Aclaraciones:
- Tom es mayor que James por 4 años.
- Es ayudante del profesor de pociones, después de salir de su último año en Hogwarts.
- Voldemort no tiene la cara de serpiente, sino su rostro humano. Pero en la actualidad tiene los ojos rojos.
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Harry corría sin mirar atrás, solo tenía un propósito y era llegar a un lugar seguro, salir del ministerio y pedir ayuda, esperaba tener suerte y que la Orden del Fénix llegara antes de que todo terminara a mal. Sus amigos le seguían tan o más asustado que el por lo que estaban viviendo y no era para menos, eran seis chicos entre quince y catorce años rodeado por varios mortífagos, con años de experiencias en torturar y matar a todo tipo de personas, si podían con un grupo de aurores estar con seis chicos asustadizos y sin preparación era pan comido.
No importaba el tiempo transcurrido, habían por fin llegado a la sala donde se encontraba ese extraño velo, en donde unas voces que sabia no pertenecían ya este mundo salían de él, atrayéndolo hacia ese misterioso manto, tocarlo y saber que había hacia el otro lado. Los chicos se unieron y agruparon dándose las espaldas, cada uno podía ver un lado de la sala. Harry se sentía terrible no podía creer como había expuesto la vida de sus amigos y aunque se alegrara que su padrino no estuviera en peligro eso no lo hacía sentir mejor de lo que ahora estaba por su suceder, si algo fallaba, si algo iba mal, ellos morirían y todo por su culpa, por su maldita culpa.
Vio con terror como se aparecían los mortífagos, pero antes de que se volviera una matanza llegaron los de la Orden del Fénix, Harry vio con alivio y alegría como su padrino aparecía de entre los demás. Todo fue muy rápido, rayos de colores se impactaban y se cruzaban en una lucha desesperada por ganar, por ser el bando vencedor. Harry vio con desesperación cuando un rayo impacto en la espalda de Sirius y luego a los pocos segundos otro rayo se había “incrustado” contra el pecho de su padrino, Harry grito sin darse cuenta de lo que hacía y allí su pesadilla empezó al ver como su padrino caía lentamente al suelo sin poderse a preciar si seguía vivo o agonizante, solo pudo salir del shock al escuchar la maldita risa de Bellatrix, la miro con profundo odio y sin pensarlo dos veces la siguió, corrió lo más rápido que sus piernas y la adrenalina en su cuerpo se lo permitía, hasta que al final la encontró…
Harry ya tenía la varita en alto apuntándola con todo el odio del mundo, pero algo que nunca hubiera imaginado ocurrió, el ser que había destruido su vida estaba en frente suyo, no fue consciente de cuando Bella se había ido, ni siquiera puso verdadera atención al Lord, todo era demasiado confuso, demasiado rápido…
Pero lo peor sería lo que iba a pasar luego…
Lord Voldemort le lanzo aquella maldición que había acabado con las vida de sus padres, Adava kedavra había siseado aquel mago que se había auto proclamado amo de la oscuridad, pero una enrome figura había protegido al muchacho de morir de la misma forma que su progenitores y entre las sombras salió el anciano director, con aquella mirada que odiaba tanto el Lord Oscuro como el niño-que-vivió.
Harry estaba perdido aun con la mirada en alguna extraña dimensión, no le importaba que casi había muerto a manos de la varita de Lord Voldemort o que ahora mismo Albus Dumbledore estuviera peleando con aquel ser que deseaba su muerte, él aun estaba procesando las imágenes vividas, de un Sirius impactado por dos hechizos y que caía lentamente sin signos vitales, pero todo eso acabo cuando Voldemort entro en su mente, invadió su trastornado mundo interior, con imágenes crueles y sangrientas, pero algo que el lord Voldemort nunca imagino, que nunca hubiera querido paso, su “conexión” hiso algo que el más fuerte de mente de los dos, traspasara unos recuerdos que había creído olvidados en el fondo de su trastornada mente, pero que ahora salían nuevamente a la luz, para torturar a su dueño y aun pequeño muchacho…
Las imágenes iban tan rápido que le abrumaba, una opresión en el pecho era constante en ese mundo de recuerdos que no eran suyos, los sentimientos, las emociones, los sentidos, eran arrolladores, todo era tan agobiante, asfixiaste, imágenes irreales, sombras, luces, colores, lugares desconocidos, voces irreales, nada era coherente, nada tenía sentido, todo era algo irreal, sin sentido.
Su respiración se hacía cada vez más difícil de llevar a un ritmo normal, el no saber donde estaba, el no saber qué estaba pasando era algo difícil de obviar.
