Capítulo 1: Travesura = Castigo.
Sirius y James se encontraban deambulando por los pasillos de Hogwarts como era común en ellos, no por nada se hacían llamar lo merodeadores. Ninguno de los dos podía evitar tener una sonrisa traviesa en sus rostros la cual indicaba que estaban a punto de hacer algo que para ellos sería gracioso pero que para otros no tanto. El mapa de merodeador estaba abierto en las manos de Sirius y justo en donde ellos se encontraban había una inscripción que rezaba: Slytherin. Intentando contener la risa pronunciaron el hechizo que les abrió la puerta de la sala de las serpientes.
Del otro lado de la abertura, había un pequeño pasillo que acababa en un gran salón con sillones, mesas bajas y alguna que otra silla rodeando una mesa alta. Los armarios erguidos en la altitud denotaban su vejez. No tenían brillo y parecían tener algo de polvo encima. Todo el tapizado, tanto el de las paredes como el del piso y el techo, era de un verde oscuro, el color característico de la casa Slytherin. No había muchos cuadros decorando la pared, y la mayoría de ellos eran de Salazar Slytherin o de una serpiente que hablaba pársel mientras se movía de un lado para el otro.
Eran aproximadamente las dos de la madrugada y todos los estudiantes que a aquella sala pertenecían dormían pacíficos, sin saber que dos pequeños diablillos estaban a punto de causarles el susto más grande de sus vidas. Caminaban en puntas de pies tan lento como podían para no hacer ningún ruido. La atmósfera de la habitación era algo espeluznante, y más al estar a oscuras. Un escalofrío de emoción recorrió la espina dorsal de aquellos dos alumnos que no debían encontrarse fuera de sus camas y mucho menos de su sala.
-jajaj.- Reía para sus adentros Sirius.- Quejicus me las va a pagar.- Decían entrecerrando sus ojos en signo de malicia.
-Nos vamos a ganar un buen castigo por esto Canuto. ¿Estás preparado?
-Siempre estoy preparado. ¿Tú Cornamenta?
-Ni hablar. Sólo una pregunta… ¿Por qué quieres fastidiar a Snape? No es que me moleste, al contrario. Pero me intriga. ¿Qué es lo que nos hizo esta vez?
-Esta vez lo molestaremos por ser lindo.
-¿Qué?- Preguntó desorientado James.
-¿Qué?- Le copió Sirius al oír sus propias palabras.- Quise decir por ser feo. Es que Severus es tan feo que me harta.
-Claro, Canuto, lo que digas.
-No, en serio Cornamenta. Lo hago porque es feo. Nunca podría gustarme ese idiota.- Le dijo graciosamente en tono de súplica al ver que había metido la pata hasta la rodilla.
-Sí, sí Canuto. Te creo. Ya. Vayamos al grano.
-Sí al grano. ¿Cuál era el hechizo?
-Agh… No puedo creerlo. ¿Ya te lo olvidaste?
-Perdón. Jeje. Estoy algo perdido.
- Ya lo creo… Seguramente dirás que es culpa de Severus.
-Bueno… eh… no, claro que no.- Agregó al entender a que quería llegar su amigo.- ¿Cuál era entonces?- Preguntó intentando salir del tema lo más rápido posible.
-Claro, es “Aqua Eructo”
-Ah. Cierto. ¿Dónde lo habíamos visto?
-En una revista de travesuras… Sólo espero que funcione… ¿Preparado?
-Sí.- Dijo levantando su varita la cual en esos momentos desprendía una haz de luz blanca de la punta.
-Aqua eructo.- Dijeron ambos merodeadores al unísono y una enorme catarata calló sobre la sala de los de Slytherin.
-Corramos.- Le Gritó Sirius a James con una clara sonrisa por su triunfo. Este le siguió lo más rápido que pudo pero cuando estaba a punto de salir por la puerta detrás de Sirius esta se cerró dejándolo encerrado.
-Ups.- Exclamó James con cara de inocente al verse en problemas.
-Miren a quien tenemos aquí. Otra vez tú, Potter.
-Mierda, Riddle.
-Tus palabras no son las más adecuadas para esta situación.- Le contesta con mirada penetrante.
-Vete al diablo. Déjame salir o estaré en problemas.
-Esa es la idea. Y en cuanto vaya con McGonagall tu amiguito también lo estará.
-“¿Por qué tiene que verse tan lindo cuando es malo?”
-¿Algo que decir, Potter?
-Sí. Ya estoy acostumbrado a los castigos.
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-Una semana sin Quidditch
-¿Qué?- Reclamaron al unísono Sirius y James.
-Profesora. No nos puede hacer esto. Si nos suspende Gryffindor perderá la oportunidad de ganar la copa. Por favor.
