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Nuevos caminos para amar por Paz

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Notas del fanfic:

Comencé a escribirlo en julio del año pasado, le he dejado de lado muchas veces, finalmente he conseguido acabarlo. Deseo que disfrutéis de este nuevo fic. Un saludo y hasta siempre. PaZ

Notas del capitulo: Sakuragi y Rukawa descubren que sus respectivas parejas les engañan, tomando ambos decisiones que les conducen a conocer nuevos caminos para amar.

Nuevos caminos para amar

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

 

Caminaba apresuradamente en dirección al parte central de Kanagawa, se sentía eufórico tras haber conseguido el ansiado ascenso a la categoría de profesionales.

Al principio, su carrera deportiva se mantuvo dentro de los cauces que marcaba los partidos interescolares o regionales, mas tarde su lesión le tuvo durante largos meses apartado de ese deporte que aprendió a amar cuando se unió al equipo de Shohoku para conseguir el amor de Haruko, ahora ese pensamiento conseguía que una sonrisa se plegara en sus labios. Rukawa se marchó a jugar en la NBA cumpliendo su sueño, en cambio él tuvo que soportar largos meses de terapia para recuperarse. Al pensar ahora en ese tiempo, durante esos meses de inactividad deportiva no estuvo solo, se sintió amparado por la constante presencia de un chico que creyó su rival en el juego, en cambio, ahora era parte importante de su vida.

Aquella lesión le mantuvo alejado del deporte que comenzó a apasionarle, sintiéndose deprimido al creer que nunca más podría volver a jugar. Afortunadamente, apareció él y con su sola presencia y sus palabras de ánimo consiguió alejar la tristeza y esforzarse en los ejercicios físicos que debía realizar durante las duras sesiones de rehabilitación que su médico le había impuesto para recuperarse.

Cuando volvió a jugar, se mantuvo en los cauces que marcaba la preparatoria, prácticas individuales o con otros equipos y finalmente la participación en el Campeonato Nacional, después llegó  la liga universitaria, ahora, sin embargo comenzaba su verdadera meta: alcanzar a los grandes jugadores, ponerse a su mismo nivel de juego.

Esta dispuesto a seguir la estela de Sendoh, su pareja desde hace cinco años, aunque lamentablemente Akira tuvo que dejar el basquetball, o la de Rukawa, que era todo un ídolo desde su regreso de América y que comparte con Mitsui una relación que sorprendió a todos. Era un gran logro comenzar su carrera profesional, tenía que llegar tan alto como ellos, y por ello debía esforzarse al máximo.

Tras la reunión que tuvo con los directivos del club, cuando su abogado dio su conformidad al contrato que le presentaban, firmó sin dudarlo y ahora iba en busca de Akira para contárselo.

-¡¡Anu!! ...

Supo que esa llamada de atención era para él, además la voz le era sobradamente conocida. Se detuvo y miró hacia su  derecha de donde provenía la voz, tal como había supuesto se trataba de Rukawa, quien permanecía sentado en una banca del parque medio resguardada por unos arbustos de adelfas. Era el lugar ideal para las parejas de enamorados, aunque allí debido también a la hora estaba Rukawa solo.

-Hola... -le saludó con una amplia sonrisa ocupando el espacio vacío a su lado- Y tu entrenamiento? -inquirió viéndole sacudir la cabeza con desgana, sus cabellos largos revolotearon sobre su rostro.

-Se te ve muy contento. -comentó a su vez sin responder a su pregunta.

-Quería darle la primicia a Akira. -No dudo en adelantársele a él- Acaban de contratarme. Es decir, ya he firmado el contrato por tres temporadas, en cuanto les  demuestre lo que pueden conseguir de mi podré formar parte del equipo nacional.

-Enhorabuena...

-Ahora jugaré con vosotros. -se refería también a Miyagi.

-Bienvenido al equipo -dijo con sinceridad, le satisfacía saber que finalmente Sakuragi había conseguido llegar hasta donde se lo ha propuesto, por lo que ha dicho se ha propuesto un nuevo reto. No duda que en pocos meses también será seleccionado para formar parte de los elegidos.

-Gracias... -miró hacia la vereda- No habrás visto por casualidad a Akira? -preguntó.

-Quedaste en verle aquí? -preguntó a su vez negando con un gesto.

-No exactamente. En una ocasión me comentó que viene a comer a este parque, porque tiene una vista maravillosa de una fuente dentro de un lago artificial, al parecer desde ese lugar también se ven las ventanas del despacho donde trabaja. Vengo directamente desde las oficinas del club para contárselo.

-Y por qué me lo has dicho a mi primero? -preguntó un tanto sorprendido.

-Porque estabas aquí y necesitaba contarlo... me moría de impaciencia. -rió al expresarse así.

-¡¡Ahh!! -miró al frente- Es aquel edificio? -preguntó viendo uno que asomaba por encima de las copas de los árboles.

-Creo que si...

-Desde aquí no se ve la fuente. -acotó Rukawa cuando necesitaba estar solo solía buscar un lugar resguardado de miradas curiosas y en aquella banca, podía ver sin que le vieran a él, a menos que hiciera conocer su presencia, como cuando vió llegar a Sakuragi.

-Cierto..., tendré que seguir mi búsqueda... -sin embargo no hizo intención de levantarse.

Quedaron en silencio. Parecía que nada más tuvieran que decirse y fue esa inesperada circunstancia la que les llevó a conocer la traición de la que eran objetos sin saberlo.

En la frondosidad que se alzaba próxima ellos comenzaron a escucharse suspiros y gemidos que pretendían ser sigilosos.

Se miraron en silencio, y como puestos de acuerdo hicieron ademán de levantarse para dar a la pareja la intimidad que allí pretendían tener, fue entonces cuando el sonido de las palabras les inmovilizó.

-Date prisa... tengo... ahhghg...

-Creí que deseabas que acabara pronto...

-Apenas me quedan cinco minutos...

El grito sofocado no provenía del dolor sino del placer y los dos testigos involuntarios así lo comprendieron, al mismo tiempo que reconocían el tono de las voces.

Hanamichi miró a Rukawa y vió que había empalidecido aún más. Vió como se movía con presteza, resuelto a atravesar el soto que les ocultaba de la pareja de amantes, cuyos jadeos podían pasar desapercibidos por cualquiera que pasara por las proximidades. Desafortunadamente para ellos Rukawa y él estaban allí enterándose de la pérfida traición.

Kaede sintió como su brazo era atenazado por una mano cuyos dedos se cerraban con firmeza en torno a su antebrazo.

-Suéltame... -silabeó con los dientes apretados por el furor.

-No... -susurró- Vamos Kaede... ellos no nos merecen... -como si un velo se desgarrara ante sus ojos se dio cuenta que también él se engañaba a si mismo al creerse capaz de transformar al seductor de Kanagawa en un hombre fiel- No tiene sentido armar un escándalo -sus palabras fueron apenas un susurro imperceptible. Miró hacia el camino, a una distancia prudencial del camino se veían a madres con niños en sus respectivos coches, o chiquillos jugando entre sí, así como también algunos oficinistas que aprovechan la hora de la comida para pasear.

Asintió, pero no por los motivos que le expuso, sino porque era la primera vez que oía de sus labios pronunciar su nombre.

El fuego que vió en sus ojos se apagó, volviendo a tener aquella gélida mirada que en la preparatoria le valió uno más de los motes que solían darle: "Rey del Hielo"

Se alejaron de allí, ninguno de los dos hablaba, solo estaban motivados por el deseo de dejar lejos el parque y lo que habían descubierto.

-Que vas a hacer? -preguntó Hanamichi.

-No lo sé, y tú? -la caminata había sosegado su enojo.

-Me iré... esta tarde cuando regrese a casa ya no estaré. Le dejaré una nota de despedida.

-Así de simple, sin recriminaciones. ¡¡Sin hacerle saber que es un desgraciado!! -exclamó Kaede sorprendido por su frialdad.

-No voy a discutir con él, no tiene sentido. Me pedirá perdón y me dirá que no volverá a pasar. No será cierto y tonto sería si le creyera. Hoy ha sido Mitsui, mañana será otro... -se quedo pensativo unos instantes- supongo que así ha sido desde el principio, desde la primera vez que se retrasó y me llamó dándome excusas por sus tardanzas.

-Lo lamento... -era sincero en su pesar, convencido como estaba de que era feliz con su pareja.

-Y tú, vas a disculparle?

-Me dijo que después de Kogure he sido el único que ha conseguido llegar a su corazón -murmuró con amargura.

-Akira es muy persuasivo cuando le conviene, es encantador. Seguro que no lo tuvo fácil -comentó para animarle.

-Hace tres semanas que empecé a notarle extraño, fui un tonto al creerle, me dijo que habían asignado a un compañero la contabilización de la mercancía sobrante del año para proceder a asignar el presupuesto que necesitaban para el próximo año. Ya sabes lo que ocurre, cuando un empleado se queda fuera del horario de trabajo, sus compañeros por solidaridad también, aunque no tengan nada que hacer y finjan estar muy ocupados.

Hanamichi asintió.

-Tienes donde ir? -preguntó tras un breve silencio.

-Le pediré a Yohei que me preste un futón, su sala debe ser muy confortable.

-Sabes cambiar cerraduras?

-Podría intentarlo -le miró sin comprender a que se debía su pregunta.

-Si cambias la de mi casa, te presto una habitación por tiempo indefinido -propuso, aunque hace unos instantes quiso enfrentársele, ahora, mas calmado sabía que él no se sentía tan valiente para desafiar solo a Hisashi, conocía sus arrebatos violentos y no deseaba sentir otra vez la fuerza de sus puños. La primera vez que Hisashi se enojó por una tontería, estrelló su mano contra la pared a escasos milímetros de su rostro, lastimándose a sí mismo, y todo por una nimiedad, la segunda vez ya no se contuvo y hundió sus puños una y otra vez contra su estomago, dejándole doblado en dos con la respiración cortada, los hematomas se mantuvieron durante una semana. Si ahora le decía que se marchara, no dudaba que esta vez le golpearía tanto que iba a necesitar hospitalizarse.

-De acuerdo... -aceptó sin pensarlo- Vayamos primero a recoger mis cosas.

Kaede asintió sintiendo cierto alivió, porque ya se veía manteniendo con Hisashi una relación unilateral.

Media hora después estaban en el piso que Akira compartía con Sakuragi, al verlo pensó que era un bonito apartamento.

-Estas seguro de lo que vas a hacer? -preguntó.

-Si, todo esto no significa nada para mí. Solo quería su amor, pero él buscaba compartirlo con otros.

-Llevabais juntos mucho tiempo... -no era una pregunta.

-Si, ahora entiendo que fue una perdida absoluta de tiempo y de afectos, preferí no ver para no sentirme defraudado -comentó mientras sacaba un petate y se lo dejaba en las manos- Todo lo que hay en esos cajones es mío y también lo que encuentras en la puerta de la derecha, señaló hacia el armario empotrado en la pared. Mientras te ocupas de guardarlo, iré a recoger mis libros.

-De acuerdo. -consciente del poco tiempo del que disponían, metió la ropa de cualquier manera, más tarde se ocuparía de planchársela.

Cuando volvieron a encontrarse en mitad de la sala, Hanamichi echando una última ojeada a su entorno comentó.

