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In The End por mihll

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Notas del fanfic:

Los personajes de este Fanfic no me pertenecen, aclaro que sólo los utilizo a modo de diversión.

Notas del capitulo:

Mis sinceros agradecimientos a Arcasdrea por sus incentivos y revisión de esta historia que encontré entre mis cosas olvidadas.

Se trata de una de las primeras historias que hice...Ha sido editada para ser compartida con ustedes, mis estimados lectores.

 

 

Hanamichi contempló fijamente la expresión de Setsuna, plantada delante de él, el ser más bello y querido que aún le quedaba en este mundo. Esa muchachita no terminaba de sorprenderle, ahora le estaba diciendo que tenía ¿novio?... 

 

Esto le había encontrado totalmente desprevenido, pero pronto recuperó su aplomo. Se acercó a ella, inclinándose para estar a su altura y enfrentar sus ojos color miel con los ambarinos de ella. Comenzó entonces, a divertirse con su seriedad.

 

-¿Cómo es eso de que tienes un novio?- preguntó evitando reír.

 

-Así es, Hana, tengo un novio - confirmó a su hermano.

 

-Pero mira nada más, no nos vemos en dos días y ya andas haciendo de las tuyas - sonrió fingiendo creerle, y ella, que conocía demasiado bien sus expresiones como para no advertir su incredulidad, le dedicó una mirada fría, y le dijo:

 

-Te lo presentaré si eso quieres.

 

-¡Oh...!-frunció el entrecejo un poco asustado-¿Entonces es verdad?-ella asintió.

 

Hanamichi bajó la mirada pensativo. Comenzó a calcular rápidamente las implicancias de que todo fuera verdad, concluyendo luego de un momento que representaba nada malo; Setsuna era una niña de nueve años, y su supuesto novio, tal vez debía ser alguien de su misma edad...Entre niños, un noviazgo a lo más que ilusionaba era un beso en la mejilla, ¿habría algo que temer?...Él se dijo que no.

 

-Está bien, entonces me resignaré a tener un cuñado.

 

-¿Y no te molesta?-consultó ella precavidamente.

 

-¿Por qué habría de molestarme?-su mano viajó hasta alcanzar su mejilla de manera cariñosa mientras sus ojos le veían con ternura-No me molesta, muy por el contrario, me alegro, aunque...mmm...no me convenzo del todo que incluso mi hermanita pequeña me gane en esto de conseguir pareja.

 

-Hana-murmuró la niña calva, antes de abrazarse a su cuello-No me gusta que digas eso. Suena como si ya te hubieras rendido definitivamente a la idea de conseguir a alguien que esté a tu lado

 

Hanamichi curvó una pequeña sonrisa en sus labios, correspondiendo a su abrazo. No era extraño que fuera tan perceptiva; esa era una de sus cualidades más grandes que había adquirido durante el transcurso de su enfermedad que incluso le hacía ser más madura que muchos niños y adolescentes...Tal vez su madurez incluso podía ser comparada con un adulto.

 

-No me he rendido, y lo sabes-dijo en voz suave-Es sólo que no me he preocupado de buscar una...A su tiempo la persona que esté destinada a mi lado llegará por cuenta propia, lo entendí después de cincuenta y un rechazos-finalizó riendo.

 

Setsuna propició el distanciamiento. Ahora ella quien tenía el rostro de él entre sus manos.

 

-Quiero que te apures-tanto su voz como el brillo de sus ojos se mostraron tristes-Cuando yo me vaya, quiero que alguien esté a tu lado para acompañarte, consolarte y quererte mucho.

 

-No digas eso-la estrechó contra sí-Por favor, no me lo recuerdes-su voz era una súplica entonada en un murmullo.-No hables de la muerte con tanta simpleza...No me gusta.

 

-Pero moriré-dijo ella sin una pizca de temor en sus palabras.-Moriré Hana y es inevitable. Hace tiempo que ya me convencí de que no debo temerle a la muerte, por el contrario... La muerte  será un alivio y me llevará al cielo con mamá y papá.

