Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Empty Room por Kayita

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Sé que cuando te vayas, seguiré mirando por siglos tu habitación vacía

Notas del capitulo:

Ojalá les guste!

Este fic está dedicado a mi amadísima Mayu por todo el apoyo y amor brindado durante la difícil tarea de escribirlo

Despertaste por una pesadilla de nuevo. ¿Otra vez soñaste que me perdías?

 

 

 

Lo observé levantarse. La rutina de siempre. Ir al baño, lavarse la cara.

No olvides respirar hondo.

No lo hizo.

Unos minutos convenciéndote que fue solo un sueño y estás listo para tratar de conciliar el sueño por las siguientes dos horas.

Siempre haces lo mismo, y lo gracioso es que te sigues sorprendiendo.

 

¿Tanto temes perderme?

 

Algo salió de lo ordinario. Encendiste el televisor, seguramente las imágenes vacías y carentes de sentido en tu mente adormilada te ayudarán a alcanzar de nuevo el necesitado sueño.

Hace más de un mes que no duermes la noche entera.

Y eso pasó desde que me conociste.

 

 

~~

 

 

Kyo no me detuvo cuando te vi. Pero él muy en el fondo sabía que no podría retenerme, muy en el fondo sabía que yo no podría soportarlo.

Recuerda que es un humano, fue lo único que me dijo, y le agradecí por eso.

Kyo siempre había sido de pocas palabras y muchas caricias, solo tomó mi mano y la besó antes de dejarme partir.

Me dolió pensar que no fui el primero que le hizo eso.

 

Lo dejé.

 

Aún siento dolor cuando la luna brilla llena en el cielo. Aún siento que lo he traicionado. Aún siento en el alma el dolor de haberlo abandonado.

Pero Kyo jamás me odió.

Nunca pudo odiar.

 

Te seguí sigiloso, temía asustarte. Parecías perdido, frágil, como cualquier otro humano que se debate entre luz y sombras. Esperé a que tu confianza me llamara, pero tardó en suceder. Nunca he sentido el tiempo, pero esos dos días los sentí en cada segundo. Finalmente pude acercarme lo suficiente para que notaras mi presencia.

Tu sonrisa destrozó la poca inmunidad que tenía hacia ti.

Me invitaste a un trago y fingí tomarlo mientras te quejabas de la vida. Cada palabra la decías con el mayor hastío y a mis oídos llegaba ribeteando como mariposa y se convertía en la más dulce melodía.

 

Me había enamorado irremediablemente de ti.

 

Sonreíste cuando te dije mi nombre. En tu mundo extraño que compartiéramos la inicial te parecía divertido, casi mágico, cosa del destino.

 

Y bueno Mao, me has estado oyendo quejarme de mi vida sin decir una palabra, comenzaste y me miraste de una forma que aún hoy siento en mi piel los escalofríos, ¿tú de qué te quejas?

 

De no poder ser como tú.

 

Negué con la cabeza. No acostumbraba quejarme, ni siquiera cuando aún era humano.

Creí que me quejaría y odiaría todo cuando desperté y sabía que jamás volvería a cerrar los ojos. Pero Kyo hizo que todo el dolor y el rencor se fuera. Sus tristes ojos me hicieron olvidar la condena a la que me había sometido. Esos tristes ojos que me habían despedido hacía dos días.

 

Suspiré. Y lo notaste, con tus brillantes ojos posados en los míos opacos y sin vida.

 

Está bien si no quieres hablar de eso, dijiste casi en un susurro del cual no perdí una palabra y no pude evitar sonreír ante tu simpleza

Pero ese pequeño gesto te hizo brillar aún más.

 

No se tú Mao… pero yo siento que te he visto últimamente…

 

Rayos. ¿Me había puesto al descubierto?

Pero sólo cuando pude desprender mi mirada de la tuya noté que ese no era el primer trago que vaciabas desinteresadamente.

