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Un Beso Bajo La lluvia, ¡Cliché! por Mary-chan6277

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Notas del fanfic:

Dije ya q es malo q me quede despierta hasta tarde?? son las 12:00, osea, media noche, y yo estoy imaginándome cosas YAOI O__ó hahah
Esta es una historia extraña, como todas las cosas q escribo, pero de todas formas, espero que les guste el romance entre esta extraña (pero no por eso menos adorable) pareja.

esta historia se me ocurrió al ver esta imagen http://media.photobucket.com/image/jiraoro/PukingUpRainbows/jiraoro/Naruto__Young_Sannins_by_Junez_chan.jpg?o=15
Ayer por la noche... osea, sí, me dormí pensando en qué iba a escribir xD

Notas del capitulo: Díganme rara, loca, demente, o lo que quieran, pero yo *AMO* a Orochimaru... hasta puedo decir que es mi personaje favorito después de Sasuke ^^U
Escribí esto xq hay pocas fics d esta pareja, así que decidí contribuir un poco... así que... hahah sin más preámbulo, la historia:
1
—¡¿De verdad nos va a llevar a las aguas termales, Sarutobi-sensei?!— no pude más que saltar de emoción. Aguas termales era igual a chicas guapas con poca ropa, y además, me daba la oportunidad perfecta para hacerle bromas a mis compañeros de equipo. En especial a Orochimaru, que me sacaba de quicio, siempre tan misterioso y callado, recibiendo la atención del sensei que lo consideraba el mejor de nuestro equipo, así nunca nos lo haya dicho. Simplemente irritante, pero ya vería.
—¿Por eso nos dijo que viniéramos preparados?, ¿está seguro de que no es una misión más?— preguntó Tsunade igual de feliz a mí. En realidad, todos estábamos felices por el viaje, hasta Orochimaru había relajado su gesto de pocos amigos, y eso era algo.
—No es ninguna misión, se los aseguro— dijo el sensei riendo ante nuestro asombro infantil— hemos estado entrenando muy duro últimamente, y el Hokage nos ha dado varias misiones. Era momento de que nos tomáramos un descanso. — y mientras decía eso, empezó a adelantarse fuera de la aldea de la hoja, caminando despacio pero con pasos firmes. Nosotros tres le seguimos enseguida.
Caminamos, descansamos, corrimos, volvimos a descansar y luego saltamos de rama en rama entre los árboles hasta llegar hasta el País de la Hierba. Una vez allí, Sarutobi-sensei nos condujo por las calles llenas de gente y con un ambiente agradable hasta el hotel en donde nos quedaríamos.
—¡Wow! Sarutobi-sensei, ¿aquí nos quedaremos?— Tsunade no reprimió su asombro. Ese era un lugar hermoso. Fuera de la recepción había un pequeño jardín con una fuente en el medio, rodeada de flores de todos tipos y variados y brillantes colores. Los pisos eran de mármol pulido, hasta podíamos ver nuestro reflejo al caminar, y el empapelado en las paredes era de un color claro y apacible, muy refinado.
En la recepción, el Sensei habló con una amable señorita, que luego de registrarnos y confirmar las conservaciones, nos dirigió a cada uno a nuestra habitación.
