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Obsesionado por Yageni

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Notas del fanfic:

¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS APHRODITAAAA!!

Bueno espero que te guste, mas te vale que te guste, despues de todo no me dejaste elejir ni nada parecido!!

¡¡A leer niña!!

Notas del capitulo:

Es un drable de 800 palabras, asi que no esperes la gran cosa Dita =P

Fue lo mejor que pude hacer!! Perdon no me pegues!!! ¿?

Para los que no saben es un Fuudo Midou, echo a medida para mi amiga como regalo de cumpleaños XD

Obsesionado

Lo sé, sé que este amor raya en lo obsesivo, en lo enfermo.

Aunque soy capaz de verlo me siento incapaz de cambiarlo...

Es como algo que esta mas allá de lo que puedo controlar. Siento que si no sigo mis impulsos voy a enloquecer aun más.

Me duele el pecho, siento una punzada en el corazón cada vez que nos separamos, y no soporto ni la más breve distancia entre nosotros.

Cuando no te veo te pienso constantemente, cada momento que paso sin ti es como una agonía, casi una tortura.

Y cuando estoy a solas contigo solo puedo pensar si habrá alguna forma de hacer que te quedes por siempre conmigo. Me pregunto si acaso la hay ¿la habrá?, yo sé que tiene que haber una manera, solo tengo que encontrarla…

Quiero hacerte mío y atarte a mí, encadenarte; de ser posible para la eternidad.

Te veo yendo y viniendo por la calle, con tu habitual soltura, tu carismática forma de ser y de ver a la gente y siento rabia al pensar que todo el mundo es capaz de ver lo que yo veo. Tu gracia al caminar, tu seguridad, tu desenvoltura…

Quiero que tus ojos color de cielo me vean solo a mí y que esas sonrisas que derriten los corazones de los que te observan curven tus labios solo por mi causa.

Quiero ser el único que vea como tu cabello castaño cae desordenado y revuelto sobre tu frente cuando te despiertas por la mañana. Ser el único que escuche tus quejas cuando te quedas sin cigarrillos, el que te oiga desafinar mientras practicas con tu violín, o cuando cantas bajo la ducha.

Ser el testigo privilegiado de la manera en que el gozo deja sus secuelas en tu cuerpo, erizándote la piel surcada por la transpiración, enrojecida aquí y allá por mi trato brusco.

El guardián de tus secretos, de tus gemidos de dolor y de placer. El mismo que los produce y el único que los escuche y se deleite en ellos.

Estoy siendo muy egoísta y francamente no me importa.

Quiero monopolizarte

Quiero controlarte.

Que seas solo mío.

Quiero que todo tu mundo gire alrededor de mí.

Quiero ser tu amo y tu señor, tu dueño, y a la vez tu esclavo, tu perro fiel siempre pendiente de ti, de lo que necesitas, de lo que deseas y anhelas.

Si pudiera te guardaría en mi bolsillo y no te dejaría salir nunca de allí. Miraría dentro del mismo y sonreiría como un tonto al verte. Tendría una mano siempre cerca, para evitar que te aplasten o que te cayeras… te protegería siempre, contra todo, contra todos. Pero tampoco dejaría que nadie te viera, ni siquiera les permitiría la osadía de poner un solo dedo sobre tu persona, serías solo mío, en exclusividad, solo para mí…

Cada que mencionas el nombre de alguien mis puños se cierran con furia y hago un esfuerzo tremendo para no hacer una escena. Pero no importa de quien se trate, no me importa su sexo, ni su edad, ni su condición social, no quiero que me hables de otras personas, no quiero que me digas sus nombres, ni que me cuentes de sus vidas, solo quiero que me mires a mi.

Quiero que me mires solo a mi Ban Midou hasta que este ardor que siento en mi cuerpo se apague en el frío color azul de tus bellos ojos, hasta que mis deseos estén satisfechos, hasta que este saciado de ti, fija tú mirada solo en mí…. Mírame solo a mi Ban Midou






Midou encontró uno de los tantos cuadernos donde Takuma escribía, y al moverlo de lugar unas cuantas hojas se cayeron del mismo. Algunas estaban en blanco, otras tenían garabatos, pero había una que estaba escrita en su totalidad, en las dos carillas.

Juntó los papeles y dejándolos sobre la mesa se sentó en una silla. Se prendió un cigarrillo y se puso a esperar el regreso de su amante.

Aburrido como estaba, tironeo de una de las hojas que se habían caído, la que estaba escrita para ser exactos y con la actitud despreocupada de siempre leyó las primeras líneas.
Tenía fecha de unos meses atrás, cuando apenas habían comenzado a frecuentarse…

Cuando Fuudo volvió el telépata había guardado las pocas pertenencias que tenía y las había escondido en el callejón a un costado de la casa de su amante.

Ban Midou saludo al rubio con un beso breve en los labios y silbando se dirigió hasta la puerta.

— ¡¿A dónde vas?!— le pregunto este con su ya típico arranque de celos, su necesidad de controlarlo todo.

— A comprar cigarrillos — le contesto el castaño, y escondiendo los que ya tenía en el bolsillo salio de allí a paso apresurado…

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