La Verdadera normalidad
Como todas las mañanas, era un día más. Un despertar normal a todos los demás.
Sus ojos azulados se abrían lentamente para luego cubrir su rostro con el dorso de su mano debido a la molesta luz matutina que se colaba entre las ventanas.
Alcanzo a vislumbrar una oscura silueta ya conocida por él.
Buenos días Bocchan – saludo suave y gentilmente el elegante mayordomo que yacía de pie junto a la cama de su amo.
Sosteniendo pasivamente una bandeja con el apetitoso desayuno de él como hacia todas las mañanas.
Ciel se giró nuevamente irritado al escuchar su voz, para variar durante sus 13 años de vida tenía un mal despertar.
Sebastian al verlo, solo llevo suavemente el dorso de su mano a su propio mentón y suspiro.
Estaba más que acostumbrado a esas reacciones del joven Ciel por las mañanas.
Así que solo camino con tranquilidad hacia el gran ventanal del cuarto y descorrió las cortinas para que la luz fluyera en toda la habitación.
Levántese Bocchan tiene muchas obligaciones por cumplir este día. –Anuncio Sebastian con calma-
Toda su frase fue simplemente respondida por un suave quejido por parte del menor y luego restregándose los ojos solo atino a mantenerse sentado sobre la cama en la espera de que su sirviente lo vistiera como lo hacia siempre.
Sebastian se divertía todas las mañanas observándolo de ese modo, ya que era el único momento en el día en que su amo podía considerarse aun como un niño pequeño. Sus gestos desorientados y suspiros hacían que su mayordomo extendiera una pequeña sonrisa de forma cómplice.
Ciel hundió su dedo índice con ansias en la crema de la porción de pastel que se encontraba frente a él y llevo un poco de ella hacia sus labios para probarla
Golosamente.
Mientras tanto Sebastian colocaba sus pantalones cortos y sus zapatos con cuidado, a su vez dirigió una simple mirada al acto de su amo y gesticulo de forma reprobatoria por sus modales.
Acaso te produce alguna satisfacción verme así? –Dijo el joven Phantomhive desafiante jugando con la educación de su mayordomo en respuesta a las miradas intensivas que le dedicaba su sirviente-
No Bocchan. Solo me preguntaba como es que llego hasta este estado de nobleza con esos modales. –dijo ampliando una sonrisa de lado en revancha al pequeño –
Cállate. – Solo respondió el amo de la mansión al verse acorralado y gesticulo amargamente como solía hacerlo con frecuencia.
Como ordene. –susurro suavemente Sebastian, terminado sus deberes de vestir al joven Ciel se incorporo para informarle de sus obligaciones del día.
Al parecer hoy tendrían una extraña visita en la mansión mucho más tarde.
Dicho esto Sebastian solo se dirigió a la salida llevándose consigo la bandeja vacía del desayuno y dejando a su joven amo un tanto pensativo mientras observaba los jardines a través del cristal de la ventana.
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No se que le pasa a Plu Plu –lloriqueaba el pequeño rubio con extrema fuerza-
Porque lo dices finny? –Interrogaba curiosa meirin-
Ha estado todo el día incendiando el jardín y no deja que nadie lo acaricie porque enseguida se tira encima y te aplasta! – Vociferaba Finnian entrecortado con los llantos-
Quizás este enfermo – dijo Bard toscamente-
Plu Plu va a morir buaaaaaaa! –Se lamentaba con fuerza Finnian mientras hacia trizas los barandales de la escalera del recibidor-
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Me pregunto porque vendrá? – Murmuro extrañado Ciel dentro de su habitación- Es demasiado Um incoherente – continuó de repente poniéndose nervioso de tanto pensar para hallar una respuesta-
Sebastian. –Pronuncio el ojiazul con voz firme y calma-
Si, Bocchan? – contesto a su vez el mayordomo en el mismo instante de invocado-
Que es lo primero en mi itinerario? –Pregunto cansado de sus pensamientos tratando de obtener algo de distracción-
Bien hoy su instructor de esgrima le enseñara algunas lecciones nuevas –dijo de forma arrogante señalándose a si mismo con sus palabras- y ya que es un día bastante claro podremos desempeñarlas fuera en el jardín.
Um Muy Bie.. – Ciel no puedo continuar la frase que con exagerada sorpresa alcanzo a observar como los 3 sirvientes de la casa estaban siendo arrastrados por Pluto por todo el jardín, a su vez que destruía todo a su paso e intentaba “abrazar” a Tanaka que ahora se mantenía con un gracioso sonrojo debido a la situación-
Se-Sebastian –tartamudeo Ciel simplemente nervioso y hastiado de la situación- que esta sucediendo ahí? –pregunto sin comprender-
Ese perro esta en celo – afirmo cansadamente el mayordomo a la vez que su rostro pronunciaba una mueca de desdén-
En celo? A que te refieres? –Dijo de forma demasiado inocente el joven Phantomhive – Ese no es un perro normal! –levanto un poco la voz apuntando descaradamente a la bola gigante de pelos que se movía hacia todos lados inquietamente- Como es que los demonios pueden estar en celo!?
Acaso es normal eso??
Respecto a lo de normal my lord, nada en esta mansión o incluso en su vida lo es. – Espeto Sebastian pasivamente, a lo que el pequeño ojiazul solo se mantuvo callado con algo de remordimiento-
Y en cuanto a lo del celo, a pesar de ser un demonio sigue manteniendo sus estándares como cualquier canino. – se explico con un tono de voz tenue que logro captar la atención de Ciel que había desviado prontamente a la ventana nuevamente-
Además.. cualquier demonio es capaz de sentir inquietud sexual.
No somos tan diferentes en eso a los humanos. – inquirió últimamente con una voz suave que a los oídos de su amo resulto ser muy provocadora y el agregarle la palabra “sexual” solo hacia que se removiera por dentro incomodo. No le gustaba escuchar ese tipo de explicaciones a nadie que no tuviera un titulo de medicina colgado en su pared.
Bueno.. Haz algo para que se calme o destruirá lo poco que queda del jardín. –Ordeno Ciel tratando de dispersar esa incomoda conversación con su mayordomo-
Yes, My Lord. – Dijo el aludido y entonces se dirigió hacia los jardines en busca de apaciguar al endemoniado can en celo.
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