-Es una injusticia.- Demandaba Sirius al borde de las lágrimas.
-Esto no se trata de nosotros profesora. Se trata de Gryffindor.
-Usted más que nadie quiere romperle el trasero a Slytherin.
-Black controle su vocabulario o aumentaré los días del castigo.
-¡No!- Gritaron los dos
-Lo siento. Estarán suspendidos y no podrán jugar los próximos dos partidos. Espero que le avisen a su capitán.
-Pero…
-Sin peros Black. El castigo ya fue impuesto. Y agradezcan que sólo le bajemos 50 puntos a la casa. Hace años que Slytherin gana la copa de la casa. Ya estoy harta. Y ustedes no ayudan demasiado que digamos.
-No puedo creerlo. Una semana y dos partidos sin Quidditch.- Dijo Sirius cabizbajo cuando salió del despacho de McGonagall.
-Creí que estabas preparado para cualquier castigo canuto.
-Nunca estás preparado para los castigos cornamenta. Y menos si se trata de Quidditch.
-jaja.- Sonríe sin muchas ganas.- Mi preciado Quidditch. La única razón por la cual renunciaría a ello es Tom…
-¿Qué Tom?- Pregunta confuso Sirius.
-Tomoron
-¿Eh?
-Nada, una broma.
-Hablo en serio, ¿Qué Tom?- Pregunta intrigado su amigo.
-Ninguno. No renunciaría por nada al Quidditch. Aunque estoy seguro que tú renunciarías a él por Severus.
-Sí… ¿Qué? ¡No! Eso no es cierto.
-jaja… Picaste Canuto.
-Te voy a matar Cornamenta. No es cierto. ¡No es cierto!- Gritaba como un loco mientras corría en persecución de su amigo por los pasillos del colegio.
-Oigan. ¿Qué es lo que les pasa?- Pregunta Lunático sentado debajo de un árbol con un libro entre sus manos y una auténtica cara de intriga.
-Nada. Sólo bromeábamos.- Responde James compadeciéndose de su amigo. Seguramente no quería que nadie más supiera acerca de su nuevo amor.
-Sus bromas los han llevado a un castigo. ¿Cómo es eso de lanzar una catarata dentro de la sala de Slytherin? Eso ya es demasiado.
-Oh. Vamos Lunático. No seas tan aburrido.
-Han estado desde la mañana secando sus cosas todos los alumnos.
-Sí. El único que parece haber safado es el guacho de Riddle. Ni una sola gota calló en sus preciadas cosas.- Acotó enojado Sirius.
-Tontos. El ya sabía que iban a ir, los escuchó hablar de lo que harían. Hizo un hechizo protector antes de que lanzaran la catarata.
-¿Por qué no nos debuto entonces?- Cuestionó sorprendido James.
-Quizá le gusta el agua, eh, Cornamenta. Jaja
Todos se quedaron mirando a Sirius sin comprender cual era el chiste. James comenzó a verlo como si estuviera enfermo y luego pensó en Severus. Sí. Definitivamente el amor lo tenía mal parado al pobre Canuto.
-¿Qué?- Preguntó Sirius al verles la cara.- Quizá quería agarrarnos sólo para que nos castigasen. Seguramente él fue quien le dio la idea a McGonagall acerca de suspendernos en el Quidditch.
-Es probable.- Dijo Remus sin despegar la vista de su libro
-No creo que T… Riddle haga eso.
-¿Por qué lo dices cornamenta? Es un Slytherin y somos sus enemigos. Es obvio que lo hizo para vengarse… esa maldita serpiente.
-Ya, Sirius.
-No entiendo porque lo defiendes.
- ¿Y qué hay de nuevo colagusano?- Le dijo directamente James a su amigo para salir lo más veloz posible de aquel tema que seguramente lo dejaría mal parado.
-Ahh…Nada mi querido Cornamenta... ¿Qué les parece si vamos a las tres escobas este fin de semana?- Agregó al recordar que hacía mucho que no iban
-Emm… Yo no creo poder.- Dijo James haciéndose el distraído.
-Ni yo.- Acotó Sirius mirando para otro lado.
-Yo voy contigo colagusano.- Le dijo Remus sin dejar de leer su libro aún.
-Al fin alguien que puede.- Contestó apesadumbrado al notar que sus amigos no habían tomado con mucho interés la propuesta.-¿Y qué es lo que van a hacer ustedes dos?
-Bueno… Merodearé por aquí.
-Y yo por allá.- Agregó canuto haciendo señas al otro lado del jardín logrando que sus amigos se rieran.- Al fin me sale un chiste.- Acotó y nuevamente todos sus amigos se reían a carcajadas.- Bueno, ya… Sólo había sido una acotación lo último…
Continuará…
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