 

-Sí-la separó y la miró con un brillo de dolor en sus ojos-Pero yo no me resigno a perderte también...La vida es injusta, me está quitando a todos los que quiero...Tú...-las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas- Setsuna, tú eres lo único que le da valor a mi vida, eres mi cielo y no quiero dejarte ir.

 

-No llores por favor, que no me gusta -emitió la niña murmurando suavemente, y al notar, segundos más tarde que su petición no fue acatada, adoptó una expresión seria- Hanamichi, hermano; mamá,  papá y yo, vinimos a esta tierra para hacerte feliz y encaminarte hacia una existencia hermosa, no porque nuestra misión contigo termine y tengamos que irnos, esa existencia acabará. Óyeme y óyeme bien, no quiero repetírtelo una vez más porque esto me cansa: Antes de que me vaya tú buscarás a la persona que estará contigo y tomará mi lugar para hacerte feliz. Yo te ayudaré...-

 

-No digas eso, desde aquí no creo que puedas hacer mucho-dijo él mientras se secaba las lágrimas con el dorso de su mano. Ella se cruzó de brazos, y dijo:

 

-Hace mucho rato que estoy desahuciada, y si estoy aquí, bueno, es porque yo quería estarlo porque no quería ser una molestia en tu vida.-sonrió-Soy la mejor Cupido que existe, y si no fuera por mí,  Iori y Haruka, la pareja que me visita siempre y que tú conoces, no estarían enamorados, felices,  y a días de su matrimonio...Ya verás Hana que antes de mi muerte, encontraré a la persona apta para ti.-alzó su mano en un ademán que figuraba una promesa hecha.

 

Hanamichi negó con la cabeza aunque no podía descartar que la idea era del todo mala.

 

-Sí, Hana, resulta, te lo aseguro-le levantó su mentón caído obligándole a verla a los ojos-Vamos a hacer esto: saldremos juntos a la calle tomados de las manos, y cuando una linda señorita se acerque, yo me encargaré de presentarte. Dime que sí.

 

-No-contestó él, aunque no de forma categórica.

 

-Sí-insistió ella reflejando emoción en sus pupilas.-Piensa además que con eso estaremos muy juntos, claro, exceptuando las horas en que tengas que ir a clases, pero sé cuidarme sola.

 

-Suena tan fácil como lo dices, pero no es simple.

 

-Lo dices porque puedo tener probabilidades de ponerme malita-se apartó de él, y tomó de nuevo su anterior postura, mientras negaba con la cabeza-Nos las arreglaremos de una u otra forma.

 

-No se puede, aquí estás mejor, estás segura.

 

-No, aquí estoy lejos de ti. Me queda poco tiempo hermano, y quiero aprovecharlo estando a tu lado. Tú y yo nos merecemos esto.

 

Pasmado por el hecho de que ella le dejara sin palabras, -una vez más-, no pudo más que asentir, después de todo su corazón ahelaba estar con ella, dormirla contándole un cuento cada noche; no quería que hasta el fin de su vida, lo hiciera una persona que no fuera él y en este frío recinto que provocaba escalofríos por representar un sitio donde se respiraba y se veía la muerte en cada cabeza calva de un niño al morir a causa de una terrible enfermedad como lo era el cáncer.

 

-¿Tu más ferviente deseo es irte a casa conmigo?-preguntó, sólo para convencerse de que más que una idea poco racional, existía detrás un anhelo, que le impulsaría a ir a hablar con su médico y llevarla a casa.

 

Setsuna advirtió su intensión y asintió.

 

-Está bien-se puso en pie, y en este instante recordó algo olvidado- Pero...¿ qué pasará con tu novio? Si te vas dejarás de verlo.