Qué iluso me sentí, tan engañado, tan humano.

 

Y yo siento que has tomado suficiente, respondí con voz tranquila y reíste de forma exagerada

Al menos ya no me estoy quejando, acotaste mientras pagaba la cuenta y te levantabas algo torpe, haciéndome un gesto con la cabeza para que te siguiera.

 

 

Sé que sentiste al despertar que habías hecho alguna estupidez. Que de nuevo te habías dejado llevar por la desesperanza. Cuando eso pasaba usualmente despertabas en un rincón del bar o -en los peores casos- en otra casa.

Pero despertar en tu cama te dio una extraña y nueva sensación de seguridad. Sonreíste y te sentiste protegido.

Te sentiste amado.

Recordaste con una extraña sensación y volteaste.

 

Por mi cobardía solo viste vacío.

 

Tu sonrisa se borró instantáneamente y me odié hasta el cansancio.

Observé tu parsimoniosa tarea de levantarte y hasta que saliste a trabajar. Pero no podía alejarme de ese lugar.

La casa abandonada junto a la tuya se había convertido en mi nuevo hogar. Desde donde te observaría hasta volver a juntar valor para acercarme. Desde donde atesoraría tu voz y tu risa a cada hora.

 

 

~~

 

 

Finalmente el amanecer golpeó el ventanal de tu habitación. Pero ya sabrías que vendría, no habías vuelto a pegar un ojo en lo que te quedaba de noche.

Seguí con la mirada tu caminata al baño, cada arrastre de tus pies me invitaba a soñar cómo se sentía poder dormir, qué se sentía no poder hacerlo.

Pero ahora ya no lo necesitaba.

Tardaste el tiempo de siempre, es increíble lo mecánicas que son tus acciones. Volviste a mirar hacia mi ventana, pero nada podías ver detrás de la oscura cortina.

Sé que puedes sentirme y odiaría pensar que es también mi mirada la que te roba el sueño.

Porque no quiero renunciar a verte.

 

Saliste sin apuro y te metiste en el auto, tardaste en encender el motor, lo cual me pareció irregular.

Una corta vibración interrumpió mi tren de pensamientos.

 

---Mao. Quiero verte.---

 

Sonreí, con esas mínimas sonrisas que Kyo tanto disfrutaba sonsacar. Dejé el celular en mi bolsillo nuevamente y suspiré.

Finalmente tu auto desapareció en la esquina.

 

 

Que largas y pesadas eran las horas del día sin Kyo. …l solía hablarme y hablarme de lo que había vivido cuando no teníamos nada más que leer, nada más que cambiar, nada más que pensar.

Recuerdo cómo hablaba de él y mi corazón se quiebra una vez más al recordar que yo también lo había dejado.

Tanta melancolía en su existencia.

…l aseguraba que yo me iría pronto, que no toleraría su eterno desconsuelo. El anterior tampoco lo había soportado.

Pero yo nunca había querido irme de su lado, ni siquiera ahora. En cierta forma no me dio opción.

Me alejó de él para no atarme, me dejó ir como a tantos otros.

Y solo pudo sonreírme. Con esa sonrisa triste que puede partir tu alma en dos.

Aún me duele haberlo dejado soltarme.

Ahora no puedo encontrarlo.

 

 

La noche llegó más rápido de lo que esperaba, debía salir pronto si quería estar preparado para recibirte. Bajé con calma y salí de la casa como una persona normal, cerrando mi chaqueta y caminando entre sombras hasta perderme de la vista.

Caminé por horas, sin poder sacar la sonrisa de Mizuki de mi cabeza, alternada con la triste despedida de Kyo, jugando a un sube y baja de emociones entre el dolor y la dicha.

Suspiré al encontrar el familiar olor que estaba buscando. Dolía hacer esto, pero siempre lograba pensarlo positivamente.

Nadie lo extrañaría, estaba solo, enfermo, tirado en una calle sin nadie a quien recurrir, sin nadie que lo viera.