—Síganme por aquí, sus habitaciones están ya dispuestas en el segundo piso— seguimos a la recepcionista por el largo pasillo que conducía hasta unas escaleras de caracol, observando furtivamente otros pasillos alternos que conducían a las aguas termales, y otros que conducían al área de masajes, o al restaurante. —Tsunade-san, su habitación— era evidente que ella se quedaría en su propia habitación, dado que nosotros éramos chicos. Tsunade se despidió con nosotros con la mano, y entró complacida al quesería su cuarto. Caminamos un par de metros—Y esta la suya, Jiraiya y Orochimaru-kun.
—¿Qué?— me queje enseguida— ¿por qué yo me tengo que quedar en la misma habitación con él?— Orochimaru sólo me miró indiferente, mientras el sensei me dirigía una mirada de desaprobación
—No veo nada de malo en que compartas la habitación con tu compañero— dijo, como si fuera lo más normal del mundo.— Además, Jiraiya, sólo para que sepas, lo he hecho apropósito— sentí que mis ojos se abrían involuntariamente, ¿qué estaba diciendo?— pensé que sería bueno que, ya que no se llevan muy bien, deberían convivir un poco para más para que así puedan aprender un poco del otro, ¿Qué tal? —nuestro maestro mantenía esa sonrisa socarrona, como si hubiese sido la mejor idea del mundo habernos metido a el chico-serpiente y a mí en la misma habitación. —Vamos, entren los dos— y dicho eso, nos dio a ambos un ligero empujón por la espalda, lo suficientemente fuerte para que quedáramos parados dentro de la habitación, y luego, simplemente cerró la puerta y siguió hacia su habitación como si nada.
Bueno, con él cerca tendría más oportunidad de hacerle bromas, eso era una ventaja.
Suspiré. De todas formas no dejaba de ser molesto compartir habitación con él precisamente.
Nos quedamos los dos callados, sin movernos, sin mirarnos. Fue Orochimaru quién tomó el primer paso, y se dirigió hasta la que sería su cama, y dejo su maleta sobre el lecho, y luego tomó una toalla de las que había preparadas para nosotros y salió de la habitación dispuesto a sumergirse en las aguas termales.
Y esa era mi oportunidad para actuar.
Imité a mi compañero de equipo, y lo primero que hice fue dejar mis cosas sobre la cama, luego, me acerqué a inspeccionar las cosas de Orochimaru.
—Veamos que tiene en su maleta don misterio— murmuré para mi mismo, abriendo lentamente la cremallera de la maleta que tenía un ligero color violeta, muy característico de él. Dentro había una muda extra de ropa, un pequeño cuaderno, un pergamino para poder usar un Fuuma Shuriken durante una batalla, y… —¡gualá! Esto es perfecto— y en el fondo había encontrado lo que me serviría para mi broma: Suzuki-san. Me reí.
Orochimaru podía ser un tipo duro, bastante misterioso, un maestro a la hora de la batalla, y alguien que cono solo propinarle una mirada, se sabe que se convertirá en un poderoso shinobi en el futuro. Pero todos tenemos una debilidad, y la del chico-serpiente era Suzuki-san, una serpiente de peluche que cargaba siempre a todas partes consigo cuando salíamos fuera de Konoha.
—¡Eres un niñito!— me había burlado de él, por supuesto, ¿quién se resistiría ante semejante oportunidad?, ¿cómo era que llevaba siempre con él esa maldita serpiente?
—Dímelo cuando tu dejes a tu querida mantita— respondió con su frío tono habitual, y me dirigió una de sus asesinas miradas, mientras yo lo miraba con reproche.