Todo se quedo inmóvil, una niebla gris le rodeaba impidiendo ver a su alrededor, poco a poco la niebla espesa y helada comenzaba a desvanecerse lentamente, dejando capacitado para ver lo que había a su alrededor. Todo era gris, un sólido color gris, frio y carente de calidez, las paredes lisas de cemento sin ningún color daban una sensación de agobio y frialdad, escucho unas voces, eran gritos y risas de niños, Harry camino lentamente por los pasillos sin vida, hasta que dio con una gran abertura en forma de arco y allí vio un enorme patio, pero era desolador, aunque las risas y los contantes saltos y corridas de los niños le daba algo de vida, había muy poco pasto, algunos árboles sin hojas y algunos juegos oxidados.
Harry vio como un grupito de niños aproximadamente de nueve y doce años, molestaban a otro grupo de chicos entre seis y siete años. Los más grandes encerraron en un círculo a los más pequeños que se abrazaban entre ellos y protegían sobre todo a una chica de pelo castaño que lo llevaba en una larga trenza. Se asombro cuando vio que había un chico a su lado, le vio y le pareció conocido, pelo negro bien peinado, piel pálida y unos hermosos ojos verdes que transmitían inseguridad e inocencia y se notaba que debía ser un chico pobre ya que llevaba unas ropas muy gastada, grandes y rotas, le recordó a él, sino se equivocaba todos ellos vivían en un orfanato.
El pequeño que no debería sobrepasar los siete años se adelanto con paso rápido y algo inseguro hacia el lugar donde se encontraban los demás, vio como tomaba aire exageradamente y luego la botaba rápidamente, para luego dirigirse a los chicos matones.
- no deberían estar aquí – mirando al más grande
Los mayores le miraron con rencor y algo de miedo, pero luego uno de ellos que se supondría debería ser el matón del grupo le miraba con verdadera ira
- deberías irte a tu ratonera Tom, das asco – le dijo con voz fría
¿Tom? ¿Podría acaso ser…? – pensó algo alarmado Harry y sin saber porque con un sentimiento de pena, lastima y angustia
- la señora Wellbestr les había llamado hacía rato – sin inmutarse por lo anterior
Vio como todos se tensaban al escuchar ese nombre y los más grandes salían corriendo quien sabe dónde, dando alivio a los más pequeños, aunque miraban con cierta reticencia al chico de mirada verde…
- estas bien Melisa? – le dijo a la chica que estaba siendo protegida por los más pequeños
Ella no le contesto solo le miraban con miedo y lagrimas en los ojos, Harry pudo ver que tenía una herida en la pierna que le sangraba, era un simple raspón. Con asombro vio como el chico que había ahuyentado a los matones se agallaba y con sus manos curaba a la pequeña niña, algo que enterneció a Harry, pero que asusto a los demás, para sorpresa de Harry, los demás chicos le gritaron e insultaron al pequeño que había curado la herida de la castaña, le decían fenómeno, subnormal, monstruo, que fueron las palabras más suaves que le dijeron, todos se fueron dejando solo al pequeño de mirada verde como la suya y le entristeció ver esa mirada llena de dolor, ira, incomprensión y tristeza, en donde el odio era el que comenzaba a reinar.
Nuevamente las imágenes volvían a su cabeza en formas alarmantemente rápidas, golpizas, gritos, llantos, odio, sonrisas falsas, burlas, desprecios, frialdad, ira, desconfianza. Todo mezclado, sentimientos, recuerdos, emociones, todo unido a una proyección en su mente que arriesgaba en sobrecargarse, en hacerlo enloquecer…
Vio…
Al mismo niño llorando en la oscuridad de una tétrica habitación…
Al mismo niño recibiendo una horrible golpiza…
Al mismo niño siendo regañado por una vieja y horrible mujer, que le golpeaba en la mejilla y lo tiraba dentro de un cuarto…
Al mismo niño un poco más grande viéndose en el espejo con una toalla en su cintura, sus ojos estaban en un punto lejano de su reflejo, pero la imagen que se mostraba era… el cuerpo del chico estaba marcado, moretones y cicatrices de cortes en su pecho y brazos…
Al mismo niño siendo despreciado por el resto de niños, recibiendo miradas de miedo, odio, repulsión…
Al mismo niño fuera del patio amarrado del tobillo a un árbol, su cuerpo temblaba por la humedad y el frio, estaba sentado con sus piernas firmemente apretadas a su pecho…
Al mismo niño y el mismo, enfrentando sus miradas, verde contra verde, eran iguales, dolidas, tristes, desoladas, frías, decepcionadas…
Hasta que todo paro y se detuvo en una nueva escena…
Eran los pasillos de Hogwarts, tantas veces que los había recorrido que aun ante la confusión, la oscuridad y la ansiedad que sentía por saber que estaba “haciendo allí”, aun así reconocía esos antiguos y míticos pasillos de piedra. Vio como un joven muchacho de pelo negro y desordenado que se le hacían muy familiares iba descendiendo por los pasillos que iban hacia las mazmorras, no podía ver la cara de aquel joven que debía ir entre sexto o séptimo año ya que el muchacho le daba la espalda, pero estaba seguro que no era el mismo chico que había visto anteriormente, Harry sin estar muy seguro le siguió, quería correr y poder adelantarle y verle el rostro, pero algo le impedía hacerlo, así que curioso y sin saber porque nervioso ante lo que podía encontrar camino lentamente a unos pasos detrás del otro.
