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Los hilos del destino por Lythos

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¿Desde cuándo estaba tan enfermo? No lo recordaba con claridad. Hasta cierto punto sentía que se había acostumbrado a convivir con esos horribles espasmos que tantas veces le sacaban el aliento. Al comienzo estaba muy preocupado del estado en que se encontraba, no sólo por no saber la gravedad del asunto sino las causas de ésta espantosa situación que le tocaba vivir. Por otra parte, perdía la concentración con facilidad y por las noches no conseguía conciliar el sueño hasta pasadas por lo menos dos horas después de las doce. Sus amigos estaban inquietos, Shaka, a pesar de haber vivido durante su infancia tan cerca del dolor y la miseria parecía como si nada hubiera podido afectarlo jamás. Era como si fuese un ser de otro mundo, una deidad que parecía pertenecer a otro universo. Tan puro era, tan inalcanzable que hasta la propia muerte sentiría piedad y tristeza al llevarse un querube tan hermoso como él.
Lo cierto es que otro día comenzaba y allí estaba él, parado frente al espejo contemplando cómo su figura perdía de a poco ese brillo inmaculado que se alimentaba de los rayos del sol cada mañana, ese aura divina se iba apagando, consumiéndose como una vela en llamas. Shaka conocía muy bien su cuerpo, su mente, su alma y sabía que algo no andaba bien, presentía que no le quedaba mucho tiempo en esta Tierra, que a pesar de todas sus paradojas había amado tanto. Y sin embargo continuaba allí, sin poder hacer nada, observando su reflejo desvanecerse en la nada, perderse en el polvo del tiempo. Toda su vida se había estado preparando para enfrentar a la muerte sin temor ni rencores, sin angustia ni desesperación…pero ahora que se encontraba caminando por un sendero tortuoso para tocar su puerta, sentía tristeza y desazón pues dejaba muchas cosas pendientes…tan sólo tenía 20 años.
De a poco el sol asomaba su figura entre los pliegues de las cortinas que dejaban traspasar algunos rayos rebeldes, tan semejantes a sus dorados cabellos. La brisa primaveral se hacía presente en su habitación, trayendo con ella unas voces lejanas…conocidas…el desayuno ya estaba servido.
Sus dorados amigos se callaron un momento al escuchar los ruidos de una fuerte tos. Era Shaka, por supuesto. Todos se quedaron prendidos de su mirada triste y melancólica, siguiendo sus pasos hasta que se acercó buscando un lugar.
Shaka.-…Qué…coff coff((se supone que está tociendo))…pasa amigos? Por qué me miran de esa manera?-dijo Shaka, aún cuando no tenía necesidad de preguntar-continúen por favor, no quiero que este problema sea razón de constantes atenciones…
Shaka se notaba un poco molesto al decir esto. No quería que nada cambiase entre ellos, no quería sentirse un estorbo o un enfermo que no tenía ya utilidad…todavía no estaba muerto ni agonizando, por Buda!Aún era el caballera más cercano a Dios!
Mu.-Shaka, siéntate amigo…quieres que te ayude?
Shaka.-Eh?...No…está bien Mu, como vez aún puedo moverme, no?
Mu.-Yo…sólo…
Shaka.-Lo comprendo, lo comprendo…-asintió Shaka resignado, realmente entendía que sus compañeros estuvieran apenados por su estado y lo apreciaba, pero ya tenía suficiente con tener que enfrentarse cada mañana a esa horrible visión de su rostro para que le tuvieran que recordar a cada momento cómo se encontraba.
Luego de este intercambio verbal, los caballeros continuaron con su desayuno. Charlaban ávidamente, mientras saboreaban unas tostadas con mermelada y un delicioso café con leche preparado por Aldebarán…quien tenía el mejor conocimiento acerca de ésta bebida por su procedencia, uno de los países con mayor tradición cafetera: Brasil. Las tostadas estaban a cargo ese día de Aioria, quien no era un experto en la cocina pero se las arreglaba bastante bien(al menos no comerían panes chamuscados como aquella vez en que intentó probar sus ´´dotes´´culinarios el sabio maestro Dokho, quien era uno de los mejores caballeros a la hora de la batalla, pero entre sartenes y ollas a penas si podía seguir el ritmo). La mayoría disfrutaba de la comida y se entretenía un rato platicando con su compañero cercano, menos Shaka, que sólo se limitaba a observar el café y las tostadas mientras revolvía con su cuchara el líquido y reflejaba su rostro en él con la mirada perdida. Mu estaba a su lado y tampoco decía nada, no podía quitar los ojos de su querido amigo Shaka…nunca lo había visto así…en realidad nunca había pensado que podía verlo así…tan indefenso, tan triste…tan perdido?