-Creo no dejarme nada... -se acercó a una repisa y tomó una fotografía enmarcada, que se apresuró a guardar, no sin antes, Kaede pudiera ver a dos jóvenes que eufóricos unían sus manos alborozados por el triunfo.

-Fue una buena etapa -reconoció.

Hanamichi no mostró sorpresa al escucharle, él estaba también convencido que así fue. Se limitó a asentir.

-Marchemos...

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Dos horas después estaba trajinando con una cerradura que se resistía a funcionar cada vez que creía haber terminado con ella. Entretanto Kaede estaba entretenido sacando al pasillo todas las pertenencias de Mitsui.

-Te falta mucho? -Preguntó cuando dejo el último bulto en el piso e impaciente añadió- Llegara de un momento a otro. -miró una vez más su reloj-pulsera con creciente nerviosismo.

-Creo que esta vez lo hice correctamente..., terminó de ajustar este tornillo y probemos si funciona la llave. ¡¡Ya esta!!

Entraron y cerraron la puerta, tomó la llave entre sus dedos y comprobó que giraba correctamente.

-¡¡Funciona!! -su entusiasta reacción concluyó cuando escuchó la llegada del ascensor.

-Es él... -susurró Kaede.

-¡Que a tiempo finalicé! -exclamó Hanamichi- Un poco más y nos pilla ahí fuera.

Efectivamente era Mitsui. Su exclamación de sorpresa fue tan audible que hasta los demás vecinos debieron de escucharle, así como los contundentes golpes a la puerta cuando comprobó que su llave no giraba en ningún sentido.

Debió de fijarse en los raspones que había ocasionado en la madera, porque enseguida comenzaron las violentas sacudidas a la puerta y el matiz amenazador de sus frases de enojo, cuando la furia solo dio paso al silencio, lo intentó con vanas palabras de cariño. Todo fue inútil.  Ninguno de sus intentos prosperó.

Nuevos golpes se dejaron oír acompañados de una retahíla de palabras que fueron subiendo de tono.

-Kaede abre la puerta... se que estas ahí. Qué significa todo esto? -Estaba empleando una nueva estrategia- Reconozco que últimamente te he prestado poco atención, pero eso no es motivo suficiente para que me pongas en la calle... -nuevos golpes y ante el prolongado silencio, exclamó- ¡¡Ábreme o lo lamentarás!! -había decidido que ya estaba bien de ruegos.

-No te atrevas a amenazarme, lárgate o llamare a la policía por escándalo -dijo confirmando lo que Hisashi supuso, que estaba detrás de la puerta, escuchándole.

-No serás capaz -dijo con una risotada de diversión.

-Sigue poniéndome a prueba y verás de lo que soy capaz -dijo con voz temblorosa echándose un farol.

Realmente estaba asustado de su decisión. Era violento cuando se le contradecía y era extraño que no se hubiera desatado su furia, tal vez temía la reacción de los vecinos, por eso se mostraba más comedido. Una cosa era actuar de puertas para dentro, ahí afuera corría el riesgo de ser denunciado por escándalo.

En la oscuridad del guenkan Hanamichi percibió el temblor que sacudía sus hombros, se le acercó por detrás y le abrazó para darle ánimos.

Kaede instintivamente se recostó contra él, como si buscara su protección. Fue en ese instante cuando lo comprendió, Kaede le tenía miedo, por ese motivo le pidió cambiar la cerradura.

-No dejaré que te haga daño -le susurró al oído, al tiempo que estrechaba aún más su abrazo.

El temblor de su cuerpo se disipo al oírle, cerró los ojos dejándose llevar por la calidez que emanaba de él.

Al otro lado volvía a repetirse, lo ya escuchado, primero los gritos, luego las amenazas, después las palabras melosas, las vanas promesas. No cabían dudas respecto a su actitud, quería enternecerle para que la puerta se abriera.

Kaede no se dejo convencer, la presencia de Hanamichi se le hacía muy grata, ayudándole a sobrellevar esos instantes tan desagradables.

Al ver que sus tiernas promesas no surtían efecto en Kaede, volvió a golpear la puerta amenazando no solo con derribarla sino también con hacerle sentir sus puños.

-Cuando llegue a ti, lamentarás haberme negado la entrada, dejaré en tu cuerpo mi marca, todos sabrán que me perteneces y que haré contigo lo que me plazca.

Hanamichi no quiso escuchar más, soliviantado, soltó a Kaede y sin darle tiempo a reaccionar abrió la puerta.

Mitsui al escuchar el sonido de la cerradura comenzaba a congratularse por su persistencia. Conocía bien a Kaede y sabía que no podía resistírsele mucho tiempo más, el idiota ignoraba que después de esa tarde no volvería a rebelársele más, estaba tan furioso que iba a descargar toda su ira en él dejándole como una piltrafa, aunque tuviera que estar unas semanas sin salir del piso le enseñaría que con él no se jugaba. Distraído con sus pensamientos apenas si fue capaz de vislumbrar una llamarada rojiza que iba hacia él, después su vista se nubló unos segundos cuando un contundente golpe le derribó al suelo, no por la fuerza que fue mucha sino que tropezó con algunos de sus propios bultos y no pudo evitar perder el equilibrio.

-Si me entero que has estado a menos de diez metros de él iré a por ti. Si veo que tiene él más mínimo golpe o arañazo iré a por ti. Ten cuidado con lo que dices o hagas, porque entonces serás tú quien vaya a lamentarlo. Nunca más vuelvas a acercarte a él. Si necesitas donde pasar la noche -se dignó informarle- pídele ayuda a tu amante, le ha quedado libre un hueco en su cama -de ese modo le hizo saber que conocían su amorío con Sendoh.

Mitsui parpadeo sorprendido cuando se recupero del golpe y le escuchó expresarse en tales términos, se sentía furioso, más no contraataco con los puños, en ese sentido Sakuragi podía vencerle, aun habiendo sido un pandillero como él. La furia que veía en su mirada distorsionaba su rostro haciéndole saber que era preferible marcharse y esperar mejor ocasión para abordar a Kaede, entonces le haría saber que le haría pagar esa doble humillación, en ese instante solo puedo contraatacar hiriente.

-No será que estas molesto porque no eras capaz de satisfacerle. Si crees que él -miró a Kaede- es mejor, quédatelo, pronto descubrirás que solo es un bloque de hielo. Bien merecido tiene el mote que le diste en la preparatoria "Rey del Hielo" -una sarcástica risotada llenó el espacio que ocupaban.

-Tal vez yo no era suficiente para Sendoh, pero tú tampoco lo serás cuando se canse de ti, sus amantes no le duran más de quince días -le avisó- En cuanto a Kaede -tomó su mano sorprendiéndole una vez más, no por el gesto, sino porque nuevamente le llamaba por su nombre- estoy seguro que tú tampoco le conoces, no es con golpes como se gana a un hombre. No me sorprendería que bajo esa frialdad exista un volcán de fuego, pero no seré yo quien lo descubra, pero de lo que si estoy seguro es de su lealtad, algo de lo que tú careces -y dando media vuelta, entró en la casa y cerró la puerta con suavidad sin soltar en ningún momento la mano que sostenía llevando casi a la rastra a Rukawa.

-Gracias... -murmuró.

-No me las des... ya me había cansado de escucharle -se justificó como no dándole importancia a su actuación.

Kaede alzó el brazo cuya mano seguía siendo asida, haciéndole saber con su gesto que podía soltarle.

-Disculpa... - se apresuró a dejarle libre, aturdido por esa circunstancia, dándose cuenta en ese momento que era agradable su contacto y que su mano encajaba en la suya como si su lugar fuera estar siempre ahí.

-Voy a preparar la cena -comentó dirigiéndose hacia la cocina, de refilón vió el gesto de Sakuragi asintiendo a su comentario.

-Estaré guardando mis cosas -pasaba ya de las seis de la tarde y supuso que Rukawa le daría tiempo suficiente para acomodarlo todo. Ya había recibido las disculpas del chico porque había guardado de cualquier manera la ropa y le aseguro que se encargaría de planchársela. Rió al escucharle y le aseguro que no iba a ser necesario, afirmando que no se preocupaba de esos detalles que se estiraría dejándola colgada, normalmente no se preocupaba si su vestimenta estaba arrugada o no. Sabía que vestía con cierto desaliño, era algo que ya tenía asumido, lo único que le preocupaba era llevarla limpia y en eso no fallaba.

Poco después se apersonaba en la cocina.

-Necesitas ayuda? -preguntó.

-Puedes poner la mesa, por favor -pidió- Te molesta si cenamos en la cocina? -preguntó, en ese sentido Hisashi era muy especial y siempre quería hacerlo en la sala.

-De ninguna manera... es donde me siento más cómodo...

-Me alegro... yo también lo prefiero... en esos cajones encontraras todo lo necesario -miró en la dirección correcta.

No era aquella la primera vez que compartían comida, solían reunirse con sus ex compañeros de equipo y con otros ex rivales, pero si la primera vez que estaban solos, por ese motivo se sentían un tanto cohibidos, sin saber de que hablar. Por ello, comieron y bebieron sin hablarse, consiguiendo que el silencio se hiciera opresivo.

-Deberíamos... -dijeron al unísono cuando estaban llegando al final de su cena.

Rieron por la coincidencia.

-Qué ibas a decir?

-Primero tú... -se sentía maravillado al oír la cristalina carcajada de Rukawa, nunca le vió sonreír, así que su risa le dejo impactado. Se fijó como su rostro resplandecía y sus ojos brillaban cálidos.

-Solo que debíamos hablar de cualquier cosa, y tú?

-Lo mismo. Qué más te gusta aparte del basquetball y la música? -recordaba que durante sus años de preparatoria, además de estrellarse por ir dormido llevaba puestos los audífonos de su walkman.

-El cine...

-¡¡Que coincidencia!! A mi también. Vas a menudo?

-No tanto como quisiera, y tú?

-Últimamente no dispongo de tiempo. Qué preferencia tienes? Comedia, drama, acción... -enumeró.

-Principalmente, drama. A ti que te gusta?

-La comedia..., las americanas antiguas...  -aclaró- Y qué actor te gusta?

-Toshiro Mifune...

-¡¡¡Wooow!! Que actorazo... -reconoció su gran valía.

El resto de la tarde paso sin que fueran conscientes de ello mientras seguían platicando animadamente al constatar que coincidían en gustos y que habían visto las mismas películas.

Se fue la tarde y llegó la noche y solo cuando unos golpes persistentes en la puerta de entrada les interrumpió se dieron cuenta que las horas habían pasado sin sentirlas.

-Será Hisashi? -preguntó con sobresaltó cuando se repitieron más enérgicos.

-No creo que se atreva a volver.

Se levantaron del sofá, donde estaban platicando desde que habían recogido la mesa y lavado todos los utensilios usados.

Se acercaron juntos a la puerta.

-Quién es? -preguntó Kaede sin atreverse a abrir sin confirmar la identidad del visitante.

-Sendoh...

-Le abro? -preguntó bajo mirando a Hanamichi.

-Si, déjalo pasar... -no dudo en su decisión, lo que fuera a pasar que acabara cuanto antes. Regresó a su asiento y le espero con expresión relajada.

Cuando apareció ante él, por primera vez no lucia su almibarada sonrisa. No se molestó en levantarse, solo le hizo un gesto hacia un asiento a su izquierda.

Kaede se excusó con un pretexto cualquiera y les dejo solos.

