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Cendrillon por Terry

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Notas del fanfic:

Los personajes de Vocaloid no me pertenecen, solos los he tomado prestados.

Notas del capitulo: Bueno no puedo decir mucho salvo que lo disfruten.
En el país de Wonderland vivían dos poderosas familias… las cuales tenían el control sobre este lugar…

La familia Kagamine contaba con unos hermosos príncipe y princesa, rubios de grandes ojos azules, la princesa se llamaba Rin y el príncipe se llamaba Len, ambos de apenas 16 años.

Los gemelos Kagamine eran muy queridos por todos, principalmente Len, quien resaltaba por sobre su hermana con una hermosa y dulce sonrisa, además de su carácter amable.

Mientras que la familia Shion contaba con un solo heredero, este príncipe era alto, apuesto risueño y con una hermosa cabellera y ojos azules como el mar, su nombre era Kaito de 18 años. Pese a tener esa edad a veces se comportaba como un crio cuando se trataba de helado.
Así pues los gemelos Kagamine crecían y se divertían mientras que Kaito era siendo educado para ser un gran príncipe… pero aun así, a este peli azul algo le faltaba…

Era una hermosa tarde de verano… Kaito estaba sentado en el balcón de su habitación, mirando su parte del reino… suspiraba incontablemente… frustrado lanza sus libros de estudio y sin pensarlo baja a las caballerizas y se monta en su pura sangre de color blanco, sale a cabalgar sin rumbo, solo quería alejarse de todo…

Olvidar un momento que era príncipe, que tendría que casarse pronto… que tendría que buscar a una princesa… eso era lo que más le tenía descontrolado.

Sin saber cuánto tiempo cabalgó llego hasta los territorios de la familia Kagamine, donde vio a dos rubias cabelleras corretear… los setos altos no le dejaban ver de quienes se trataban, incluso… pese a ser las dos familias más distinguidas jamás había tenido contacto con los gemelos hasta ese día.

Los ojos de Kaito se abrieron como platos cuando vio a dos chicas… aunque una de ellas se veía molesta por llevar el vestido.

-¿Por qué me haces esto?-dijo la fastidiada princesita mientras corría detrás de su hermana, mejor dicho trataba de correr-¡Ah!-tras el grito de desesperación se quito las zapatillas lanzándolas al aire, sin saber qué rumbo tomarían.

Las zapatillas volaron por los aires hasta llegar a donde Kaito estaba observando aun desde su caballo.

-Auch… eso es doloroso-dijo sobándose la cabeza mientras tenía entre sus manos las zapatilla que le había golpeado.

La irritada princesa se sonroja enormemente, y descalza como estaba se acerca al invitado.

-Eh… yo… ah… lo siento… lo siento…-dice con ese matiz rojo el cual aumenta cuando el apuesto chico baja del caballo.

-Su zapatilla señorita-dice coquetamente, mirándole a los ojos mientras le da la zapatilla.

-Eh… ah… no… no es mía-dice con la pena a todo lo que daba.

-Oh ¿enserio?-sonríe galantemente- Está bien, si solo fue el pretexto para que nos conociéramos… estoy más que encantado-se arrodilla ante esta y le besa la mano-Kaito Shion para servirle señorita.

-¿Eh? No… no… ¡estás en un error! Yo no soy chica… la chica es ella-señala a su hermana quien miraba boquiabierta la escena, incrédula de que tan apuesto chico se presentara así.

-¿No eres una chica?-pregunta contrariado el peli azul, aunque no suelta la pequeña mano que sus labios habían besado.

-No… yo… yo soy Len Kagamine…-dice aun sonrojado-La chica aquí es ella… Rin…

-Pero entonces… ¿Por qué traes tan hermoso vestido?-pregunta al tiempo que se levanta y mira esos hermosos ojos color de cielo.

-Eh… es… porque…-mira en dirección hacia su hermana.

-Porque le dije que lo hiciera y le diría dónde deje a su caballo-dice con descaro la pequeña princesa Kagamine, a lo que su gemelo se pone rojo como manzana.

La respuesta tan directa y sin tapujos de la rubia asombraron al príncipe del mar… pero lo que más lo había cautivado era la expresión en el rostro del joven príncipe rubio.

-Oh ya veo… así que… ¿solo era una forma de divertirte a costillas de tu hermano?-pregunta con una sonrisa algo sarcástica, la cual no fue tomada de buen modo por la caprichosa princesa Rin quien dio media vuelta y se alejó de los dos jóvenes.