Me aseguré de esconder la serpiente entre mis cosas, cuidando de que no fuera muy obvio y que no descubriría tan fácil.
Cuando estuvo listo, yo también tomé una toalla, y salí de la habitación.

Me dirigí a la zona de aguas termales, y entré a la sección para hombres –el sensei había sido cuidadoso de no escoger un hotel en donde hubiese una sección mixta, que molesto- y rápidamente reemplace mi ropa por una toalla blanca que amarré a mi cintura. Metí mi ropa dentro de una canasta, y la deje en el cubículo junto a la ropa de Orochimaru.
—Bueno, con lo de Suzuki-san es suficiente— murmuré riendo entre dientes, tentado ante la idea de hacer algo con sus ropas, pero me resistí y entré a la zona de las aguas termales.

El vapor inundaba agradablemente todo el lugar. Me deshice de la toalla, y me metí dentro de esa agua caliente, muy caliente, pero tan relajante. ¡De verdad que todos necesitábamos un descanso!. Cerré los ojos complacido, y dejé que la temperatura ideal del agua me relajara por completo. Luego de unos minutos, abrí los ojos, y casi por auto reflejo, busqué con la mirada a mi compañero de equipo. Había varios sujetos más, uno muy gordo, otro demasiado delgado, y así un montón de variedad de estilos, tamaños y formas, pero a pesar de que la piscina estaba considerablemente llena, no me tardé mucho en encontrar a quién buscaba, y lo que vi, no era precisamente lo que esperaba ver: Orochimaru estaba sentado en el borde del estanque, contemplándolo todo con sus ojos dorados. Era la primera vez que lo veía con el cabello recogido, lo llevaba amarrado con un lazo de color púrpura, y unos caprichosos mechones de su pelo negro y liso caían sobre su rostro dándole un toque juvenil y despreocupado, muy diferente al que nosotros estábamos acostumbrados a ver en la aldea. Su pecho y sus brazos estaban bien trabajados, al igual que sus fuertes piernas que tenía cruzadas a la altura de la rodilla. Su piel pálida casi parecía brillar con el sol.
Aparté la mirada en seguida cuando sus ojos se encontraron con los míos, y no pude evitar que un leve sonrojo adornara mis mejillas. Si tener que compartir habitación con él había sido algo terrible, que me hubiese quedado contemplando sus bíceps bien marcados, sus esbeltas piernas, y pensando lo bien que se veía con el cabello recogido era muchísimo más terrible.
Estúpido Orochimaru. Había venido a relajarme, no dejaría que ese idiota me arruinara el viaje, así que eché la cabeza para atrás, cerré los ojos, y dejé que todos los pensamientos se disiparan, relajándome completamente.
Luego de unas horas de estar así, decidí que era momento de espiar a las chicas, pero antes de irme, no pude evitar echarle una última mirada a Orochimaru.

2
Después de un golpe de Tsunade por haberme encontrado en mi pequeña “investigación furtiva”, y cambiar la toalla por una de las batas del balneario me dirigí a la habitación.
En algún momento mientras estábamos comiendo todos los manjares que Sarutobi-sensei había mandado preparar para la ocasión, había empezado a llover. Las gotas golpeaban fuerte el cristal de las puertas corredizas que daban un balcón con vista al jardín, y el frío se colaba a través de las gruesas paredes del hotel. Me sentí deprimido, había hecho un muy buen día, no esperaba que lloviera.
El sonido de la puerta abriéndose y volviéndose a cerrar me sacó de mis pensamientos. Ya me volvería a animar cuando Orochimaru descubriera mi bromita, y quisiera matarme –me pregunté en mi fuero interno que tan prudente sería molestar a ese sujeto, pero era demasiado tarde para darle vuelta atrás a mi plan.
El chico-serpiente aun llevaba el cabello recogido en una cola de caballo, como cuando estaba en las aguas termales y cuando cenamos, pero mientras avanzaba hacia su cama, deslizó el lazo que lo mantenía sujeto , y de nuevo una cascada negra y lustrosa calló por su espalda.
Creo que el pelo suelto también se le veía muy bien.
¡Jiraiya! Deja de pensar eso, me reproché internamente, y moví la cabeza de lado a lado para desechar por completo esos pensamientos.
Observé a mi compañero de equipo sin que él se percatase, mientras buscaba en su maleta. El momento acababa de llegar, ¡qué gracioso sería cuando descubriera qué --!
—Tú lo hiciste— ya lo había descubierto. —No puedo creerlo, bajé la guardia por un momento, ¡bajé la guardia ante mi propio compañero! Y pasa esto— parecía molesto, pero a la vez su tono y mirada inexpresiva lo negaban todo, y sin decir nada más, salió al balcón, cerrando la puerta lo suficientemente duro como para que las paredes temblaran.

Me recosté sobre mi cama, y me metí dentro de las cobijas. Esa no era la reacción que esperaba de Orochimaru, yo quería algo más interesante, insultos, golpes, y una risa descontrolada de mi parte al ver a la persona más fría que conocía enloquecida por una serpiente de peluche. Pero no fue así, y no había sido divertido, y no lo había sido porqué ahora me sentía culpable, y preocupado, porque si Orochimaru había salido a la lluvia, podría pescar un resfriado.
Vamos, no te preocupes por él, me reproché, ¡tú lo odias! Pero de todas formas me levanté de mi cama, y salí a buscarlo.

3
Un beso bajo la lluvia era la cosa más cliché que podía existir. Era digno de una serie de televisión mexicana, o de una novela de amor barata. Es algo que las niñas sueñan porque dicen que es “romántico”.
…¿Quién diría que yo terminaría compartiendo uno de esos besos clichés con nada más y nada menos que Orochimaru?