-Encontré tu nota..., llame a tus amigos pero ninguno sabía de ti.

-No estaba de humor para escucharles decir "nosotros te lo advertimos, la tuya fue una mala elección", porque tuvieron razón.

-No se que han podido contarte de mi, lo que sea no es cierto. -atacó defendiéndose.

-Cómo puedes decir algo así? Si realmente me hubieran contado algo, no puedes saber que fue. Pudo haber sido tanto bueno como malo -respondió sin revelar en su rostro lo que sentía- Acaso, has hecho algo malo que hayan podido contarme? -preguntó a su vez.

-No... Dímelo tú.

-Creí que mí mensaje era claro.

-Solo decías que te marchabas y que no te buscara porque no volverías conmigo.

-Me refiero a Mitsui..., no te contó lo que le dije... -su leve sobresalto no le paso desapercibido y supo que si.

-Que tiene que ver él con nosotros? -inquirió como si no comprendiera su alusión- Ya ni recuerdo cuando fue la última vez que le ví.

-Conmigo nada, contigo mucho, ya que te lo estas tirando. -dijo con crudeza.

-Yo no... -intentó negarlo, se interrumpió al ver la brusquedad de su gesto para acallarlo.

-Además de ser  infiel, quieres seguir mintiéndome? No sé porque me sorprendo. Es lo que has venido haciendo desde el principio. Todas esas reuniones de trabajo, tantas salidas nocturnas, te pase por alto demasiadas cosas, pero, sabes? Siempre lo he sabido y callé, pero todo tiene un límite y yo he alcanzado el mío.

-Te amo..., prometo no volver a quedarme fuera del horario de trabajo, les diré que se acabo, no volverás a tener queja de mí. -Su actitud era de completa inocencia, como si esos fueran los motivos que habían provocado su marcha- En cuanto a Mitsui no comprendo porque dices eso, sabes que apenas si dispongo de tiempo para estar contigo. -hizo caso omiso de las palabras pronunciadas por Hanamichi y que le condenaban irremediablemente- Las veces que hemos coincidido, él estaba con Rukawa y yo contigo, nunca haría nada que pudiera lastimarte. -Negó convencido de su aseveración- Tu mismo me dijiste que se les veía muy enamorados, además jamás me interpondría entre una pareja bien avenida. -Aseguró con una convicción a prueba de cualquier ingenuo- Bien sabes que no ha pasado nada entre él y yo. -concluyó sin dejar de mirarle a los ojos para que viera en ellos su sinceridad.

-No tiene sentido que sigas negándolo, y sabes por qué? -No esperó su respuesta- Esta tarde, a la hora de la comida fuí a buscarte al parque, a ese lugar que dijiste que era especial, desde donde tenías una vista maravillosa. Pensé que era un buen lugar para contarte que había alcanzado la meta que me había propuesto. -Sonrió con tristeza, pensando que aquello era la único bueno que le había deparado ese día- No llegue porque me encontré con Rukawa y me entretuve un rato hablando con él. Sin querer fuimos testigos del encuentro furtivo de dos amantes. -Vió que su mirada no podía ocultar lo que sentía al escucharle. Había comprendido que estaba allí, ya no podía fingir que no le había prestado atención- No, Sendoh, tú y yo hemos terminado definitivamente. Sigue tu camino, el que te has trazado desde el principio, yo seguiré el mío, el que tome a partir de hoy y ten la seguridad que no volverá a cruzarse con el tuyo.

Y como si esas palabras fueran una despedida, Rukawa reapareció indicándole con un gesto donde estaba la puerta.

Sendoh siguió sentado unos segundos más, como si esperara que Hanamichi le dijera que todo estaba olvidado. Que le perdonaba, que ausencia solo era para darle un escarmiento y que sus desapasionadas palabras tenían el mismo propósito.

-Es la primera vez... -murmuró como si su engaño pudiera tener justificación- Solo fue una aventura sin importancia.

-Ni es la primera, ni será la última -murmuró imperturbable- Nunca debí confiar en ti, fui un ingenuo, ya se acabo.

-Te amo...

Hanamichi miró a Rukawa ignorando sus palabras, como si hubiera dejado de existir.

Solo entonces comprendió que era cierto, le amaba. Con su comportamiento voluble había perdido a la única persona que había conseguido llegar a su corazón. Le miró, y supo que su determinación era decisiva, jamás desde que le conocía se había vuelto atrás en sus decisiones. El amor que veía en sus ojos había desaparecido, ya no tenían ese brillo luminoso cuando se posaban en él, tampoco al llegar a su casa iba a ser recibido con el entusiasmo que le caracterizaba, no volvería a sentir sus besos y abrazos. Se sintió derrotado. Esa certeza le llevó a levantarse y marcharse tras una breve despedida.

-Adiós... -murmuró Hanamichi levantándose para quedar frente a él. Viendo como Rukawa le acompañaba hacia la puerta para asegurarse que tras su salida quedaba bien cerrada.

-Cuídalo. Va a necesitarte. No permitas que se deprima -le pidió.

Rukawa no contestó, cerró en silencio tras su salida. Por qué los dos daban por sentado que hay algo entre Sakuragi y él? Ni siquiera eran amigos, hasta esa tarde solo conocidos que coincidían ocasionalmente en diversos lugares a los que acudían con sus respectivas parejas. Esa situación ha cambiado..., su temor hacia la reacción de Hisashi le ha llevado a invitarle a quedarse con él y durante algún tiempo tendrán un trato más personal. Ese pensamiento alcanzó su corazón y una emoción que había dejado de sentir le golpeó en el pecho.

-He llenado de agua la tina... -le avisó- Ve tú primero, luego iré yo.

-De acuerdo...

El relajante baño, no le sirvió de mucho, ni tampoco su habitual conducta de dormirse enseguida, esa noche no podía conseguirlo, sus pensamientos rondaban en torno a cierto pelirrojo que en la habitación continua debía estar dormido porque no se escuchaba ningún sonido, en cambio, él no cesaba de dar vueltas.

Un sigiloso movimiento próximo a él le hizo saber que ya no estaba solo en su dormitorio, ni siquiera sintió abrirse la puerta. Se giró quedando boca arriba, los ojos cerrados, la respiración lenta.

No le escuchó entrar, pero estaba allí, a pocos centímetros de él, lentamente soltó el aire que había contenido durante los primeros minutos.

-Rukawa, estas despierto? -preguntó bajo Hanamichi inclinándose hacia él para verle mejor. Desde su habitación sentía su inquietud, al no recibir contestación supuso que tenía un mal sueño. Llevado por un impulso inesperado que no se detuvo en analizar, apoyó la palma de su mano sobre su frente como si le tomara la temperatura- Duerme, tranquilo -su rostro descendió hasta quedar cerca del suyo- Estaré cerca tuyo para cerciorarme que estas bien... cuidaré de ti y te protegeré de él -acarició su frente con el leve contacto de la punta de sus dedos, separó sus cabellos con delicadeza para no despertarlo. Su respiración continuaba normal, reposada- Duerme tranquilo, mientras este contigo no dejaré que nada ni nadie te amenace.

Ahora que estaba más pendiente, escuchó el leve chasquido de la puerta al cerrarse, haciéndole saber que estaba solo. Qué había sido eso? Acaso era tan transparente que él había advertido su miedo? Al parecer si, porque en caso contrario no tenían sentido sus palabras. Al recordar ese instante no pudo evitar estremecerse, su leve caricia, el suave tono de su voz tranquilizador, susurrándole las palabras al oído, el calor de su aliento en su piel, todo ello se conjugó para que se sintiera relajado, aquel fue su último pensamiento, enseguida consiguió quedarse dormido.

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En el transcurso de la semana, ninguno de sus amigos o conocidos se enteró de su rompimiento con Sendoh, tampoco que estaba viviendo con Rukawa.

Debido a que los dos formaban parte del mismo equipo, salían al mismo tiempo todas las mañanas trasladándose en tren hasta las instalaciones que tenía su club. Una vez allí, el primer día, Sakuragi fue presentado al resto de sus compañeros, no le costó nada adaptarse a su nuevo equipo, luego cada uno se movía por libre dentro del recinto deportivo.

Cuando llegaba el momento de marchar, Rukawa siempre encontraba a Sakuragi esperándole a la salida, se ubicaba a su lado caminando en silencio hasta que llegaban a la estación, tras encontrar asientos vacíos, dejaban sus bolsos y se relajaban. Solo entonces Sakuragi solía hacerle la misma pregunta.

-Qué planes tienes para esta tarde?

-Ninguno en especial. -Respondía invariablemente- Lo de siempre.

Sakuragi asentía. Rukawa cerraba los ojos y al momento se quedaba dormido y no despertaba hasta que estaban entrando en la estación donde debían bajarse. A menudo se preguntaba como conseguía hacerlo. Era como si tuviera una alarma en su mente que le avisara.

-Cómo lo consigues? -le preguntó la primera vez.

Rukawa se encogió de hombros.

Ni siquiera él tenía respuesta para esa pregunta.

Estaban cruzando la estación en dirección a la salida cuando Hanamichi sintió que le daban una palmadita en la espalda, se volvió encontrándose con su amigo Yohei.

-Hace más de una semana que no se te ve la cara... -comentó el joven, fijándose que el chico que iba junto a Hanamichi continuaba caminando ajeno a él.

-He estado ocupado..., ahora soy un profesional...

-¡¡Enhorabuena!! -le palmeó eufórico- Por qué no llamaste para contárnoslo? Hemos tenido que enterarnos por otros medios.

-Lo lamento. No he estado con ánimos para... -hizo una corta pausa- hablar con vosotros. -reconoció.

-Qué ha pasado? -su tono de voz era significativo supo que algo le ocurría.

-Rompí con Sendoh... -ya no le llamaba por su nombre.

Yohei asintió, pensaba que esas mismas palabras debieron ser pronunciadas mucho antes, sin embargo no hizo recriminaciones. Se le veía bastante alicaído y no era cuestión de mostrar su satisfacción.

-Y dónde vives ahora? Sabes que puedes venir con nosotros -le ofreció un lugar junto a él y su esposa, quien se alegraría mucho de tenerle con ellos una temporada.

-Lo se... -una sonrisa agradecida asomó en sus labios- Me han ofrecido un lugar..., no voy a ir a molestarte con mis manías.

-No digas tonterías... y con quién estas? Me consta que no con los muchachos... les ví el otro día y tampoco sabían de ti. Esperábamos que llamaras.

-Rukawa me ha dejado una habitación que tenía libre. -al decirlo se volvió para señalar al joven, advirtiendo que no estaba a su lado, su mirada preocupada recorrió el lugar.

Yohei no dejo de advertir la expresión de su rostro, vió que había alivio al distinguir  al joven que se había detenido junto a una columna que protegía su espalda, Hanamichi fue a su lado con él detrás.

-Rukawa... -comentó a modo de saludo.

-Mito...

Llevaba sin verle bastantes años y por ese motivo no le reconoció de espaldas cuando le vió caminar junto a su amigo. Viéndoles ahora se preguntaba como era posible que estuvieran viviendo juntos. Recordaba como de conflictiva era su relación, aunque pensándolo mejor, ya no eran dos adolescentes, sino dos jóvenes con un brillante porvenir por delante. No necesitaba que se lo dijeran, pero si Hanamichi estaba con él, solo podía significar que también Rukawa había roto su noviazgo con Mitsui. Y entonces tuvo las respuestas que necesitaba conocer, sin necesidad de hacer las preguntas adecuadas.

