Ya iban a cumplir un año desde que habían empezado a salir, un año de una buena y grandiosa relación, por lo que el capitán del Seigaku sentía que debía darle una gran celebración al tensai y hacer que no olvidara ese día, por lo que estaba planeando a donde lo llevaría a cenar y que le regalaría; le parecía difícil de creer que él se estuviera tomando tantas molestias, por algo que antes se le hacía tonto y cursi, pero ahora había que mirarlo planeando con entusiasmo su cita, claro que el entusiasmo no se le notaba para todos seguía estando tan serio como siempre.
Aquel fin de semana no había podido pasar mucho tiempo con Fuji, ya que tenía una visita que no era del agrado de Tezuka pues el sub-capitán del Rokkaku se hallaba metido en la casa del tensai, así que todavía no le había podido decir sobre la cena que tenía planeada.
-¿Dónde está el anciano? –pregunto Tezuka recostado en la cama de Fuji.
-¿Quién? –dijo Fuji sin comprender.
-Tu amigo ese del Rokkaku –contesto Tezuka con algo de molestia –es raro no verle rondándote.
-Mitsu te ves tan adorable cuando estas celoso –dijo Fuji abrazando a Tezuka –pero no le digas así, Saeki solo es mi amigo.
Tezuka resoplo molesto pues para él era obviamente obvio (N/A: esto es apropósito, ya sé que es reiterativo pero mis amigos suelen decir esto) que Saeki pretendía tener algo más que amistad con Syusuke, y no era que él estuviera paranoico pero era más que evidente el interés del otro chico en su tensai.
-Bueno… tal vez debería llamar a Atobe y salir a algún lado –dijo Tezuka jugando.
-No te atrevas –dijo Fuji a quien la sonrisa se le borro del rostro.
-Atobe solo es mi amigo –dijo Tezuka poniéndose encima de Fuji.
-Quítate –dijo Fuji algo molesto por estar aprisionado.
Fuji empezó a forcejear por que Tezuka se quitara de encima mientras que Tezuka repetía otra vez que Atobe era solo su amigo, el capitán estaba satisfecho por los celos que mostraba el tensai, comenzaron a forcejear y rodar en la cama, hasta quedar en la orilla y por un último forcejeo de Fuji, el chico de lentes se cayó llevándose consigo al castaño que cayó encima de él.
-¿Qué ves? –pregunto Fuji mirando a Tezuka.
-Unos hermosos zafiros –dijo Tezuka acercándose al rostro del tensai.
Fuji rio brevemente antes de que Tezuka lo besara, aquellos celos si bien no estaban infundados ya que ambos tenían pretendientes, sabían que podían confiar el uno en el otro y que jamás se traicionarían; entonces Tezuka recordó que tenía que decirle a Fuji de la cena que tenía planeada.
-Suke quería decirte que mañana…
-¿Qué hacen en el suelo?
Los chicos voltearon a ver quien les había hablado, para disgusto de Tezuka en la puerta se encontraba Yuuta acompañado por Saeki y era este último quien les había interrumpido, no pudo evitarlo y el chico de lentes lo miro con resentimiento mientras que el tensai se levantaba y lo ayudaba a él a incorporarse.
-¿No sabes tocar la puerta? –le dijo Tezuka a Saeki.
-Consigan una habitación –dijo Yuuta.
-Tenemos una Yuuta, estamos en ella –dijo Fuji sonriéndole a su hermano.
-Saeki quería ver tu colección de cactus.
-Qué bueno que te interesan –dijo Fuji a Saeki.
-Si son muy lindos –dijo Saeki acercándose a Fuji –ojala me puedas hablar más de sus cuidados, me gustaría tener alguno.
-Por supuesto encantado te daré unos consejos.
-También podría ayudarte, se algo de jardinería –dijo Tezuka abrazando la cintura de Fuji.
El tensai dejo escapar una pequeña risita por la reacción de Tezuka, le parecía adorable que el capitán sintiera celos de su amigo, aunque no se lo diría porque no quería que empezara a bromear con lo de Atobe, debía admitirlo el también era muy celoso.
-¿Podrías prestarme algunos juegos? –pregunto Yuuta a su hermano –Saeki y yo jugaremos un rato.
-Toma los que quieras –contesto Fuji.
Yuuta se acerco al librero donde además de libros el tensai tenía una multitud de videojuegos, escogió varios mientras que Saeki según seguía interesado en los cactus, su hermano tenía una grandiosa colección de juegos incluyendo algunos en los que se mataba a diestra y siniestra y la sangre estaba a la orden del día.
-Bueno me voy tengo que ayudarle a mi abuelo con unos bonsáis –dijo Tezuka tomando sus cosas –nos vemos después.
