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Luna&Sol por Strawberryloveless

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Notas del fanfic:

ATENCION: aclaro que esta historia no es de mi propiedad, lo encontre divagando por la web. No encontre a la autora, no es plagio, sencillamente me parecio una linda historia digna de publicarse. Si alguien conoce a la autor/a agradeceria me lo diesen a conocer. Besos <3

Notas del capitulo:

Como dije antes, la historia no me pertenece, pero es hermosa <3

LUNA & SOL

"UN MOMENTO PARA NO OLVIDAR"

 

“¿Por qué no puedo estar contigo cuando te amo tanto?” las lagrimas brotaban raudas por su hermoso rostro. Yo estaba frente a ella, sus palabras caían tan hondo en mi corazón que pensaba que se rompería en mil pedazos.
Con solo mirarla me bastaba, solo con eso podría irme de su lado “Himeko…”
“Quiero llenarme de recuerdos de nosotras” todavía el llanto empañaba su dulce voz “Cuando todavía no he hecho nada. ¡Nada por ti!”
Me miró directamente a los ojos, sus mejillas encendidas por el incesante llanto “Sin embargo, ¿por qué?”
“Por que somos Kannazuki no Miko” le respondo desviando la mirada de sus amorosos ojos violetas “Para acabar con la desgracia que es el Orochi de la luna sin dios, estamos arreglando el mundo a cambio de vida y afecto” no podía mirarla, sus ojos llorosos, cada lagrima deseaba poder borrarla con mis labios, que fuera feliz nuestro ultimo instante juntas… “Justo como tú lo hiciste para mí” finalicé, ella sacrificó su vida por mí, ahora me tocaba a mí hacerlo por ella…
“Es demasiado cruel” sus ojos apretados fuertemente, no se terminaban de resignar a nuestro destino “no quiero olvidar más. No quiero olvidar este sentimiento de amor por ti”
“Yo tampoco Himeko” le confieso abrazándome a ella, su mirada de cruza con la mía, sus ojos morados hacen que me sonroje, su mirada era tan pura…
“No olvidaré, ni contra cualquier eternidad o destino. No perderé incluso ante Dios” ahora su sonrisa brillaba “por que nuestros sentimientos son mutuos”
Mis labios temblaban, estaba tan enamorada de ella que todo mi ser clamaba por acariciarla, mis mejillas cada vez estaban mas rosadas “Himeko…” logré suspirar. “Cierto, ¿Chikane-chan?” preguntó mirándome a los ojos. “Cierto Himeko, lo mismo aré” contesté abrazándola con todo el amor que sentía por ella.
“Es una promesa, Chikane-chan” se abrazó todavía con mas fuerza a mi.
“Sí, es una promesa, Himeko” la estreché contra mi pecho.
Se incorporó y su rostro quedó cerca del mío. Su llanto y el mío, su sonrojo y el mío. Sus ojos brillantes me llamaban y sin más acercamos nuestros rostros fundiendo nuestros labios. Pude sentir como nuestras ropas cambiaban a las togas ceremoniales. Sabía que era nuestro último momento juntas hasta la próxima vez que nos volviéramos a encontrar…