-Me alegro que estés bien... -miró a su amigo- Llámame y quedamos en vernos el sábado, Haruko estará todo el día en casa de sus padres, podemos montar una orgía en casa. Les diré a los muchachos que vengan también, se alegraran de saber de ti.

-Por la mañana tengo entrenamiento... -le avisó.

-Entonces que sea por la tarde. -se dio por enterado que iría.

-Iré acompañado... -sabía que Rukawa no tenía vida social, tampoco se molestó en consultárselo, dio por hecho que iría con él.

-De acuerdo.

Se separaron y siguieron caminos separados. Se volvió un instante y vió que llevaban el mismo paso, nunca antes les había visto tan compenetrados. Tenía medios para enterarse que había pasado entre su amigo y Sendoh. Lo que le satisfacía saber que todo había terminado, su amigo estaba tan enamorado que no era consciente del comportamiento de Sendoh, a quien se le había visto en diversos locales de diversión acompañado de distintos chicos en actitudes harto apasionadas. Él estaba enterado por medio de su hermano mayor que trabajaba en una discoteca de ambiente gay y sabia que Sendoh era pareja de Hanamichi. Las cosas que le contaba de él eran increíbles, al parecer se le conocía por ser un joven al que le agradaba el sexo duro y la utilización de artilugios propios para proporcionar mayor placer o dolor, vaya uno a saber se dijo a si mismo sacudiendo la cabeza. Se alegraba por Hanamichi, que todo hubiera terminado era lo mejor que podía pasarle, ahora solo quedaba buscarle la pareja adecuada para él, alguien que le hiciera realmente feliz.

Aquella tarde lo habló con Haruko, la joven que sentía una gran amistad hacia su amigo, le aseguro que le ayudaría en su empeño porque también estaba enterada de la actitud de Sendoh. Cada vez que se enteraba de algo nuevo, no podía menos que enfurecerse contra el chico y claro Haruko era quien estaba a su lado para escucharle y calmar sus ánimos.

Muchas veces quiso decir lo que sabía, pero igual de veces calló, porque no deseaba perder la amistad de Hanamichi, porque desde un principio le advirtieron que era una mala elección, nunca consiguió comprender que motivó que Sendoh pusiera tanto empeño en lograr su amistad. Por lo que Hanamichi le contó en aquellos días, Sendoh se le declaró como un colegial temeroso de un rechazo. Hanamichi no le rechazó de plano, le pidió unos días para pensarlo, habló con ellos, con sus amigos pidiéndoles consejo, le dijeron que Sendoh no era bueno, que tenía cierta fama de conquistador, que no era mala persona, pero si se sabía que no era fiel a ningún hombre. Nunca comprendió que vió Hanamichi en él, estaba convencido que Sendoh iba a cambiar estando con él, no fue así. El tiempo le ha dado la razón Sendoh nunca mostró a Hanamichi su verdadera cara.

Se abraza a joven que duerme a su lado, posando su mano en su prominente vientre, ella le ayudará a encontrar alguien que pueda amar a Hanamichi con sinceridad y con esa última idea se queda dormido.

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A las cuatro y media estaba llamando a la puerta del piso de Yohei. Rukawa estaba rezagado un par de pasos por detrás de Sakuragi, preguntándose porque había accedido a acompañarlo.

-Hanamichi, cuanto tiempo sin verte -le saludo efusiva Haruko cuando acudió a su llamada.

-Cómo se encuentra mi chica preferida? -preguntó a su vez riendo al ver el volumen de su cuerpo.

Haruko sonrió frotándose el abultado vientre.

-Me quedan pocas semanas para desembarazarme de él

-No hables así de mi sobrino -dijo riendo Hanamichi tomando con cariño su mano y apartándose para que viera que no estaba solo.

-Rukawa-kun... -sus ojos brillaron al verle, había perdido la timidez que la agobió durante su adolescencia.

Rukawa se inclinó en un breve y silencioso saludo.

-Pasar... no nos quedemos en la puerta -se adelantó para dejarles espacio para moverse en el diminuto guenkan.

-Yohei me comentó que irías a ver a tus padres.

-Esa era la idea, pero no quise irme sin antes saludarte.

-Hemos venido en coche, si quieres te llevo -ofreció Hanamichi.

-Aún conservas esa antigualla? -preguntó con una sonrisa.

-No llames así a mi hermoso deportivo -dijo mirando en su dirección, en el arcén destacaba un modelo antiguo y bastante destartalado, comprado de segunda mano con su primer sueldo y que muy buen servicio le estaba prestando.

-Te lo agradezco. -intentó no reírse, ese coche tenía tantos años y tantas reparaciones que aún se preguntaba como seguía funcionando- Vendrá Takenori a buscarme.

-Cómo esta el Gori?

-Se enojará contigo como sigas llamándole así -le reprendió riendo.

Hanamichi le acompañó con su risa mientras se dejaba caer sentado en un cómodo sofá. Agarró de la muñeca a Rukawa que se mantenía de pie y tiró de él para que se sentara a su lado.

Noma y Ookus llegaron prácticamente al mismo tiempo, saludaron con efusión a su amigo, mostrándose más comedidos cuando se volvieron a mirar hacia Rukawa quien apenas si les respondió con un leve movimiento de cabeza.

Diez minutos después lo hizo Takamiya, sorprendentemente venia acompañado, un muchacho al que presentó como su primo Etsuko Hiromu.

Hanamichi le miró con cierta sorpresa, porque sabía que su único primo vivía en una de las islas y no creía posible que se hubiera trasladado tan rápido, sin embargo, ocultó lo que pensaba y contestó a su presentación dándole su nombre.

Rukawa ni siquiera hizo ver que había advertido su presencia, había cerrado los ojos y más de uno pensó que dormía.

-Y ese que parece dormir, es un amigo -comentó Hanamichi, haciéndole saber así que a él no podía engañarle- Rukawa Kaede.

-¡Wow, el mejor encestador de la NBA durante dos temporadas!! -exclamó con admiración.

Kaede no era ajeno a los halagos y la admiración que escuchó en tono de voz le hizo levantar lentamente los parpados, Hanamichi estaba de pie, a su lado un chico aún más bajo que Miyagi, le miraba como si no pudiera creer que él estuviera delante de sus ojos.

-He seguido su trayectoria en la NBA... -murmuró emocionado al ver a su ídolo ponerse de pie e inclinarse a modo de saludo- Rukawa-san encantado de saludarle -su inclinación de casi noventa grados fue excesivamente ceremoniosa- He visto casi todos sus partidos -continuo diciéndole olvidando que había sido invitado allí para intentar congeniar con el pelirrojo.

Kaede volvió a sentarse, Etsuko lo hizo en el suelo frente a él sin dejar de hablar, durante el resto de la tarde pudo decirse que la única voz que sobresalía era la suya.

Hanamichi no dejaba de notar las miradas de sus amigos y sus gestos de desesperanza, rió al comprender lo que pretendieron, solo les falló el no tener en cuenta la admiración que el pequeño sentía por su ídolo. Esa circunstancia había desbaratado sus bien cuidados planes.

A la caída de la tarde, fueron despidiéndose todos, primero se marchó Etsuko, luego Takamiya, Noma y Ookus marcharon juntos. Hanamichi no hizo intención de marchar y Rukawa se mantuvo callado, esperando que se decidiera a irse.

-Esos dos están juntos? -preguntó Hanamichi sorprendido que una cosa así se le hubiera escapado hasta esa tarde.

Yohei soltó una carcajada.

-Me preguntaba cuando te darías cuenta.

-Nadie me dice nada... -se quejo.

-Era tan evidente que pensaron que lo sabias. -dijo Yohei.

-Lo que ha sido evidente ha sido vuestra estratagema. -Sonrió- Si queréis buscarme una pareja tendréis que incluir en el lote a Rukawa. -propuso aunque iba a ser una perdida de tiempo por su parte, pasaría mucho tiempo antes que volviera a confiar en el genero masculino, excepto sus amigos y Rukawa, no se fiaría de nadie más. Pretendía así que al menos Kaede encontrará alguien en quien poder confiar y amar.

Rukawa que estaba cerca abrió mucho los ojos.

-Esa es una empresa difícil -comentó Yohei sin mirar hacia el interesado.

-Es lo que hay... -comentó Hanamichi yendo a sentarse al lado de Rukawa, quien se removió inquieto.

-Veremos que podemos hacer -asintió fijándose en los dos jóvenes y entonces lo supo, no tenía que esforzarse, solo necesitaba tiempo para que ellos se dieran cuenta- Estaréis dispuestos a participar en salidas dobles. Puedo intentar organizar diversos goukon para encontrarle la pareja adecuada -miró a Rukawa que permanecía con la mirada baja- y la tuya por supuesto.

-Si... -se apresuró a contestar Hanamichi.

Rukawa cerró la boca sin pronunciar palabra.

-De acuerdo... -sonrió para si, Rukawa había tenido que abstenerse de negarse como debió ser su intención debido a la prontitud con la que contestó Hanamichi. Seguía actuando como si solo él tomaba las decisiones correctas.  Sería divertido observar hasta donde eran capaces de llegar.

-Donde nos veremos? -preguntó Hanamichi.

-Aquí mismo... -pensó que iba a ser divertido ver como reaccionaban uno y otro.

-Qué dirá Haruko? -preguntó.

-Estará encantada de pasar unos días con su madre.  -aseguró.

-Vamos, Kaede..., ya es tarde también para nosotros.

Yohei les despidió junto a la puerta.

-Te llamaré para concertar la hora -comentó cuando se dirigían hacia el coche aparcado.

-De acuerdo....

Aquella noche, en la intimidad de la alcoba, Haruko supo lo que había descubierto su esposo y no tuvo ninguna duda para apoyarle, entusiasmada ante ese descubrimiento, su primer amor y su mejor amigo juntos, era lo mejor que podía pasar. Se sentía feliz por ellos dispuesta conseguir que también ellos consiguieran la felicidad que se merecían.

-Cómo lo harás? -preguntó curiosa.

-No conozco los motivos por los que Rukawa se ha separado, pero si he advertido la actitud protectora que Hanamichi tiene hacia él. Etsuko me ha indicado el camino que debo tomar.

-Dijiste que fue un desastre, que nada salió como esperabais. -comentó un tanto sorprendida.

-Cierto, estuvo toda la tarde acaparando la atención de Rukawa, es decir, hablaba solo porque Rukawa le escuchaba con expresión aburrida, y Hanamichi lo tomó por el lado divertido, pero... qué pasaría si un chico le coqueteara descaradamente a Rukawa? , no uno sino varios... y qué pasaría por la mente de Rukawa si fuera Hanamichi el asediado?

-Me parece un plan perverso, te has detenido a pensar que tal vez solo sienten mutua amistad. -se vió en la necesidad de hacer el papel de abogado del diablo.

-Conociendo a Hanamichi, no. Yo tarde tres años en conseguir su amistad.

-Solo teníais seis años.

-Ya entonces era de firmes convicciones. Durante tres años de preparatoria esos dos se han enfrentado en numerosas ocasiones, hubiera temido por la salud mental y física de mi amigo, afortunadamente, Rukawa marchó a cumplir su sueño en la NBA.

