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Jugando a ser Potter por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

SNACO!!!

SnapeXDraco, señoras y señores!!!

Relato escrito para el reto Snaco que Mylovesnape y su servidora nos propusimos.

El titulo y la trama del fanfic son idea de Mylovesnape: yo la desarrolle.

Ella hizo lo mismo con una idea que yo le di, es decir, que hay otro oneshot Snaco escrito por esta autora, la otra parte del reto.

Notas del capitulo: Contiene lemon.
 

Jugando a ser Potter.

 

Potter. Siempre Potter. Siempre el puñetero idiota con gafitas.

Draco acababa de ver algo que lo llenó de rabia. Pegó un patadón al milenario muro de roca del castillo y de inmediato se arrepintió de ello. Brincó, como en las caricaturas, aullando y a la  pata coja. Maldijo a Potter de nuevo.

Que Potter fuera el chico más popular del colegio, le cargaba, pero podía soportarlo. Que Potter siempre, sin importar cuantos sobornos diera su padre, le ganara en los partidos de quidditch, le recontracargaba, pero también podía soportarlo. Pero que le robara el afecto de su padrino, eso si que no lo iba a tolerar.

Acababa de presenciar una vomitiva escena al entrar al despacho de su padrino sin llamar previamente: su padrino, su queridísimo padrino, planchando a Potter contra un armario y comiéndoselo a besos. Y Potter le correspondía, con una mano le aferraba la nuca y la otra la movía descaradamente por sobre el trasero del sexy profesor de pociones. Tan embebidos en lo suyo que ni siquiera se dieron cuenta de que el había entrado.

Era la primera vez que Draco Malfoy era olímpicamente ignorado. Y ese crimen no se quedaría impune.

 

***

 

Antes de tildar de ególatra a Draco Malfoy echemos un vistazo a su profile, tal como hacen los agentes del FBI con los sociópatas antes de comer rosquillas.

Nombre: Draco Malfoy. (Draco Lucius Malfoy Black, según la excelsa Perla Shumajer, pero esa es otra historia)

Edad: 15 primaveras.

Estatura: mas que Harry Potter, menos que Theo Nott.

Peso: una supermodelo y media.

Coeficiente intelectual: un octavo del de Albus Dumbledore.

Ego: mas inflado que un dirigible alemán de la primera guerra mundial.

Orientación sexual: gay. Hay resmas y resmas de documentación fanfiquera al respecto.

Perfil psicológico: Ególatra consumado. Niño mimado. Inútil absoluto. Bocazas incontrolable. Uke delicioso. ¡Completamente adorable! Solo dos personas en el mundo están convencidas de que Draco Malfoy es el mejor ser humano sobre la faz de la tierra: su mamá y él. Su papá lo tiene en segundo lugar, después de él. Pero durante toda su vida ha oído decir que es el mejor. Le ganaba a Pansy Parkinson en las peleas de box. Le ganaba a Theo Nott al jugar al quidditch. Le ganaba a Goyle a armar rompecabezas. Le ganaba a Dobby el elfo domestico a jugar a las escondidas. He is the best. El mejor. Y cuando te pasas la vida oyendo decir que eres lo máximo lo menos que pasa es que te lo crees. A pies juntillas. Mas cierto que los Evangelios o el Corán.

Dentro de su reducido mundillo slytherin jamás ha encontrado pruebas de que no sea así. Pero al toparse con el mundo exterior, la realidad lo ha desencantado. Las humillantes derrotas en el quidditch no eran su culpa sino de los imbéciles de su equipo. Que Potter fuera el más popular era culpa de Voldemort y Dumbledore a partes iguales. Que más daba. Draco había aprendido a vivir con eso.

Pero todos tenemos un limite: algo que nos toca los cojones los tengamos anatómicamente o no. Algo que nos hace explotar. Para unos es que un amigo se les muera en Irán. Para otros que descontinúen el sabor de su dentífrico favorito. Para Draco Malfoy fue descubrir que su padrino, ese misterioso morenazo mestizo, se liaba con Harry Potter.

