-Explícame una vez más… ¿por qué me dejaron aquí?
-Te lo he dicho hasta el cansancio, tienes sarampión y a nadie de tu familia le ha dado así que puedes contagiarlos –dijo Fuji con toda la paciencia del mundo.
-Y me botaron aquí, ¿porque…?
-A nosotros ya nos dio cuando éramos pequeños y no corremos riesgo de contagiarnos.
Tezuka estaba acostado con los brazos cruzados en la cama de Fuji, que estaba sentado a su lado tomándole la temperatura, el capitán se había enfermado después de haber ayudado a Horio a guardar las pelotas, este empezaba a mostrar síntomas de enfermedad y había contagiado al capitán, era la primera y última vez que lo ayudaba eso le pasaba por estar haciendo favores a los novatos. Y como Fuji había explicado por enésima ocasión sus padres junto con su abuelo lo habían mandado a la casa del tensai para no contagiarse.
-No te rasques –dijo Fuji tomando las manos de Tezuka para evitar que se rascara.
-Pica –dijo entre dientes Tezuka aguantándose la comezón.
-Luego te quejas de que Eiji se porta como niño cuando tú haces lo mismo.
-Yo no ando saltándole encima a todo el mundo –dijo Tezuka molesto.
-Te dije que no te rasques –dijo Fuji pues Tezuka trataba de zafar sus manos.
-Pica –volvió a decir Tezuka.
Fuji suspiro y salió de la habitación, lo cual Tezuka aprovecho para rascarse pues la comezón lo estaba volviendo loco, Fuji fue a la cocina para llevarle una golosina a Tezuka a ver si eso mejoraba su humor, había recibido a Tezuka en su casa con la mejor de las intenciones, no le molestaba la idea de cuidarlo, pero jamás pensó que Tezuka fuera tan quejumbroso siempre lo creyó obediente de las normas pero al parecer eso no aplicaba cuando él estaba enfermo, por que el doctor le había dicho que no tenía que rascarse y era lo que Fuji siempre estaba evitando que el capitán hiciera.
-Si sigues haciendo eso te quedaran marcas –dijo Fuji entrando en su habitación.
-Pica –dijo Tezuka rascándose como si tuviera pulgas.
-Cierra los ojos y extiende las manos –pidió Fuji.
-¿Para qué? –pregunto Tezuka con desconfianza.
-Es una sorpresa.
-No me gustan las sorpresas.
-Solo hazlo –dijo Fuji con una mirada amenazante.
Tezuka obedeció al tensai, aunque se sintiera tonto al hacer lo que Fuji le pedía, sintió entonces que sus manos eran cubiertas por algo acolchonado y un ruido de cinta, abrió sus ojos y vio que Fuji le había puesto en las manos unos ridículos guantes de cocina, uno tenía dibujitos de cactus y el otro de pelotas de tenis, y los estaba sellando con cinta para que Tezuka no se los pudiera quitar.
-¿Qué haces?
-Esto evitara que te rasques y la cinta es para que no te los quites –dijo Fuji sonriente.
-Pero…
-Es por tu bien –dijo Fuji guardando la cinta en su escritorio –no me gusta la idea de besar tu rostro marcado.
Tezuka solo le dirigió una mirada de resentimiento, Fuji le había puesto mucha cinta a los guantes para asegurarse de que no se los pudiera quitar a no ser que se creyera perro y mordisqueara los guantes, algo que no pensaba hacer aunque la comezón lo estaba matando y aquello ya no le pareció tan descabellado; miro a su alrededor en busca de algo que pudiera usar para darle alivio y su mirada se poso en los cactus que estaban en la ventana del tensai.
-Ni siquiera lo pienses –dijo Fuji al ver como Tezuka miraba sus preciados cactus –o tus padres te recogerán muerto.
-Solo veía si recibían buena luz –dijo Tezuka con seriedad.
-¿De cuando acá te interesan mis cactus?, pero estas advertido Mitsu, no me hagas lastimar a lo que más quiero.
-Pica –dijo Tezuka algo desesperado.
-Yumiko ya volvió de la farmacia y te trajo la loción que te recetaron, te calmara la comezón –dijo Fuji enseñándole el frasco –ahora se bueno y deja que te la ponga.