-Pero regresó... y se han encontrado en muchas ocasiones.

-Si, pero siempre estaban con sus respectivas parejas y no pasaban de breves saludos, ahora inesperadamente parecen ser uña y carne. Inseparables. Esos dos sienten algo más que amistad y entre todos conseguiremos que lo descubran.

-Sabes que siempre te apoyaré. -murmuró somnolienta.

-Lo sé.

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Akagi Torai abrió mucho los ojos cuando escuchó la propuesta que le estaba haciendo la pareja de su prima.

-¡Es... es ridículo! -Pudo articular cuando se recuperó de la impresión- Yo no puedo tontear con otro chico.

-Estoy seguro que no dirías lo mismo si te cuento de quien se trata... -murmuró Yohei con una sonrisa divertida.

-Solo me impresiona una persona... -exclamó mirando hacia su novio que estaba presente y no había pronunciado palabra.

-Como te he dicho no es nada serio, solo tienes que fingir que te gusta, hacerle saber que es tu tipo, puedo asegurarte que no corres ningún peligro, es más, me gustaría que Hanari-san también participara.

-Es lo que te propones? -preguntó práctico Hanari Kazuto.

-Conocéis a Sakuragi?

-Tu amigo de la infancia -comentó Torai.

-Si. -asintió Kazuto.

-Le prometí hacer lo posible por encontrarle una pareja.

-Así que estas haciendo de casamentero..., es arriesgado -pensó que si el chico llegaba a mostrarse interesado, era peor el remedio que la enfermedad.

-Algo así... -miró a Kazuto que era quien había hecho el comentario- No lo creas, ni uno ni otro mostraran el menor interés. Se quien le conviene, solo que ni él, ni el otro chico se han dado cuenta.

-Y quieres encelarle... -dijo Torai que comenzaba a comprender.

Poco después los dos muchachos estaban al tanto de toda la historia, la que Yohei conocía.

-Cuándo quieres que le vea? -preguntó mirando hacia su novio esperando ver en su mirada aceptación.

-Será divertido -comentó Kazuto dando su aprobación.

-El sábado por la tarde. -Yohei les contó todo lo que necesitaban saber para llevar a cabo su actuación.

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-Cómo se encuentra mi chica favorita? -preguntó Hanamichi alegremente apenas Haruko les abrió la puerta de entrada. Su pregunta era como un ritual y no dejaba de hacerla apenas veía a la joven.

-Deseando poder ver mis pies -dijo mirando hacia ellos sin llegar a verlos.

Hanamichi rió con mayor intensidad mientras la abrazaba con cariño. Al instante, poniéndose serio inquirió.

-Esta solo Yohei?

-Si preguntas por el resto de tu tropa hoy no vendrán -avisó.

-Cómo es eso? -era algo que no le sorprendía, aún así hizo la pregunta.

-Recuerdas a Torai, mi primo? -bajo el tono de su voz, mirando hacia la sala- Esta deprimido desde que su pareja le abandonó y su madre nos pidió que durante unos días nos hiciéramos cargo de él. -murmuró mezclando mentira y verdad.

-Te refieres al que vive en Chiba?

Haruko asintió.

-Se amable con él -pidió preocupada en parte por la reacción de su amigo, enseguida miró hacia la persona que permanecía erguida tras de Sakuragi sin intervenir- Rukawa, se bienvenido -se hizo a un lado para que no seguir entorpeciéndoles el paso al interior de la vivienda.

Rukawa se inclinó levemente a modo de saludo.

Entretanto, en la sala Akagi Torai se mostraba inquieto, para tranquilizarle su novio Kazuto le había agarrado de la mano, trasmitiéndole su calor y su confianza,  se había sentido nervioso desde que Yohei le pidió que coqueteara con Sakuragi. Al sentir los pasos que se acercaban se levantó con cierta brusquedad.

Hanari Kazuto le sonrió para aquietar sus nervios a flor de piel.

Los dos se fijaron en la pareja que entraba, altos y hermosos, los dos no pudieron menos que reconocerlo interiormente. Uno moreno, el otro pelirrojo.

Reconoció a Sakuragi apenas su mirada se posó en él, era imposible olvidar esa cabellera rojiza.

Por su parte Hanamichi se quedo mirando a los dos jóvenes que permanecían de pie mirando en su dirección,  aprobando la elección de Yohei, cualquiera de los dos eran adecuados para levantar el animo de Kaede quien últimamente se mostraba más alicaído.

Al concluir las presentaciones se sentaron alrededor de una mesa baja, Haruko sirvió bebida caliente y dulces mientras intentaban encontrar un tema de conversación, fue Yohei quien rompió el hielo inicial, preguntando a su amigo por el transcurso de la semana, Hanamichi se encogió de hombros, como no dándole importancia a sus cosas, en cambio si mostró su interés por el joven, si estaba deprimido, él era la persona indicada para sacarle de ese estado. Su innata alegría era contagiosa y al cabo de un rato el joven Torai parecía mostrarse más animado.

Intentar mantener una conversación con él, era como dirigirse a un muro, solo obtenía miradas indescifrables, por ese motivo, Hanari Kazuto acabó desistiendo y se dedicó a observar su actitud. Durante el resto de esa tarde su mirada estuvo fija en Rukawa, observando esa fría mascara de desinterés que mostraba ante el comportamiento exagerado de Torai que llevado por su temperamento nervioso prácticamente se le estaba ofreciendo al pelirrojo, al cabo de un rato comenzó a ver que bajo esa fría mirada había algo más profundo, al parecer la actuación de Torai era la adecuada. Rukawa estaba celoso.

Yohei no esperaba que Rukawa participara en la reunión, considerando que si estaba allí era porque Hanamichi casi siempre conseguía lo que se proponía. Este parecía sentirse bien con la atención que recibía de Torai, es más animaba al joven a seguir con esa actitud. Llegó a preguntarse que le había contado Haruko cuando fue a recibirles, solo así se comprendía que Hanamichi se comportara de ese modo.

Dirigió una rápida mirada hacia Rukawa, su actitud era la misma de siempre, imperturbable, callado, inmerso en sus propios pensamientos, al parecer había fallado al creer que podía reaccionar de otro modo. Estaba equivocado. La próxima vez sería al revés, encelar a su amigo. Si Hanamichi no reaccionaba podía pensar que estaba equivocado respecto a ellos.

En el transcurso de las horas, se mantuvieron muy ocupados Torai y Hanamichi quienes departían animadamente sobre aficiones que tenían en común, ante la actitud de Rukawa que no daba conversación a Hanari-san, ni compartiendo la mesa con ella, había buscado un apartado rincón para mirar con aparente indiferencia lo que acontecía ante sus ojos.

A las ocho, Hanamichi se levantó dispuesto a despedirse.

-Para nosotros ya es tarde, mañana tenemos que madrugar -se acercó a Rukawa y presionó sus dedos en su hombro- ¡Ey, Rukawa, despierta!

Kaede abrió los ojos, fijándose que Sakuragi se mantenía bastante apartado, como si temiera que la emprendiera a golpes con él.

-Nos vamos? -preguntó al ver que solo estaba Yohei en la habitación, además de ellos dos.

-Si...

Kaede se apresuró a levantarse, tras la despedida siguió los pasos de Sakuragi hacia la salida.

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Egami Akinori se comportó de un modo descarado durante el goukon, bebieron y charlaron animadamente, pero la mayor parte del tiempo estaba encima del pelirrojo que sutilmente intentaba quitárselo de encima, mientras se preguntaba de donde conocía Yohei a ese chico.

Cuando comprendió las intenciones de su amigo, pensó que era una buena idea, si bien no estaba pensando en él, sino en Kaede, se le veía tan decaído tras una relación que suponía desastrosa, todo lo que deseaba era encontrarle un chico que le quisiera de verdad, que le hiciera feliz y que alejara la tristeza de su mirada azulina.

Él estaba escarmentado. No deseaba verse comprometido a una relación de la que saliera una vez más lastimado. Al pensar así miró hacia Kaede, preguntándose si estaba haciendo lo correcto al desear que encuentre alguien que le ame. También él había pasado por una relación de la que había salido moralmente lastimado, por eso había aceptado que Yohei organizara algunos goukon, no pensaba en él, sino para ayudar a Kaede, sabía lo que le costaba relacionarse con la gente y pensó que tal vez durante esos encuentros den con el chico adecuado para él, alguien que llegue a su corazón.

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Yohei sentía que por primera vez era incapaz de comprender a su amigo, tampoco podía entender la cerrada personalidad de Rukawa, ni uno ni otro reaccionaba a las parejas que les buscaba, Hanamichi estuvo muy contento viendo como Kaede atraía la atención de Fukao Ishin que desplegó todo su encanto para atraer la atención de Rukawa, decir que no lo consiguió era como menospreciar las dotes del chico.

Durante la reunión, Fukao acaparó por completo a Rukawa, manteniendo con él una prolongada conversación que les mantuvo sentados en el mismo sillón durante poco más de una hora, durante todo ese tiempo, observó la reacción de Hanamichi, quien no perdía ocasión de mirar hacia el rincón donde estaba ubicada la parejilla, su satisfacción era notoria y eso le desconcertó.

Qué era lo que hacia tan feliz a Hanamichi? Se preguntó al ver que continuaba su conversación con el chico que le había buscado con total naturalidad. Entonces lo comprendió, Hanamichi en ningún momento ha mostrado el menor interés por ninguno de los muchachos que le ha presentado, tampoco se ha sentido molesto por las atenciones que Rukawa recibía, es más verle acompañado era una satisfacción para él.

Si aceptó esos goukons ha sido para encontrarle pareja a Rukawa, una sonrisa asomó en sus labios, el despiste de Hanamichi seguía siendo su sello. No podía decirse que habían perdido el tiempo, afortunadamente Fukao estaba libre de compromiso y si Rukawa estaba interesado en él, ya era un triunfo. Tal vez al ver a la pareja consolidada Hanamichi despertara del letargo y sus sentimientos salieran a flote.

Su burbuja triunfal le explotó cuando se despedía de Rukawa. Queriendo conocer su opinión comentó.

-Fukao es un buen chico, vive con su madre y sus hermanos pequeños y es él quien mantiene a su familia.

-Habla en exceso... -y su tono de voz dijo mucho más que sus palabras.

-Creí que te gustaba... -dijo Hanamichi adelantándose a Yohei que se quedo sin palabras.

Kaede le miró en silencio, luego miró a Mito.

-Gracias, ha sido una buena tarde. -su mirada desmentía su comentario.

Cuando se alejaban le oyó decirle a Hanamichi.

-Por favor, aparta de mi lado a esos chicos tan pesados...

-Parecías tan entretenido que por eso no intervine... -se defendió Hanamichi.

-No...

-Qué te parece si vamos a ver la ultima sesión? -preguntó.

-Qué dan? -le miró de refilón.

-El hombre del carrito.

-De acuerdo..., -ya la conocía, pero no le importaba verla otra vez.

Después de eso no escuchó más, decidió que aquella era la última reunión que preparaba para esos dos, eran increíbles, tal para cual. Lastima que estaban tardando tanto en darse cuenta, era evidente que Rukawa se sentía a gusto con su amigo, cuando le miraba sus ojos despedían un brillo que nadie más conseguía de él. Ahora más que nunca se afirmaba en su primera impresión, estaban enamorados.

