Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pequeña Curiosidad por Natsumi Mizuki

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

He publicado esta historia en la página de Slasheaven también, espero que os guste y que tengáis un bonito principio de año =)

Sólo decir que se compone de un capítulo y que no me consta que Bill y Tom cometan incesto, quizá este pequeño escrito os de una idea de lo que podría suceder si George y Gustav  se dejasen llevar por su curiosidad.

 

 

*************************** 

Pequeña Curiosidad

*************************** 

Por Natsumi Mizuki

 

 

George y Gustav no solían entrometerse demasiado en cuanto a la peculiar relación que mantenían los gemelos Kaulitz, pero sólo por ésta vez se habían permitido investigar un poco sobre qué sucedía tras aquella habitación.

 

-No logro escuchar nada - murmuró George, acercando su oreja a la puerta de madera.  

-Eso es porque no hay nada que escuchar - dijo tranquilamente Gustav, convencido de que la actitud de su compañero comenzaba a tornarse exagerada.

-No, no - masculló George, indignado. En ese momento, Gustav podría haber jurado que los intentos del bajista por escuchar daban la impresión de que George intentaba fundirse con la puerta frente a él. Eso le hizo sonreír un poco y pensó que, sólo tal vez, no había sido tan mala idea seguir al bajista para averiguar lo que sea que éste supusiese - Estoy seguro de que escuché algo. Algo sucede en esa habitación - Continuó, al parecer demasiado convencido, y volvió a pegar su oreja a la superficie de madera.

Gustav negó para sé mismo y sacó los auriculares de su bolsillo, dispuesto a darse la vuelta y regresar a su habitación. Justo entonces, se escuchó un pequeño grito ahogado, bastante parecido a la voz de Bill, y ambos tuvieron la certeza de que había provenido de la habitación frente a ellos.

-Dime que escuchaste eso - pidió George, sus ojos muy abiertos.

Gustav asintió torpemente y guardó los auriculares, acercándose también.

Hubo un silencio durante casi un minuto, y después escucharon varios ruiditos que no lograron identificar.

-Quizá sólo estén durmiendo - comentó el batería después de un rato, encogiéndose de hombros.

-No lo creo - debatió George, su ceño fruncido por la decepción.

-Es mejor que vallamos a dormir también. Sólo estás imaginando cosas.

George suspiró pesadamente y decidió que Gustav tenía razón, estar tanto tiempo ensayando en el estudio de grabación y dormir sólo un par de horas no le estaba sentando nada bien.

Dieron la espalda a la habitación que compartían los gemelos y se encaminaron a sus propios cuartos, cuando un segundo grito inundó el pasillo.

Ambos se sobresaltaron y estuvieron seguros de que era la voz de Bill, tantos años escuchándolo cantar no les permitían equivocarse.

George sonrió y casi bailó al saber que no se había equivocado, pero en vez de eso se abalanzó sobre la puerta y volvió a pegar su oído lo más que pudo.

Gustav no tardó en imitarle, sobrecogido por la curiosidad.

-Ugh - escucharon un murmullo, la voz de Bill - Espera, espera, Tomi.

-Deja de moverte tanto - respondió una segunda voz, sin duda Tom.

-Pero me duele, duele mucho - lloriqueó Bill, su voz quebrada.

-No seas exagerado. Además, fue idea tuya.

-Sí, sí, es sólo que... no es como lo había imaginado.

-¿Cómo lo habías imaginado? - Tom pareció indignado - Estoy siendo lo más gentil que puedo.

-Sé que lo eres, Tomi, pero es que es demasiado grande.

-¿Ahora te parece grande? ¡Por Dios, Bill, no actúes como una chica asustadiza!

-¡No actúo como una, Tom! ¡Sucede que eres demasiado bruto para estas cosas!

-Oh, no, Bill, me estás haciendo perder la paciencia. Yo soy excelente en todo lo que hago, sólo no estaba preparado para hacerte esto.

-Uh - gimió Bill, tal como los grititos que George y Gustav habían escuchado antes - Uh, está bien, sólo... sigue haciéndolo como hasta ahora, despacio.

No escucharon respuesta, pero supusieron que Tom había aceptado.

-Uh, Tomi, creo que... creo que no lo haces tan mal después de todo.

Casi pudieron imaginar cómo Bill había sonreído, con una de esas peculiares sonrisas que sólo le dedicaba a Tom.

-Lo sé, soy genial.