 

-Para nada-dijo Setsuna con toda seguridad-Mi novio no es de este hospital, y dirigiendo la vista a la puerta, agregó sonriente:-Mira, acaba de llegar, te presentó a Kaede Rukawa, mi novio.

 

Hanamichi sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo antes de girarse muy lentamente hacia el chico de ojos azules que se encontraba parado en la puerta, esperando ser anunciado.

 

-Zo-Zorro-balbuceó.

 

-Torpe.-respondió a modo de saludo.

 

-Tú...no puede ser-devolvió la vista a la niña que le extendía la mano a Kaede, en tanto le dedicaba su más bella sonrisa.- Setsuna.

 

Ante la mirada atónita del pelirrojo, Kaede se acercó y abrazó a la niña para luego entregarle un oso de peluche que le llevaba de regalo.

 

-No lo creo,... no puedo creerlo-decía una y otra vez Hanamichi, hasta que dos miradas, una ambarina y otra azul profundo se fijaron en él.

 

-Te dije que tenía novio-siempre mirándole se abrazó al cuello de Kaede, sonriendo.

 

-Es una tontería-murmuró aún incrédulo. Las dos personas frente  a él se pusieron serias.

 

-No lo es, Torpe, o bien debo decir, cuñado.-le dijo Kaede, en un tono que insinuó diversión.

 

-¡No!-gruñó Hanamichi-¡Apártate de ella Zorro pervertido, es una niña!-por más que deseaba ir a separarlos, sus pies no respondían.

 

-No, es mi novio-Setsuna se aferró con más fuerza a Kaede que éste pareció ahogarse.

 

-Acéptalo Torpe, nos queremos-pausa en que se divirtió viendo como el rostro de su antiguo compañero de preparatoria y ex rival, ardía en furia-Aunque no pienses mal, soy su novio, pero es un título de honor que ella me ha dado-separó a la niña y le besó la frente-Te pedí que no le contaras, te dije que se iba a enfurecer-le dijo luego en un suave reproche. Setsuna sonrió con un toque de maldad.

 

- Hana-ella le sonrió también a su hermano que permanecía aún estático y con las manos empuñadas-Fue un pequeño detallito el que omití. Lo siento.

 

-De todas formas, sepárense-dijo Hanamichi tratando de controlar su enojo, porque un hospital no era lugar para enfurecerse.

 

-Aparte de irritable eres celoso-atacó Kaede levantándose y yendo hasta él para extenderle la mano.-Han sido tres años en que no nos hemos visto. Me alegra que nos encontremos.

 

El pelirrojo, ante la mirada expectante de su hermana, vaciló en corresponder al gesto, pero accedió finalmente y le dio un fuerte apretón.

 

-A mí también me alegra, cuñado-dijo de manera despectiva.

 

Kaede se soltó a fuerzas y flexionó su mano desentumeciéndola.

 

-Después de tanto tiempo sigues siendo igual de bruto-acusó.

 

-Y tú-le miró de arriba abajo; su facha de hombre bien vestido, no le impresionaba-Sigues siendo el mismo Zorro.

 

-Oigan-intervino Setsuna llamado la atención-No pensarán ponerse a pelear, ¿o sí?-su vista se concentró en Kaede.

 

-No-dijo éste.

 

-No vale la pena pelear con él, ya tuve suficiente en lo años de preparatoria-dijo en tanto Hanamichi, quien fue hacia la niña, la alzó en su brazos y sentó en la cama, con ella sentada en su regazo.

 

-¡Qué celoso!-murmuró Kaede, imitándole en el acto de sentarse, pero él lo hizo en un sillón en un costado de la habitación.

 

-Dime Zorro-demandó Hanamichi-¿Ya te aburriste de Estados Unidos?-su hermana giró su rostro para verle a la cara. Lo notó más serio que de costumbre.

 

-Estoy de vacaciones.

 

 -Eso imaginé, sin embargo, me extraña- su respuesta atrajo aún más la atención de la niña, a quien le resultaba extraño que después de la discusión inicial donde él parecía llevarse mal con Kaede, ahora le hablara a éste con tanta tranquilidad.

