-Ita…Itachi-jadeo el pequeño chiquillo que sufría bajo los brazos de aquel hombre de cabellos negros como la noche, un chico de trece años sometido al deseo y a el placer de la ultima persona que deseaba penar o ver.
Sometido ante el pecado y la lujuria, siendo presa de la vergüenza y la humillación. No quería mirarle, no quería oírle, no quería sentirle pero sin embargo no podía evitar verlo cada vez que suspiraba, no podía dejar de oír sus jadeos y frases vergonzosas y no dejaba de sentir cada tentadora embestida dada en su interior que le sacaba el aire y se lo devolvía en un beso.
Miraba con sus ojos acuosos a esa persona que juro odiar eternamente, sin poder dejar de sonrojarse al sentir su tacto cálido y lleno de protección como siempre fue, pero más que nada y por mas lo odiara por haber vuelto in infierno su vida, no podía impedir que su corazón brincara de felicidad cada vez que le besaba dulcemente o que le decía frases encantadoras.
-Sasuke-jadeo su nombre difícilmente, la capa negra estaba abierta de par en par, la camisa de red se había pegad a su cuerpo y solamente los pantalones estaban bajados y el tan pequeño y humillado que yacía completamente desnudo sin nada que lo protegiera de las caricias divinas o de la vergüenza infernal-¿No duele?-le pregunto su hermano, impúdico, imposible, todo lo malo que pudieses quejarte de ese acto era cierto.
Pero, no dejaba de ser dulce por mas malo que fuese esto.
Su hermano que lucho por crear el odio en su menor pariente, que lucho por que lo odiase y que vívase en un mundo lleno de lujos y alegrías, que lucho por que vívase la mentira que el hiso creerle al haber matado a su familia.
Ahora su hermano perdía su gran talento al mentirle pues en esas horas de deseo que pasaban, en esos minutos de pasión, en esos segundos de hambre carnal y en esos instantes de felicidad eterna, todo lo que oculto se volvió realidad.
Simplemente…no podía ocultar esa maldición tan grande que guarda en su pecho, esa sensación que lo entorpece y le hace temblar y tontear, no podía ocultar su verdadero sentimiento, el amor es un arma de doble filo después de todo.
-no…sigas…mmm- pidió enloquecido mientras que sus manos se agarraban vagamente a las sabanas de la cama y sin poder dejar de gemir pronuncio las palabras más sensatas dadas en ese acto carnal-esta…mal…ah…ahh-cerro sus ojos con ya su rostro ardiendo en vergüenza y deseo y simplemente dejo caer su cabeza en la almohada. No podía negar más que lo quería y lo quería sin dar paso atrás.
-ah… ¿Me detengo?- le pregunto deteniendo lentamente las estocadas para obtener respuesta. Lo amaba y no deseaba dañarle más, no mas, no deseaba volver a verle llorar o gritar, no mas…no lo soportaría.
El pequeño al darse cuenta que el placer se empezaba a detener le miro directamente a los ojos un poco avergonzado, dando se cuenta que realmente su cuerpo añoraba el inicio de las estocadas al igual que su mente y razón pedían a gritos que se detuviera.
Un silencio pequeño se formo en ambos, allí, donde sus palabras no hablaba y el cerebro no recopilaba información, en ese mudo instante donde realmente sus corazones palpitaron lo que deseaban, dando una respuesta sorda pero que a los dos les llego hasta el fondo de sus almas, se dieron cuenta que sus débiles corazones pedían la formación de los vínculos que se rompieron hacia años. Pedían amor a gritos sordos.
-¡ahh!-un grito salió de los labios de Sasuke al sentir como una nueva penetración azotaba delicadamente su cuerpo, obligándole a gemir con fuerza y que sus manos tomaran la espalda de su amado-Itachi… ¡itaa!-volvió a gritar al sentirle nuevamente dentro, en ese sensual vaivén que tenía su hermano mayor.