Mu.-Qué es lo que pasa Shaka?Sé que tienes un mal que te atormenta, pero…cuál es la verdadera dimensión del problema?Parece como si algo más te perturbara-dijo Mu, esperando que tal pregunta no molestara a su compañero.
Shaka.-Eh?.....ah…perdona, no te estaba escuchando Mu.
Mu.- Eso se nota por demás Shaka…qué es lo que te preocupa?
Shaka.- De qué hablas Mu?-Era evidente que lo sabía, pero no era de su agrado hablar con nadie sobre el tema.
Mu.-Tú sabes a que me refiero...
Shaka.-….eso otra vez…
Mu.-Me preocupas amigo…eso es todo…sólo deseo que estés bien-dijo mientras acariciaba su mejilla suavemente y le ofrecía su mirada más tierna. Shaka sintió un escalofrío al contacto y apartó la cara rápidamente.
Shaka.-Gra…gracias Mu. Eres un buen amigo, de verdad…pero…no estoy seguro de poder hablar por el momento…
Mu.-Puedes confiar en mí.
Shaka.-Yo…sólo…no puedo…quiero estar solo y en paz por un tiempo-dijo Shaka al tiempo que se levantaba lentamente para retirarse.
¿Cuál era la dimensión del problema? Ni él mismo lo sabía. No era tanto el hecho de morir en sí, sino de todo aquello que dejaba. No le asustaba en lo más mínimo separarse de su cuerpo, perderse junto con otras almas en el olvido, reencarnar en un insecto, ni siquiera despedirse agonizando, pero no podía evitar pensar que todavía le restaban muchas cosas por hacer. Una en particular rondaba en su mente como un ratón que roía su corazón despedazándolo lenta y dolosamente. Era como su primer y último deseo en vida: amar y ser amado. Parecía como si el saber que pronto acabaría su existencia le hubiera despertado una fuerte necesidad de amor y protección. Por supuesto que tenía a sus amigos caballeros, pero no eran más que eso, a excepción quizás de Mu, su alma más cercana. Mas, no compartía un sentimiento como el que había visto en Camus y Milo o incluso en Afrodita y Death Mask…ese amor incondicional, dedicado, tierno, pasional. Sin embargo resguardaba pocas esperanzas de encontrar a alguien antes de que el tiempo lo hiciera evaporarse.
Mu se dirigía a su templo con paso pesado y silencioso. Ahora se encontraba angustiado por el estado de su querido Shaka…su amado Shaka. Quería ir corriendo tras él y cuidarlo para siempre y protegerlo contra las garras del destino que intentaban arrebatárselo. …l sabía que lo afectaba no sólo un problema de salud, sino del corazón….un corazón demasiado cerrado tenía, cálido en el interior y misterioso y solitario por fuera. Shaka ciertamente era una persona que tenía mucho amor para entregar, su cosmo magnánimo era producto de éste, pero aún no había encontrado a quien dárselo.
Mu.-Pero…aquí estoy Shaka…qué no me ves?...Verte sufrir es como sufrir en carne propia…
Esa noche, mientras Tatsumi se encargaba de servir la comida, Atenea anunció la próxima llegada de los caballeros de bronce. Su estadía en el santuario duraría alrededor de un mes a partir del día siguiente por la tarde. A falta de lugares de hospedaje, cada uno sería situado en diferentes templos.
Atenea.-y para que no haya discusión se hará un sorteo.
Así, de a poco fueron saliendo los resultados: Seiya dormiría con Aldebarán(a lo que Tauro respondió mirando receloso su todavía cuerno partido y lanzándole una maliciosa mirada a Mu por no habérselo reparado), Shiryu con Máscara Mortal(él tampoco tenía muy buenos recuerdos de su encuentro con el dragón), Hyoga con Milo, Shun con Camus….
