Aquel parque, pese a ser totalmente plateado, no nos infundía ningún temor. Entramos corriendo, Mushra encabezando el grupo. Yo iba detrás de él, mirando a donde se dirigía, mientras oía los comentarios de los demás sobre por cual atracción empezar.
Empezamos por la montaña rusa, donde me encargue de calmar a Binka que parecía asustada de la atracción. Kutal iba detrás con cara de me quiero bajar, y Mushra delante haciendo el ganso. No podía ni imaginarme que ese mismo día estaría en tantísimo peligro aquel que tenía delante de mí, haciendo tonterías y riendo como un niño inocente.
Tras la montaña rusa nos montamos en varias atracciones mas. Algunas de velocidad, otras de terror. Al final decidimos detenernos en una sala de hologramas, donde al ponerte encima de uno de ellos te muestra con una ropa distinta. Pude ver como Mushra aparecía con ropa de colegiala. Kutal se rió de su conjuntito, y éste, algo molesto, bajo del escenario. No le vi irse. Apenas oí a Binka preguntar por él, puesto que Kutal se puso delante de mi preguntándome por su “look” roquero y me asustó de sobremanera.
Al poco salimos de aquel lugar, paseando por el parque. Binka preguntó si Mushra estaría bien. Le respondí que donde estábamos era un parque, que podía pasar en un parque. Aunque, pese a haberle contestado eso, yo mismo sentía una cierta preocupación por él. ¿Donde estaría? Solo se había bajado del escenario, como había podido desaparecer así?
Llegamos a una sala con un gran globo de Enterra. Ahí podías ver cualquier parte del mundo con solo tocar en un punto que quisieses. Binka encontró una hermosa playa, donde podías hasta sentir que estabas ahí. Luego tocó mi turno, pero fui bastante mas gafe, y encontré una ciudad en llamas, siendo atacada por Cardianos (no se como narices se escribe, yo lo pongo así XD). De repente, junto a esa visión tan apocalíptica, tuve un horrible presentimiento.
Salimos afuera corriendo, viendo que el parque estaba en ruinas, y ya no era plateado. Mi mente no reaccionaba ante tal cambio, hasta que Kutal advirtió que todo era una trampa, y que ya tenían lo que querían. Fue cuando Binka dijo “Tienen a Mushra!!” Cuando mi mente reaccionó, mi cuerpo corrió a buscarle. No estaba, no aparecía por ningún sitio. No respondía a nuestra llamada. ¡¿Dónde estaba?!
Pasamos largo rato buscando sin éxito, hasta que un estruendo nos sorprendió. Corrimos hacia el lugar, teniendo en mi mente el pensamiento que el causante del estruendo no fuese él. Pero al llegar, ahí estaba, tendido en el suelo, sin moverse….mi cuerpo reaccionó ante la ira, y me transforme en hiperenterrano.
Antes de que aquel ser de metal le diese el golpe de gracia, Kutal lanzo una lanza que le detuvo, mientras yo le cogía en brazos. Al ver su cara descubrí unas lágrimas que recorrían sus mejillas. Mushra nunca lloraba…
Limpié con cuidado las lagrimas, aprovechando también para apartarle cariñosamente un mechón de pelo. Mi mirada se perdió en su expresión de dolor y desesperación, hasta que la voz de aquel maldito de metal me sacó de mis pensamientos. Le miré con enfado, mientras Kutal intentaba golpearle.
Vimos como se convertía en partículas, reconstruyéndose de nuevo después. Saltamos para evitar su ataque, y dejé a Kutal a cargo de Mushra. No me agradaba separármelo de mi, pero no podía tenerle en brazos si quería ejecutar el ataque del Kraken. Pero mi ataque se vio frustrado cuando el enemigo se introdujo en la frente del dragón, convirtiéndolo en metal, y atacándome con él.
Decidimos huir. Lo primordial ahora era poner a Mushra a salvo y permitirle descansar. Tras nosotros venía una ola de metal líquido, la cual arrasaba todo lo que tocaba. En un intento de ralentizarla, Kutal creó una grieta en el suelo, manteniendo al pequeño herido en un semi abrazo, protegiéndole del mismísimo ataque. Su grieta no sirvió de mucho, desgraciadamente, puesto que el metal llegó a la profundidad de la misma y volvió a subir.
Seguimos corriendo, pero nos vimos cara a cara contra el precipicio. Cogí a Binka, mientras Kutal cogía un árbol para que hiciera de cebo. Y nos precipitamos al vacío…..
Como pensamos, el enemigo convirtió el agua en metal líquido, pero nuestro plano dio resultado. Se equivocó con el árbol, y no nos siguió mas…por el momento. Tras la cascada se encontraba nuestro escondite.
Allí estábamos los tres, impotentes ante la situación en la que se encontraba Mushra, luchando por su propia vida. Binka comentó la dificultad que tenía para respirar de las heridas que le habían infringido. Con una voz lo mas calmada que pude, le respondí que de momento solo podíamos dejarle descansar, que era la única cura que teníamos a mano.
Pero en mi mente irradiaba la ira. ¿Como lo habría atacado para que Mushra terminase llorando?
Esos pensamientos hicieron crecer mi ira y mi odio por ese nuevo enemigo….pronto, muy pronto, sería destruido, por mi, o por nuestra unión, pero no sobreviviría…
Y allí nos quedamos, con Mushra en mi regazo descansando, hasta que juntos, con Kutal, pudiésemos vencer aquel Cardiano, suceso que no tardaría en venir…
FIN