¡Pasta!
- ¡Vamos, Alemania, tus espaguetis se enfrían!
No que Alemania no supiera que Italia era bastante descuidado, por no decir un inútil, en la batalla, y que siempre que cocinaba terminaban comiendo algún tipo de pasta. Pero era su amigo…a fin de cuentas.
- ¡Niño, no hables con la boca llena, es de mal gusto!
- ¡Ah, lo siento, Francia oni-san! Es que quería saber si se iba a comer su comida o no.
Una cena, una simple cena. Pero no estaba seguro si sobreviviría a ella.
Miró a sus aliados. Italia ya iba por su segundo plato, Japón entre tanto, miraba confundido la cantidad de cuchillos y tenedores que había sobre la mesa (* 1).
No que Alemania no supiera que Japón era un buen aliado, pero su personalidad callada que nunca buscaba opinar o hablar más de la cuenta…Igual eso no era nada comparado con su extraña manía de intentar suicidarse por deshonra.
- ¡Tsk, siempre es lo mismo cuando dejamos cocinar a Italia! ¡Para la próxima reunión compraré cajitas felices (* 2) para todos! ¡Claro que yo pagaré, luego pueden agradecerme y devolverme parte de los gastos!
- ¡No estoy de acuerdo contigo Estados Unidos, toda esa grasa hace mal al cuerpo!
- Estados Unidos, Francia tiene razón. Deberías comer cosas más…
- ¡Pues yo no estoy de acuerdo ni con Estados Unidos, ni contigo Inglaterra!
No que Alemania no supiera que aunque sus aliados no fueran de los más fuertes, podía confiar en ellos. Por lo menos sabía que comparado con Inglaterra no tenía que soportar a un niño egocéntrico (Estados Unidos), ni a un tipo vanidoso (Francia).
¡Ahhh, y sí se lo ponía a pensar mejor! Tampoco debía preocuparse como Lituania. Definitivamente Rusia se divertía asustándolo; en esos momentos se encontraba mirándolo de manera amenazante mientras rozaba el filo de su cuchillo.
- ¡Es el colmo, siempre me contradices, Francia!
- ¡Ja, obviamente, tú siempre quieres tener la razón!
Y allí estaban Francia e Inglaterra riñendo como de costumbre. Eso le hizo agradecer que Suecia no estuviera allí; solía estar tranquilo mientras nadie violara demasiado el espacio personal de Polonia, Estonia, Letonia y Finlandia. Especialmente el de este último.
- ¿Te vas a comer eso, Finlandia?
- Etto…yo…
Y claro que el más indicado para hacer algo tan imprudente no era otro más que Italia.
Por suerte esa noche, parecía que no tendría que preocuparse por salvarle el trasero.
- ¿Y tú, Alemania?
- ¡Sí, me lo comeré! No sigas preguntando, Italia.
Sin más, tomó sus cubiertos y comenzó a alimentarse.
Y allí se encontraba, sentado a la mesa con los demás, disfrutando de una “deliciosa” cena.
No que Alemania odiara los fideos, prefería otras comidas, pero por sobre eso le era ya imposible no ver la cara de Italia en su plato en esos momentos. Por unos instantes se cuestionó mentalmente si de tanto comer pastas, éste no sabría como estas.
“Probar a Italia…”
Segundos después se encontró pensando esa cosa tan extraña y que si ese era el caso, no debería preocuparse de que Estados Unidos (por preferir las chatarras) o Japón intentarán darle una mordida, o por lo menos este último hasta que no aprendiera a usar bien los cubiertos occidentales, no podría; o hasta que consiguiera un par de palillos.
Y llegó la hora del postre…
El encargado de este había sido Inglaterra; trifle (* 3) y té eran lo que degustaban.
- ¡Bien, tiene mucha crema! ¡Eso es bueno para mí!
- ¡Estados Unidos, no comas tan rápido!
- ¿Qué? ¡Es tu culpa por hacerlo tan rico!
- ¡Ja! ¿A esto le llamas postre? ¡Aunque este delicioso, no pretendas que te felicite!
- Nunca pretendí tal cosa, Francia…
Sí, Italia era un fastidio, pero mejor uno a tener dos. Además…ya estaba acostumbrado a cuidar de él. ¿Aunque…y si en un futuro le sucedía lo que a Inglaterra con Estados Unidos?
Hasta él recordaba lo apegado que era el menor con su “hermano mayor”, pero luego de la Independencia del más joven, nada volvió a ser como antes entre ellos.
Desde allí, Inglaterra estaba cada vez más gruñón y Estados Unidos más egocéntrico.
- Ne, Alemania. Has estado muy callado, ¿Qué tanto piensas?
No que Alemania tuviera una mala relación con China como para no contestarle, pero no podía decirle que se había quedado en shock por su propia imaginación, cuando esta le había mostrado a un Italia varonil de pelo en pecho con una altura de casi dos metros atacando con macarrones al enemigo; lo peor del caso era que los fideos eran efectivos…
No sabía si asustarse más por la idea de un Italia tan masculino o de que sus armas funcionasen correctamente.
- ¡La próxima vez yo traeré el postre, será helado!
- ¡Eso sería genial Estados Unidos, adoro el helado!
- ¿Lo ves? Ni a Italia, que es un glotón, le ha gustado tu postre.
- ¡Argggg, Francia, me has hartado! ¡Ven aquí, te cortaré ese pelo con mis propias manos!
Y llegó la hora de irse a dormir. Como era natural, los respectivos aliados compartieron habitación.
- ¡Ah, ya era hora! ¡Me estaba muriendo del sueño!
- No deberías saltar sobre la cama entonces.
- ¡Ah, no digas eso, Japón! ¡Ven salta conmigo!
- Demo…
No que Alemania no cuidara de que Italia no le pasara sus malos hábitos a Japón, pero se detuvo de gastar saliva en cuanto el primero, luego de unos saltos, cayó sobre la cama completamente dormido.
- Mejor irnos a dormir, mañana hay cosas que hacer, Japón.
Luego de que las luces se apagaron y de que Inglaterra y Francia dejaron de pelear, la noche se volvió calma.
Japón dormía en silencio en su cama. Italia dormía en la misma posición en la que había caído. Alemania entre tanto soñaba…
- Tomates…sí, salsa…Macarrones…¿Dónde piensas meter eso?
Eran algunos de los balbuceos inentendibles que salían de la boca del germano.
(- ¡Vamos, sufre y suplícame, Lituania!)
- ¡¡¡KYAAAAAAAAAAA!!!
Aquel grito despertó hasta los muertos, pero no a Italia.
Evidentemente despiertos, Estados Unidos dijo algo e Inglaterra y Francia terminaron discutiendo por bastante rato.
No que Alemania aceptara los extraños arranques de Rusia, pero estuvo agradecido con él y los potentes pulmones de Lituania, por despertarlo; no quería imaginar a donde Italia hubiera terminado metiendo su “macarrón” si su sueño continuaba.
- Pasta, mmmm.
¡Ahhh, ese chiquillo! Durmiendo en una posición tan incómoda y soñando con comida; definitivamente, no creía que Italia pudiera cambiar tanto, pero tal vez un poco podría. Sólo el tiempo lo diría.
Sin embargo…
No que Alemania creyera mucho en los sueños y eso, pero…por alguna razón sintió prudente evitar que Italia, luego de que en el desayuno hubiera dicho que les haría probar sus macarrones especiales, no cocinara por una semana al menos.