Atenea.-e Ikki con Shaka.
Shaka.- yo con Ikki?
Atenea.-Bueno, es cuestión de suerte…así te ha tocado…
Shaka.-Si…tienes razón, perdón Atenea.
Atenea.- está bien Shaka.
Lo último que quería era armar un escándalo allí mismo, pero no le agradaba en absoluto la idea de que alguien estuviera presenciando cómo se debilitaba lentamente.

Al fin los caballeros de bronce llegaron al Santuario cerca de las 16:00hs. Se preparó un banquete especial a la noche a manos de Afrodita y Milo, quienes se acreditaban como los mejores cocineros del lugar. En efecto, la comida fue exquisita: se preparó entrada, plato principal y postre. Los dos caballeros habían estado trabajando desde el día anterior y en verdad les había quedado maravilloso (y lo más sorprendente era que no se habían terminado peleando).
Seiya.-mmm…adoro el helado!Gracias chicos!Jamás pensé que fueran buenos en otra cosa!^^
Todos.-(al tiempo que giraban la cabeza)Eh!!!!!
Seiya sonrió con cara inocente y los dorados le lanzaron una mirada asesina. Luego de haber acabado con la cena, los caballeros se quedaron un rato charlando de sus vidas. Atenea se retiró.
Dohko.-y qué ha sido de ti Shiryu?Ya nunca me visitas…
Shiryu.-(sonrojado)Bueno…yo…
Dohko.-Como me lo imaginé!^0^Es Shunrei verdad? Siempre supe que había una picarona detrás de esa cara de angelical!
Shiryu.-Bueno…en realidad…-bajó la mirada y observó a Seiya de reojo que conversaba ávidamente con Aioria y Aldebarán.
Dohko lo miró extrañado, frunciendo el seño sin entender la indirecta.
En otro extremo de la larga mesa:
Camus.-Vaya si has crecido Hyoga!
Hyoga.-En…en realidad estoy igual que siempre…
Milo.- Pues en qué parte estás interesado Camus?-el escorpión le lanzó una mirada cómplice- Yo tengo curiosidad en algunas particularmente-dijo Milo mientras echaba una ojeada al bien formado cuerpo del ex discípulo de Camus y a lo que éste respondía le golpeaba en la cabeza.
Hyoga.-(frunciendo el seño)…es que uds?
Camus.- Bueno…pues…sin ñ_ñ
Hyoga.-Vaya, pues de lo que uno se entera…me alegro por uds...^----^
El único que no hablaba, como de costumbre durante los últimos meses, era Shaka. Jugaba con su pelo, al tiempo que miraba a todos lados y a ninguno. En ese momento una mano toca su hombro. Shaka reacciona y quita su hombro: era Ikki.
Ikki.-Pero qué es lo que te pasa?
Shaka.-De qué hablas?
Ikki.-Bueno… aparte de que tienes cara de zombi?
Shaka.-Eh?...
Ikki.-Es decir…parece como si algo te turbara…
Shaka.-Simplemente estoy ordenando mis pensamientos…pero gracias por preocuparte-dijo Shaka acompañando estas palabras de una dulce sonrisa que ocultaba un dejo de tristeza.
Ikki.-Entiendo…-dijo regresando a su habitual postura solitaria-*Mi ángel…qué es lo que te preocupa?*
Si, Ikki estaba enamorado del caballero dorado Shaka de Virgo. ¿Y cómo no iba a amarlo? …l era el que lo había salvado, él había estado dentro de su ser cuando se habían perdido en el universo. …l había visto sus más ocultos secretos, estado en su interior. Sentía como si ya era parte de su cuerpo, de su alma. Desde que se habían separado desde la última batalla, un vacío había inundado su vida, un incontenible deseo de pertenencia y de búsqueda incesante. Se acostaba con hombres y mujeres por igual y nada parecía satisfacerlo y acabar con el dolor. Hasta que una noche lo comprendió: Shaka era la respuesta, el alivio…siempre había estado allí, en su inconsciente…pero ahora lo sabía…al fin podría encontrar consuelo…paz…o al menos eso era lo que creía. Ahora que lo tenía tan cerca y tan lejos…su corazón…estaba más desesperado.

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