 

-¿Por qué?-se acomodó mejor, cruzándose de piernas

 

-Porque antes no había venido.

 

-¡Ah!-emitió Kaede-Tienes razón, no he venido en tres años porque se me daba la gana, pero...-se encogió de hombros-ya ves, este año si que tuve ánimos de venir.

 

-Como siempre, haces las cosas porque se te da la gana-murmuró Hanamichi bufando-Nunca cambiarás.

 

-Yo diría que si he cambiado- replicó, y le sonrió a la niña que estaba con expresión demasiado seria y calculadora-Pero como mi madre suele decir, los cambios se notan muy poco en mí.

 

-¿Tienes madre?-preguntó extrañado. Después de todo, en la preparatoria él jamás hacía mención de sus familiares, pero bueno, era demasiado callado y autista como para andar divulgando cosas personales.

 

-Claro, y la conoces.

 

-¿Qué?-preguntó Hanamichi.

 

-Mi madre es la Doctora Talos, médico de esa bella dama que tienes en brazos.-explicó Kaede.

 

Hanamichi obligó a la niña a mirarle.

 

-¿Cómo es que no me lo habías dicho?-reprochó

 

-Te dije un día que mi doctora tenía un hijo llamado Kaede, pero tú lo pasaste por alto.

 

-¡Ah, sí!-Hanamichi se rascó la cabeza, riendo de sí mismo-Que torpe, pensé que ése tal Kaede que mencionabas se apellidaba Talos.

 

Kaede rodó los ojos, a la vez que le llamaba por su apodo favorito.

 

-Ay hermanito-dijo la niña en un suspiro cansado- A veces eres tan distraído.

 

-Ni tanto.

 

-Lo eres, y mucho-atacó Kaede.

 

Hanamichi iba a responder cuando le asaltó una duda y no quiso quedarse con ella.

 

-Tu madre usa apellido de soltera, ¿Acaso tus padres no se casaron?

 

-No. Ellos son pareja liberal;  dicen que los papeles no hacen un matrimonio.

 

-Ah, ya entiendo todo-emitió Hanamichi.

 

-Bien-dijo Kaede levantándose de su asiento-Ya me voy, sólo vine a darle el regalo. Me dio gusto volver a verte Sakuragi, y espero sigamos viéndonos por aquí.

 

-Siento decepcionarte, pero Setsuna se marcha hoy conmigo.

 

-¿Hoy?-Kaede frunció el entrecejo.

 

-Sí-respondió Setsuna tímidamente-Decidí que es mejor estar en mi casa junto a mi hermano...Pero puedes ir a vernos cuando quieras, te dejaré la dirección.-le miró esperanzada.

 

Kaede se mordió el labio inferior mientras meditaba rápidamente.  Hanamichi le miraba expectante.

 

-Está bien, déjame la dirección.

 

-Claro-la niña se bajó de las piernas de su hermano. Fue hacia su escritorio, tomó una hoja de uno de sus cuadernos y garabateó la dirección-Aquí la tienes.-le dijo después, poniendo el papel en su mano.

 

Él lo revisó.

 

-Siguen viviendo en el mismo lugar que recordaba-murmuró.

 

-¿Cómo sabes de mi dirección?-preguntó un ceñudo Hanamichi.

 

-¿Nunca se lo diste?-preguntó Setsuna a su hermano, éste negó con la cabeza. Su vista entonces se fijó en Kaede que trató de disimular su error, pero ya era tarde-Así es que...-murmuró suspicaz.

 

-No.-respondió Kaede rápidamente.-No pienses mal...-

 

-Yo no estoy pensando nada-le dijo la niña interrumpiendo.

 

-¿De qué hablan?-preguntó Hana sin entender.

 

-Del pasado, Torpe-respondió Kaede.

