Capítulo 1: Merecido descanso.
-¡Aparta mono estúpido!
-¡¡No me llames mono, monstruo acuático pervertido!!
Sanzo, levantó el revólver y apretó el gatillo lentamente hasta que un potente disparo hizo enmudecer a todos los que iban en el jeep.
-¿Acaso queréis morir?
Hakkai rió interiormente. Aquello ocurría cada día y desde que había derrotado a Homura, sus vidas se había convertido en algo deprimente y monotemático. A él, no le importaba en absoluto, de hecho, debía admitir que le gustaba aquella nueva forma de ver el mundo. Prefería no tener que enfrentarse a nadie y pasar desapercibido. Además de que el actual estado de “desempleo”, le había hecho darse cuenta de algunas cosas en las que no había caído con anterioridad… no sabía exactamente por qué, pero había una serie de sentimientos que se agolpaban en alguna parte de su alma, (o donde quiera que estos se almacenen) y se sentía realmente confuso y un tanto desorientado.
Movió fugazmente la cabeza para mirar a Goku y Gojyo, que -de una vez por todas- había decidido callarse y dejar sus estúpidas reyertas para otro momento. No pudo evitar al sentir con el cambio del viento, una punzada de deseo al llegar a su nariz el olor de Gojyo… últimamente se sentía atraído por él…
Sacudió la cabeza.
La dolorosa imagen de Kanan cayendo bajo el filo del su propio cuchillo apareció en su mente. Pero ya no sentía aquel incómodo ardor que predecía a la desesperanza. No. Ahora lo recordaba de forma vaga y distante, como si hubieran pasado siglos desde entonces… y aquel torrente de sentimientos encontrados, le hacía sentirse deprimido. Le sabía mal estar olvidando a Kanan, pero no podía evitarlo.
-Hakkai… ¿queda mucho para llegar a la siguiente ciudad?
La voz de Goku le sacó de sus elucubraciones.
-¿Qué? ¡Ah! Pues… se supone que no mucho. -respondió sin poder esconder que su cabeza se hallaba lejos.
Sanzo le echó una fugaz mirada a Hakkai, y después ocultó sus ojos tras los mechones rubios.
-¿En qué piensas? -preguntó sin demasiado interés.
Esta vez le había sorprendido pensando en Gojyo, y no pudo evitar que el rubor inundara lenta pero inexorablemente sus pálidas mejillas.
-¿Eh…? Nada… -contestó inmediatamente.
-¡Eh! Hakkai… se te ve cansado, ¿quieres que lleve a Hakuryu yo un rato? -preguntó Gojyo posando su mano en el hombro de su compañero.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo de arriba abajo y a duras penas consiguió evitar estremecerse. Una punzada de excitación se situó en su miembro y negó inmediatamente con la cabeza.
-No Gojyo, gracias. -rehusó enérgicamente.
El aludido se quedó un tanto perplejo ante su violenta respuesta pero se encogió de hombros y decidió que sentarse sería lo mejor.
La respiración de Hakkai se había acelerado notablemente, pero nadie lo notó… a excepción de Sanzo que evaluó la expresión de su compañero con detenimiento.
Su exhaustivo examen recorrió a Hakkai casi por entero, y sus ojos se detuvieron en el bulto que había aparecido entre las dos piernas.
Sanzo sonrió y volvió a ocultar su mirada tras el cabello rubio mientras tanteaba en su túnica y hurgaba en uno de sus pliegues para sacar la cajetilla de tabaco. Sacó un cigarro con parsimonia y se lo colocó en los labios para después encenderlo.
Observó a Hakkai con el rabillo del ojo. Respiraba de forma entrecortada y una gota de sudor comenzaba a resbalar por su sien.
-Creo que deberíamos parar, Hakkai… -comentó Sanzo despacio- Pareces cansado.
-No… esto… estoy bien… -se apresuró a responder esbozando con gran esfuerzo una sonrisa.
-Si, Hakkai, deberías descansar. -secundó Gojyo posando de nuevo una mano sobre su hombro.
Tragó saliva con dificultad notando como de nuevo su miembro se enderezaba.
No le quedaba otra opción…
-Si… -admitió- quizás sería lo mejor…
Cuando por fin Hakuryu de hubo detenido, todos bajaron del jeep. Hakkai fue el último en salir del vehículo, y cuando lo hizo, tuvo cuidado de ocultar como pudo el bulto que había entre sus dos piernas.
-Tengo que ir a hacer una cosa… ahora vuelvo… -se excusó echando a correr hacia el bosque.
Gojyo y Goku observaron como Hakkai se introducía entre los árboles a todo correr.
-¿Pero que narices le pasa?-inquirió Gojyo girándose hacia Sanzo.
Sin responder a su pregunta, el monje se internó en la espesura con paso calmo.
Goku se encogió de hombros.
-Hakkai lleva bastante tiempo comportándose de forma extraña…
Pero Gojyo no le oyó, perdido en sus reflexiones observó como Sanzo desaparecía entre la vegetación por el mismo camino que había cogido Hakkai.