De eso, naturalmente, el culpable era Harry Potter. E iba a pagar por ello.

 

***

 

El plan trazado por su mente maestra (la más maquiavélica, a su propio parecer, desde Maquiavelo) era sencillo. Había oído decir a Theo Nott que la explicación mas sencilla es la mas probable. Que la gente es simple. Que causa y efecto se suceden. Que mientras menos pasos tenga un plan es mayor su probabilidad de éxito.

Primero se documento: averiguo que Potter iba todos los viernes en la noche a la mazmorra-despacho de su padrino. Se encerraba con él, y lo que hacían, bueno, ya lo había visto: compartir saliva de un modo que lo excitaba y lo asqueaba al mismo tiempo.

Potter siempre iba solo. Siempre pasaba por delante del tapiz del alquimista de Xerxes. Si, ese que tapaba un pequeño pasadizo entre las mazmorras y la cocina, donde tan fácil era esconder a alguien.

Conocía, como todo mundo después del escándalo del anterior profesor de DCAO, la existencia de la poción multijugos. Como capitán del equipo Sly de quidditch guardaba bajo su poder los dos contundentes bates que usaban los golpeadores.

Así, tras exhaustiva logística, usando de todos estos ingredientes, se oculto un viernes por la noche detrás del tapiz del alquimista de Xerxes armado con un bat. Espero pacientemente a que Potter pasara... los minutos se le hacían eternos, se figuraba tener ya polvo y telarañas sobre la cabeza, pero la paciencia de los Malfoy era proverbial... finalmente el chico que parecía haber sido marcado por "El Zorro" apareció. Su páncreas, o cualquiera de esos órganos, segregó adrenalina. Contuvo la respiración y justo cuando Potter paso frente a el lo descontó con el clásico recurso de un batazo en la cabeza. Las gafitas volaron allá lejos y se rompieron, de lo fuerte que fue el impacto en la nuca. Con una sonrisa estúpida Potter se desplomó. Plaf. Cayó como un saco de mierda. Las malévolas manitas de Draco salieron de debajo del tapiz y jalaron el cuerpo inconsciente por los tobillos.

Tiró y tiró de el hasta llegar a medio pasillo. Sacó la ampolleta llena de poción multijugos que había pedido a su padre (y que papi le había comprado en el mercado negro pues era un inocente juguetito que se usaba, sobre todo, para sazonar la vida sexual) y arrancando unos pelos al chico que vivió los echó a la poción, que de inmediato chisporroteó y adquirió un hermoso color esmeralda.

No obstante Draco hizo gestos: levantó la nariz en un gesto idéntico al de su madre, solo que el suyo estaba causado por el asco que la esencia de Potter le producía y no por los efectos secundarios de un embrujo cosmetológico realizado en una prestigiosa clínica neoyorkina.

A la luz de la esfera que había hecho aparecer observó a Potter. ¿Qué tenia ese imbécil que no tuviera él, y mejor? Cierto, su espalda era ancha, sus pectorales marcados, sus bíceps ni se diga, su trasero como de modelo de speedos, umh, pero el, Draco Malfoy era mas rubio. Si señor: más rubio. Y más bello. Draco podía pasar horas frente al espejo admirándose sin llegar a saciarse de su propia belleza.

De esa belleza con una pizca de herencia veela que debió haber sido mas que suficiente para seducir al hombre que le gustaba, su padrino, Severus Snape.

Pero el profesor no dejaba de verlo como un niño. Como el mocosito que había cargado cuando lo llevaron al Registro Civil a ponerle nombre, delicado como una muñequita de porcelana en su ropón. Adorable. Cute. Encantador, pero no del tipo que te llevas a la cama. Snape había ignorados sus coqueteos, hiriendo el corazón del muchacho una y otra vez. Bueno, apenas iban dos, pero igual eran muchas para Draco.