 

-Y también del presente-secundó la niña viendo a Kaede directamente a los ojos.

//**//

 

Por la noche, y mientras se encargaba de acostar a su hermana, Hanamichi se preguntó si había sido buena idea retirarla del hospital. Por el momento, todo estaría bien ya que gozaba de vacaciones en la universidad, sin embargo, al regresar a clases, todo sería una verdadera complicación.

 

-Ya está-dijo una vez que la niña estuvo bien acomodada y tapada en esa cama que no la recibía hacían muchos meses-¿Te sientes a gusto?-preguntó sonriendo. La niña asintió sonriendo.-Perfecto.

 

Y estirando su mano hacia la mesita de la cama, comenzó a elegir un cuento entre la pila de pequeños libros, no obstante, Setsuna le jaló el brazo hacia sí, y tomó su mano entre las suyas.

 

-Hoy quiero dormirme escuchando tu versión de las vivencias que tuviste con Kaede durante la preparatoria-le dijo.-Has de saber que él me contó todo y con lujo de detalles.

 

-En ese caso...-se recostó a su lado, estrechándola contra sí-Espero que no te haya dicho muchas cosas malas de mí.

 

-Me dijo algunas que le hiciste.

 

Hanamichi sonrió con melancolía por aquel tiempo en que casi todo estaba bien.

 

-Ambos nos hicimos muchas cosas malas, peleamos demasiado y sobre eso te voy a contar-confesó, y cerrando sus ojos, comenzó a relatar sus vivencias con Kaede.

 

Durante largo rato, Setsuna escuchó todo con mucha atención, e intervenía cada vez que encontraba diferencias entre el punto de vista de su novio y hermano; hacía las preguntas necesarias y con las respuestas recibidas resolvía calculadoramente, a quien debía atribuirle el derecho de la verdad y/o razón. Al final, aunque deseaba escuchar más, el sueño fue venciéndola de a poco y se durmió inevitablemente.

 

Por supuesto, Hanamichi seguía hablando, y sólo se percató de la ausencia de conciencia de la niña cuando hizo una pequeña pregunta y ésta no le respondió.

 

-Qué tonto soy-se dijo viendo su rostro sereno y durmiente. Sonrió con tristeza-Te cansé demasiado.

 

Se salió de la cama con toda la cautela que pudo,  luego la tapó muy bien, y dándole un beso en la frente, salió muy silencioso para irse a su cuarto. Después de todo, este día lo había agotado también, y necesitaba ir a dormir.

 

//**//

 

 

Antes que nada tras levantarse, visitó el cuarto de su hermana. Setsuna estaba despierta y le saludó con una sonrisa,  que le incentivó a tener un poco de felicidad dentro de sus preocupaciones.

 

Ahora, terminaba de preparar un desayuno según el instructivo que recibió  del hospital.

 

-Falta...-se dijo recordando las medicinas que muy pronto agregó a la bandeja-Todo listo.

 

Con una enorme sonrisa surcando su rostro, se encaminó al cuarto de la niña con bandeja en manos.

 

-Pequeña y bella dama, aquí le traigo su rico desayuno-anunció en un canturreó tras cruzar la puerta. Ella ya estaba sentada en la cama.-Es lo mejor que este buen hermano ha hecho en toda su vida.

 

Setsuna sólo sonrió, disponiéndose a recibir lo que luego le colocaron cuidadosamente sobre sus piernas.

 

-Recuerda que las medicinas van primero-señaló Hanamichi, pero ella ya lo sabía, y se las tomó rápidamente, ganándose una sonrisa de su hermano.-Ahora a devorarse esto.

 

-Devorar es una mala palabra para las comidas-protestó ella.

 

-Lo sé, pero recuerda cómo soy yo-replicó el pelirrojo, agudizando sus oídos porque le parecía haber oído el sonido del timbre.-Creo que...-otra vez el ruido en la puerta-Alguien llama a la puerta-dijo ya más seguro.

