Era una fría noche de invierno, y en la casa de los Uzumaki se podía observar a un rubio en su habitación sentado frente al ordenador, cuando alguien llamó a la puerta:
-¡Uzumaki Naruto, es la cuarta vez que te llamo a cenar! – gritaba su madre desde fuera de la habitación.
-¡Ya voy mamá! – respondió el rubio para girarse de nuevo al ordenador donde conversaba con cierto azabache…
Naruto dice:
Oi teme, voy a cenar, o mi madre me matará
Sasuke dice:
De acuerdo, hablamos luego…
Naruto dice:
Ok, te llamo luego, te amo…
Sasuke dice:
Yo también…
El rubio apagó el ordenador y salió de su habitación rumbo al comedor donde ya lo esperaban sus padres.
-Hola papá – le dijo el rubio a su padre mientras se sentaba - ¿qué tal tu día?
-Hola Naruto – le respondió Minato con una sonrisa en su rostro – a mi me fue muy bien… ¿y cómo te fue en la escuela? – le preguntó luego de un rato.
-Muy bien… por cierto, nos dejaron un proyecto, lo haré con Sasuke y… - el rubio fue interrumpido por su padre quién ahora tenía una mirada seria.
-¿Con el Uchiha? - le dijo en tono de desprecio – sabes que no me agrada… olvídalo, ¿no tienes suficiente con que te deje salir con él? – Kushina los observaba preocupada, lo veía venir…
-Papá, déjame hablar…
-Naruto, calla y escúchame por una vez – le dijo el mayor a su hijo en tono severo.
-¿Por una vez? Papá, nunca me escuchas, siempre me quedo callado y te escucho… y tú nunca me dejas hablar, ya no lo soporto – el rubio había comenzado a subir la voz.
-No me subas el tono Naruto, recuerda que hablas con tu padre – le dijo Minato ya molesto.
-Lo siento papá, pero ya no lo soporto más, ¡Todas las noches es lo mismo! – la voz del rubio comenzaba a quebrarse – que si hago esto, está mal… que si no lo hago, también está mal… ¡Y tú nunca me dejas hablar! ¡Nunca me escuchas! – el rubio se levantó, a lo que su madre habló.
-¿A dónde vas Naruto? – le dijo con voz preocupada.
-Se me ha quitado el hambre – dijo en tono molesto – gracias por la comida… - el rubio subió rápido a su habitación cerrando la fuerza de golpe haciendo estruendo en toda la casa.
-Querido, te has pasado esta vez – le dijo Kushina a Minato en tono angustiado.
-¿Bromeas? Estamos hablando del Uchiha – respondió con recelo.
-Déjalo ser querido, talvez el muchacho no sea como su padre – dijo Kushina refiriéndose a Sasuke.
Mientras, Naruto estaba hecho un ovillo en su cama llorando. Todas las noches era lo mismo, él decía algo y su padre lo reprochaba sin importar la razón. No sabía por qué, pero cuando hablaba de Sasuke era mucho peor, su padre se ponía histérico. El rubio tomó su móvil y, como había prometido, marcó al azabache.
-Moshi moshi – respondió este del otro lado.
-Hola Sasuke, soy yo – dijo el rubio con voz ausente.
-Naruto, ¿estás bien? – el azabache se preocupó al escuchar lo quebrada que estaba la voz del rubio.
-Yo… - Naruto no quería hablar de ello, pero se suponía que confiaban uno en el otro, así que le contó – sucedió de nuevo Sasuke, siempre es lo mismo…
-¿Discutieron de nuevo? ¿Esta vez por qué fue?
-No lo sé, solo le conté a papá lo del proyecto y cuando le dije con quienes iba a trabajar, montó un drama.
-¿En serio? – la voz del azabache se oía preocupada - ¿le dijiste que trabajaríamos con Inuzuka y con Nara?
-Iba a hacerlo, pero cuando te mencioné, no me dejó seguir hablando.
-Dobe – soltó una pequeña risa – no debiste mencionarme primero, sabes que tu padre me odia.
-No se por qué nuestras familias se odian tanto, pero ese no es el caso Sasuke, ya no lo soporto… - la voz del rubio se quebró y comenzó a llorar – no puedo seguir así Sasuke, ya no puedo más – el azabache no sabía que decir así que se quedó en silencio, un muy reconfortante para el rubio. Luego de un rato, al fin habló.
-No puedes seguir así Naruto, si lo haces, eso acabará matándote… escapémonos, escápate con migo.
-Pero Sasuke… no puedes hacerle eso a tu familia, ellos no lo merecen.
-¿Bromeas? – el azabache rió levemente – yo también discutí con mi padre por lo mismo… no quiere que salgamos, y honestamente, no me interesa vivir con alguien que no te acepte.
-Vaya, otra cosa que tenemos en común – dijo el rubio en tono de burla – pero aún así, ¿dónde?
-Por eso no te preocupes, ya veía venir esto, así que compre un lugar para ir a vivir… te espero fuera de tu casa en veinte minutos.
-De acuerdo… - ahora el rubio se sentía mucho mas aliviado – te amo.
-No más que yo... – dijo el azabache para luego colgar.
El rubio tomó una maleta y comenzó a meter algunas cosas en ella. Entraba y salía de su habitación, tomando algunas cosas que necesitaría o que serían importantes para él. Sus padres lo observaban intrigados pero decidieron que era mejor no preguntar. Cuando el rubio tuvo todo listo, faltaban cinco minutos para que su, siempre puntual, Sasuke llegara.
Cuando faltaban dos minutos, sus padres se dieron cuenta de la maleta que se encontraba a un lado de la puerta de la casa, así que fueron a la sala de estar, que era donde el rubio se hallaba.
-¿Puedo saber a dónde vas a esta hora? – le preguntó en tono serio su padre - ¿Y por qué la maleta?
-Me voy de aquí, ya no lo soporto más, así que me marcho – le dijo a su padre con mucha seguridad.
-Naruto, hijo mío, no lo hagas – le suplicó su madre con lágrimas en los ojos.
-En verdad lo siento mamá, pero no puedo seguir con esto – el rubio caminó hacia donde estaba su madre, se quitó el collar que Tsunade, una amiga de la familia, le había dado y se lo puso. Luego de darle un cariñoso abrazo y susurrarle un “te quiero” al oído, se dirigió hacia donde estaba su padre.
-No te odio, ni te guardo rencor – le digo con una voz seria poco común en el – te agradezco por enseñarme todo lo que sé y eres un padre ejemplar, pero ya no soporto estas discusiones diarias y que no aceptes que Sasuke y yo salgamos – le dio un abrazo y se dirigió a la puerta.
-Uzumaki Naruto, si sales por esa puerta, no vuelvas a mostrarte por aquí.
-No te preocupes papa – le dijo dándole la espalda – no pienso hacerlo – abrió la puerta y vio el Ferrari de Sasuke en la calle – adiós papá, nos vemos mamá.
Y dicho esto, tomó su maleta, se dirigió al auto y se subió. Cuando Sasuke pisó el acelerador, el rubio se giró y dio una última vista a sus padres, que lo observaban irse abrazados bajo la fría nieve que caía esa noche.
¿Continuará?
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