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Después de esta noche por Ninah

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El se habría dejado abrazar por aquel hombre extraño sintiendo una desidia atroz que le provocaba náuseas, pero también un poco de tranquilidad porque era la primera vez que alguien le iba a pagar tanto por hacer 'eso', como el decía,aunque ahora 'eso' no se produciría como ya lo imaginara al mantenerse todavía desnudo -con la mirada puesta en algún lugar infranqueable de aquella oscura habitación-,esperando la arremetida del hombre en su cuerpo. Sin embargo éste sólo se tendería a su lado y le acariciaría los labios con una delicadeza que no había encontrado antes.

- No va a pasar nada - escuchó que él le acababa de confimar.

 El, entonces, trató de responder algo, cualquier cosa que se le ocurriese; y cuando estuvo a punto de aclararle que no habría devolución de dinero alguno, por si lo esperaba asi, el hombre le cubrió la boca con una de sus manos, pidiéndole que no dijera nada.

-No te preocupes, el dinero sigue siendo tuyo, pero mío es el momento que pagué y puedo seguir pagando.

Luego le quitaría la mano de la boca y continuaría acariciandolo, lenta y delicadamente.

Ahora las manos del hombre se perdían en los pantalones del muchacho como si buscaran algo,que tal vez, no podrían hallar nunca.

 Al amanecer Bill abrió los ojos fijándose que había dormido profundamente .El hombre ya no estaba, pero sí el doble de billetes que le había entregado antes, al inicio de la noche, cuando él se le acercara por primera vez y Bill, pasado de copas tratando recordar u olvidar de dónde era que conocía aquel rostro, absurdamente parecido al de él en ese momento...¿parecido a él?, aceptara irse a donde- desposeído de cualquier muestra de afecto- su primer cliente de la noche le propusiera que fuesen.

Primero habría sido un bar oscuro y casi vació , en donde se pasarían más de dos horas bebiendo y fumando incasablemente , aburridos, hablando solamente cosas sin importancia , pretextos disolutos que marcaban la introducción a la noche que recién empezaba sin predestinación ni sentido, como lo que sucedería minutos después, en seguida de haber salido del bar (muy mareado ,Bill), para entrar a uno de eso restaurantes lujosos (que, de seguro, ninguno de los dos habría recorrido antes con tanta libertad y confianza), y sentarse en una mesa ceremoniosamente arreglada, precedidos por el pulcro y repetuoso mozo, un poco melancólico al ver una pareja de la clase de ellos dos, entrando y sentándose cómodamente para, al final, pedir de los platos más exclusivos, así como el mejor vino.

-Es una fecha especial y se debe celebrar  de la manera  más grandiosa posible; además , hoy he conseguido  mucho dinero para esto; tienes suerte -, sería lo último que lograría escuchar Bill de los labios del hombre al dirigirse a él, un poco sorprendido y sin importarle ya saber quién era ese tipo medio loco, o a quien le recordaba. Porque él le recordaba a alguien y eso le causaba pánico, angustia. Por esto, no pensaría mas y se dedicaría a comerse todo lo que tenia enfrente , sin intentar mirar al hombre alto con rastas y chiflado, quien comía a su anchas , también sin observarlo ni preocuparse por las miradas de los demás que, seguramente, no pararían de verlos con recelo hasta el mismo instante en que decidieran partir , alejarse; caminar juntos por una calle mal iluminada, hacia más al centro de esta ciudad, la cual empieza a llenarse de gente (es sábado), de voces eufóricas y de gestos y rostros ansiosos de aventura, de celebraciones interminables.

Entonces entrarían al hotel, y para Bill Kaulitz todo sería como un sueño siniestro.

La habitación inmesa. La cama. Todo. El hombre mismo le parecía un sueño.

 

Y ahora era el amanecer del siguiente día. Después que Bill se pusiera de pie y cogiera los billetes que relucían sobre una mesita de la habitación, recordaría, recién en ese corto instante, que hoy era su cumpleaños. Dieciniueve, se repetía a sí mismo. Y casi nueve desde que huyera de la casa ,ésa en donde su padre, borracho casi siempre ,metiera a las mujeres que quisiera, si importarle su precencia y la de Tom, su gemelo mayor, o  que ellos fuesen hijos suyos y, de seguro , transtornado enteramente después de haber bebido en cualquier 'cantina' hasta ya no sentir los efectos del licor , intentara cogerlo , golpeándolo en un inicio ante la atenta mirada de su hermano, Tom, que congelado por el miedo no hacía nada en defensa de él, para luego desnudarlo.

-Porque me gustan tus piernas, tus labios, tu cuerpo; tiéndete aquí.

 

Pero él ya no recordaría mas; solamente se secaría las lagrimas y contaría el dinero, guardándolo a continuación en su billetera; antes tendría  que dar con un billete muy nuevo, en donde claramente pudo leer: "Feliz cumpleaños, hermano" y con letra casi ilegible un 'perdóname' que el muchacho leerá muriéndose de asco, deseando morir o matarse en mitad de aquella habitación reluciente.

Simplemente cerraría su billetera.Se arreglaría la ropa mirándose en el espejo del cuarto de baño  y saldrá, en seguida, a la mañana, lentamente.

Transcurridos unos cuantos minutos estará en medio de cientos que a esta hora caminan las calles. El sol empezará suavemente a calentar la ciudad desde lo alto de su distancia petrificante. A medida que continúa andando se irá acercando, cada vez más, a un monton de personas que rodeaban a alguien, muerto, tendido en la vereda, al final de esta misma calle.

- Parece que el mismo se ahorcó ayudandosé de un pedazo de cordel que halló la policía rodeando su cuello-,escucharía que comentaba alguien.                                                       

 (El cuerpo yace cubierto por periódicos y trapos sucios, tirado en la vereda de largo, a la vista de todos.)

Miró hacia donde estaba el cadáver, cuando empezaba a cruzar hacia el otro lado, y la hoja del diario que cubría el rostro del muerto sería levantada y tirada lejos por la fueza de un ventarrón imprevisto. Reconocería, con terror, la cara de aquel hombre de rastas de la noche reciente. A pesar de esta escena seguiría andando,tratando de no desesperarse, imaginando que al llegar a la otra calle, ya no recordaría nada.


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