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Cristales del Valhalla por PrincessofDark

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Masami Kurumada, mis historias son sin ningún fin de lucro.

Notas del capitulo:

Comienza una nueva historia que espero les guste y les interese. Mi idea es cruzar dioses de la mitología griega con dioses de la mitología nórdica como Odin y Loki. Este capítulo lo pensé más como una introducción con un pequeño toque cómico (espero que haya quedado cómico).

Dedicado a todos ustedes que se toman un tiempo para leer mis historias. ¡Se los agradezco mucho!

Como siempre, comentarios, sugerencias y críticas son muy bien recibidas. ¡Nos leemos pronto!

El Santuario vivía un cierto clima de fiesta y de inquietud. Comenzaba octubre, por lo que el tiempo se mostraba levemente templado y el Santuario tenía un cierto tinte sombrío y opaco. Clima de presagio, lo había denominado Shaka de Virgo y parecía ser la definición más acertada.

Saori, es decir Atena, había informado a sus caballeros de que se celebraría una fiesta en el Santuario a la cual asistirían todos los dioses reencarnados: Poseidón, Hades e incluso Abel habían confirmado ya su presencia. Saori quería formar una alianza perdurable entre los cuatro dioses, pero no había dicho más nada, así que los caballeros no dudaban de que esa alianza tendría un trasfondo oculto.

Los preparativos para recibir a la comitiva habían comenzado casi una semana antes de su llegada: limpieza de todos los templos, arreglos y decoraciones en las escaleras como símbolo de bienvenida, el Recinto principal reacomodado para albergar no sólo a Atena sino a sus tres invitados y rigurosas guardias alrededor del lugar para asegurar el mantenimiento del orden.

Finalmente, había llegado ese domingo al mediodía en el que comenzarían a llegar los invitados. El primero en llegar fue Poseidón, vestido con una elegante túnica celeste claro. Llegó acompañado de dos de sus generales marinas: Sorrento de Siren y Kanon de Dragón del Mar, quienes saludaron formalmente a los caballeros atenienses y se pararon al lado de su señor mientras ascendían al Recinto principal.

Luego de Poseidón, arribó Abel, reencarnación de Febo o Apolo, dios del Sol. El joven dios lucía imponente vestido con una túnica de color amarillo brillante con leves toques de naranja y sus azules ojos miraron concienzudamente antes de ascender y atravesar la casa de Aries. Abel arribó solo y le informó a Mu de que nadie más vendría proveniente de su reino.

El último en arribar, Hades, lo hizo acompañado de Minos, Aiacos y Radamanthis, los tres jueces del Inframundo. Los espectros vestidos con sus sapuris de combate, parecían ser sombras que se movían vigilantes alrededor de su señor. Hades, avanzó ondeando su túnica negra rumbo al interior del Santuario con un gesto neutral en su mirada y con su tinte de frialdad característicos.

                                                 *          *          *

Atena volvió a acomodarse los cabellos frente al espejo que decoraba el enorme salón del Patriarca. Lucía uno de sus clásicos vestidos blancos con detalles rosas y su cabello caía flotando en un lacio perfecto ornamentado con un prendedor de diamantes. Estaba nerviosa y Shion a su lado lo sabía por los gestos repetitivos de la joven diosa.

-Esté tranquila, mi señora. Todo saldrá bien.

- Espero que sí, Shion. Es que no puedo evitar sentirme intranquila. No hay nada extraño y sin embargo tengo este presentimiento que no me abandona.

-Pase lo que pase, mi señora, usted sabe que cuenta con nuestro apoyo incondicional.

- Y no sabes la alegría que me produce saberlo, pero también sabes que si hay una guerra y quedamos solos nuestras posibilidades en contra de otro dios o de una alianza de dioses son muy pocas.

- Estoy convencido de que ellos aceptarán la alianza, mi señora. Es ventajosa tanto para ellos como para nosotros.

- Pero también pueden ponernos exigencias o trabas, Shion. ¿Hasta dónde debería ceder? ¿Qué puedo sacrificar y qué no? ¡Me aterra ceder demasiado o no ceder nada y perderlo todo!

- Lo hará bien, señorita. Sólo téngase confianza y trasmítala a los demás.

                                                 *          *          *

El ascenso por los templos fue tranquilo. En cada templo se encontraba su respectivo guardián y en el caso de tener aprendices también se encontraban allí. Fue en Virgo que Abel demoró un poco más su ascenso, cuando descubrió al lado del caballero dorado vigilante del templo a un aprendiz muy joven e innegablemente hermoso. Su atención fue atrapada de inmediato por ese muchacho que simplemente sonreía. Y sin embargo con esa sonrisa parecía iluminar todo lo que estaba a su alrededor aún más que su propio elemento. Quiso averiguar su nombre pero antes de que pudiera preguntárselo sintió la penetrante mirada del caballero dorado de Virgo, una mirada que pudo definir como curiosa por la demora en avanzar por parte del dios. Resignado continuó su camino, regalándole una última mirada al aprendiz de Virgo que pareció no notarla.