Después de unos minutos, que para aquel que era espectador de los recuerdos le parecieron horas, el joven misterioso se detenía en una puerta y Harry la reconoció muy bien esa era la puerta que daba a la sala de pociones, el muchacho sin golpear la puerta para dar aviso de su presencia abrió la puerta rápidamente mirando hacia los lados y entrando después de ver que nadie estaba cerca de allí, Harry se apresuro para entrar después de aquel muchacho de pelo negro. Vio con atención como estaba conformada el aula, no era tan distinta como lo era en la actualidad, las mesas y las sillas al rincón del salón y el pupitre del profesor adelante, el estante donde estaban los ingredientes y el pizarrón que en ese momento estaba sin rastro alguno de escritura, cuando ya se estaba aburriendo, la puerta fue abierta con un chirrido que le hiso estremecerse completamente y alguien que tenía la esperanza en que no fuera aquel que se imaginaba entro dejando en claro que sus suposiciones eran ciertas. Una voz que se le hacía demasiado conocida se escucho en la solitaria aula dejando un acallado eco por las paredes y el apellido que había pronunciado lo había dejado helado…
- Potter – dijo una voz neutra
Para asombro de Harry, aquel joven de pelo desordenado y negro como la noche se daba vuelta con una sonrisa divertida y unos ojos cafés que tenían un brillito especial, dejando a Harry sin aliento, ahí enfrente de él estaba su padre…
- oh si es mi “ayudante” preferido – dijo con diversión el alumno
- no sé lo que pretende Potter, pero será mejor que se largue de una vez, ya le advertí que no quería volverle a ver aquí – dijo seriamente sin mirar a su “alumno”, dirigiéndose con paso firme hacia el escritorio que ocupaba el profesor – así que le pido que se largue – le dijo fijando por primera vez sus hermosos ojos verdes a los café del menor
Harry se quedo mirando la figura de aquel hombre que en esos momentos tendría unos veintitantos años que ya había reconocido, era Tom Riddle el que ahora se hacía llamar Lord Voldemort, con un pelo bien peinado de color negro, piel pálida y unos increíbles ojos verdes demasiado parecidos a los suyos, sin duda no se equivocaba, aquel pequeño que había visto antes era el mismo sujeto que estaba en el escritorio en esos momentos. Pero algo no encajaba, no solo el hecho de que su padre se le estuviera “insinuando” a su enemigo mortal y que acabaría con su vida, sino que estuviera como “ayudante” en Hogwarts, ¿no Dumbledore le había dicho que no había aceptado a Tom como profesor de defensa contra las artes oscuras? ¿Qué estaba pasando ahí?
Vio como James se dirigía con pasos sensuales hasta el escritorio que ocupaba Tom, lo rodeo con una mano acariciando la suave madera del escritorio y siempre con una sonrisa depredadora sentándose provocativamente en el escritorio quedando enfrente del mayor abriendo sus piernas descaradamente, aflojando el nudo de su corbata rojo y dorado, abriendo algunos botones de su camisa (su túnica ya estaba completamente abierta) y sonreía con superioridad.
Por otro lado Tom no dejaba de mirar a James, esos ojos verdes que ahora no miraban con indiferencia, sino con deseo, lujuria, con hambre, algo que no paso desapercibido por el Gryffindor.
- sabes que no puedes resistirte a mis encantos – dijo con seguridad y sensualidad, acercándose al mayor mordiendo su oreja y posando sus manos en el pecho de Tom comenzando a desabrochar un botón de la túnica
- no estoy para juegos Potter – le dijo seriamente pero sin detener al menor, posando sus manos en el escritorio a cada lado de James
- y quien dijo que estaba jugando? – dijo James con una sonrisa, mientras seguía desabrochando los otros botones que le quedaban.