Su suavidad inundaba mi ser, mi alma, el amor que poco a poco me iba arrebatando el destino, me lo devolvió con una caricia como esa. Sentía la pasión crecer en mi corazón. Me quemaba tenerla tan cerca.
Sus manos aprisionaron mi espalda haciendo que el beso tomase profundidad, mis dedos acariciaban su pelo, mimaban su espalda y adoraban su cintura. Separamos nuestras bocas para respirar.
El sonrojo de Himeko era tan inocente, mi mente se nublaba, mi corazón ardía en deseos de sentir su piel.
Su mano acarició mi mejilla, sin querer las lágrimas comenzaron de nuevo a empapar mi cara, era una mezcla de sentimientos que no era capaz de soportar, era amor, felicidad, dolor, tristeza, me abrumaba el templado aroma de mi alma gemela: Himeko.
“Chikane-chan… no me dejes…” besó mis labios tiernamente.
“Jamás te dejaré” mis manos se posaron en sus hombros, la miré de arriba abajo, su toga roja como la sangre me invitaba a que me abandonase a ella, a que nos fundiéramos en cuerpo, pues en alma ya nadie podría separarnos.
Mis manos desnudaron sus hombros, acariciándolos, y su toga cayó hasta la cintura, dejándome admirar su torso. Himeko suspiró cuando notó su desnudez. Me miró a los ojos y me sonrió como solo ella era capaz, robó mi aliento al igual que mi corazón, no podía dejar de mirarla, de admirarla. Hundí mi rostro en su pecho, su aroma me sofocaba, me hacía perder la noción del tiempo, de todo, solo podía sentirla a ella. Su corazón estaba a mil, al igual que el mío.
“Chikane-chan…” suspiró, apoyó su mentón en mi pelo “hazme el amor…” su voz era tan débil que pensé que había imaginado sus palabras. Himeko alzó mi rostro y besó mi frente, mis mejillas, mi nariz, mis labios, mis orejas, suspirando en ellas, susurrando mi nombre.
Mi hambre solo hacía que aumentar, Himeko estaba jugando con fuego, un fuego que jamás se apagaría, que de ningún modo se saciaría. Apretaba mis puños, intentando serenarme y dejar que ella tomase el control. Pero solo hacía que jugar conmigo, me enloquecían sus cálidas caricias, sus inocentes besos. Respiraba entrecortadamente, esto era demasiado para mi.

“Himeko…” gemí, me acostó sobre la hierba, se deshacía sin prisa de la prenda que cubría mi cuerpo “…mas” demandé a mi amante, necesitaba que fuese mas rápido. Desesperada abracé su cuerpo contra el mío, su piel pegada a mí. Un escalofrío recorrió todo mi ser.
Una risita escapó de sus labios perfectos “Shhh… hay tiempo” una de sus manos tapó mis ojos, la otra con la punta de los dedos acariciaba mi cuello, mis hombros. “Bésame” le supliqué, ella atendió a mi petición, juntó nuestras bocas desesperadas, el juego había tocado a su fin. Ahora me tocaba a mi aliviar mi pasión, todo mi amor, frenética devoraba sus labios, ella acariciaba mis brazos, juntábamos nuestras palmas y luego entrelazamos los dedos. Pensaba que iba a morir de la felicidad. Himeko se levantó y se deshizo de su toga. Mis ojos no perdían ningún detalle, me la comía con solo mirarla, se iba a entregar a mí.
“Te deseo tanto… Himeko…” el único pensamiento que reinaba en mi mente era ella, su cuerpo desnudo, su infinito y puro corazón eran para mi.
Se arrodilló frente a mí y me incorporé. Acaricié sus hombros, luego los besé, los amé como se merecían, mi saliva quedaba impregnada en su piel, fui bajando hasta que encontré la cicatriz, donde tenía el símbolo de sacerdotisa del sol.
Levanté la vista y ella me estaba mirando con ternura. Me deshice de la prenda que cubría sus senos, irremediablemente cayó al suelo, dejándome contemplar su torso ahora desnudo, me sonrojé al mirarlos.
“Son preciosos…” admití, ella puso sus manos sobre mi nuca y me guió hasta ellos. Una vez mis labios rozaron su superficie pude sentir como Himeko se estremecía de placer. Rodee con mis brazos su cintura mientras apretaba contra mí sus pechos, el sabor de su piel me envenenaba y solo podía continuar. La tumbé en la hierba y me puse sobre ella.
Mientras mi boca se saciaba mis manos se aventuraron más abajo del ombligo. Acariciando su cuerpo mientras navegaba hacia su feminidad hicieron cambiar los suspiros de Himeko por gemidos casi incontenibles, podía sentir como su cuerpo estaba en éxtasis.
Cuando mis dedos llegaron al borde de la última barrera que restaba en su cuerpo mi mente estaba al borde del colapso. Necesitaba probar su néctar.
“¿Puedo?” pregunté. Himeko tenia los ojos fuertemente cerrados “Por favor… Chikane-chan…” me pidió. Mis labios bajaron hasta el estómago. Lo besé y lo lamí suavemente mientras mi excitación con solo tocarla iba en aumento, mis manos estaban pérdidas en su cuerpo, parecían haber cobrado vida propia.
Su última defensa era blanca y pura como su propio corazón. Puse mis labios sobre la tela besándola. Himeko se agitaba bajo el roce de mis caricias, de mis besos. La desnudé al fin.
Mis labios ya irremediablemente se precipitaban hacia su centro, su esencia comenzaba a anegar mis sentidos. Acomodé mis brazos en sus caderas para poder darle todo el placer que estuviera en mi mano.
Cuando probé lo que tanto ansiaba mi cuerpo se estremeció, cada caricia nos hacía temblar. A ella de placer, y a mí de felicidad, cada instante era infinito, cada gemido que emergía de su garganta era un triunfo para mí. Iba despacito, ahora me tocaba hacerla disfrutar, torturarla dulcemente. Sus manos en mi pelo exigiéndome que fuese mas rápido, su respiración se hacía más y más rápida, susurros incoherentes brotaban de sus labios. Estaba enloqueciendo por mis caricias, sus piernas temblaban desesperadas y yo enloquecía con su sabor en mis labios.
“Chikane…-chan” suspiró, su voz era ruda, no podía controlarla. Tomó aire “lleguemos juntas… hasta el final…”. Ascendí por su cuerpo hasta besarnos, me deshice de las ropas que restaban en mi desesperado cuerpo y junté nuestros puntos de placer, sus piernas se enroscaron en mi cintura mientras mi espalda se arqueaba por las sensaciones. Comencé a mecerme lentamente sobre ella, encajábamos a la perfección. “No puedo mas…” gemía una y otra vez, sus dedos estaban clavados en mi espalda, aferrándose. A pesar de no entrar dentro de ella, podía sentir su calidez, su alma pura. Sus ojos irradiaban felicidad, leves lágrimas se agolpaban en ellos, los labios fuertemente apretados. El sudor nos empapaba a ambas, sus gemidos hacían eco con los míos. Sentía que todo mi ser explotaba.
Una sensación que comenzaba desde el corazón y se extendía hasta la punta de los dedos, como un nudo que luchara por desatarse, llevando consigo miles de sensaciones, a cada cuál más fuerte.
“Chikane-chan…!” su cuerpo se tensó y aprisionó todavía mas con sus piernas mi torso. Había llegado al final del camino.
“Himeko…!” besé sus hombros mientras me mecía con mayor intensidad, los espasmos la recorrían. Ahora me tocaba a mí llegar a la cima. Un escalofrió dio comienzo a todo, mi instinto estaba saturado, mi cuerpo quedaba pequeño para apreciar todas las emociones, mi boca áspera clamaba por gritar. Apreté mis puños y cerré los ojos. Perdí casi el conocimiento. Vagamente recuerdo nada más…