Y este luchaba por aguantar sus propios gemidos para poder oír abiertamente los de su pequeño hermanito, luchando internamente para poder sentirle bien, para poder sentir perfectamente su interior: tan cálido y estrecho, tan mortíferamente deseoso; su piel demasiado suave y tersa como la seda o mejor; su rostro tan puro y dócil, sonrosado y sudoroso, jadeante e inocente; y sus labios tan sabrosos como el néctar más mortífero.
La tentación le hacía caer como siempre le hizo caer.
Mas rápido fueron sus caderas, llegando al fondo de su hermanito, tomando su virginidad por derecho, llegando hasta el fin de el y este lleno de éxtasis no paraba de gritar su nombre y tomarse de sus hombros, ocultando vagamente su cabeza en su hombro, refugiando su rostro en su cuello mientras el tomaba sus nalgas y levantaba sus caderas dejando que las piernas de Sasuke se enredaran en su cintura.
-¡ahh!... ¡arggg!... ¡No… tan rapi…do! ¡ahhh!-y con un delicado pero fuerte gemido termino manchando su vientre con su esencia mientras que el terminaba a los cuantos minutos con un ardiente gemido lleno de deseo y éxtasis completo.
Había alcanzado su más preciada fantasía, había tomado la virginidad mas custodiada, había hecho suyo a tan pequeño y sagrado niño, había por fin tomado a su sangre.
Lentamente le dejo reposar, acostándolo en la cama mientras este pequeño jadeaba bruscamente como si el aire no fuese suficiente para llenas sus pulmones agotados de tanto jadear, completamente rojo y sudoroso como si hubiese corrido el maratón más largo…aunque era de esperarse pues Itachi sabía que se había excedido tomándolo de esa manera.
Acaricio dócilmente los mechones azulados, mirando como poco a poco se quedaba dormido como un bebe. Sonrió. La primera vez que sonreía de ese modo desde hacia tanto años, la primera vez que realmente se sentía feliz desde tanto tiempo y…la primera vez que se sentía completo…pues nunca lo sintió.
Beso sus mejillas aun rojas, mientras que su hermanito dormitaba profundamente, presa del cansancio y el agotamiento extremo que había pasado y como dormía decidió vestirle con sumo cariño, posando delicadamente su camisa, sin despertarlo y lo mismo con sus pequeños pantalones, luego lo arropo, asegurándose que el frio no atormentara el sueño de su amado.
Subió sus pantalones y arreglo la capa y lo mismo con su largo cabello que yacía un poco sudoroso y enredado.
Luego miro a su pequeño que dormía profundamente, lo miro y lo miro como deseando grabar esa imagen para que lo acompañase en esos días donde la felicidad no anda por ahí revoloteando de flor en flor. Guardo esa linda imagen de su hermanito dormido y medio sonriente, completamente feliz.
Guardo la viva expresión de la felicidad en su mente…
Entonces sin previo aviso una lagrima cristalina rodo sus ojos rojos y sanguinarios, una lagrima que cayó por su mejilla marcando su rostro, marcando su corazón, pues sabía que debía irse, sabía que no podía estar con él…sabía que su amor no era destinado a ser correspondido y por más que doliera y por más que lo matara en vida, debía aceptarlo.
Con rabia innata quito esa lagrima que le enfermaba, se sentó en la cama mirando al suelo, mirando a la nada, tenía que irse ahora mismo, Akatsuki le esperaba y Kisame igual, no podía darse el lujo de estar cerca de su pequeño.
Suspiro y se levanto no sin antes sacar de su frente aquella insignia que le marcaba como ninja renegado. Dejo su bandana ninja debajo de la almohada de su hermanito como un sublime regalo y resignación a él.
Le dejaba bajo su almohada un objeto que significaba su esfuerzo, ambición, logros y triunfos, dejaba bajo su almohada la esencia de un ninja real, dejaba bajo su almohada al propio Itachi Uchiha que ya no deseaba de ser de nadie mas ni por lideres ni por meritos, solo deseaba ser de su pequeño y débil hermano.
