Groupies
El fanatismo es una sobrecompensación de la duda.
Carl Gustav Jung (1875-1961) Psicólogo y psiquiatra suizo.
La primera vez que sus ojos azules se posaron en la revista juvenil de moda, y observó en portada el rostro de un chico de piel clara y facciones perfectas, cuyo nombre –Sasuke- saltaba a la vista por las letras en color rojo, pensó que no podía existir de verdad una persona así. Compró la revista para poder leer el artículo completo, encontrándose que “esa” persona era el líder de una famosísima banda llamada Sharingan, el bajista prodigio. Bajo algunas canciones de la banda para escuchar en una aburrida tarde en la que le sobraba tiempo, y de inmediato quedo embobado con el rock que llegaba hasta sus oídos con pasión y armonía.
Poco después fue a su primer concierto, gastando sin pensarlo demasiado el dinero de sus libros de texto, y gritando como loco con la esperanza de que su voz llegara a los oídos de sus ídolos, tal como la suya llegaba a los de él. Gracias a su fanatismo conoció a dos personas muy importantes para él; su mejor amiga Hinata, y Sai, su novio. Quizás acepto salir con él por que guardaba gran parecido al líder de Sharingan, y eso lo emocionaba demasiado para negarse la oportunidad.
Pasados un año entero de completa obsesión por el grupo, pensaron en una idea alocada e irresponsable; seguirlos en su gira por Asia. Los tres chicos sabían que la sola idea era extremista, pero su amor a las canciones, al estilo, y en especial a los integrantes de Sharingan, les impidió pensar racionalmente, y así decidieron gastar sus pocos ahorros en un viaje imprudente.
-Naruto-kun, ¿Estas listo?-Inquirió un moreno muchacho de sonrisa hipócrita, Sai, a otro bajito y de cabello muy rubio, entrando a la habitación del ojiazul.
-Espera… necesito sacar este dinero y ya está-Explicó, rompiendo con dolor su ranita alcancía, que se quebró tristemente en la amplitud de la mesita de estudio.
-¿Kushina-san y Minato-san se creyeron lo del viaje de estudios?-Pregunto distraídamente su novio, ayudándole a contar los yenes que estaban esparcidos en la superficie.
-No del todo, pero Tsunade-baachan los tranquilizó-repuso, guardándose el dinero en un monedero también de rana.
-Hinata le saco casi 100 mil yenes a Neji-kun-Comentó Sai despectivamente-Todo con la condición de que le informemos donde esta en cada momento-Y yo ya hablé con mi contacto de Rusia y ha dicho que nos colará a los camerinos apenas lleguemos allá-
-Que emoción… conoceré a Sasuke y a toda Sharingan, ¡quizás hasta nos dejen tocar sus instrumentos!-Exclamó lleno de ilusión, mirando absorto la manta gigantesca en la que Sasuke aparecía mojándose bajo la lluvia.
-Me pondré celoso,-gruño Sai, aunque ambos sabían que poco les importaba que el otro suspirara por alguien, si ese alguien era de la banda a la que casi rendían culto. De hecho, Sai adoraba también a uno de los integrantes, Gaara, y en más de una ocasión Naruto lo había encontrado “tocándose” con una foto de él delante.
-¿Ya están listos, chicos?-La vocecita dulce de Hinata al entrar a la alcoba del rubio, los regreso de sus fantasías de diferente nivel, para observar a la preciosa chica. De cabello peliazul y unos ojos perlados, era con mucho la chica mas guapa que hubieran conocido, aunque tenia el defecto de ser tímida hasta decir basta.
-Si… ¿Neji-san nos llevará al aeropuerto?-Inquirió Naruto, cogiendo su mochila comprada especialmente para ese viaje; con un montón de botones del grupo.
-Si-Asintió la morena.
Se vieron los tres, sonriéndose con complicidad y confianza; ese viaje significaba todo para ellos, y es por eso que se arriesgaban no solo a un regaño excesivo de sus respectivos padres, sino también a los riesgos de viajar a países desconocidos. Pero conocer a la banda dueña de su juventud, al grupo que admiraban y adoraban, a los compositores de las canciones mas maravillosas que habían escuchado, eran motivos suficientes para vivir el peligro.
Si solo hubieran sabido que las intenciones de los poderosos son siempre las mas ruines, quizás se lo hubieran pensado dos veces antes de decir: “haría cualquier cosa por ellos”…