Pero esta noche eso iba a cambiar. Esa noche Draco le enseñaría a su padrino lo que era tener un hombre de verdad en la cama. Había estado embobado por su tremenda virilidad desde hacia tanto tiempo...

Pensando en la aristocrática nariz de Snape, en su pecho varonil ceñido por la túnica de los innumerables botoncitos, Draco bebió el asqueroso brebaje que lo convertiría por fuera en Harry Potter. ¡Guácala, sabia como a pipi en un pote! Draco cayó de rodillas y sufrió inenarrables dolores... Luego se cambió sus finas ropas por las vulgares garras de Potter y se dirigió a paso rápido al despacho del profesor de pociones.

Toc-toc; se acordó de llamar.

-Adelante, Potter. - la voz desapasionada de su padrino le puso la piel chinita.

Entró y lo vio, un poco borroso quizá por efecto del deseo que lo embargaba, o quizá por la bendita poción, o quizá por...

-¿Y tus gafas Potter?

¡Dammit!!! ¡Las putas gafas!

-Hoy traigo pupilentes... profesor Snape! - se acordó de añadir el "profesor Snape", como Potter siempre hacia.

La respuesta y el tono, tan potterianos como se podría desear, convencieron a Snape, quien asintió.

-Sera mejor que comencemos con tus lecciones de oclumancia, Potter.

"¿Oclumancia? ¿Qué leches?" se preguntó Draco.

Snape alzó la varita.

-Legerem... - comenzó, pero Draco gritó:

-¡No! Digo, profesor, no seria mucho mejor hacer, ummm... - Draco se aflojaba la corbata y mordía la punta de su varita de un modo muy sensual - otras cosas???

Draco-Harry avanzó contoneándose como un felino al acecho.

-Potter, Dumbledore se dará cuenta, usted no progresa nada...

-Oh! - el chico ya se había quitado la corbata a rayitas rojas y amarillas y la azoto en el aire con desdén - El viejo sabe que soy un tarado.

Snape se sorprendió al oír hablar a Harry con tanta imparcialidad sobre si mismo. Tanto que se quedó parado como un pasmarote mientras el chico le ataba las manos con su bufandita. Bien apretadas, las acercó a su boca y le quitó la varita con los dientes. Las sujetó ambas con la mano izquierda y le dio la vuelta, poniéndose de puntitas para restregarle su erección en el trasero.

-¡Potter! - se escandalizó Snape, puesto que Harry solía ser bastante aburrido en la cama.

Como respuesta Draco-Harry le mordió el cuello. Ligeramente. Luego le lamió toda la distancia hasta la oreja.

-Esta noche vamos a hacerlo a mi modo profesor.

Snape no recordaba haber oído jamás tan seductor a su niño. Ni comportándose tan poco como un niño. La manera en como lo azotó contra la vieja mesa de pociones era dominante, agresiva. Siguió frotándole el culo con su dureza, pasándole un brazo por el cuello y obligándolo a arquear la espalda.

-Potter!?

-Esta noche voy a enseñarle de lo que se estaba perdiendo.

-P...

-¡Silencio! - siseó Draco y arqueó mas la espalda, haciéndolo gemir.

Libero la presión de su brazo y con esa misma mano agarró al profesor por los cabellos, volteándole el rostro para besarlo, en la mejilla, en la oreja, en el cuello, al tiempo que con su otra mano jalaba la túnica de Snape, enroscándosela y subiéndosela, hasta  la altura de su trasero. Entonces se le desmontó y le enroscó la túnica a la altura de la cadera. Su trasero estaba ahí, ceñidamente enfundado en los pantalones negros y sobrios. Seria mucho más excitante si fueran de cuero, pero ya que. Para lo que le iban a durar puestos. Con un movimiento de varita, Draco hizo desaparecer toda la ropa del profesor de la cintura para abajo.