Y se fue…
Como la brisa salina llega y se va…asi se fue el…
Dejando su esencia bajo una simple almohada de plumas blancas, solo la esencia mas no el cuerpo o la alma, solo un simple recordatorio de quien era él, de quien era él en realidad in mascaras o mentiras.
El menor despertó a tan pocas horas, sintiendo la soledad de su habitación, miro a todos lados, no había rastros de su hermano mayor, ni la mirada rojiza que le sorprendió en medio de la noche. Un frio escalofrió electrizo su pecho, mientras tomaba con fuerza las sabanas.
¿Todo había sido un sueño?
Su pregunto y se levanto bruscamente de la cama, con tanta brusquedad que la almohada callo y junto a ella un objeto metálico que llamo su atención y al verlo quedo mudo, con su corazón tieso sin latir y un pequeño espasmo que rodeo su espíritu.
Cayó de rodillas al suelo y tomo dulcemente la bandana, en sus manos tenía la pertenencia más valiosa por todo hombre y se la habían entregado a él. Entonces lloro, si, lloro como lloraba a su hermano cuando su padre le trataba mal o cuando su mama le ignoraba, lloro como un bebe recién nacido.
Pero, extrañamente el odio nació.
Su hermano había llegado y lo había usado como juguete sexual-a su pensar- y se fue dejándole un simple objeto ya marcado por la anarquía y para el eso fue como una risa burlona golpeándole los tímpanos.
Tomo ese objeto que con tanta devoción fue dado y lo lanzo con ira contra la pared, sus ojos negros se volvieron rojos escarlatas mientras que sus pensamientos se confundirían, confundiendo el amor con el odio…pues no podía esperar más de su hermano.
¿Si lo amaba tanto porque no estaba a su lado?
Y solo en la oscuridad de la noche pronuncio estas palabras:
-te juro que te matare-pronuncio levantándose de rodillas del suelo y corriendo busco una mochila donde metió lo indispensable para su partida. Orochimaru le había propuesto fuerza y poder a cambio de todo incluido sus amigos y sentimientos-maldito-
Y se fue…
Como un preso se va su cárcel lleno de rencor ante aquellos que le dominaron…asi se fue el...
Pasaron años de dolor y penas en Akatsuki donde Itachi termino enfermándose gravemente, una enfermedad adquirida en un viaje, se moría pues los medicamentos no aliviaban su dolor ni el virus que comenzaba a devorarle sus fuerzas y vitalidad.
Aun era joven, tenía 21 años de edad, seguía para muchos siendo un niño y de una u otra manera lo era. Pues como buen niño a veces lloraba donde nadie lo viera, añorando el cariño y el afecto de su hermano, añorando sentirle o tacarle, solo con la imagen mental que se grabo aquel día.
Sasuke había cambiado mucho, ahora era más vil y más alimentado por el odio…
Sasuke había cambiado mucho, ahora no reía y menos daba esas pequeñas sonrisas de autosatisfacción.
Sasuke había cambiado mucho, ya no tenía esa mirada de dulzura innata, solo dos ojos que no mostraban su alma ni nada, solo dos ojos en los que no encontrabas nada.
Pero Sasuke no había cambiado algo y era un simple sentimiento manifestado en palabras: matar a su hermano.
Y ese día cuando lo mato o mejor dicho este se dejo matar con el fin de huir de ese insufrible dolor de su enfermedad y con el fin de poder darle a su hermano lo que siempre deseo: su muerte. Esperaba que asi el volvería a ser el pequeño y dulce muchacho que alguna vez vio.
El día en que murió Sasuke se sintió devastado, pues se dio cuenta que al haber matado a su hermano había matado una parte del pues al fin y al cabo Itachi era un parte de el y al haberle matado el se había matado a su mismo.
FIN