 

-No te preocupes por mí, comeré todo.

 

Hanamichi salió rumbo a la puerta. No se esperaba visitas para ese día, o tal vez sí, si pensaba que los miembros del Gundam venían a verle cuando se les antojaba, pero ellos nunca a primera hora en la mañana...Sólo tal vez, y por una única vez, rompían sus costumbres.

 

Hanamichi Sakuragi casi quedó sin habla al ver a Kaede Rukawa de pie frente al umbral de su casa.

 

-Tú-apenas pudo decir.

 

-Disculpa por haber venido tan temprano, pero....-vaciló en su decisión de excusarse  y adquiriendo seguridad a favor de sus intensiones preguntó:-¿Puedo pasar?

 

-Cla-claro-se hizo a un lado-Setsuna te invitó y yo no puedo hacer nada contra eso...Pero ella está aún en la cama. Tendrás que esperar a que se levante, a su debido tiempo.

 

-No hay problema.

 

-Pasa a la sala-le señaló el lugar con la mano mientras cerraba la puerta.-Acomódate donde quieras, yo iré a avisarle que estás aquí.

 

 

En tanto iba  camino al cuarto de Setsuna, Hanamichi sentía la incomodidad por la presencia del Zorro, algo en él le provocaba escalofríos; era una sensación extremadamente fuerte...Él le hacía sentirse nervioso, muy nervioso...

 

-Setsuna, tu novio acaba de llegar-dijo cuando llegó a destino

 

-Kaede ha venido-expresó la niña emocionada.

 

-Sí-se acercó a la cama y se sentó en ella-Le pedí que esperara en la sala. Termina de comer tranquila y sin apuros.

 

-Pero está solito-se quejó ella.

 

-Le pasa por venir tan temprano. Tendrá que saber aguardar hasta que tu comas, te vistas y arregles para verle.

 

-Hana-suplicó Setsuna, al advertir que él estaba dispuesto a quedarse con ella en todo momento-Por favor, ve a acompañarlo. Yo haré todo sola y muy bien.

 

-No.

 

-Hazlo por mí, ¿sí?-pidió con su mejor cara de ángel, que Hanamichi se vio acorralado. De esa forma no le podía decir que no.

 

-De acuerdo-se levantó y advirtió-Todo el desayuno.

 

 

Dejó a la niña sola, de mala gana, y se fue a sala a  hacer compañía a Kaede, quien a su llegaba, se entretenía viendo un retrato de su familia que estaba sobre una repisa.

 

-Eran nuestros tiempos felices-le dijo acercándose, tomando en manos el retrato y viendo eso con un dejo de melancolía-Setsuna se ve hermosa.-se lo pasó a Kaede quien posó su vista en ella, en su pequeña figura de niña de un año.

 

-Ella siempre es hermosa.-murmuró.

 

-Lo es-y al fin se relajó de su nerviosismo para dar paso a mayor melancolía-Mi madre...Ella murió a finales de tercero de preparatoria, un accidente de automóvil nos la arrebató a Setsuna y a mí.

 

-Lo siento-le devolvió el portarretratos, que rápidamente fue puesto en su lugar.

 

-La vida es así, Zorrito-se encogió de hombros-Por lo menos así es la mía, y supongo que tengo que resignarme a vivirla.

 

-No puedo decirte nada...-dijo Kaede viendo sus ojos tristes-No sé lo que es estar en tu situación.

 

-Y espero que nunca lo estés...Por favor siéntate.

 

Kaede se acomodó en uno de los sillones, y extrañamente, Hanamichi se sentó a su lado, pero con la cabeza caída.

 

-No sabes cuánto quisiera que todo fuera diferente, que al menos Setsuna se quedara conmigo, pero la muerte también me la arrebatará.-pronunció Hanamichi negándose a expresar todo el dolor que le embargaba.

 

-Hanamichi-murmuró Kaede. Lo único que pudo decir.