“Chikane-chan…” la voz de Himeko se abrió paso por mi conciencia. Abrí los ojos cansada. Llevaba puesta la toga de sacerdotisa, Chikane estaba de pie en frente mía, vestida también. Mire a mi alrededor, ame no murakumo estaba al fondo de un campo de flores sin fin. Mi corazón se encogió. Me levanté rápidamente del suelo y abracé a Himeko. “Te quiero tanto Himeko…” sabía que significaba esta escena, no quiero separarme de ella.
Un golpe de viento azotó el enorme jardín, miles de pétalos volaron, el santuario de la luna apareció a nuestras espaldas; noté que algo me arrastraba hacía él. Me agarré fuertemente de la mano de Himeko.
“¡No quiero separarme de ti Chikane-chan! ¡No quiero!”
“Himeko, ¡Himeko!” únicamente nuestras manos unidas “Himeko, me reencarnaré otra vez” las lagrimas caían por mis mejillas, ambas llorábamos desconsoladas “volveré” estaba desesperada “volveré, así que encuéntrame” sentía como mis manos se resbalaban, no quería separarme de ella, no ahora que estaba a mi lado “Es una promesa Himeko, una promesa”
Me miraba con amor, triste, su mano aferrada a la mía, las lagrimas de nuevo empañaban su rostro “no lo olvidaré” “ni la forma ni la apariencia importará, te reconoceré” lloraba “Te encontraré sin importar qué”
No podía aguantar mas su mano, era demasiado fuerte lo que me empujaba a alejarme de ella “Himeko…!!!” grité a pesar de que no escuchaba mi voz, los labios de Himeko pronunciaron mi nombre por ultima vez…..


Fin.

Notas finales:

MUCHAS GRACIAS POR LEER! estare agradecida de leer sus bellos comentarios


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