Aquel pálido pero firme culo con el que había fantaseado estaba por fin frente a sus ojos. Draco lo acarició con las dos varitas.

-Potter, ¿Qué pretende? - se alarmó Snape al sentir las varitas del chico cruzando la división de su trasero como una tarjeta de crédito el lector infrarrojo.

-Nada que no vaya a gustarle. - Draco-Harry volvió a montársele encima - Profesor.

¡Esa manera de sisear en su oído, por Morgana! El chico se estiró para coger algo que Snape no vio. Pero bien que lo sintió cosquilleando su trasero. Draco le acariciaba las nalgas con una pluma.

-Relájese profesor. - le aconsejó el muchacho antes de arrodillarse detrás, tomando la pluma con los dientes por el lado que servía para escribir. Con ambas manos le separó las nalgas para revelar el agujerito del profesor. ¡Ummh! Que delicia... como se le antojaba de nomas verlo. Acercó el rostro, hasta tocar la sensible área con lo esponjoso de la pluma, moviendo el rostro para cosquillearlo.

-Potter, deténgase, esto es indecente...

Draco cortó el movimiento de Severus apretándole las bolas. En cuanto se quedó quieto se las soltó, abriendo lo mas posible sus nalgas para estimularlo con la plumita.

-Por favor Potter, deténgase, aaaah! - Severus elevó el rostro y un hilito de saliva escurrió por su barbilla - esto es demasiado... aaaah! Potter, pare, no lo soporto!!!

El profesor sonaba desesperado pero Draco siguió.

-¡Por favor, por favor! ¡No maaaas!!! - las lagrimas se le salían a Severus por lo intenso de las sensaciones - ¡No, no, aaaahh!!!

¿Por qué no le sorprendía descubrir que su padrino era negativo incluso mientras tenía un orgasmo?

Draco escupió la pluma y acercó su lengua ávida al asterisco. Lo lamió y lo penetró y con una mano acunó sus bolas, masajeándolas suavemente, tomando después su erección, masturbándolo.

-¡Potter, oh Potter, no pare!

Draco paró, molesto. Oírse llamar Potter, que su padrino atribuyera tales conocimientos sibaritas a un idiota como Potter. ¡Jum! De golpe le metió las dos varitas en el culo.

-¡Ah! - gritó el profesor.

Draco las movió en su interior, murmurando los recién aprendidos hechizos para limpiar y lubricar. Sacó las varitas, se desnudó con un toque, asió a su padrino con ambas manos y meneó su cadera para poner en contacto su miembro goteante con el hoyito de su padrino. Empujo apretando los dientes, era difícil entrar, pero delicioso... Su padrino estaba flojito y cooperando, su miembro se hundía en su carne suave.

-Paaa... - "drino" estuvo a punto de echarse de cabeza Draco al entrar por completo en el cuerpo de Snape.

-Potter... - Snape subía y bajaba su cadera para generar fricción - házmelo suavecito porque me rozo.

Draco lo obedeció, al principio, pero al descubrir lo bien que se sentía penetrar el cálido culo de su profesor no pudo contenerse. Le clavó las uñas en ambas caderas y se lo bombeó con fuerza, algo salvaje, pero esa combinación de pasión e inexperiencia fascinó a Severus. Lo único que lamentaba era no tener las manos libres para masturbarse.

Los gemidos sin tapujos de Harry lo excitaban, ¡por las diosas de Shion! ¿Dónde había tenido escondido todo ese talento el niño?

-¡Más, más! - rogó. De tener la boca abierta ya tenía un charquito de babas sobre la mesa.

Draco uso de todo su aliento para follarse a su sexy profesor. Eso de follarte a un tío que podría ser tu padre era sumamente erótico. El muchacho no aguanto mucho de aquel frenético vaivén y se derramó en el interior de su profesor.