 

-Pero estoy bien-éste le miró forzando una sonrisa-No puedo mostrarme mal frente a mi hermana...Y tú, perdóname por mostrarme así frente a ti.

 

-No tengo nada que perdonar-le tomó una de sus manos, inconscientemente, y la apretó con calidez-Si vine hoy, es porque en cierto modo quiero hacerte compañía...Mamá me contó lo difícil que podría ser todo para ti, y sinceramente quiero ayudarte, quiero estar aquí por si necesitas la ayuda de alguien más.

 

-No pretendas quedarte a vivir.-le sonrió.

 

-No lo había pensado.

 

-Es bueno saber entonces, que si te voy a tener aquí todo los días, en las noches me libraré de tu presencia.

 

-Entonces... ¿Aceptas mi propuesta?

 

-Claro, además con esto, imagino que Setsuna estará feliz. Su novio estará con ella.

 

-Novios...-murmuró acariciando la mano de Hana con su pulgar-Qué bien suena.

 

-Tal vez- dijo, y apartó su mano al darse cuenta al fin que aún se la retenían.-¿Desayunaste siquiera?-preguntó dispuesto a levantarse.

-Sí, no te preocupes...Hanamichi-una vez más tomó su mano-Sabes por qué vine a Japón realmente.

 

-No lo sé, no podría saberlo-dijo inquieto por el agarre.

 

-Es por...-sus siguientes palabras quedaron en su boca al ver aparecer a Setsuna. Soltó su mano y carraspeó haciéndose el desentendido. Hanamichi en tanto, se puso en pié rápidamente.

 

-¿No se supone que deberías vestirte?-regañó al ver a su hermana en pijamas.

 

-Y tú-se acercó y le miró de frente-No ves el anuncio aún cuando se te es restregado a la cara.

 

-¿De qué hablas?-fingió no entender.

 

Setsuna miró a Kaede.

 

-Hola, que gusto tenerte por aquí.-le sonrió.

 

-Nada de gustos aquí, señorita-Hanamichi la cogió de una mano-Primero se va a vestir.

 

-Está bien-desafió Setsuna-Voy a vestirme, pero tú mientras tanto dejarás que Kaede hable contigo.

 

-¿Hablar?-repitió-Pero si ya lo hizo.

 

-¿Seguro?-preguntó suspicaz, él asintió.-Pues yo no lo creo-miró a Kaede-Dile lo que yo ya sé, iré a vestirme-y soltándose de la mano de su hermano, regresó a su cuarto.

 

-¿De qué habla?-preguntó Hanamichi a Kaede.

 

Kaede vaciló en la forma de cómo explicarle, y al final, optó por darle un suave y casto beso en los labios.

 

-Ahora entiendes el por qué de mi venida.-le dijo.

 

-No-se limpió la boca con la mano, al tiempo que retrocedía-Aunque con esto le cause una pena a mi hermana, tengo que pedirte que te vayas-se giró-Cuando vuelva no quiero que estés aquí.

 

//**//

 

Sentía su corazón latir rápidamente en su pecho mientras se encontraba con la espalda amurada a medio pasillo. Miraba la puerta del cuarto de su hermana, esperando que no saliera tan pronto.

 

-Idiota-murmuró cerrando un momento sus ojos -¡Cómo te atreviste a hacerme eso!... ¡Cómo! Si yo...yo...

 

-¿Tú, qué?

 

La pregunta de su hermana, le hizo darse un sobresalto.

 

-Yo,...Él...-sacudió su cabeza-Nada-dijo después.

 

Setsuna llegó a su lado y se abrazó a sus piernas.

 

-Lo sabía, Hana-dijo presionando su rostro contra su estómago-Él también te gusta.

 

-No-replicó Hanamichi aunque sin mucha seguridad en sus palabras.