-Te acompaño a la puerta –dijo Fuji saliendo detrás de Tezuka.
-Fuji mañana iremos al cine no lo olvides –dijo Saeki.
Tezuka estuvo tentado a regresarse pero se contuvo y se dirigió acompañado de Fuji a la puerta, pero no iba a dejar que ese pelos de panda le arruinara su cita con Fuji, aunque aun le tenía que decir al castaño de la cita por que todavía no estaba enterado.
-Suke a propósito de mañana pensé que tú y yo podríamos ir a cenar –dijo Tezuka.
-Pero quede de ir al cine con Yuuta y Saeki –dijo Fuji apenado.
-Puedes ir al cine cualquier otro día, ¿no?, además tu hermano y Saeki irían juntos, ¿acaso olvidaste lo de mañana? –dijo Tezuka algo avergonzado por que sonaba como una chica.
-Por supuesto que no, solo estaba jugando –dijo Fuji tranquilizando a Tezuka –me encantaría salir contigo, además ellos solos me apuntaron en eso yo no dije nada.
-Bien, entonces tenemos una cita.
Tezuka se dirigió a su casa para ayudar a su abuelo y después alistarse para su cena con Syusuke, el tensai iría por él pues le pediría el auto a su hermana. A su llegada su abuelo lo bombardeo con preguntas acerca de Fuji, pues se llevaba muy bien con este y logro sacarle que irían a cenar, para su sorpresa su abuelo dejo lo que estaba haciendo y llevo a su nieto a comprar algo de ropa para su cita, pues según Kunimitsu debía verse elegante y presentable, no era que Tezuka se vistiera mal pero Kunikazu quería hacer algo por su nieto ya que Fuji le caía muy bien y quería que viera a su nieto muy atractivo, mostrándole que un Tezuka podía ser muy buen mozo, le compro a su nieto un traje nuevo, una camisa de color morado claro y una corbata en un tono más fuerte.
-Te ves muy guapo con ese traje –dijo Kunikazu cuando su nieto estuvo listo –como todo un Tezuka.
-Gracias abuelo –dijo Tezuka arreglándose el saco.
-Cuida ese traje debe durarte hasta la universidad –dijo Kunikazu con aparente seriedad.
El timbre sonó y fue a atender el mayor de los Tezuka, el castaño ingreso a la casa junto con Kunikazu, también se veía muy atractivo en ese traje negro con la camisa azul que hacia resaltar sus ojos, Fuji se acerco y lo beso a manera de saludo, entonces de improviso el abuelo de Tezuka quien sabe de dónde saco una cámara y empezó a tomarles fotografías.
-Abuelo, ¿qué haces? –pregunto Tezuka medio cegado por el flash.
-Yumiko-san me pidió que les sacara fotos –dijo Kunikazu sin parar de sacar fotos –quiere tener recuerdos de este momento, ahora por favor posen… una sonrisa Kuni-chan.
Aquello era muy difícil de lograr y solo Fuji lo conseguía, pero en ese momento era prácticamente imposible, ya que tanto hostigamiento no le agradaba al capitán, pero aun así Fuji se colgó del brazo de Tezuka y sonrió a la cámara, Tezuka casi tuvo que arrastrarlo para salir de la casa pues a Fuji le gustaba que les sacaran fotos, una vez que estuvieron afuera de la casa y ya no había flashes a su alrededor Fuji le dio las llaves del auto a Tezuka.
-Conduce tu, yo no tengo idea de a dónde vamos y quiero que sea sorpresa.
Fuji tuvo que hacer uso de su autocontrol para no empezar un juego con Tezuka ya que iba conduciendo y eso sería peligroso, pero aun así se entretuvo en el trayecto observando el perfil de Tezuka y tarareando una canción que venían escuchando; llegaron entonces a una elegante entrada y Tezuka detuvo el auto, el tensai sonrió al ver el establecimiento pues se trataba de un elegante restaurante italiano y beso a Tezuka tomándolo desprevenido, una vez que el capitán pudo quitarse de encima al castaño bajaron del auto, el chico de lentes trato de que su sonrojo no fuera tan evidente, cerró los ojos y negó con la cabeza, a pesar de que ya llevaban un año juntos el carácter de Fuji no dejaba de tomarlo por sorpresa pero eso era parte de lo que le fascinaba del tensai, que fuera impredecible tanto dentro como fuera de las canchas; le entrego las llaves al valet y entraron al establecimiento.
-Tenemos reservaciones a nombre de Tezuka –dijo el capitán.
-En un momento los llevaran a su mesa, si gustan pueden pedir alguna bebida en el bar.