Shun estaba que se moría del aburrimiento, parado como estatua en la entrada de Virgo con Shaka a su lado. Además, el rubio, tal como el protocolo lo requería estaba parado casi militarmente y no hablaba con nadie, limitándose a aguardar el pasaje de cada dios para hacer una reverencia solemne. Cuando llegó Abel, le llamó la atención el llamativo color de la túnica por lo que su mirada se detuvo un momento más pero luego la desvió para continuar la vigilancia. No notó la mirada detallada del dios solar sobre él, por lo que le restó importancia.

Hades también pasó por Virgo pero su encuentro con el joven de cabellos esmeraldas fue totalmente diferente. Habían pasado tres años desde la batalla en la que había usado el cuerpo de Andrómeda como vasija para proteger el suyo propio. El dios del inframundo recordaba a un jovencito tímido que odiaba combatir pero que se había mostrado capaz de resistirse a su dominio para que el Fénix pudiera matarlo y que había sido luego capaz de expulsarlo por entero.

Pero cuando por fin pudo tener enfrente al joven notó de inmediato los cambios, era la misma mirada inocente de antaño, la misma timidez y los mismos valores, pero ahora en un cuerpo esbelto que si bien no era muy alto si había crecido unos cuantos centímetros en ese tiempo. Además el cabello estaba más largo y los rasgos habían madurado, llevándolo al umbral entre la adolescencia y la adultez. Una lástima la armadura, fueron sus pensamientos, ya que Shun debía lucir impactante con una sencilla túnica.

La observación de Hades esta vez sí fue notada por Shun, aunque lo atribuyó al reencuentro después de tanto tiempo que había pasado. …l mismo miró con recelo, temor e incluso inquietud la presencia del poderoso dios de la muerte. Recordó, recordó las muertes, las angustias, los sufrimientos, todo el poder y la maldad que habían anidado su cuerpo. En los ojos esmeraldas se reflejaron los recuerdos y Hades no dudó en seguir su camino, sabiendo que el joven estaba mortificado por ellos.

                                                 *          *          *

El encuentro entre los cuatro dioses tuvo un tono de cortesía y neutralidad. Saori no hizo alusión a nada, limitándose a indicar las habitaciones que les habían sido indicadas a cada uno de los dioses y a los espectros. Para finalizar ese encuentro les señaló que una cena y baile en su honor se ofrecería esa misma noche a las diez de la noche y que esperaba fuera un momento ameno.

A las diez de la noche en punto todos los invitados empezaron a hacer su aparición en el Recinto principal. Atena fue la primera en aparecer, escoltada por Poseidón, luciendo un elegante vestido violeta claro. Hades y Febo aparecieron posteriormente, con ropas de gala, negras para el primero y azules oscuras para el segundo.

Los cuatro dioses se acomodaron en una mesa aderezada especialmente para ellos y comenzaron a observar la llegada de los demás invitados.

Los caballeros dorados ingresaron casi todos juntos, a excepción de Afrodita de Piscis. …ste había explicado confidencialmente a Máscara Mortal que quería hacer una entrada espectacular diferenciándose del resto. Los caballeros dorados lucían túnicas de color blanco con detalles en dorado y con prendedores de oro de acuerdo al signo que representaban. Se dividieron en pequeños grupos y cada cual ocupó lugares distintos del salón principal, algunos cerca de la mesa de alimentos, otros cerca de la mesa de bebidas, otros cerca de la música, etc.

Los caballeros de bronce, como aprendices llevaban túnicas en un sencillo tono gris plata con prendedores del color de su armadura de bronce, Seiya en tonos rojos, Shiryu en verde y Hyoga en blanco. Ikki y Shun no habían llegado todavía cuando Afrodita hizo su aparición.

El caballero dorado de Piscis hizo una entrada que pudo calificarse de monumental, las luces disminuyeron y se concentraron en la puerta, se escuchó una suave música gracias a Aldebarán que había encendido el equipo y el pisciano puso un pie en la entrada y se detuvo por un momento para que todos lo miraran. Después, se acomodó la blanca túnica y sus celestes cabellos antes de avanzar solemnemente.

- Buenas noches – su voz inundó la estancia con un tono aterciopelado y seductor.

Hades que había visto toda la entrada espectacular no reprimió una sonrisa y se dirigió a Poseidón con un buen humor extrañamente raro en él.

- Ha llegado la reina de la noche – susurró irónico y Poseidón rompió a reír, ganándose una mala mirada por parte de Saori.

- Creo que se considera el más hermoso de todo el mundo – agregó Abel – aunque me parece que está demasiado recargado. ¿Por qué se puso tantas flores?

- Hará propaganda de una florería – respondió Poseidón riéndose más fuerte todavía.

En otro sector, Seiya, Hyoga y Shiryu también comentaban la espectacular presentación.