 

-Sí-insistió ella, levantando su rostro para verle al suyo-Cincuenta y un rechazos de niñas fueron suficientes para fijarte en un hombre, aunque inconscientemente...A mí no se me hace extraño, lo entiendo, y tal vez, me hace feliz...-

 

-No pequeña-se inclinó para estar a su altura-Él y yo...No puede ser. Yo no le quiero, estoy seguro.

 

Setsuna sonrió con tristeza.

 

-No te engañes hermano. Sé que sientes algo por él, a pesar del tiempo y la distancia.

 

-No-insistió Hanamichi con voz suave-Yo espero a una chica para que esté a mi lado. ¿Lo recuerdas? Tú te encargarías de encontrarme a una.

 

-Sí, pero sólo lo haría después de comprobar que efectivamente Kaede no te gustaba. Queda descartada la idea de buscar a una chica, cuando ya tienes a un chico que te quiere, un chico a quien tú también quieres.

 

Hanamichi negó con la cabeza.

 

-Dijiste que el amor vendría a ti y lo ha hecho...Nada es coincidencia aquí. Él ha venido en su tiempo justo, para estar contigo y hacerte feliz.

 

-No.

 

-Dale la oportunidad que merece, él vino por ti. Viajó miles de millas para venir a tu encuentro cuando supo que tú eras el hermano de la paciente favorita de su madre...Y lo hizo bien, yo considero que lo hizo bien. A tiempo Hana.

 

Al fin éste levantó la vista que había dejado caer.

 

-Hazlo por mí, ¿sí?

 

-Es tu novio Setsuna.

 

-Excusas baratas-replicó la chica-No lo es, es mi amigo- le acarició el rostro a su hermano.-Sé que llevas mucho tiempo guardando tus sentimientos en tu corazón. Anoche, cuando me hablaste de él, me quedó todo claro.

 

-Fue una trampa ¿verdad?, todo ha sido una trampa.

 

-Todo. Desde un principio...Desde que Kaede se presentó ante mí hace una semana atrás, todo estaba planeado; su encuentro, la historia, y hasta el rato a solas para que él te dijera lo que me confesó a mi cuando yo descubrí sus sentimientos por ti.

 

-No se te escapa una.

 

-No.

 

-Pero lo eché, ya se fue.

 

-¿Estás seguro?-ella a sus espaldas veía a Kaede observándoles.

 

-Sí.

 

Setsuna se alejó de su hermano.

 

-A estas horas, dan mi programa favorito en la Tv. No quiero perdérmelo.

 

-Pero.

 

-Déjala-emitió Kaede. Hanamichi se volvió lentamente hacia él.

 

-Zorro-musitó.

 

En tanto Setsuna se perdía de vista, Kaede se abrazó a Hanamichi, siendo correspondido.

 

-Fue la promesa de una niña-dijo-Me dijo que el último deseo que yo podría concederle era estar junto a ti... Te amo, siempre te amé.

 

Hanamichi comenzó a llorar en silencio, mientras se aferraba más al abrazo de Kaede, escondiendo el rostro en su cuello.

 

-Yo...

 

-No hables, sólo preocupemos de cumplir su último deseo...Preocupemos de hacerla feliz en lo que le queda de vida...Te amo, te amo, te amo.

 

-Y yo creo que... también te amo.

 

//**//

 

Una noche a fines de ese verano, y mientras dormía plácidamente en su cama, Setsuna encontró la muerte. Para ése entonces, Kaede y Hanamichi ya se había hecho novios...Ellos la encontraron a la mañana siguiente con una sonrisa que se rigidizó en su rostro.

 

Los médicos dijeron que no sufrió; la muerte había sido piadosa con ella al llevársela consigo por medio de un ataque cardíaco...

 

Hanamichi lloró mucho su pérdida, pero como Setsuna se lo prometió: a su partida, habría alguien a su lado, para apoyarlo, consolarlo y quererlo mucho...Por el resto de su vida.

 

 

 

FIN

Notas finales: Hasta pronto.

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