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Durante las siguientes dos semanas, Yohei la única noticia que tuvo de su amigo fue a través de los periódicos, su equipo fue trasladado fuera de Kanagawa para un entrenamiento intensivo.

Yohei se dirigía a su casa a la salida del trabajo cuando sonó su móvil, se sorprendió al ver que se trataba de Hanamichi.

-Has regresado... -dijo a modo de saludo.

-Sip... -un silencio prolongado- Nos vemos pronto.

Yohei se quedo mirando el móvil, la llamada se había cortado. No era problema de carga, ni tampoco de cobertura. Eso quería decir que había cortado deliberadamente la llamada. Qué se traía entre manos su amigo? Sacudió la cabeza, Hanamichi era difícil de comprender.

Una hora después llegaba a su casa.

-Estoy en casa....

-Que bueno que has llegado... -Haruko respondió desde el salón.

Fue a su lado y se inclinó para besarla.

-Cómo se porta mi pequeñín? -preguntó cariñoso pasando su mano por su vientre.

-Revoltoso.

-Hanamichi me llamó hace un rato...

-Que cuenta?

-Me colgó antes de darme tiempo a saber de él. Supongo que deseaba que supiera que habían acabado el entrenamiento.

-Crees que llamó para darte a entender que prepararas otro goukon...

-No lo se..., si es así tengo pendiente un par de chicos... -mientras hablaba soltaba el nudo de su corbata- voy a ponerme cómodo..., no, no te levantes -apoyó su mano sobre su hombro- Yo me ocupare de todo. Sigue descansando.

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Pasó la semana y llegó el sábado...

-Hola Yohei... -saludó apenas respondió a su llamada- Disculpa lo del otro día... te llamé durante un receso en el entrenamiento. Era mi intención agradecer vuestra ayuda, Haruko y tú sois muy buenos conmigo... pero ya no es necesario que busquéis más. He encontrado a la persona adecuada para mí.

-Ah..., pues me alegro. Puedo saber a quién has elegido? -un tanto sorprendido que hubiera encontrado tiempo durante esa concentración.

-He llamado a los muchachos y todos están libres, les dije que se pasaran por tu casa, os presentaré a mi novio.

-De acuerdo... os espero -iba a cortar la comunicación cuando recordó algo- Rukawa lo sabe? -Preguntó-

-Si..., fue el primero en saberlo.

-Cómo reaccionó? - al oírle le hizo dudar una vez más, había creído ver un sentimiento amoroso entre ellos. Al parecer se había equivocado.

-No le he oído protestar. Él también tiene novio.

-Entonces...? Te has planteado marcharte de su piso...

-No.

-¡¡Ah!! -Quedo perplejo durante unos segundos, entonces se escuchó la llamada a la puerta- Tengo que cortar. Deben de ser los muchachos.

Hanamichi cerró el móvil, había ocupado una mesa en un local frente a la casa de su amigo Yohei, había pedido un refresco mientras esperaba que fueran llegando todos sus amigos.

-Por qué no se lo has dicho? -preguntó Kaede que estaba sentado a su lado. Le hizo un gesto hacia sus amigos que estaban entrando.

-Para que rabie un poco... -rió al decirlo- ¡¡Que rápidos que han sido!!. -Ookus y Noma ya estaban dentro- Ahí llega también Takamiya. Démosles un poco más de tiempo para las conjeturas. -diez minutos después se levantó- Ya es suficiente. -pagó la consumición y salieron.

Cruzaron la calle y se acercaron  a la casa. Cruzaron el jardín, dio unos golpes vigorosos con el puño cerrado.

Haruko abrió la puerta.

-Disculpa, no sabía que ibas a estar. -murmuró avergonzado por molestarla haciendo ir a los muchachos allí.

-No te disculpes... estoy bien. -Inclinó la cabeza para ver quien estaba tras él, al distinguir a Rukawa sonrió- Enhorabuena a los dos. -solo con verles llegar juntos lo comprendió.

-Gracias... Están muy alborotados? -preguntó riendo.

-Bastante, están haciendo suposiciones, cada una más disparatada que la otra. Cuando lo sepan se quedaran muy sorprendidos, hasta Yohei ha llegado a decir que es la primera vez que se equivoca contigo.

Kaede sabía lo que pretendía Hanamichi, así que se demoró unos instantes en el guenkan. Se sintió irritado consigo mismo, nunca sabía como comportarse ante una chica y menos aún delante de ella, que en el pasado había creído estar enamorado de él.

Su incomodidad fue tan patente que  la joven estuvo a punto de sonreír cuando inesperadamente, una fuerte contracción la hizo tambalearse.

Kaede la vió tan pálida que palideció aún más él al comprender que había llegado su momento. Inseguro avanzó hasta ella sosteniéndola en sus brazos al creer que iba a desmayarse, luego comenzó a llamar a gritos.

-¡¡Hanamichi!!... ¡¡¡Mito!!! ¡¡Venid pronto!!

A sus gritos acudieron todos... en un instante se quedaron paralizados al verle sentado en el suelo, con Haruko en su regazo.

-Creo que esta de parto... -susurró pálido.

Al instante volvieron a movilizarse, mientras Yohei preocupado atendía a su esposa, Noma y Takamiya le ayudaban a levantarla. Hanamichi que conocía el nombre del médico que la atendía se puso en comunicación con él.

-Dice que controlemos cada cuanto tiempo le dan las contracciones y que volvamos a llamarle... -alargó la mano hacia Kaede que la tomó para levantarse- Te haré una tila, en este instante pareces un yurei.

-No bromees con eso... -su voz tembló al decirlo.

-Disculpa... -le dio un suave beso para tranquilizarle- Volvamos con los demás. -sin soltar su mano se reunieron con todos en la sala.

-Estoy bien... seguro que ha sido una falsa alarma -dijo Haruko que estaba nuevamente sentada en su sillón.

Se fijo que le habían acercado una silla y un cojín para mantener los pies en alto, a la altura de los riñones también habían colocado un cojín, más cómoda no podía estar, sin embargo, se notaba que los dolores continuaban porque de tanto en tanto apretaba la mano de Yohei que no la soltaba.

-Voy a preparar tila para Kaede, alguien más quiere? -preguntó Hanamichi, no le sorprendió cuando todos aceptaron su oferta.

Nadie entonces advirtió la familiaridad con que le trataba ni tampoco tuvo ocasión de proporcionar la sorpresa de su noviazgo con Rukawa, de todos los presentes, solo Haruko fue consciente del trato cariñoso que su amigo tenía hacia el joven, teniendo en cuenta que estaban sentados juntos y que no soltaba su mano. Esa tarde la atención de todos estaba puesta en la futura parturienta.

Hanamichi volvió a ponerse en contacto con el médico y este le comunicó que ya estaba en la clínica disponiendo todo lo necesario en espera de su llegada.

-Llamaré a Gori, su coche es más grande. -dijo Hanamichi.

Quince minutos después Akagi se presentaba presuroso. Noma se había hecho cargo del bolso con los efectos personales de Haruko y la ropita que había preparado para su primogénito.

-Puedo andar... -protestó cuando Yohei amoroso la levantó en sus brazos.

-Lo sé... pero disfruto llevándote, más a negármelo.

-¡Tonto! -le rodeó el cuello con el brazo y apoyó la cabeza en el hueco de su cuello, se estaba a gusto allí.

Media hora después, la sala de espera del paritorio estaba a rebosar de gente, se habían presentado los padres de Haruko, los futuros abuelos, también llegaron los padres y hermanos de Yohei, las esposas de sus amigos hasta el punto que Kaede aturdido por la multitud salió al pasillo.

De pie o sentados todos murmuraban al mismo tiempo, cuyo sonido de voz de tanto en tanto se elevaba por encima de lo permitido, por encima de las cabezas destacaba Hanamichi, miró alrededor buscando a Kaede, en una breve distracción había desaparecido de su lado.

Disculpándose, fue abriéndose paso hacia la salida, al traspasar la puerta le vió, estaba apoyado contra la pared y miraba al frente sin ver.

Se agarró de su brazo para buscar su atención.

-Te sientes mejor? -sabía que prefería la soledad a las multitudes.

-Si... -apoyó su cabeza en su hombro y cerró los ojos.

-Tienes intención de dormirte? -preguntó pasándole el brazo por detrás y acercándole más a él para que estuviera más cómodo.

-Aunque quisiera no podría..., no crees que esta demorando mucho?

-No sabría que decirte, no eres el único impaciente.

Se obligó a levantar los parpados y seguir la mirada de Hanamichi, fijándose que su amigo Mito seguía dando paseos siguiendo el largo del pasillo.

-Va a abrir una brecha en el suelo de seguir ese mismo tramo -dijo volviendo a acomodarse en el cómodo apoyo de su koi.

Hanamichi sonrió. En ese momento, Mito levantó la mirada del suelo y se fijo en las figuras que de pie se mantenían estrechamente juntas.

-Nos ha visto y viene hacia aquí.

-Yo estoy dormido...

-Me dejas solo ante el peligro... -rió suavemente.

-Sabrás defenderte sin mi ayuda..., además es tu amigo.

Yohei se detuvo ante ellos, les miró en silencio, Hanamichi sostuvo su mirada.

-Crees que va algo mal ahí dentro? -preguntó inquieto.

-No...., es primeriza y siempre tardan más... -recordó haberlo oído o leído en algún lugar- Por qué tienes que pensar que algo va mal? -inquirió a su vez.

-Lleva dentro tres horas... -dijo preocupado.

-Mi madre estuvo veinte horas en el paritorio -dijo Hanamichi para consolarlo- Al parecer me resistía a salir. Seguro que tu hijo esta tan cómodo que esta pensando que no tiene ninguna prisa en abandonar su nido. Y tú, zorro, cómo fue? -preguntó deseando saber más de él.

El silencio se prolongó y cuando ya no esperaba su respuesta se escuchó su voz.

-Nací durante el trayecto en coche al hospital..., mi padre tuvo que detenerse en el arcén para asistir a mi madre.

-¡¡Wooowww!!

-Y vosotros, cómo fue? -inquirió Yohei abarcando con la mirada a los dos.

-Es largo de contar...

-Creo que tenemos tiempo suficiente... -se cruzó de brazos dispuesto a escuchar.

-Fue la noche del último goukon, fuimos al cine y llegamos a casa muy tarde, aún así nos pusimos a hablar y cuando nos dimos cuenta estábamos be... declarándonos...  -se apresuró a rectificar al ver que tenían público.

-Y...? -insistió al ver que no continuaba hablando.

-Eso es todo.

-No era largo de contar? -preguntó sintiendo que una gotita de sudor caía por su frente.

-Si... pero no puedo hablar..., hay menores... -se justificó al ver que unos sobrinos de Yohei estaban cerca.

Yohei sintió que se ruborizaba ante la imagen de esos dos juntos.

-Mito Yohei.... -se escuchó la voz que le llamaba.

Yohei acudió presto, olvidándose de su amigo.

-Enhorabuena... -dijo el médico que había quejado a sus pacientes ya acomodados en sus respectivas cunas, tras comprobar que estaban sanos, así como su parturienta que ya estaba bajo los efectos del calmante apenas se produjo el alumbramiento para evitarle más dolores- Los bebes...

Yohei no escuchó más se desmayó en los brazos de Hanamichi que era el más próximo para sujetarlo.

-... se encuentran perfectamente. -concluyó el médico.