- Potter por qué no se va a molestar a sus compañeros, creo que ellos estarían más felices de recibir sus “atenciones” – dijo con un tono de voz más frio y serio, su mirada se había vuelto algo furiosa y quizás dolida
A Harry le dio algo de miedo aquella mirada, pero para asombro suyo, su padre comenzó a reírse, sentándose en las fuertes piernas de su “profesor”, rodeando sus brazos al cuello del mayor.
- no me digas que estas celoso- le dijo cerca de sus labios
- no seas ridículo – le espeto con algo de rabia, pero mirando esos deliciosos labios
- sabes que solo soy tuyo, lo demás es un juego que nunca llegara a nada, pero sabes perfectamente que tú no eres los demás – le dijo cariñosamente para luego besarlo lentamente
El mayor abrazo a James por la cintura acercando más su cuerpo al suyo, el menor gimió dentro del beso que se había vuelto más fogoso. Harry se sonrojo completamente al ver esa escena, aunque también estaba shokeado, quería creer que todo era un juego o un mal entendido, pero ese beso lo decía todo.
El mayor le quito la camisa a su padre y este no se quedaba atrás, James comenzó a besar el pecho del mayor, sacando unos leves gemidos…
- y esa…mmm… peli… oh… pelirroja – le dijo que aunque gemía y respiraba entrecortadamente no pudo evitar salir el tono algo áspero con respecto a la mencionada
James sonrió mientras su lengua juga con uno de los pezones de esa pálida piel y luego comenzó a acercarse al cuello de Tom y comenzó a besar y morder haciendo un recorrido, por el mentón, la oreja, la mejilla y luego en la boca, donde se quedo jugando un rato mas, para luego separarse algo reticente y mirarlo a los ojos, James miraba a Tom con seriedad y decisión…
- ella no es nada, es mi amiga y créeme nunca podría llegar hacer algo más que eso, es algo imposible, imposible, a quien amo y amare por siempre es a ti – para luego besarlo apasionadamente
Tom sonrió en el beso y su mirada verde se volvió cálida con verdadero cariño, como esa mirada que había perdido después de tanto sufrimiento, soledad y rechazo…
Harry se quería morir, lagrimas incontrolables se derramaban por sus sonrojadas mejillas, no podía creerlo, no quería aceptarlo, pero todo estaba ahí, su padre amando a la persona que se volvería su asesino, aquel que quería acabar con su vida, y su padre jurándole amor eterno que nunca cumpliría porque… ¿por algo el existía? ¿Cierto?
La oscuridad se volvió a formar, pero algo pudo escuchar antes de que la luz le trajera a la realidad, unas palabras que le asombraron y le dolieron…
Harry tomo una exagerada bocanada de aire, se sintió mareado, confuso y adolorido, no tanto físico sino mental, miro a su alrededor…
Blanco…
Estaba en un hospital.
Las lagrimas no tardaron en llegar, no quería pensar en lo que había visto, no quería asumir y entender todo lo que había escuchado, sentido y visto, no, no quería asumir, que su padre amo a Tom Riddle, que nunca amo a su madre, que el quizás no fue más que un error, no quería saber que aquel hombre que amo su padre se había vuelto el asesino de su progenitor ni menos que él también se había convertido en su presa, y tampoco quería asumir todo el dolor y el sufrimiento que había pasado su enemigo, no quería, porque se veía a él y quizás había sufrido mucho mas que él, y le dolía, le dolía por que podía llegar a entenderlo, a entender su comportamiento, sus deseos de venganza, incluso lo que le llevo a matar a sus padres y querer acabar con él, porque ahora sabía que no solo por la profecía había ido a por él, sino también por que por culpa de su madre y de el mismo, Tom perdió a su padre…
Miro el techo de la habitación...
Blanco…
Unos ojos verdes tan intensos como los suyos, tan iguales a los suyos “aparecieron” en el techo y aunque era tan solo su imaginación, se estremeció con tristeza, con dolor, porque eran tan iguales a los suyos, por que el dolor de Tom era casi el mismo que el de él…
Y ahora… ¿Cómo podría luchar con Tom? ¿Cómo podría matarlo?
Una voz se escucho en su cabeza susurrando unas palabras que aun mas le afectaban, por que con esas simples dos palabras podía asegurar que el sentimiento que se profesaban esas dos personas era real, una voz que no era la de su papá…
- Te Amo James…
…---…Fin…---…