-Eh… bueno… mmhh ¿me acompañas a cambiarme?-pregunta el sonrojado Len mientras alza el vestido hasta la mitad de sus piernas.

Kaito sonríe ante ese acto, pues deja ver la blancura y perfección de esas extremidades, aun en su papel de príncipe seduciendo a la princesa le carga con un brazo y con mucho cuidado.

-¿Qué? ¿Pero qué haces?-exclama exaltado y apenado por esa forma de llevarlo.

-Oh solo llevo a la princesa a su dormitorio-dice Kaito con una sonrisa.

-¡Baka!-exclama rojo pero aun así no hace intentos de bajarse.

Así es como el joven príncipe de mar lleva al hermoso príncipe rubio hasta su castillo y posteriormente a sus aposentos, el paso le es cedido si problema alguno porque veían a Len muy tranquilo, además de que pensaron que se había lastimado por los jugueteos que su hermana le había impuesto.

Al llegar a la habitación Kaito recostó al menor suavemente en la cama… mirándolo a los ojos en todo momento, acariciándole posteriormente las mejillas.

-Servida su majestad-dice galante antes de hincarse ante Len.

-No tienes que hacer eso…-dice totalmente apenado-Yo soy un príncipe… no una princesa…-hace un pequeño puchero ante el jugueteo del mayor.

-Se que eres un chico, pero creo que ese vestido va mejor en ti… que en tu hermana-dice con descaro antes de besarle la frente.

El menor se sonroja y sonríe tímidamente, para comenzar a desabrochar ese complicado vestido ya no lo soportaba por más tiempo…

Las ropas comenzaron a caer lentamente, dejando ver el fino cuerpo de Len; la mirada de Kaito no se aparta de esa hermosa visión… observando cada detalle, como si quisiera implantarlo en su memoria para siempre…

Sin ninguna invitación el joven peli azul se acerca y aun teniendo al chico solo en ropa interior lo toma por la cintura para darle un suave beso en los labios.

-¿Qué… qué fue eso?-inquirió Len de lo mas contrariado, incrédulo de lo que acababa de pasar, sin saberlo, ese príncipe descarriado le había robado su primer beso.

-Solo no pude resistir el probar esos labios, se veían tan suaves… imagine que tendrían un dulces sabor al tomarlos-responde Kaito con una sonrisa dulce y sensual al mismo tiempo.

-Y… ¿Cuál fue… fue la respuesta?-pregunta Len todo sonrojado mientras se lleva los dedos a sus labios… recordando lo cálido que había sido ese beso a pesar de ser tan corto y apenas rosando sus labios.

-Pues…-dice con tono pensativo-Tenía razón, tus labios son realmente dulces…-dice acariciándole el rostro al menor, consiguiendo con esto que se sonrojara aun más.

Un repentino silencio se apodera de la habitación, los chicos solo se miran… las palabras estaban sobrando en ese momento… Kaito acorta aun más la distancia y tomándolo por la cintura lo vuelve a besar, solo que en esta ocasión era más intenso y profundo.

Len como respuesta le rodea el cuello… cerrando los ojos, dejándose llevar por esas manos, esos labios… se sentía en estado de sopor… que todo a su alrededor se iba desvaneciendo… todo se volvía perfecto.

Pasaron algunos minutos era necesario tomar aliento pese a que ninguno de los dos lo deseaba… esos labios… se habían vuelto una necesidad para ambos chicos.

Len terminó de vestirse, se arreglo con cuidado… quería ser agradable a la vista del mayor, lo cual no era nada difícil, pues Kaito había quedado prendado de ese pequeño rubio.

Así pues comenzaron a transcurrir los días… comenzando a verse a diario… todo iba bien hasta que un par de mese después el padre de Kaito de dio una noticia que lo dejo completamente impactado.

-Hijo mío, es hora ya de que sientes cabeza, tienes que buscar una esposa-le dijo el hombre en una fría noche de invierno-Y para ello, hare una fiesta, la cual llevara el nombre de Cendrillon.

Las palabras rebotaron en la cabeza del peli azul, intentando analizarlas, comprenderlas… sintió como el corazón se le detenía.

-No padre… yo no deseo una esposa…-dijo con torpeza.

-No es que quieras o no, sino que es necesario… eres mi único hijo, el heredero de todo… así que necesitas una esposa a tu lado.