-¡¡Si que me has resultado flojo!! -comentó riendo Hanamichi cuando Yohei se recuperó de la impresión- Tu mujercita esta en planta y los bebes en la nursery -le informa.

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-Es sorprendente... -dijo Hanamichi contemplando a los bebes que estaban en la nursery, Yohei había subido primero para ver a Haruko- Una parejita... -tenía la frente apoyada en el cristal y dirigía su mirada de la bebita al bebito que dormían placidamente en sus cunas.

-Te gustan los niños -no era una pregunta, más bien una afirmación.

-Siempre me vi con un bebé en los brazos, ahora tendremos dos sobrinos postizos. Yohei tuvo que sortear quienes serían sus padrinos, toda la gundam quería serlo. -Rió al decirlo- falto poco para que nos peleáramos.

-Lamento que tengas que renunciar....

Hanamichi se apartó presto cuando escuchó su tono de voz apagado.

-Entre tú y un hijo no tengo ninguna duda, te amo Kaede, nunca renunciaría a ti por un bebé.

-Pero tú podrías...

-No..., ya te he dicho, tenemos a esta parejita para consolarnos -le abrazó dispuesto a acallar cualquier otro reparo que pudiera hacerle.

-Disculpen...

Se volvieron ante el sonido de la voz encontrándose delante de una muchacha embarazada que les miraba con curiosidad.

-Necesitas ayuda? -preguntó servicial Hanamichi.

-Les pido disculpas por escuchar su conversación..., yo... yo... -titubeo- yo quiero... -unas lágrimas asomaron en sus ojos- Aceptarían a mi hijo en adopción -pidió de un tirón.

-Este no es lugar adecuado para hablar -dijo prudentemente Kaede comprendiendo enseguida que la joven tenía problemas.

-El jardín es un buen lugar -aprobó Hanamichi.

Escoltada por los dos jóvenes llegaron hasta un bonito rincón, donde había un par de bancos.

-Me llamo Someya Hiroko, avergoncé a mis padres y me pidieron que abortara, pero yo no he querido.

-Yo soy Sakuragi Hanamichi y él Rukawa Kaede.

Al oír los nombres se llevó las manos al pecho como si no pudiera creer en lo que escuchaba.

-Sois la Dupla de Oro?

-Ufff... hace mucho que nadie nos recuerda por ese nombre... -dijo Hanamichi con una sonrisa de satisfacción.

-Mi hermano me llevo en una ocasión a veros jugar contra el Kainan... entonces era muy pequeña. Lamento no haberos reconocido, -hizo intención de levantarse avergonzada por lo que iba a pedirles- Yo...yo... -siempre que estaba nerviosa tartamudeaba- Olvidar lo que dije.

-Estas en secundaria? -preguntó inesperadamente Kaede que había permanecido callado.

-Si. Tengo dieciséis años.

-Qué vas a hacer, seguirás estudiando?

-Ahora estoy en una pensión -no quiso decirles que apenas si le quedaba dinero para tres días más. Desde que tuvo que irse de casa de sus padres había tenido que restringir sus gastos al mínimo, exclusivamente comida y alojamiento. Si su situación empeoraba tendría que acudir a una Casa de Partos.

-Te has planteado entregar en adopción a tu hijo? -preguntó directamente Kaede poniéndose en cuclillas para quedar su rostro a su altura.

-Si... murmuró bajo.

-Tú le quieres? -tomó su mano para animarla a hablar.

El calor de su contacto la animó a levantar la mirada y asentir con energía.

-Lo importante es no tomar decisiones apresuradas, porque más adelante puedes arrepentirte.

-Yo no tengo... no puedo.... -trago saliva para confesar que se sentía desamparada.

-Nos tienes a nosotros -dijo impulsivamente Hanamichi tomando su otra mano libre- Vendrás con nosotros, serás nuestra hermanita pequeña, no..., nada de protestas. Te acompañaremos a esa pensión, recogerás tus cosas y te vienes a nuestro piso. Cuidaremos de ti y después con calma puedes pensar en lo que desees hacer. -en ese instante se dio cuenta que había hablado por los dos, se volvió a mirar a Kaede quien aprobó sus palabras con un leve asentimiento- Si más adelante sigues pensando igual, no tendremos ningún problema en adoptar a tu bebe.

-Gracias... gracias... -dejo que las lágrimas salieran libremente de sus ojos.

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Desde el primer instante que llegó al apartamento Hiroko-chan se sintió como si aquel fuera siempre su hogar, sus protectores le mostraron la habitación que iba a ser la suya, era más grande de la que había tenido que compartir con su hermana pequeña y aquella era para ella sola. Se sentía impresionada.

-Cualquier cosa que necesites nos lo dices. No pienses que nos estas causando molestias, si así fuera no estarías aquí -le dijo Hanamichi con franqueza- Esta será a partir de ahora tu casa. Nosotros salimos temprano y no volvemos hasta la tarde, siéntete libre de hacer todo lo que desees. Sabes cocinar?

-Si.

-A partir de ahora, haremos compra y tendrás la nevera y los armarios con todo tipo de alimentos. Por cierto, qué cosas come una persona en tu estado? -preguntó Hanamichi que no paraba de hablar para hacerla sentirse bien.

-Frutas y verduras frescas, principalmente.

-Te ha visto un médico? -preguntó Kaede.

-Al principio, si.

-El lunes le pediremos consulta e iremos a verle.

-Gracias, Rukawa-san.

-Tienes la Libreta de Maternidad? -preguntó Kaede.

-Si.

-Una cosa menos de la que ocuparnos

-Si vamos a vivir juntos olvida las formalidades -dijo Hanamichi- Puedes llamarnos por nuestros nombres, verdad? -miró a Kaede.

-Si.

-Solo si me llamáis  Hiroko.

-De acuerdo, Hiroko-chan -dijo Hanamichi- Ahora, descansa durante un rato.

Hiroko accedió, las emociones vividas en ese corto tiempo desde que los conoció la dejaron agotada y algunos minutos después dos cabezas se asomaron para confirmar que estaba bien.

-Pobrecita... realmente estaba cansada -murmuró Hanamichi cerrando con suavidad la puerta.

-Aprovechemos para salir a comprar comida.

-Sip...

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Fue una experiencia alentadora para ambos, se compenetraron por completo con Hiroko-chan, viviendo su embarazo paso a paso,  conscientes de sus menores deseos, atentos a cualquier eventualidad o cambio, siguieron las indicaciones de su ginecólogo, también acudieron a clases para asistencia al parto, unas veces iba Kaede, otras Hanamichi, los dos ponían lo mejor de si para que todo le fuera más sencillo.

Habían insistido para que reanudara sus clases para no perder el año, si le era posible se quedaría hasta el final, se sentía agradecida por su insistencia, porque le ayudaba a estar distraída. También daban largos paseos con ella, no le permitían levantar pesos excesivos, aunque solo fuera una olla con comida, ella reía porque todo eso lo hacia cuando estaban entrenando y nunca había tenido problemas para sostenerla.

Se sentía a gusto con ellos y se dejaba mimar por los dos, no quería ponerse triste pensando que hubiera sido de ella de no haberles encontrado aquel día cuando buscaba un médico que le ayudará a dar en adopción a su hijo.

Los tres vivieron la alegría de sentir moverse al bebe en su vientre, la satisfacción que sentían era mutua. Fueron momentos mágicos para los tres, entonces estaban lejos los inconvenientes que se dejaron sentir en ella. El cansancio constante, la hinchazón de sus pechos, el grosor de su cuerpo que se deformaba mes a mes, la necesidad de desaguar era constante e imposible de resistir, los dolores de pies fue la culminación a lo que consideraba males pasajeros.

Kaede y Hanamichi se enfrentaban a nuevos retos cada vez que Hiroko-chan les contaba como se sentía, procurando que se sintiera cómoda y relajada. Almohadones y cojines la rodeaban cada vez que ocupaba el sofá, uno para los riñones, otro para apoyar la cabeza, otro para mantener sus pies en alto y pudieran descansar y algunos otros de repuesto para cualquier eventualidad.

Tras asegurarles que estaba bien se quedo sola, prácticamente tuvo que ponerles ante la puerta para que salieran juntos. Aquella mañana por ser sábado, tenían pensado aprovisionarse de todo lo necesario para evitarle salir a ella y regresar cargada.

Dio algunos paseos por el piso, inclinaba la cabeza para mirar el suelo, ya no conseguía verse los pies, se preguntaba si iba a tener gemelos como la sorpresa que se llevó el amigo de Yohei, Hanamichi-kun hablaba a menudo de los bebes y supo que iba a ser un padre maravilloso, al pensar en eso, pensó que ya era el momento de hablar de ese asunto, no podía dejar pasar el tiempo, apenas le quedaban cuatro semanas de embarazo, su maternidad estaba tan próxima que no podía alargar más tiempo hablarlo con ellos, había pensado mucho y era consciente que la adopción era la alternativa más practica a la que debía enfrentarse, sabía que no volvería a ver a su hijo, al que había aprendido a amar durante esos meses que le llevaba con ella, se sentía muy triste ante esa idea pero era lo mejor que podía hacer por él, renunciar a él para que así pudiera tener unos buenos padres que ya le querían, porque le estaban demostrando que iba a ser un hijo muy amado.

Ella desaparecería de su vida a las pocas horas de nacer, ese pensamiento la hizo llorar, no verle más le producía una gran congoja en el corazón. Su desconsuelo fue tanto que cuando ellos volvieron la encontraron llorando.

-Qué ha pasado? -Hanamichi corrió a su lado preocupado.

-No es nada..., estoy bien... lo lamento... -se sintió consolada cuando tomó sus manos entre las suyas.

-Te has puesto triste pensando en ti y en el bebé... -musito Kaede ocupando el otro espacio libre del sofá luego de apartar algunos cojines.

Hiroko abrió mucho los ojos.

-Cómo... cómo lo sabes? -preguntó turbada.

-Me preguntaba cuando estarías dispuesta a hablar. Quieres que lo hagamos ahora? -preguntó suavemente tomando entre la suya la mano que sostenía Kaede, de ese modo cada uno la tenía agarrada para darle su apoyo.

-Si...

-Te has reafirmado en tu primera idea -no era una pregunta, su llanto le hizo saber que era así.

-Si.

-Crees que es lo mejor para tu hijo? -la miró.

-Si. -solo podía contestar con monosílabos.

-Piensas que es la mejor solución..., espera, dejaba seguir... -hizo un gesto para que permaneciera callada- Estas convencida que tu hijo necesita un buen hogar, unos padres que le amen y que su bienestar físico sea el adecuado, tú apenas has salido a la adolescencia, aún estas en la secundaria y no tienes  un trabajo fijo para que puedas mantenerlo. Te asusta estar sola con un bebé y que no sepas como cuidarlo...

-¡¡Kaede!! -protestó Hanamichi.

-No hablo contiguo... -le miró fríamente para hacerle callar. Su mirada se dulcificó cuando la posó en Hiroko-chan- Es eso lo que has estado pensando?

-En líneas generales, si... -musitó bajando la mirada, avergonzada por sentirse como un libro abierto, donde él ha podido con tanta facilidad leer en ella.