-¡Es – pec – ta – cu – lar! – ironizó Hyoga.

- Creo que tanto aroma a flores lo afectó – agregó Seiya tomando una copa.

- Bueno, basta. Si los llega a oír se las va a cobrar – terminó Shiryu - ¿Por qué se han demorado tanto Shun e Ikki?

- Shun es otro que debe estar terminando de arreglarse – se burló Seiya.

-No, si Shun jamás se arregla tanto – contestó Hyoga justo cuando los dos invitados faltantes hicieron su aparición.

Ikki entró portando la armadura del Fénix, ya que después de una breve y tranquila charla con Saori en la que le informó con su sonrisa peligrosa que él no iba a andar de faldas ni de vestido la diosa había aceptado que se dejara la armadura. También había pesado en su decisión la amenaza de Ikki de incendiar la decoración del salón al primer gesto de burla si lo hacían llevar túnica.

Parado suavemente a su lado, entró Shun de Andrómeda que logró el silencio unánime que no había conseguido Afrodita de Piscis. Al igual que sus compañeros usaba una túnica gris plata pero la suya era casi blanca y con una faja de bordes de plata. El pelo estaba suelto y levemente revuelto y completaba el bellísimo tono llamativo de los ojos verdes.

Dos dioses contuvieron el aliento ante su aparición, dos dioses opuestos, el calor del fuego contra el frío de la ultratumba. Hades se felicitó a sí mismo por haber pensado que el joven se vería impactante vestido con una túnica porque su apreciación no había estado para nada errada. Miró a su alrededor y observó a Abel mirando con tanta atención como la suya la aparición del joven y eso no le gustó nada, absolutamente nada.

Sin darse cuenta de nada, Shun entró al salón y tanto él como Ikki se reunieron con sus amigos para distenderse.

-¡Shun! Estás brillante – exclamó Seiya - ¡tu entrada fue mucho mejor que la de Afrodita y eso que no la ensayaste!

-¿Qué? – preguntó Shun sorprendido.

- Creo que te has echado un enemigo – interrumpió Hyoga señalando discretamente a Afrodita de Piscis. El dorado acariciaba con demasiado amor una rosa blanca mientras miraba a Shun.

Saori interrumpió su charla cuando se puso lentamente de pie, hizo sonar suavemente su copa y todos guardaron silencio para escucharla.

-Buenas noches. Es un placer recibirlos a todos en esta noche de fiesta y alegría para dar la bienvenida a nuestro Santuario a tres dioses sumamente poderosos. Poseidón, señor de los mares y dios del mundo submarino – Poseidón se puso de pie por un momento para ser saludado por todos los caballeros – Abel, señor de la luz y dios del sol – fue el turno de éste para levantarse y saludar – y Hades, señor del Inframundo y dios de la muerte. Es un placer contar con su visita, que esperamos sea útil y fructífera para el mantenimiento de la paz y la seguridad de todos los reinos.

Los caballeros aplaudieron brevemente las palabras de la diosa y comenzaron el banquete cuando ella volvió a sentarse. La cena abundante y la bebida corriendo a raudales entonaron pronto el ambiente, excepto por cierto pequeño peliverde que cada vez que iba a servirse algo de tomar escuchaba la voz de su hermano mayor.

-¡Que no te vea tomar alcohol, Shun!

-Claro que no, niisan – y ahí Shun se servía otro vaso más de refresco, bajo las risas de sus ya alegres camaradas.

Shun se puso muy alegre cuando la música de baile inundó la estancia, esperando para ver las parejas que se formaran bailar. …l no bailaba, primero porque no sabía y segundo porque muy pocos se animaban a enfrentar la letal mirada de su hermano mayor y los pocos que lo habían intentado no tuvieron un muy buen final.

En la pista fueron colándose parejas: Mu y Shion, Afrodita y Máscara Mortal, Saori y Poseidón, Saga y Aioria, Shura y Aioros, Camus y Milo y Shiryu con Seiya. Hyoga después de volar de un lado a otro terminó bailando con Dokho.

Hades y Abel se pusieron de pie al mismo tiempo para dirigirse a la pista de baile. Todos pensaron que bailarían juntos, pero los dos caminaron al lugar en donde Shun conversaba con Ikki y Shaka. Los dos, imponentes en toda su majestuosidad extendieron sus manos frente al más joven.

-¿Bailas? – preguntó Hades sin perder el matiz frío que lo caracterizaba.

-¿Te gustaría bailar? – preguntó Abel con insinuante calidez.

Los dos dioses notaron la simultánea invitación y se miraron entre ellos y luego a un más que apenado Shun. Ikki y Shaka que conversaban entre sí, interrumpieron su charla para mirar la particular escena, junto al resto de los curiosos invitados.

Un entretenido Seiya no pudo dejar de comentarle a Shiryu con una sonrisa.

-¡Esto va a ser interesante!


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