Tan invisible como yo podía ser.

De pie finalmente frente a él, me sonrió desdentado.

 

Te estaba esperando, dijo con voz ronca y enferma, tosiendo de inmediato

 

No dijo nada más, me permitió acercarme, rodearlo con mi helado abrazo, desplomándose en él, sabiendo la verdad, viviendo esos últimos minutos de desesperación. Sintió mi aliento en su oído y dejó de temblar entre mi diamantino agarre.

 

Sus últimos días de soledad y desesperanza embargaron mi corazón antes de quitarle hasta la última gota.

Cuando lo dejé a un lado de la calle, lejos del tráfico, me pareció que una sonrisa adornaba sus agrietados labios.

 

Atravesé las calles tratando de alejar el dolor de ese hombre de mi propio cuerpo, mostrar la menor señal de desesperación frente a tus escudriñantes ojos. El camino se me hizo más pesado al tratar de sacar a ese hombre de mi cabeza, Kyo decía que lo más difícil de alimentarse era tratar de olvidar lo visto cuando la sangre del otro entraba en tu cuerpo.

Tenía razón.

Sacudí la cabeza bajo la luz de la esquina y pude ver como tu auto ya estaba estacionado en la acera.

Estabas en casa.

Una sonrisa escapó involuntariamente de mis labios.

Caminé con algo de entusiasmo hasta la puerta, tomando aire antes de tocarla.

Abriste de inmediato.

Tu sonrisa disipó las tinieblas en mi mente.

 

Viniste, te dijiste a ti mismo para cerciorarte y me dejaste pasar

 

Tus pasos eran torpes y atolondrados mientras buscabas algo para beber en la cocina, me empujaste hasta el sillón y me dejaste viendo tus imágenes sin sentido resonando por la sala. Fingí prestar atención -aunque era más molesta que otra cosa- una persona normal no ignoraría un televisor tan grande. Poder ver tanto éxito reflejado en cada pared de tu hogar me recordaba la gran ironía de la vida. Me recordaba tus tristes quejas al encontrarnos.

Con la bebida fría en mis manos, sin poder sentir realmente la diferencia entre ella y mi piel, te vi titubear antes de sentarte muy próximo a mí, casi rozándome con tu hombro. Pero tu semblante estaba nervioso. Dejé la bebida sin siquiera haberla probado y pasé lentamente mi mano por tu hombro, rozando con la yema de los dedos tu delicada piel, sintiendo tus escalofríos al rozar los cabellos de tu nuca. Te sonreíste mientras cerrabas los ojos y suspirabas, dejándote llevar por mi brazo hasta recostarte en mi pecho.

 

¿Dónde estuviste toda mi vida Mao?, preguntaste en un susurro que creíste no oiría

 

Cerré los ojos, dejando que el sonido de tu respiración cobrara más importancia a mis oídos que la televisión frente a nosotros.

 

Aún no has terminado de vivir, te respondí, sintiendo tu leve risa

 

 

El tiempo pasó rápido y silencioso, no noté por cuanto tiempo me quedé a tu lado, sólo me percaté que te habías dormido cuando vi tu rostro calmo sobre mi regazo y el lento susurro de tu respiración. Sonreí levemente, si seguías durmiendo así despertarías muy mal en la mañana. Me deshice del pesado ruido de la tecnología apagándola finalmente. Te tomé en brazos sin esfuerzo alguno, no pesabas más que un hombre corriente y a pesar de ser más alto que yo, mi fuerza inhumana no veía diferencias entre tú y un niño pequeño. Subí las escaleras, cuidando tu cabeza, manteniéndola sobre mi pecho.

Podría jurar que susurraste mi nombre cuando te dejé sobre tu cama y cubrí tu cuerpo con las mantas, no me atreví a sacarte más que los zapatos, me parecías demasiado puro como para develar el misterio de tu piel desnuda.