-Ahora veamos el lado positivo... -sonrió al ver que ella levantaba la mirada fijándola curiosa en él- Estoy seguro que Hanamichi será un buen padre y que yo daré todo mi esfuerzo en serlo también, pero él te necesita a ti, eres su madre, necesita tu cariño, tus cuidados, se que le amas y que renunciar a él te dolerá mucho, por lo que hay otra manera de decidir el futuro de ambos.

-Cómo? -no se le ocurría ningún otro arreglo a esa situación.

-Quédate con nosotros como hasta ahora.

-No es posible.... Vosotros necesitáis intimidad, yo se que he sido un estorbo.

-¡¡De ninguna manera...!! -Protestó con energía Hanamichi- Nos ha enseñado muchas cosas, si tú nos necesitas nosotros también a ti.

-Pero... vosotros deseabais tener un hijo...

-Al principio, si, ahora ya no... -dijo Hanamichi y al ver la tristeza en su mirada se apresuró a decir con picardía- Ahora queremos todo el paquete completo, a la madre y al hijo -aclaró por si no había comprendido.

-Estáis seguros, de verdad que no seré una molestia? -les miró como si necesitara cerciorarse de lo que decían.

-Si, tu misma dijiste que estabas sola, que ya no tenías familia, así que mejor que seguir juntos. -aseveró Kaede- Por ese motivo, lo mejor es que te adoptemos, llevarás nuestros apellidos y también tu hijo. Así a nadie le extrañará que vivas con dos hombres solos.

-Adoptarme? A mí? -preguntó sorprendida.

-Es la mejor solución, mientras seas menor de edad formaremos una familia verdadera. Luego cuando tengas veinte años puedes tomar tus propias decisiones, puedes llevar la vida que desees, seguir con nosotros o independizarte, pero recuerda que este será siempre tu hogar.

-Gracias... gracias... -les abrazó al mismo tiempo, sus rostros quedaron muy próximos.

-Esto es un si? -preguntó Hanamichi con una amplia sonrisa.

-Si...si... si... -dijo feliz, nunca pasó por su mente la idea de quedarse también ella- Cuando lo haremos?

Hanamichi rió al oír su pregunta.

-Ya esta hecho -dijo Kaede- A todos los efectos eres nuestra hermana.

-Y si me hubiera negado?

-Lo hubieras hecho? -preguntó a su vez Kaede.

-No..., creo que no.

-Eso pensé, por eso rellene los papeles para hacer la solicitud de adopción.

-Cómo que hermana vuestra? -recordó sus palabras.

-Kaede es muy convincente, como no podemos casarnos, me adoptó y así llevó su nombre.

-Oh!!

-Ahora tenemos que buscarle un nombre adecuado al pequeño Rukawa-Sakuragi, has pensado en alguno?

-No..., no..., siempre pensé que yo no...

-Lo decidiremos entre los tres, si te parece bien.

-De acuerdo.

En los días siguientes tras algunos cambios de nombres, dudas e imprecisiones, al parecer no se ponían de acuerdo con el adecuado Hiroko-chan zanjó el asunto diciendo.

-Sea chico o chica se llamara Ushio. Qué os parece?  -preguntó para que no pareciera que lo imponía.

La amplia sonrisa de Hanamichi y el asentimiento de Kaede le hicieron comprender que ellos esperaban que fuera ella quien decidiera el nombre de su hijo.

-Tontos!! -dijo dirigiéndoles una cálida mirada- Te quiero Kaede-kun -era el más próximo y se echó en sus brazos enternecida por el cariño que le demostraban.

-Oye... oye... no abraces a mi chico... -dijo Hanamichi en un arranque de celos fingido tirando de ella con cuidado.

-También tengo para ti... te quiero, Hanamichi-kun. -al rato pasó sus brazos por sus hombros y añadió- Os quiero a los dos, mucho... mucho.

-Nosotros también te queremos... -dijeron al unísono.

Al instante estaban riendo alegremente, Hiroko-chan se sujetaba el vientre con una mano, mientras la otra la llevaba a los ojos para secar las lágrimas que salían debido a la risa que desbordaba.

Kaede les miraba con una tibia sonrisa. Era agradable verles felices. La próxima paternidad de Hiroko estaba moldeando el carácter de Hanamichi de un modo muy positivo, dándole un aspecto más tranquilo y afable, no caben dudas que estaba madurando. No tenía ninguna duda que sería un padre maravilloso, solo deseaba poder estar a su altura.

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Hanamichi propuso que durante los primeros días solicitaran la ayuda de una enfermera de la sanidad pública para que les diera consejos acerca del cuidado del recién nacido, tanto Hiroko como Kaede aprobaron su idea.

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Transcurrieron los días y finalmente una noche, poco después de la madrugada, Kaede se sentía desasosegado sin comprender que podía mantenerle despierto, hasta que un inesperado sonido proveniente de la habitación contigua le impulsó a levantarse con brusquedad despertando a Hanamichi que dormía a su lado.

-Qué..?

-Me pareció escuchar a Hiroko-chan.

Durante unos minutos permanecieron quietos, escuchando, más lo que fuera no se repitió.

-Intenta dormir... -murmuró somnoliento Hanamichi, pasándole el brazo por la cintura para inducirle a tenderse en el lecho.

Kaede estaba a punto de comentarle que debía ser una falsa alarma la suya cuando el sonido volvió a repetirse, tan audible que los dos supieron que eran gemidos y raudos se movieron hacia la habitación de Hiroko-chan, después de vestirse apresuradamente.

-Hiroko-chan... vamos a entrar -avisó Hanamichi.

Sin esperar respuesta los dos se precipitaron en el interior del dormitorio. No necesitaron palabras para comprender que estaba de parto.

-Yo la llevaré... -dijo Hanamichi- Agarra su bolso.

-Mientras bajas con ella iré a buscar el coche -dijo Kaede llevándose el bolso que ya tenía la joven preparado para llevar a la clínica.

-Ponte en contacto con su médico... -le recordó Hanamichi, pasando la mano por debajo de la joven para agarrarla en brazos- Pásame el brazo por detrás y sujétate bien. -le avisó a la joven.

Media hora después la dejaban en manos de la partera. Le asignaron una habitación mientras esperaban que llegara su médico, solo entonces les permitieron acompañarla. Al ser una persona joven y primeriza, la espera se prolongó durante el resto de esa noche y parte del nuevo día, Kaede y Hanamichi estaban tomando un café cuando se presentó Yohei.

-Cómo esta? -preguntó apenas llegó frente a ellos.

-Ahora el médico y la partera están con ella observándola. Nos dijo que si no conseguía dilatar lo suficiente  tenían que provocárselo. -comentó Hanamichi preocupado.

-Tranquilo, Hiroko-chan es fuerte, saldrá adelante por si misma. -intentó animarlo.

La expresión del médico no daba excesiva confianza cuando salio de la habitación yendo hacia ellos.

-Van a llevarla al paritorio -les comunicó- Hay una sala de espera y allí pueden estar. -comentó al verles tan preocupados- Su hermana es fuerte, tengan ánimos. -sin saber que esas mismas palabras había expresado Yohei instantes antes.

La espera se prolongó durante más de dos horas, desatando los nervios de Hanamichi que se paseaba de un lado a otro. Yohei se estaba poniendo nervioso solo con ver a su amigo tan exaltado, suspiró aliviado cuando Rukawa le agarró de la mano y tiro de él sentándole en el asiento junto al suyo sin soltar su mano entrecruzó sus dedos con los suyos. Su contacto le tranquilizó.

-Queréis tomar algo, té o zumo? -preguntó al cabo de un largo rato Yohei.

Los dos negaron al mismo tiempo.

-Iré a buscar bebida para mi -comentó levantándose y saliendo al pasillo.

Una puerta se abrió y una enfermera le pregunta

-Es usted familia Rukawa-Sakuragi.

-Somos nosotros... -se apresuraron a ir apenas escucharon la puerta, sin darle tiempo a responder a Yohei.

-Todo ha salido bien, es una niña. Ambas están bien.

-Gracias.... -el alivio invadió a los dos.

-Una enfermera traerá a la niña antes de llevarla a la nursery para que la vea el padre.

-Gracias... -volvieron a repetir al unísono.

Quien es el padre? -preguntó la enfermera que sostenía un pequeño bulto en los brazos.

-Él... -exclamaron los dos señalándose el uno al otro y provocando el desconcierto en la mujer que no supo a quien dejarle a la niña- tú primero... -y una vez mal hablaron al mismo tiempo.

Hanamichi tomó del brazo a Kaede haciéndole avanzar hacia delante. Quien en un segundo se vió sosteniendo a la bebita, Hanamichi apartó con suavidad la sabana que la tapaba dejando su rostro al descubierto.

La emoción que ambos sintieron se expresó en sus rostros, que contemplaban arrobados a la bebita.

-Es preciosa -murmuró Hanamichi sintiendo que era su hijita, suya y de Kaede, sin olvidar a su madre que tanta satisfacción les había proporcionado durante todos esos meses y ahora viendo a la pequeñina, se prometió protegerla durante toda su vida, alzó su mirada nublada por la emoción y vio que Kaede se la pasaba como si las lágrimas que temblaban en sus ojos le impidieran sostenerla.

La desconcertada enfermera miraba a uno y otro preguntándose quien realmente era el padre, viéndoles parecían que ambos ostentaban esa responsabilidad. Carraspeó para llamar su atención, pues debía llevarse a la bebita.

Hanamichi se le entregó con pesar.

-Pueden visitarla luego en la nursery.

Asintieron y cuando quedaron solos se miraron a los ojos, Kaede le abrazó  apoyando su mejilla en su hombro dejando que las lágrimas de felicidad rodaran por sus mejillas.

-Nuestra hijita... -murmuró Hanamichi consolándole y dejándose consolar por él.

Yohei viéndoles en ese precioso instante supo que debía dejarlos solos, volvió a la sala de espera y transgrediendo las normas, sacó el móvil e hizo algunas llamadas.

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Durante los primeros veintiocho días después del parto, una partera o enfermera según las necesidades del centro de salud se apersonaba en el piso y se ocupaba de adiestrar a la madre bajo la atenta mirada de Hanamichi y Kaede que no perdían ocasión de hacer preguntas para informarse de todo lo relativo al cuidado del bebé.

Ellos agradecieron infinitamente la ayuda porque se sentían torpes con un bebé tan chiquito, poniendo todo su esfuerzo para salir adelante. Kaede y Hanamichi se turnaban para cuidar de las dos personas a su cargo.

Al cabo del primer mes, Hiroko-chan retornó a sus estudios, recayendo las tareas del hogar y del bebé en los dos hombres a tiempo completo.

Una nueva vida empezaba para ellos.

FIN

13 DE ABRIL DE 2009

PAZ

Notas finales:

 

Glosario

Anu...: palabra comodín, para llamar la atención o llenar un silencio (como "este...")

Goukon: citas a ciegas

Yurei: fantasma japonés. En la cultura asiática, los yūrei son generalmente del sexo femenino. Visten ropa blanca ya que es el color tradicional con que se viste a los muertos en Japón.

Datos de interés: La libreta de maternidad (BOSHI KENKO TECHO) se usa para registrar el estado de salud de la madre y el feto, el estado de salud del niño y el registro de vacunas recibidas después del nacimiento hasta ingresar en la escuela primaria. También es necesario llevarla cuando se vaya a hospitales o centros de salud. Al parecer se solicita en la sección de salud de la municipalidad donde se reside o en sus sucursales o en centros de salud, apenas se queda una embarazada.


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