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Coctel de auras por Yageni

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Notas del fanfic:

Dedicado a Dita por el dia del amigo XD me alegra que te gustara y perdona por los errores de ortografia que puedas encontrar, pero lo revise y me parecio que todo estaba normal... ¿sera que no anda el microsoft word del ciber??

Últimamente había mucho trabajo en Karakura, pensó Ishida mientras salía a hurtadillas de su casa con su traje blanco de quincy contrastando con esa noche negro azulada, hermosa como no recordaba haber visto en mucho tiempo.

Quizás era el hecho de estar así, lo que lo ponía mas tarado de lo que hubiera querido admitir... ¿quién sabe?

Cuando llego donde Renji, el teniente ya había dado cuenta de varios hollows pero estos seguían llegando.

—Parece que habían estado esperando a que Aizen estirase la pata para hacer lo que les viniese en gana— comentó Abarai al sentir los pasos el otro a sus espaldas.

Varias flechas pasaron de largo junto a él haciendo blanco en los seres que intentaban acercarse inútilmente. El pelirrojo sintió un escalofrío. Realmente odiaba cuando Uryuu hacia eso pero con reclamarle no iba a lograr nada, lo sabía porque lo había intentado ya varias veces.

De pronto se levanto una pequeña brisa y ambos pudieron sentir con claridad el reiatsu de Ichigo y Rukia haciéndose presente junto a ellos con un paso de shumpo. Bueno, era el reiatsu de ellos o algo muy parecido.

— ¿Cómo va?— habló Ichigo, no supo si saludando o preguntando por la situación, quizás ambas.

—Hola ¿quedan muchos?— quiso saber la chica de ojos azules, imitando al pelinaranja y desenvainando su zanpakutou

—Naaa— comentó el dueño de Zabimaru— Ya casi terminamos

— No sé para que vinieron— acotó Ishida, acomodándose los anteojos — Se hubieran quedado en casa, haciendo lo que fuese que estaban haciendo.

— ¿Qué diablos dices Ishida?— preguntó el shinigami sustituto, apuntando el filo de su arma en su dirección
—Ustedes dos no tienen derecho a decirnos nada— respondió enseguida Rukia, moviendo uno de sus dedos para negar— Solo porque sean un poco más rápidos para salir de la cama no significa que puedan echarnos en cara algo que ustedes también hacen— terminó de decir para luego cruzarse de brazos.

Silencio sepulcral. Los tres la miraron perplejos.

— ¿De qué diablos estás hablando Rukia?— preguntó su amigo de la infancia.

— De que Ishida y tú andan juntos — señaló acusadora la mujer shinigami poniéndole énfasis al apuntarles a ambos con el dedo índice.

— ¡¿Estás loca?!— gritaron el quincy y el pelirrojo al mismo tiempo, mientras que Ichigo miraba toda la escena sin entender nada.

— ¿Necesitas anteojos Kuchiki san?— preguntó Uryuu, ofreciéndole el par que llevaba de repuesto en su cinturón quincy multiuso.

—Rukia— dijo de pronto Abarai, con mucha seriedad, poniéndole una mano en el hombro — Vamos a tener que volver al Sereitei para que te revisen —agrego, negando tristemente — Kuchiki taichou se va preocupar mucho si se entera de que la estupidez de Ichigo es contagiosa.

Renji recibió un puñetazo por parte del mentado pelinaranja y mientras discutían, la chica saco su, ya famoso, cuaderno de dibujos y puso manos a la obra.

Cuando la vio ponerse a dibujar Kurosaki no pudo evitar revolear los ojos en un gesto de cansancio, el pelirrojo se cruzo de brazos e Ishida aprovecho para quitarse los lentes y limpiarlos un poco.

—Muy bien— exclamó la noble al ver su trabajo terminado — presten atención porque solo lo explicare una vez—aclaro, mostrándoles el dibujo.


Como siempre la hoja estaba dividida en dos, una pareja de conejitos en cada mitad.