Había salido a buscarlo. Afuera llovía fuerte, y el frío era casi insoportable, pero no dejaría que esas nimiedades me evitaran encontrarle. Caminé sin rumbo por el jardín por un rato, salté por los tejados del hotel, y allí, sentado sobre una rama de un árbol cercano, estaba él, con la cabeza gacha, empapado igual que yo de pies a cabeza, y con las manos sobre el regazo. Ofrecía una imagen desconsolada, y solitaria. ¿Por qué sentía esa estúpida necesidad de ir y abrazarlo?
Me acerqué sigilosamente, y me senté a su lado en la rama.
—Lo siento…— murmuré, pero él ni siquiera se digno a levantar la vista para mirarme. —Orochimaru, yo…
—¡Estoy harto de que seas tan inmaduro!— y tenía razón en sus quejas. Absolutamente toda la razón. —Cuando no estás acosando a Tsunade, entonces te desquitas con migo. — me quedé en silencio.
Observé el cielo estrellado, y luego la figura que parecía tan indefensa a mi lado –aunque Orochimaru era todo, menos indefenso.
Tomé su barbilla, para obligarlo a mirarme. El mostró un poco de resistencia, pero al fin permitió que nuestras miradas se juntaran. Sus ojos dorados brillaban con luz propia en medio de la oscuridad de esa lluviosa noche, y en un impulso retiré suavemente el cabello mojado que estaba pegado a su pálida piel. Luego, fue cuando hice algo que nos cambiaría la vida a ambos: le besé. Junté mis labios tímidamente con los de él, y luego, un poco más confiado, me hice con el suficiente valor para profundizar el contacto, acariciando con una mano su rostro, mientras que la otra se deleitaba con la suavidad de su cabello azabache.
—Creo… creo que me gustas— le confesé, con las mejillas totalmente encendidas, mientras él me miraba de manera suspicaz.
—¿Esperas que crea eso? No me creas estúpido, si tu andas espiando a las chicas todo el tiempo, ¿cómo es posible que te guste otro chico? — preguntó, mirando con sus ojos inexpresivos pero hermosos.
—¡Es cierto!— me defendí— sé que suena extraño, pero… ¡pero te aseguro que no te hubiera besado si no lo sintiera! No llevaría una broma tan lejos, créeme— hice una mueca no más de pensarlo. No podía andar besando a todos los chicos que me desagradaban por jugarles una broma, no lo resistiría.
—¿Qué hace qué yo sea diferente?
—No lo sé… — mis dedos acariciaron su mejilla suavemente, luego también sus pálidos y tersos labios. —Quizá sea por esa actitud tuya, eres muy misterioso, y eso me agrada— le dije con una sonrisa. Segunda confesión de la noche, increíble. —Te juro que te devolveré a Suzuki-san, vine a buscarte porque aquí puedes enfermarte si te quedas bajo la lluvia.
—¿Estabas preocupado por mí?— el tono neutro de su varonil voz se había transformado en genuina sorpresa— wow, eso debe significar algo— apuntó frotándose la barbilla.
—Regresemos a la habitación, ¿sí?, perdóname por haberte quitado tu serpiente. — y así volvimos a la habitación, empapados, saltando de vuelta por los tejados, los dos, tomados de la mano
Debía admitir que se sentía estar así con él.
Notas finales: primero, quiero decir que hubiese escrito más, pero ya tengo sueño ¬¬ hoy fue un día genial, pero un poco agotador... así q me quiero ir descansar xD

Segundo, la serpiente de Orochimaru se llama Suzuki-san por el oso de Usami de Junjou Romántica xD me acordé y me pareció buen nombre hahaha

Tercero... bueno, espero q me digan q piensan, ¿la sigo?, ¿me voy a hacer otra cosa con mi vida xq para escribir no sirvo? hahah reviews buenos y malos se reciben.

Cuarto... huy, una recomendación por parte de la autora xD vean Sherlock Holmes!! me la vi hoy y estuvo re buena... sin mensionar que la mente YAOI puede volar sin límetes, créanme, la amiga con la que fui estaba re O___O con migo disiéndole "esos dos se aman, yo te lo digo" xDDDDD

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