Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No, nunca más por ParadiseNowhere

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: El primer párrafo va separado del resto porque es original, no cambié nada...

...espero que le guste a alguien...
En el lúcido recuerdo de aquel gélido noviembre, observaba yo en vano los espectros que danzaban, nacidos de las brasas moribundas que proyectaban rojizos reflejos en el suelo.
Esperaba ansioso el alba, el nuevo día cargado de optimismo y esa falsa sensación de eternidad, amarrado a mis libros en un intento vano y desesperado de vencer el insomnio, en un intento desesperado de dar tregua a mi dolor. Dolor por la partida de mi ángel, de piel clara y cabellos dorados, y de sus intensos ojos azules. Dolor por la pérdida de Leonardo, ser de belleza celestial, Leonardo por los ángeles llamado... aquí ya sin nombre para siempre.

El crujir vago y escalofriante de la seda de mis cortinas rojas me llenaba de temores, temores fantásticos y tortuosos como los que me alcanzan a cualquier hora ahora que no estaban sus tiernos y dulces brazos para consolarme.
Y ahora aquí en pie, acallando el latido desbocado de mi corazón, digo en voz alta, tratando de convencerme a mi mismo: “Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora en mi cuarto quiere entrar.”
Mi ánimo cobra bríos y digo ya sin titubeos y en voz clara: “Señor- dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado, cuando vinisteis a tocar tan quedamente a la puerta de mi cuarto, apenas pude creer que os oía.”
Entonces abrí de par en par la puerta.
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable de aquella quietud, proferí un único balbuceo, un nombre: “¿Leonardo?”. Lo susurré, y el eco lo devolvió con un murmullo: “¡Leonardo!”
Apenas fue esto, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, toda mi alma abrasándose dentro de mi, oí de nuevo tocar, con renovada fuerza: “Ciertamente – me dije-, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Veré, pues, qué es lo que sucede allí, y así pueda penetrar en el misterio.”
De un golpe abrí la ventana, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo, que sin asomos de reverencia ni un instante quedo, con aires de gran señor o de gran dama, fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Aquel pájaro de ébano, dio en cambiar mis tristes fantasías en una sonrisa. “Aún con tu cresta cercenada y mocha – dije-, no pareces cobarde, cuervo vetusto y amenazador, venido de la ribera nocturna. ¡Dime tu nombre, ser venido de la Noche Plutónica!”
Y dijo el Cuervo: “Nunca más”.

Cuanto me asombró que pájaro tan salvaje e indómito pudiera hablar tan claramente, aunque para mi poco significara su respuesta, pues nunca antes un ser humano ha sido bendecido con la visión de un pájaro posado en el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas con semejante nombre: “Nunca más”.

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto, pronunció estas palabras como vertiendo su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces, no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije: “Otros amigos se han ido antes, mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.” Y entonces dijo el pajaro: “nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, dije en voz alta: “sin duda aquello que dice es todo su repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien el desastre persiguió y acosó sin dar tregua hasta que su cantinela solo tuvo un sentido, hasta que su alma solo llevó esa carga melancólica de ‘Nunca, nunca más’... así como mi alma sólo vive para idolatrar un recuerdo y un nombre que resuena sin tregua; Leonardo.”

Entonces, con leve batir de alas, bajó el grácil pájaro al suelo y con saltarín andar se acercó a mis pies. No retrocedí, no sentí miedo, ¿Miedo a qué? ¿Miedo ante aquel que yo creía un inofensivo Cuervo de brillante plumaje?
Pero algo que me sobrecogió el alma fue contemplar con maravillado horror como en un remolino negro de plumas y polvo, la pequeña figura que ante mi se mostraba comenzara a aumentar su tamaño a ritmo alarmante.
Cuando pude darme cuenta, estaba en pie ante mi un muchacho joven, casi de mi estatura, de negra cabellera y profundos ojos azabaches... con su piel pálida como la luna completamente al descubierto, desnudo, mostrando voluptuosa y lascivamente ante mi la desnudez de su cuerpo perfecto.
Y dijo con voz suave y sensual “Nunca más”.

Perdido entre la negrura de aquellos ojos que, como tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho, apenas si noté el lánguido, quedo movimiento que hizo para pegar sus labios a los míos, fundiéndonos ambos en un ardiente beso, del que, deseaba, no tocara a su fin.
Mas, por desgracia, el aire es necesario, y nos separamos lentamente, sin desear realmente hacerlo, respirando entrecortadamente. Se abalanzó sobre mi entonces como una bestia, separando mis ropas de mi cuerpo con furiosa urgencia, mientras yo observaba maravillado a aquel ser, quien sabe si venido del cielo o del infierno, que me tenía maravillado y extasiado, en un olvidado placer carnal que pensé que no disfrutaría nunca más.

El aire se tornó denso y perfumado, perfumado por aroma de aquel cuerpo marfileño y delicioso que se me ofrecía sin pudor ni condición aquella noche. Que dulce éxtasis fue sentir mi cuerpo en el suyo, mi ser en lo más hondo de su ser, mi alma unida a lo más recóndito de su alma.
Nuestras pieles tibias y sudorosas en contacto, besos apasionados, gemidos y exclamaciones compartidos... el deseo de una noche sin fin.

Pero el fin llegó.
A través de mi ventana, aún abierta despuntó el alba y aquel extraño y hermoso ser descansaba desnudo sobre mi desnudez, arrebujado contra mi pecho, respirando apaciblemente a mi compás. …l abrió de pronto sus ojos y me miró, con esa intensa mirada de noche.
“Hay tanto que desearía saber- dije-. Deseo saber tu nombre. Deseo saber de dónde vienes, deseo saber tu vida, tu historia, tus gustos y tus miedos. Deseo conocerlo todo de ti. Pero la única cosa que me quema el alma, la única duda que quema mi lengua y mi corazón es una...”
No dijo nada.
“¿Me abandonarás? ¿Te irás tan repentinamente como llegaste, dejando solo un maravilloso recuerdo tras de ti?- dije- ¿Me dejarás llorando, solo? Dime, ¿Te irás a tu Noche Plutónica sin dejar negra pluma que atestigüe lo aquí sucedido?”
Y sin apartar sus ojos de los míos, y con sus labios rozando en mis labios dijo, con un asomo de llanto en su voz:
“No, nunca más”.

Y, tal y cómo dijo, nunca emprendió el vuelo, nunca se apartó de mi lado. Siempre estuvo para alegrar mis días y llenar de satisfacción mis noches, con esos ojos como de diablo que sueña.
Nunca supe de dónde venía, que lo trajo a mi vida o si era un ser sobrehumano. Pero una cosa si tengo clara; no volví a sentirme desgraciado hasta el día de mi muerte.
Me quedé siempre a sus pies, adorándolo en silencio y a viva voz.
Y a los pies de su sombra esta aún mi alma, donde permanece y permanecerá siempre, de donde no volverá a levantarse...
...No, nunca más.
Notas finales: Fans de Edgar A. Poe... perdonadme...

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).