Fuji le subió la playera del pijama a Tezuka ya que él no podía hacerlo pues los guantes estaban pegados a las mangas, el tensai se echó un poco de la loción en las manos y empezó a aplicársela al capitán acompañado de un pequeño masaje.
-¿Mejor? –pregunto Fuji al oído de Tezuka.
-Ahhh… mucho mejor –dijo Tezuka algo aliviado.
Una vez que el chico de lentes estuvo todo embardunado de la loción, Fuji lo volvió a acomodar en su cama ahora más tranquilo, el castaño prendió la televisión y busco algo que le pudiera gustar a Tezuka, le dejo en un documental de pesca, algo que a él se le hacía de lo más aburrido pero estaba dispuesto a sacrificarse por un rato, pero solo por un rato.
-Te has portado bien, te mereces un premio –dijo Fuji alborotando el cabello de Tezuka.
-No soy tu mascota –dijo Tezuka a quien no le gustaba que le hicieran eso.
-No seas tan gruñón –dijo Fuji sacando una barra de chocolate –o no te daré esto.
-¿Y cómo pretendes que lo abra? –dijo Tezuka levantando sus manos.
Fuji solo soltó una pequeña risita y abrió el chocolate, después de desenvolverlo partió un trozo y lo llevo a la boca de Tezuka.
-Abre –dijo Fuji pasando el chocolate en los labios de Tezuka.
Tezuka obedeció al tensai e introdujo el trozo de chocolate en su boca, el capitán cerró la boca aun con los dedos del castaño dentro, Fuji deslizo sus dedos por sus labios para sacarlos.
-¿Te gusto?
-Es amargo –dijo Tezuka saboreando el chocolate.
-Sé que es tu favorito –dijo Fuji que le dio otro trozo.
Fuji acerco su rostro y lo beso, disfrutando los labios sabor chocolate del capitán, Tezuka lo abrazo y lo atrajo más hacia él, mientras el chocolate se deshacía en la boca de ambos, le hubiera gustado no traer puestos esos guantes que le impedían acariciar la espalda del tensai, y eso lo desesperaba, pero Fuji trato de compensar al capitán empezando a besar su cuello, Tezuka se mordió el labio tratando de ahogar los gemidos de placer que Fuji provocaba.
-¿Te sientes mejor? –pregunto Fuji mirándolo fijamente.
-Aja –atino a decir Tezuka.
-Que bueno, me gusto el sabor de tus labios –dijo Fuji comiendo algo de chocolate –por que el resto sabe a medicina, no lo volveré a hacer después de que te haya puesto esa loción.
Tezuka iba a protestar pero Fuji le dio a comer un trozo de chocolate justo cuando abría la boca, el tensai se acomodo a su lado para ver la televisión y le siguió dando el chocolate de comer en la boca, después de un rato Fuji pareció aburrirse de lo que estaban viendo pues comenzaba a cabecear a punto de quedarse dormido, habían visto como tres documentales de pesca y que Fuji aun no cayera en estado de coma era un milagro, Tezuka se hizo a un lado y como pudo acomodo al castaño para que se durmiera a su lado, Fuji se acorruco y abrazo a Tezuka, luego se quedo dormido.
-Buen niñero me buscaron –dijo Tezuka que abrazaba a Fuji –me he quedado sin supervisión.
Tezuka soltó con cuidado al tensai, se cercioro que estuviera bien dormido, sabía que esos documentales dormían a Fuji por eso no le había dicho que le cambiara no era que le hubiera fascinado ver por más de cuatro horas a un tipo parado a la orilla de un rio, en un bote sentado y explicando que la pesca requería de paciencia, casi se dormía el también pero tenía algo que hacer que era de suma importancia, y empezó a mordisquear la cinta de los guantes por que la comezón empezaba una vez más.
Fuji que se encontraba dormido sintió que alguien lo apretaba y se restregaba contra él, abrió los ojos con pereza, estaba de espaldas a Tezuka que lo tenía abrazado y estaba frotando su cuerpo contra el suyo.
-Mitsu, ¿qué haces? –dijo Fuji adormilado.
-Solo te abrazo –dijo Tezuka.
-Estas tratando de rascarte –dijo Fuji separándose un poco.