Sentí mis labios temblar inexplicablemente cuando me incliné para besar tu frente, antes de partir silenciosamente por tu ventana abierta, saltando directamente entre los árboles que separaban mi refugio de tu hogar.

Entré con calma y subí las escaleras hasta la habitación, apenas moví un poco la cortina, para poder volver a mirarte. Seguías allí dormido a pesar del cambio brusco de superficie, te moviste a un lado, de cara a la ventana y creí que me verías, pero tus ojos permanecieron cerrados y en tu boca la más dulce sonrisa.

La noche se me antojó eterna, poniéndome a revisar qué te había apegado tanto a mí.

 

 

~~

 

 

Al día siguiente volví al bar del que te había rescatado, la estela de tu perfume era demasiado fuerte aún como para creer que no estarías ahí. Te encontré llorando en un rincón, alejado como nunca de la barra, sentado en una mesa privada con el vaso aún medio lleno. Mi estómago  se contrajo al ver tus lágrimas, tu rostro desesperado, mi corazón dolía tanto como había destrozado el tuyo al no permanecer a tu lado, al haberte ilusionado, al abandonarte, como tantos otros. ¿Por qué no podía dejar de hacerle daño a los que amaba?

 

Mizuki, susurré y cubriste tu rostro con extrema velocidad, fingí no haber visto tus lágrimas

No creí que vendrías, comentaste con la voz levemente ronca y vaciaste tu vaso para suavizarla

 

Preferí no pensar que me estabas esperando, solo aumentaría más la culpa por haberte causado tanta desilusión. Sabía que tendría que explicar lo ocurrido la noche anterior, pero cuando me senté frente a ti tomaste mis manos y tu calor disipó mis palabras y me hizo permanecer callado, admirando tu suave piel.

 

Creí que no volvería a verte… seguiste de forma desdichada, tus ojos rogaban volver a llorar, pero los contuviste cerrándolos por largo rato

 

Sentí que estaba mal, era inaceptable dejar que te enamoraras de mí de tal forma. Me sentí iluso al creer que estarías lo suficientemente ebrio como para no sentir algo tan fuerte, como para no recordar a quién habías llevado a tu casa. Te desmayaste sobre mí sin siquiera haber tocado mis labios, ¿qué hubiese pasado si lo llevabas más lejos?

 

Soy un estúpido, te quejaste soltándome de golpe y llevándote la mano a las sienes, masajeándolas y ocultando tus ojos de mi vista

 

Cerré y volví a abrir mi mano, esperando que volvieras a tomarla, pero levanté la vista al notar que no lo hacías. No estabas mirándome, mirabas a la mesa en el más cruel de los silencios.

 

¿Cómo pude ser tan estúpido?... creyendo… creyendo que te quedarías… creyendo que podrías amarme…

 

Me pareció que hablabas de más y que era la primera vez que alguno de tus compañeros de una noche escuchaba este diálogo. Bajé la mirada a tus manos que se entrelazaban nerviosas, jugando con una servilleta, rompiéndola en pedazos. Estiré dubitativo las mías propias y tomé las tuyas, cálidas, con mi frío e inexpresivo agarre. No pude verte a los ojos, tus lágrimas destrozaban poco a poco mi maltrecho corazón y no sentí justo que mi involuntariamente fría mirada te hiciera sufrir más.

 

Yo… comencé, sintiéndome inexperto, sintiéndome nuevamente humano …yo quiero quedarme…

 

Sé que Kyo me hubiese entendido, pero en ese momento parecían mis palabras tal desacato a todo lo que sentimos, a todo lo que somos. Se me antojó reír de lo ilusa que era nuestra raza, creyendo que podría escapar de los sentimientos humanos que le fueron otorgados desde su primer día en la tierra. Pero me contuve, sintiendo en cambio un inmenso dolor. Estaba condenando a un alma mortal a atarse a mí, jamás quise hacer algo así, pero jamás había sentido algo parecido.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).