-No… no… yo no…-el jovencito sale corriendo del lugar, estaba en shock… pues el que tuviera que tomar esposa significaba que no podría estar al lado de ese hermoso príncipe rubio-Len… Len…-susurraba para sí mientras montaba.

Llegó a galope a casa de los Kagamine… necesitaba verlo, abrazarlo, besarlo… pues en secreto ellos se habían convertido en más que amigos…

-¿Kaito? ¿Qué pasa Kaito? Te vez mal-dice el menor al verlo todo pálido bajar del caballo, corriendo hacia él y abrazarlo.

-Oh Len… mi hermoso y pequeño Len…-se lamenta mientras lo aferra con fuerza.

El rubio chico se preocupa y solo puede abrazarlo para después irse ambos a su habitación, donde sabe podrán hablar con toda calma.

-Ya estamos solos, ya puedes decirme que es lo que pasa-dice acariciándole el rostro con ternura mientras está sentado a horcajadas en la pelvis del mayor-Kaito…

-Pasa que mi padre quiere conseguirme una esposa…-dice aferrado a la cintura del menor, mordiéndose el labio con furia.

Esas palabras hicieron que el menor abriera los ojos enormemente para después aferrarse aun más a su cuello.

-Eso quiere decir… que tú y yo…-la voz se le quebró antes de comenzar a sollozar-No quiero… no quiero perderte Kaito…

El mayor no podía pensar… solo atrapó los labios del menor en un apasionado beso mientras sus manos recorrían su espalda… no deseaba pensar en el futuro en ese momento.

-Te necesito…-susurro antes de comenzar a besarle el cuello.

-Kaito…-susurra poniéndose rojito

El mayor comenzó a deshacerse de esas prendas… besando cada milímetro de piel al descubierto… mordiendo, lamiendo… probando esa piel que tan tersa era.

Lentamente los chicos se fueron embriagando del calor… de ese sabor de la pasión… besando, lamiendo… los labios de Kaito se apoderaron de los rosados botones de carne del menor… succionándolos… mordiéndolos… arrancando gemiditos de esa boca…

Su mente ahora solo pensaba en una cosa… el hacer el amor con ese chico que tanto adoraba, tenia al rubio ya desnudo y acalorado… comenzando a lamer el miembro del chiquillo… saboreando ese sabor… mientras sus manos recorrían inquietas ese delgado cuerpo.

Engullía desesperadamente ese ardiente sexo mientras Len gemía extasiado, aferrándose a las sábanas.

-Ka… Kaito…-jadea mientras su rostro se perla de sudor, mientras que torpemente lleva una mano a los cabellos del ojiazul-Me… me gusta… aahh...

Ante esas palabras el mayor dirigió su boca a la entrada del menor… comenzando a lamer… logrando que su presa se tensara un poco… aunque seguía jadeando.

Lentamente Kaito comenzó a introducir un dedo en ese estrecho lugar… una débil protesta de Len se pudo oír… pero fue más el placer que sintió que pronto se quedo en el olvido la queja.

Siguió así, preparando al rubio para algo más grande y grueso… Len estaba todo rojo, ansioso, tanto que el mismo separaba sus glúteos para que Kaito pudiera penetrarlo con mayor facilidad.

-Kaito… Kaito… ya no aguanto…-susurra el menor con carita afiebrada y voz suplicante.

EL príncipe descarriado sonrió ante esas palabras, lentamente saco todos los dedos que estaban dentro del menor, para poder desabrocharse las ropas, dejando libre su excitado y duro miembro el cual comenzó a rosar en esa ya dilatada entradita.

-Iré despacio… no quiero te duela demasiado…-susurró al tiempo que fue entrando lentamente, observando las expresiones del menor… sonriendo al ver que disfrutaba lo que estaba pasando.

Hicieron el amor durante varias horas… donde ambos se corrieron un par de veces… al final Kaito aferró a Len, ambos recostados.

-Kaito…-le llama el menor con el rostro aun teñido de carmín-Esta puede ser nuestra primera y única vez que lo hagamos ¿no es así?-pregunta con un poco de tristeza en la voz.

-Es posible… pues no quiero condenarte…-responde con el flequillo cubriéndole los ojos-Condenarte a tener que compartirme con una mujer… volverte mi amante…

El rubio chico abre los ojos con sorpresa ante esas palabras, él no había pensado en eso… pero ahora que lo mencionaba… realmente no le importaría serlo.

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