-¡Tomi! - replicó Bill, y de nuevo casi imaginaron como hacía un gracioso mohín - Somos hermanos, más que eso, somos gemelos y por tanto ambos somos geniales.

-Vamos, Bill, tú nunca podrías hacer esto - rió Tom, con ese tono tan característico de cuando comenzaba a fanfarronear.

Bill volvió a replicar y entonces ambos gemelos comenzaron a reír, cayendo después en un profundo silencio que sólo era interrumpido por los gemiditos casuales del vocalista.

 

Gustav tragó con dificultad y ladeó la cabeza para mirar a George, encontrando su rostro casi tan pálido como una hoja de papel. No encontró nada bueno que pudiera decir en ese momento, así que se limitó a abrir y cerrar la boca como un pez.

George parpadeó por primera vez después de escuchar la conversación de los gemelos, su boca tan abierta que parecía tocar el piso.

Reconocieron el insistente tic-tac de algún reloj pero lo ignoraron, no había nada capaz de quitarles la imagen que ya comenzaba a formarse en sus cabezas. Podían verla como si desde el principio hubieran presenciado todo en primera fila: Bill y Tom recostados sobre aquella enorme cama de hotel, Tom sobre Bill y ambos... desnudos y haciendo algo que no se suponía que deberían hacer.

George quiso golpearse contra la pared. ¿Cómo podían hacer eso? ¿Cómo se atrevían sabiendo a la perfección que eran parientes? ¡Parecía que se habían vuelto completamente locos! ¿Y la moral? ¿Y la sensatez? ¿Desde cuándo hacían aquello? ¿Desde cuándo habían decidido burlarse de la sociedad? Oh, seguramente no tardarían mucho en mandar el grupo al diablo, al igual que su vida pública. ¿Y dónde quedaban él y Gustav? Bah, seguramente les importaba menos que cometer incesto. Se le heló la sangre al pensar en esa palabra, y sintió que comenzaba a sudar frío.

Gustav se permitió respirar de nuevo y le pareció que a George le daría un ataque de ansiedad y comenzaría a jalar de su cabello histéricamente. Podía imaginar la clase de conjeturas que se formulaban en su mente, y no le culpaba, él mismo pensaba lo mismo.

Todas esas miradas llenas de desconcertante aprecio, todos esos roces cariñosos y toda la relación tan peculiar entre Bill y Tom comenzaban a tener sentido.  Nada de lo que sucedía entre ellos era inocente ni accidental; tenía una razón y ellos acababan de descubrirla de la manera menos apropiada.

Se preguntó qué debía hacer. Él siempre había actuado con cautela, sin causar demasiada controversia y disfrutando tranquilamente de la fama que habían adquirido, pero ahora, por primera vez, no tenía ninguna respuesta.  

Se concentró en lo que parecía una decisión crucial: ¿Debían decirle a los hermanos Kaulitz que habían descubierto accidentalmente su relación secreta? ¿O quizá debían actuar con naturalidad y disimular que no se habían enterado de nada y esperar a que ellos mismos decidieran contarles? Gustav no estaba seguro de cuál opción parecía más acertada, pero estaba convencido de que no podría actuar parcialmente después de aquella noche.

George sonrió irónicamente. ¿Cómo era posible que no se hubieses percatado antes? ¡Ambos gemelos eran tan evidentes en los conciertos y entrevistas que ofrecían! Sintió que todo ese tiempo habían estado burlándose de ellos, y en sus propias caras. Supuso que la actitud de mujeriego de Tom también era una farsa y que nunca se había acostado con veinticinco gruopies como él presumía.

-George - Gustav dio una palmadita en el hombro del bajista, intentando tranquilizarle a él y a sí mismo - Ahora no es un buen momento. Debemos esperar un poco para pedirles una explicación coherente.

George se relajó y asintió, y por un instante se sintió culpable por juzgarles de aquella manera. Bill siempre había hablado de su deseo por encontrar a su amor verdadero, y Tom, aunque no creía en nada de eso, siempre protegía y complacía a su hermano pequeño. Tal vez no era tan extraño enamorarse de una persona a la que quisieses tanto y con la que te acoplases tan perfectamente, y si para Bill esa persona era Tom y viceversa, tendrían que aceptarles tal y como eran, aún con todos sus prejuicios.

-Está bien - apremió al fin -. Mañana hablaremos con ellos.

Gustav sonrió satisfecho y le indicó que regresasen a dormir un poco.

