

-¡Voy yo! – Dijo Hiro des de la cocina. Cuando vio por la mirilla quien era abrió la puerta de golpe saliendo por ella y cerrándola detrás de sí. - ¿Qué quieres?

- Quiero ver a Shuichi. – Dijo decidido el escritor.

- Está bañando a su hijo – Le respondió decidido el guitarrista – Y déjale en paz.
- No me importa esperaré. – Dijo decidido.

- Voy a decirle que estás aquí. Si no te quiere ver te marchas. – Y dicho esto entro en el piso cerrando la puerta en las narices de Yuki.

Yuki estaba muy nervioso, a lo mejor estaba cometiendo un error. Con esas cavilaciones de pronto vio como la puerta se abría alegrándose de ver que por ella salía Shuichi.

- ¿Por qué has venido? – Dijo perplejo el pelirrosa.

- Shu… yo… quería preguntarte algo. – Respondió indeciso.

-Pues hazlo y vete – Le dijo decidido el cantante.

- ¿Quién es el padre del niño?

Ante esta pregunta Shuichi abrió enormemente los ojos sorprendido, dudó antes de contestar. Pero de pronto se puso furioso.

- ¡Y a ti que te importa! – Dijo empujando al escritor – ¡Han pasado seis años! ¿Qué quieres ahora?

Yuki no se defendió cuando lo empujo, y ahora lo veía como escondía su cabeza entre el cabello. Supuso que estaba llorando.

Shuichi por su parte, cuando acabó de hablar no pudo evitar dejar caer las lágrimas, por lo que se cubrió el rostro con el flequillo. Entonces oyó la pregunta que más temía.

- ¿Es hijo mío? – Pregunto decidido el escritor jugándoselo todo a una carta.

Shuichi no sabía qué hacer ni que decir, así que sólo agacho aún más la cabeza.

- Sí.

La verdad es que después de decirlo se quedó más tranquilo, cómo si se hubiera quitado un peso de encima, pero aún temía la reacción del escritor. De pronto solo sintió unos brazos que lo abrazaba fuertemente y de una forma posesiva, enseguida reconoció el abrazo, Yuki le estaba abrazando. Entonces se sintió realmente débil y dejó salir todo lo que por años había retenido.

Yuki dejó que llorara, se sentía bastante contento con la respuesta que le había dado el pelirrosa, pero aún estaba muy inseguro.

-¿Por qué no me lo dijiste? – Simplemente dejó que saliera la pregunta.

El cantante deshizo el abrazo y lo miró.

-No estaba seguro de tu reacción… Y después de lo que nos dijimos… Además, fue mi culpa por despistado.

Yuki observó cómo todavía lloraba y lo volvió a abrazar.

- Quiero responsabilizarme – Shuichi volvió a deshacer el abrazo sorprendido. – De los dos. – Agregó el rubio. Y acto seguido sacó una pequeña caja azul de su abrigo. Hincó una rodilla en el suelo y le dijo – Cásate conmigo.

Shuichi intensificó su llanto dudando de responderle, pero al final se decidió.

- No. No quiero.

A Yuki se le cayó el alma a los pies, recordó el primer día que lo volvió a ver, le dijo que amaba al padre del niño y él era el padre del niño… No entendía, así que se levantó.

- ¿Por qué? ¿Por qué no? – Le preguntó sorprendido.

- No quiero que te cases conmigo por pena, ni que te hagas cargo del niño. Hemos sabido salir adelante y podremos hacerlo. Sé que tú no quieres estos compromisos… - Le respondió el pelirrosa mirando al suelo.

- No decidas por mi… - Le dijo mientras le levantaba el rostro haciendo que lo mirara – Y antes que nada… no lo hago por pena. No sabes lo que han sido estos seis años… Como te he echado de menos, no podía escribir, no podía dormir, sólo podía pensar en ti. Imagínate lo que pasaba cada vez que aparecías en la tele. Aunque no me puedo quejar… es mi culpa… Además supongo que tú también lo pasaste mal.

- La verdad es que sí, pero he tenido el apoyo de Eiri i los chicos, que me han ayudado a tirar adelante. ¡Ah! ¿Sabías que se llama Eiri?

- Sí, gracias. Me emocionó saberlo.

Yuki aún sostenía el rostro de Shuichi, y poco a poco lo fue aproximado al suyo hasta que se fundieron en un cálido pero húmedo beso. Shuichi dejo escapar un gemido de la emoción i se colgó del cuello de Yuki profundizando el beso. Fue un beso realmente largo, donde se reencontraron las dos bocas que tanto se habían echado de menos.

- Shu… ¿Quieres casarte conmigo? – Yuki se volvió a arriesgar, habiendo resuelto el anterior malentendido.

- Sí – Y lo volvió a besar.

Estuvieron largo rato besándose y abrazándose, no creían lo que les estaba pasando, se sentían realmente felices. Cuando se separaron por la falta de aire Yuki abrazó fuertemente a Shuichi y le susurro en la oreja.

- Te amo.

- Yo también – Le respondió el pelirrosa. – ¿Vamos dentro? Tengo que presentarte a alguien oficialmente. – Le dijo Shuichi sonriendo.

- Sólo déjame abrazarte un poco más – Le dijo el rubio apretándolo.