—Cada shinigami tiene un color de reiatsu— señaló con el marcador al primer par de garabatos, uno pintado de naranja y el otro de violeta— Pero cuando esos shinigami se "quieren" en este mundo sus energías se mezclan—Y señaló la pareja de conejitos tomados de la mano manchados uno con los colores del otro.

—Eso fue lo que nos explicó Urahara-san el otro día— Asintió Ichigo golpeando su puño en la palma de su mano— ¿Pero qué tiene que ver con estos dos?

—Míralos bien, tonto-—Le reclamó la chica Kuchiki agarrando al pelinaranja por los cabellos y bajándolo hasta su altura, obligándolo a verlos fijamente

—Anda, tienes razón—Dijo el adolescente deshaciéndose del agarre.


Ishida se colocó las gafas, miró de cerca a Renji, se miró a las manos, miró a la parejita, se miró las manos otra vez y palideció.


—No me importa lo que ustedes dos, sexopatas, digan— Acotó Renji —No hay nada entre el cuatro ojos pervertido y yo. —Y guardó a Zabimaru, dando por terminada la conversación.

—Deja de llamarme pervertido, idiota— Le reclamó el arquero sin dejar de mirarse las manos y comparar sus manchas con las de los otros. —Y a ustedes esto les pasó por... —Ishida no parecía poder terminar la frase.

— ¿Por tener sexo?—Completó Renji.

—Ah, que tierno—Comentó Rukia— Termina las oraciones del otro.

—Kuchiki san, nosotros no somos nada—Contestó el Quincy— Últimamente cazamos muchos hollows juntos pero… —Acotó pensativo.

—Ahora se le dice "cazar hollows"—Susurró Ichigo codeando a su novia.

—Cállate, intento de shinigami—Le reclamó el teniente, dispuesto a liberar otra vez su espada.


Sorpresivamente Ishida estiró su mano y desplegó su arco. Más y más hollows se acercaban y las nuevas flechas pasaron rozando al pelirrojo, en busca de los enemigos. Los cuatro dejaron la disputa de lado y se prepararon para luchar otra vez.

En poco tiempo los hollows habían sido eliminados y los chicos se sentaron cansados en el techo de una casa.


—Oye, Ishida ¿A dónde vas?—Preguntó Renji acomodándose la banda que llevaba en la cabeza, al ver al Quincy poniéndose de pie.

—Ya no hay más hollows, ya no tengo nada que hacer—Se explicó, y se habría largado sino fuese porque Rukia le habló

— ¿No crees que sería buena idea hablar con Urahara-san?— Preguntó la chica con seriedad —Digo, si ustedes realmente no están juntos...

—Gracias Kuchiki-san, pero primero quisiera averiguar por mi cuenta—Contestó el chico de cabello oscuro para desaparecer sin decir nada más.

—Cielos Renji, tienes muy mal gusto para elegir a tus novios—Dijo de pronto el chico de ojos marrones, logrando que el susodicho se encabronara y comenzara a perseguirlo por el techo.

—Ichigo— Habló la muchacha poniéndose de pie y tomándolo por el cuello del gi —Vayamos a casa

—Bien— Contestó el shinigami sustituto un poco extrañado por la actitud de su compañera —Nos vemos luego, Renji— le dijo al fukutaichou a modo de despedida.


Este se quedó en silencio y se limitó a despedirlos con la mano. Se sentó en el techo de la casa mientras los otros dos se alejaban.

Se quedó allí un largo rato, hasta que vio aparecer a Venus en el oriente y se dio cuenta de que faltaba nada para que amaneciera.

Últimamente le pasaba más seguido. Se ponía a pensar en él y perdía noción del tiempo. En esa ocasión, bien podía echarle la culpa a Rukia. Era lo que ella había dicho, lo que lo había abstraído.


Se levantó con pereza y saltó al piso para caminar rumbo a la casa de Urahara

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