Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi hoguera de invierno por Xkanleox Ixquic

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es mi primer Shota, de hecho me inspiré un poco en uno que leí aquí u//u gomen sii llego a robarme una idea... pero ya saben que no hay nada mejor que el original n//nU

Aquí Byakuya tiene aproximadamente la edad que tenía hace cien años el actual adulto.

Bleach no me pertenece, bla, bla... ni lo uso para lucro, bla, bla...

 

diisfruten ^^

 

Notas del capitulo:

...pues no hay nada que decir. Sólo espero poder tener inspiración suficiente para terminar este fanfic u.u

 

Mi arrogancia

Me miré al espejo. Mis mejillas y mi nariz aún estaban algo rojas de llorar, y todos estaban esperando afuera para darme el pésame. Una de las sirvientas preguntó que si podía pasar, y yo no contesté. No quería salir, no quería que todos me vieran con lástima ni con respeto de ahora llevar sobre mis hombros la carga de mi ya antes fallecido abuelo. Y si declinara, todos pensarían que soy un cobarde, que no soy digno de ser el sucesor de la cabeza del clan Kuchiki.

No quiero, simplemente tengo ganas de llorar a solas en un rincón de mi habitación, no quiero ni siquiera ver cómo son sepultados. Me duele, me duele mucho. Nunca me puse a pensarlo, pero sin ellos estoy completamente solo, sin alguien de confianza para platicar o simplemente para reír. En toda mi arrogancia, creí que mis padres vivirían por mucho tiempo, y que me acompañarían hasta que pudiera volar solo… pero mis alas aún ni siquiera están bien formadas y ya están rotas. Ahora tan sólo tengo cien años de edad y por primera vez me siento incapaz e inútil, como un niño pequeño dentro del saco de su padre.

La sirvienta pasó, algo tímida. Me miraba con tristeza, y yo, con coraje, le lancé una mirada de repulsión.

-          Joven Byakuya-sama, todos lo esperan afuera.

-          Hagan el sepulcro sin mí, la ceremonia, todo. No quiero ir, no tengo ánimos. Comunícale a todos que lo siento mucho, pero estoy indispuesto. – la mujer puso una cara de preocupación alarmante.

-          Pero, joven Byakuya…

-          ¡He dicho que no quiero ir! Vete por favor, no quiero que nadie me moleste el día de hoy. – grité, sin mirarla.

-          Entiendo, discúlpeme, su excelencia. – y se fue.

Cuando cerró la puerta, me tiré en el futon y me hundí en mis lágrimas durante el resto de la noche. Me parecieron infinitas. Tenía ganas de morirme también, morir con ellos y acabar con toda mi angustia. Justo el día anterior, mi padre me había otorgado mi zampakutoh. La tomé y la miré, aún tumbado bocabajo.

-          Perdóname, padre. – murmuré, secándome las lágrimas. – No podré cumplir con tu posible última voluntad. Soy mucho menos fuerte de lo que creías y de lo que yo mismo creía. No estoy listo para soportar todo esto.

Amarré mi zampakutoh al obi de mi kimono y me asomé para ver si había alguien afuera. Ya todos se habían ido, así que salí, sin perder la cautela. Tuve que escabullirme por algunos lados para cruzar la mansión entera, que, por primera vez, me pareció enorme, hasta llegar a un pequeño jardín que estaba cerca de un estanque. Ahí tengo mi primer recuerdo con ellos.

Lentamente desenvainé el filo de mi espada, con mis manos temblorosas. Algunos copos de nieve comenzaban a caer sobre las deshojadas ramas de los árboles, y sobre el estanque. Miré mi reflejo por última vez y tomé el mango con ambas manos, poniendo el filo en mi garganta.

-          Perdónenme los dos. – cerré los ojos y moví ambos brazos para degollarme. Pero nada ocurrió. Abrí los ojos y me percaté de que unas manos me detenían. No pude ver a la persona, porque me llegó por la espalda.

-          Disculpe, joven Byakuya-sama, no puedo permitir que haga esto. Su padre era un muy cercano amigo mío, y sé que jamás me perdonaría si lo dejara morir. – mis manos temblaron e hice una mueca de frustración. Grité, grité con histeria y con rabia. Ahora ni siquiera puedo acabar con mi vida como me plazca. El hombre se movió rápidamente y me quitó la espada antes de que yo me diera cuenta.

-          ¡No me toques! ¿Qué te hace pensar que puedes simplemente sorprenderme por la espalda, plebeyo infeliz? – le grité, volviéndome hacia él, mirándolo con desprecio.

-          Lo siento mucho, Kuchiki-sama. – hizo una reverencia. Tenía el cabello blanco, largo, y parecía ser sólo un poco más joven que mi padre. – De repente nadie lo encontró en su habitación y, entre tantos, me ofrecí a ayudar a buscarlo. Sé que no es mi problema, pero creo que si decides vivir, tus padres estarían muy orgullosos de ti. El estar solo es decisión tuya, no del destino. – sus palabras me sorprendieron. Pero, más que nada, me sorprendió su sonrisa. Era como si fuera una hoguera en medio del crudo invierno. Los músculos de mi cara se tensaron, y comencé a llorar. No sé por qué, pero lo abracé.

-          Los extraño. Soy muy joven para todo esto, me he quedado completamente solo. – él acarició mi cabello con ternura. Creo que me sonrojé.

-          Está bien, no importa. Si me aceptas, ya no estarás solo. – apreté con mis puños su ropa y seguí llorando en sus brazos. – Soy Ukitake Jüshiro, capitán de la decimotercera división. Prometo, por la memoria de tus padres, que eran buenos amigos míos, que estaré para ti cuando me necesites. – murmuré un leve “gracias” y creo que me desmayé, porque lo único que recuerdo después de eso es que desperté en mi habitación.

Notas finales:

...es un poco corto, lo sé, pero apenas lo empecé ayer y soii muy indecisa para estructurar mis historias u.u

dejen reviews para cualquier opinión, buena o mala, la tomaré ^^

sean feliices'!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).