Shuichi se sintió feliz de volver a tener al escritor a su lado y enterró su cabeza en el pecho del mayor.

- Lo siento. – Shuichi se sorprendió y levantó la cabeza para poder verle a la cara. – Siento todo lo que dije y lo que hice.

- No pasa nada… Ambos estábamos enfadados y no medimos las palabras. – Le respondió el pelirrosa sonriendo.

- No sólo esa noche, siento todo lo que hice antes… y todo lo que me he perdido por mi estúpido orgullo. – Yuki dejo caer unas cuantas gotas de sus ojos conmoviendo a Shuichi que enseguida se las secó con sus dedos.

- Está bien. Lo importante es ahora.- Le dijo volviendo a abrazar al rubio.

Cuando entraron por la puerta cogidos de la mano se dirigieron al salón, que era donde estaba Hiro. Cuando éste vio que su amigo entraba con los ojos llorosos y rastros de lágrimas por la cara se enfadó mucho.

- ¿Qué te…? – Pero de pronto callo, detrás de su amigo pudo ver al rubio y cuando se fijó más vio que los dos estaban sonriendo con cara de felicidad. – Tsk… Tú no aprendes… - Dijo volteando la mirada, en realidad se sentía contento por la cara de felicidad que traía su amigo.

- ¿Dónde está Eiri? – Dijo el pelirrosa después de abrazar a su amigo.

- Se durmió después del baño, hace mucho que estáis fuera.

- ¿Y no cenó?

- No.

- ¡Oh no! ¡Los niños deben estar bien alimentados! ¿Cómo puedo ser tan mal padre?

Shuichi se puso a correr y gritar por todo el salón, mientras que a Yuki le salía un enorme goterón de la cabeza.

- Y yo que pensaba que habías madurado – Le dijo cogiéndole de la mano y haciendo que parara.

-¡Soy maduro! – Le respondió haciendo cara de ofendido.

- Si ya… - Le picó divertido el rubio.

- ¡Oh! ¡Cállate ya! – Le dijo el prelirrosa besándolo para que se callase.

Ante eso, el guitarrista sólo sonrió, sabía que su revoltoso amigo sólo sería feliz al lado de aquel hombre y que lo mismo pasaba con el otro, así que se fue hacia la cocina para darles intimidad.

Cuando deshicieron el beso se percataron de la ausencia del pelirrojo i se sonrieron mutuamente.

-¿Quieres ir a verlo? – Le pregunto el cantante pues suponía que era lo que deseaba el rubio.

- Sí.

Shuichi lo cogió de la mano y lo guió hasta la habitación del niño, para no despertarlo encendieron la lucecita de la mesilla de noche.

Yuki se arrodilló al lado de la cama y se quedó observando al niño dormido, observó sus fracciones relajadas y su parecido con el pelirrosa.

- Si no fuera por el pelo sería una copia tuya. – Dijo acariciándole el pelo suavemente.

- Es verdad… Ya verás que es un gran niño. – Dijo abrazándolo des de detrás.

- ¿Papá? – Dijo el niño rascándose los ojos y con cara adormilada - ¿Señor Yuki? – El niño se quedó confundido mirando al hombre que tenía arrodillado al lado i a su padre abrazándolo des de detrás.

Shuichi deshizo el abrazo para sentarse en la cama del niño y acariciarle el pelo.

- Perdona… te hemos despertado.

Entonces el niño hizo una cosa que sorprendió a ambos, se abrazó posesivamente a Shuici mirando de mala manera a Yuki.

- Se parece a alguien en carácter… -Ironizó Yuki.

-Cariño… - Dijo Shuichi deshaciendo el abrazo. – …ste es Eiri Uesugui, también se le puede llamar Yuki. Es tu padre.

Al principio se lo quedó mirando con desconfianza, pero luego saltó a los brazos de Yuki abrazándolo fuertemente. El cual no se lo esperaba pero enseguida correspondió el abrazo lleno de alegría.

Shuichi lo observaba todo des de la cama y se permitió dejar caer una lágrima de felicidad, entonces notó como la mano del escritor se cerraba en su brazo y lo atraía al abrazo al cual se unió muy contento.





----------Unos meses después-------------
-¡Papá!¡Papá! ¿A que no sabes qué día es mañana?

El rubio se encontraba escribiendo su nueva novela, desde que volvieron su pareja y su hijo también lo hizo su inspiración. Al ver al niño entrar por la puerta dejó de escribir para prestarle atención.

- ¿Qué día es mañana? – Dijo subiéndoselo en el regazo y pellizcándole la naricita.

- ¡Es el cumpleaños de Kumagoro! Tío Ryuichi nos ha invitado a la fiesta que dará. ¡Tío Hiro y tía Ayaka también vendrán! ¿Vamos a ir papá?

Yuki levantó la vista hacia la puerta del estudio y allí vio a Shuichi apoyado en el lateral con los brazos cruzados. Pensó en lo ocurrido antes de la misma fiesta seis años atrás y sabía que su pareja estaba pensando lo mismo así que se levantó con el niño en brazos y se fueron a abrazar al pelirrosa.

- Claro que iremos. ¡No me lo perdería por nada del mundo!









Notas finales: Bueno pues...

Diganme que les ha parecido... que no cuesta nada!

Besos!

Y gracias al que haya tenido el valor de leer hasta aqui.

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