Dieron sólo un par de pasos hacia sus propias habitaciones, cuando Bill gimió de nuevo, esta vez con verdadero dolor. Parecía que realmente estaba sufriendo.

-¿Piensas que Tom le está obligando? - preguntó George, preocupado.

-No - respondió el batería, sopesando esa la posibilidad - Tom le protege demasiado; nunca obligaría Bill a hacer algo que no quisiese.

El bajista iba a asentir con la cabeza, pero un gemido desesperado le interrumpió.

-¡Eres un tonto, Tom! - gritó Bill, enfadado - ¡No puedes siquiera curar un pequeño rasguño! 

En ese momento, Bill salió de la habitación, dando un portazo y acariciando su mano vendada.

-¡Eso es porque tú no dejabas de moverte! - respondió Tom, saliendo detrás de Bill y sosteniendo un botiquín de primeros auxilios.

-¡Es que no tienes idea de cuánto duele! Me sentía morir y tú sólo debías desinfectar y curar la herida.

Tom estuvo a punto de responder, pero entonces notó la presencia de George y Gustav, los cuales les miraban boquiabiertos.

-¿Y ustedes qué hacen aquí? - preguntó, su ceño fruncido al verles tan demacrados - Vallan a dormir, son las tres de la mañana.

George miró a Gustav y balbuceó alguna frase sin sentido. El baterista comprendió entonces que todo había sido un mal entendido, y uno muy grande.

Lo que en verdad sucedió fue que Bill había sufrido un pequeño percance. Había despertado en mitad de la noche para escribir una canción que se le ocurrió de pronto, pero repentinamente se rompió la bombilla eléctrica y al intentar cambiarla, había caído de una silla con el foco fragmentado en pequeños pedacitos de cristal. Cualquier persona que conociese a Bill sabría que, por más sencilla que pareciese una tarea, el vocalista siempre encontraba la forma de complicarlo todo, así que la historia de que se había lastimado la mano resultaba bastante convincente.

George no pudo evitar sonreír al escuchar la explicación y tuvo que contener las ganas de saltar de alegría y gritar al mundo que los Kaulitz eran un par de hermanos inocentes que no cometían incesto.

Gustav también sonrió aliviado y se despidió de sus compañeros, encaminándose a sus propias habitaciones.

Se miraron al encontrarse frente a las puertas de sus cuartos, aún con una sonrisa en sus labios, y decidieron que no debían recordar nada relacionado con aquel incidente nunca más.

-Buenas noches - el batería agitó la mano y bostezó.

-Buenas noches, Gustav - respondió y entró a su habitación, canturreando feliz y metiéndose bajo las mantas.

 

.   .   .   .   .   .   .   .   .   .    .   .   .   .  

 

Bill miró a sus compañeros marcharse y se preguntó por qué se encontraban frente a su habitación, y le extrañó aún más la expresión que se formó en sus rostros cuando les contó lo sucedido. Parecía que George se pondría a bailar en cualquier momento y la sonrisa de Gustav sólo era comparable a la que ponía cuando veía tocar a su banda favorita. ¿Qué le sucedía a ese par? Les había contado el triste accidente que había sufrido y ellos sólo parecían alegrarse de haberlo escuchado. No se suponía que se alegrasen, al contrario, debían preocuparse y llamar a un médico de inmediato.

Bill suspiró e imaginó que quizás habían escuchado el alboroto que había protagonizado y simplemente se alegraron de que estuviese bien, o tal vez sólo se encontraban demasiado cansados y no habían comprendido nada. Decidió no preocuparse por ello, y entonces sintió como le abrazaban por la espalda y dejaban un húmedo beso en la curvatura de su cuello.

-Tomi - susurró, colocando sus manos sobre las de Tom - Alguien puede vernos.

-No lo harán - respondió, dándole un pequeño mordisco.

-Ugh, sí lo harán - dijo Bill, una sonrisa tímida formándose en sus labios -. Soy demasiado ruidoso.

Tom sonrió al mirar sonrojarse a Bill y apretó más sus brazos en torno a la cintura del vocalista. Le gustaban esas pequeñas reacciones de Bill y siempre que tenía oportunidad le hacía saberlo.

-Vamos a la cama - susurró en su oído, y Bill sintió un cosquilleo en el estómago. Sabía que esa era la clase de disculpa que le pediría Tom por su comportamiento, y se sintió culpable por haberle gritado de aquella manera. Tom no era responsable de su propia torpeza y muy por el contrario siempre estaba cuidándole y mimándole en todo. Él no merecía todo lo que Tom hacía por él.