Los castaños se fueron al bar en lo que esperaban que su mesa estuviera lista, Fuji saco su celular y empezó a escribir un mensaje de texto, mientras se sentaban en la barra.
-¿Qué haces?
-Le digo a Yuuta donde me trajiste –respondió simplemente Fuji.
-¿Quieres que pidamos vino? –pregunto Tezuka.
-Mitsu somos menores –dijo Fuji que no podía creer las palabras dichas por Tezuka.
-Pero aparento ser mayor.
-¿Te sientes bien?, ¿acaso me estas induciendo a tomar?
-Es una ocasión especial –contesto Tezuka.
-Me estas empezando a asustar –dijo Fuji con preocupación tocando la frente de Tezuka.
-No solo tú puedes bromear –dijo Tezuka que esbozo una ligera sonrisa –sabes que no te dejaría tomar.
-Ya me estaba asustando –dijo Fuji respirando aliviado –además sabes bien que el alcohol y yo no combinamos, me mareo con un chocolate envinado.
-Lo sé, solo quería ver como reaccionabas, ¿entonces qué quieres tomar?
-Un té helado, como ese–dijo Fuji señalando a un señor.
-No señales a la gente –reprendió Tezuka.
El celular de Fuji comenzó a sonar y el castaño se retiro un momento a contestar la llamada, el barman entonces se acerco al chico de lentes a preguntar que tomaría, Tezuka pidió el té helado que quería Fuji y para el pidió una limonada un momento después regreso Fuji que guardaba su celular en el bolsillo.
-Lo siento Yumiko me llamo, al parecer la familia esta algo emocionada por esto.
-Descuida, ya viste a mi abuelo.
-Su mesa esta lista, llevare sus bebidas a la mesa –dijo un camarero que se les acerco.
Tezuka y Fuji siguieron al camarero que los condujo a su mesa, sin siquiera pensarlo el capitán retiro una silla para que Fuji se sentara, el tensai rio suavemente por la acción de Tezuka, que se desabrocho el saco al sentarse.
-Volveré en un momento con sus bebidas –dijo el camarero entregándole los menús a los muchachos.
El camarero se retiro dejando a Tezuka y Fuji solos revisando el menú, el tensai se dio cuenta de los elevados costos de los platillos y no sabía bien si el capitán se había cerciorado de los costos.
-Este es un buen menú –dijo Tezuka.
-Si… ¿traes suficiente dinero? –pregunto Fuji sin apartar su vista de la carta.
-Oh si, para mí –dijo Tezuka siguiéndole el juego a Fuji –lo siento, ¿querías comer también?... despreocúpate pide lo que gustes.
-Te ves realmente atractivo esta noche –dijo Fuji tomando la mano de Tezuka.
-Tú también.
-Aquí están sus bebidas –dijo el camarero dejando las bebidas en la mesa –¿puedo tomar su orden?
-Yo quiero lasaña –dijo Fuji.
-Unos ravioles por favor –dijo Tezuka entregándole los menús al camarero.
Tezuka y Fuji se mantuvieron hablando de temas triviales mientras esperaban a que llegara su cena, normalmente Tezuka no dejaba que Fuji tuviera expresiones cariñosas con el estando en público pero esa noche dejo que Syusuke lo mantuviera tomado de la mano, el castaño empezó a sentirse algo acalorado y se quito el saco poniéndolo en el respaldo, quedándose con el chaleco.
-Esta cosa esta muy rica –dijo Fuji tomando su té.
Kunimitsu noto que Fuji se encontraba algo sonrojado lo cual le extraño además se movía mucho en su silla y reía tontamente, entonces sintió que una de las manos del tensai se deslizaba hacia su entrepierna por debajo de la mesa, inmediatamente Tezuka detuvo al castaño, vieron que el camarero que los atendía se acercaba con su cena.
-¡Aquí la lasaña aquí, aquí!... soy Garfield –dijo Fuji levantando las manos.
-Syusuke, compórtate por favor –dijo Tezuka algo avergonzado.
-Perdón –dijo Fuji sonriente.
-¿Estas… estas bien? –pregunto Tezuka mientras les servían.
-¡Nunca he estado mejor! –aseguro Fuji.
-Creo que estas borracho –se aventuro a decir Tezuka.
-¿Sabes qué?... yo también lo creo –dijo Fuji riendo –¿pero cómo puedo estar borracho?
-Bueno, hay cinco tipos de alcohol en el Long Island Ice Tea* que se ha bebido señor.
-¿Long Island Ice Tea? –pregunto Tezuka sorprendido.
-Sí señor, fue lo que pidió en el bar –dijo el camarero.
-¡Y estoy listo para otro! –dijo Fuji levantando su vaso vacio.
-¡No, fue suficiente!, gracias –dijo Tezuka con rapidez.