-No, solo quiero abrazarte –aseguro Tezuka.
-Pues solo abrázame y quédate quieto –dijo Fuji acostándose de nuevo.
Tezuka lo volvió a abrazar y se contuvo por un breve momento antes de empezar otra vez a frotarse contra Fuji que trataba de dormir, el tensai dio un largo suspiro, jamás había imaginado que Tezuka tuviera esa faceta de niño desobediente.
-Mitsu, voy a pensar que pretendes otra cosa –dijo Fuji.
-Así mato dos pájaros de un tiro.
-¡Aja!, con que si tienes comezón –dijo Fuji sentándose en la cama.
-¿Qué quieres que haga?, me está volviendo loco y no puedo quitarme los guantes.
-Quieto –dijo Fuji tomando las manos de Tezuka que estaba por morder los guantes.
Por un momento Fuji hubiera jurado que Tezuka estaba por hacer un berrinche pero al parecer el capitán se controlo y solo suspiro resignado, no le gustaba en lo absoluto estar enfermo, estar en una posición vulnerable no iba con él, y agradecía que solo Fuji viera esa faceta de él, pues no quería imaginar las burlas de Momoshiro y Kikumaru si se enteraban de que se estaba comportando de esa forma, la recopilación de datos de Inui quien de seguro no pararía de escribir en su libreta, la preocupación de Oishi al punto de rayar en el hostigamiento, en verdad que estaba agradecido que solo Fuji lo viera así, sabía que el tensai lo cuidaba y no dejaba que se saliera con la suya, aunque no le gustaba algunos de sus métodos, por lo que decidió que trataría de portarse mejor con el tensai.
-Creo que es hora de mis medicamentos –dijo Tezuka.
-Voy por ellos y te traeré de cenar –dijo Fuji levantándose –no te atrevas a tocar mis cactus, se como los deje.
Fuji salió de la habitación dejando solo a Tezuka que por un momento tuvo la tentación de ignorar la advertencia del tensai y agarrar uno de los cactus, pero recordó que había prometido que se portaría bien aunque la comezón lo estuviera matando; Fuji sirvió la cena para ambos pues no iba a dejar que Tezuka cenara solo así que comería con él en su habitación, y tomo las pastillas de Tezuka, después de cenar tendría que ponerle una vez más la loción que lo calmaba al menos por un momento.
-Aquí está la cena –dijo Fuji entrando –comeré contigo, no quiero dejarte solito.
-Gracias Suke –dijo Tezuka que no se había movido de su lugar.
-Vaya pensé que esconderías uno de mis cactus pero al parecer todos están en su sitio.
-No soy un niño –dijo Tezuka acomodándose los lentes.
-Calmadito, no te exaltes –dijo Fuji acomodando la bandeja en la cama –espero no te moleste pero le cambiare a la televisión por qué no dejare que me duermas de nuevo.
-Como quieras –dijo Tezuka tratando de sujetar los cubiertos.
Fuji busco algo que no lo durmiera y le dejo en una película de terror, tal vez no era la adecuada para comer, pues estaba llena de sangre, viseras y cosas asquerosas que a cualquiera que no fuera Fuji harían que se les revolviera el estomago.
-¿Puedes cambiarle?, me quitara el apetito –dijo Tezuka viendo con repulsión la pantalla.
-Olvidaba que eres algo delicado –dijo Fuji cambiándole –no hay problema.
-No soy delicado –dijo Tezuka que batallaba para tomar los cubiertos –solo es sentido común, a cualquiera le daría asco.
-¿Necesitas ayuda? –dijo Fuji mirando la batalla campal de Tezuka.
-Esto es imposible –dijo Tezuka soltando los cubiertos con frustración.
-Me imagine que tendrías problemas.
Fuji tomo los cubiertos de Tezuka y comenzó a cortar la carne, le dio de comer en la boca otra vez, trataba de que su sonrisa no fuera muy pronunciada, pues le hacía mucha gracia ver a Tezuka en esa situación, estaba seguro que eran contadas las personas que lo habían visto así, aunque fuera quejumbroso y desobediente no se arrepentía de estar cuidándolo, lo adoraba y si tenía que soportar esa faceta del capitán lo haría.