Bill asintió con la cabeza y se sintió sonrojarse con mayor intensidad, sabía lo que Tom quería decir con eso. Envolvió el cuello del guitarrista con sus brazos y Tom besó sus labios, mientras acariciaba la piel de Bill bajo la ropa.

Bill sonrió y dejó que su hermano le guiase de regreso a la habitación, convencido de que el momento no podría ser más perfecto. Tom siempre estaría a su lado, porque estar juntos era lo más natural y lógico que pudiese sucederles, además el grupo iba de maravilla, con tanto éxito y fanáticas por doquier. En comparación con eso, los prejuicios de la sociedad significaban muy poco, porque mientras Tom estuviese con él podría superarlo todo. Las únicas opiniones que le importaban eran la de su familia y sus compañeros de grupo, porque a ellos les debían todo; por supuesto que la reacción de las fans y los medios de comunicación le preocupaban, pero seguramente sería más complicado para sus conocidos más cercanos.

Se preguntó cómo reaccionarían George y Gustav. No deseaba preocuparles, pero tampoco podía esperar que les apoyasen en su relación.

-Tom - le llamó, su voz entrecortada - Tomi, escúchame.

Tom frunció el entrecejo y dejó de besarle.

-¿Qué sucede?

Bill pareció pensárselo un poco.

-¿Cuándo... cuándo les contaremos a George y Gustav de lo nuestro?

Tom entrecerró la mirada y besó la frente de Bill, acariciando su cabello negro.

-No te preocupes por eso ahora. Lo entenderán cuando llegué el momento.

Bill suspiró y escondió su rostro en el pecho de Tom, mientras éste cerraba la puerta detrás de ellos. El guitarrista sabía que a Bill le aterraba que sus amigos y familiares les diesen la espalda y les juzgasen sin conocer la situación. Ellos se habían enamorado y eso no representaba nada malo, sólo debían decir las palabras correctas en el momento adecuado para que nadie terminase perjudicado; ellos deseaban continuar su sueño sin dañar a nadie. Aún así, se preguntaba qué pensarían sus compañeros y cómo reaccionarían cuando les contasen la verdad.      

Tom buscó el interruptor dentro de la oscuridad de la habitación, pero recordó que no serviría de nada encontrarlo pues no había bombilla eléctrica, así que recostó con cuidado a Bill en la cama y se posicionó sobre él. En la mañana él mismo se encargaría de cambiarla y se aseguraría de que Bill no se acercase nunca más a una, para así evitar cualquier percance.

Bill gimió bajito y se revolvió bajo el cuerpo de Tom, asegurándose de no ser demasiado ruidoso para no alterar a nadie. Sonrió cuando el guitarrista le besó de nuevo y decidió que algún día le contarían a George y Gustav sobre su relación secreta, mientras tanto no les atormentarían con sus problemas.

-Tomi, espera - murmuró Bill, incorporándose un poco. Tom gruñó y miró a Bill, molesto por la interrupción. Bill sonrió cálidamente y tomó el rostro de su hermano entre sus manos, dándole un beso en los labios. - Olvidé decirte que te quiero.

Tom sonrió también, olvidando por completo su enfado. Tomó con delicadeza las manos suaves de Bill y besó sus dedos, subiendo por sus brazos y su cuello para después besarle de nuevo en los labios.

-Yo también te quiero. Siempre lo haré.

Bill esbozó una brillante sonrisa y dejó que Tom se recostase sobre de él y le susurrase al oído todas las cosas sucias que le haría esa noche. En ese momento estuvo convencido de que nada podría separarles, y que nadie juzgaría mal una relación tan pura como las que ellos compartían.    

 

Fin

 

Notas finales:

Y bien, ¿qué os ha parecido? Es algo diferente a lo que suelo escribir -o eso quisiera pensar-, debo decir. Espero que algún día George y Gustav me perdonen por el susto que les he hecho pasar, y más aún, que se recuperen de la impresión cuando se enteren de que no  eran del todo ideas suyas; aunque, personalmente, a mí no me molestaría en absoluto enterarme de algún secretillo similar.  También espero que os haya gustado mucho y al menos os haya hecho sonreír un poco, a mi me ha parecido que no ha resultado taaan mal. Besitos y gracias por leer =)

¿Comentarios?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).