Draco-Harry se retiró, jadeante, y se dejó caer en la vieja poltrona de cuero. A pesar de la puñetera miopía de Potter pudo admirar las nalgas enrojecidas de Snape.

Este se incorporó y le dio la cara, su cara también lucia sonrojada, pero mucho menos adusta de lo habitual. Tal vez con dosis intensivas de "penecilina" se curara el malhumor crónico del pocionista.

Snape se había liberado las manos. Se desabotonó comenzando desde abajo, su goteante erección apuntaba ligeramente para arriba, de tan excitado que estaba. Pero aun así se desabotonaba sin prisas. Al terminar dejó caer la prenda desde sus hombros y se fue sobre Draco-Harry. La poltrona crujió bajo su peso cuando montó en el chico, besándole el cuello, que cuello tan blanco, que piel tan suave... Se entretuvo en sus pezones, tan rosados...

Pero si creía que el chico lo dejaría montarlo esta vez estaba muy equivocado. Lo tiró sobre la vieja alfombra voladora y se montó el encima de él, con gracia y naturalidad, como si acostumbrara practicar la equitación.

El delgado joven se montó sobre él y se empaló el mismo, demasiado rápido, poniendo gesto de dolor al metérselo todo de golpe. Snape sintió ternura por él, le acarició el rostro.

-Ya... no pasa nada...

Draco-Harry lo miró con una intoxicante mezcla de malicia y ternura y se empezó a mover, de adelante-atrás. Ladeó el rostro para capturar dos de los dedos del profesor, chupándolos suavemente, mirándolo con sus iris claros por entre sus pestañas rubias... espera... Severus Snape, hay algo que no encaja. No: definitivamente Potter no tiene los ojos grises ni las pestañas rubias ni el pelo rubio, ni la piel de porcelana, ni el cuerpo delicioso... bueno, el de Harry es delicioso pero el de Draco lo es aún mas.

-Draco... - susurro mientras el jovencito serpenteaba sobre el, enloqueciéndolo con sus ondulantes movimientos de cadera, tan dominante siendo el pasivo...

El joven Malfoy puso una carita de ingenua sorpresa al mirarse los brazos, delgados y blancos de nuevo, el vientre casi lampiño, salvo por la triangular matita albina de su pubis, de ese pubis que Severus acariciaba. Sonrió encantadoramente al darse cuenta de que tenía a su padrino subyugado. Chupó con más fuerza sus dedos y lo cabalgo con más ganas. Severus llevó su mano libre a la cinturita del chico, para ayudarle a conservar el equilibrio.

-Draco... - repitió Severus, embelesado.

Draco sonrió y echó el cuello atrás, liberándole los dedos y apoyándose con ambas manos en los muslos casi juntos de Severus, arqueándose para atrás y cabalgándolo de arriba-abajo. Severus podía ver como su pene era absorbido por el culito de su ahijado y podía ver como los genitales de este se balanceaban con violencia de arriba-abajo. Para que no le dolieran Severus se los agarró. Masajeó su pene, y éste, agradecido, creció de inmediato.

En aquel placentero menester se hallaban cuando la puerta se abrió y recortado en su umbral apareció el chico que vivio, sobándose aun el tremendo chipote causado por el batazo, con la varita en el bolsillo trasero y las gafas pegadas con un trozo de cinta adhesiva.

Tanto Severus como Draco se volvieron al origen del rectángulo de claridad que los bañaba y se toparon la cara de absoluta incredulidad de Harry. Pero mientras que Severus se llevó la mano a la boca, apenado, Draco sonrió diabólicamente. Se inclinó hacia delante, apoyándose en el pecho del profesor y montándolo con mas brío, si cabía, gimiendo sin tapujos.

-¿Profesor Snape!? - chilló Harry.

-¡Harry! - Severus hizo ademan de levantarse pero Draco lo ahorcó contra el suelo.

-¡Severus es mío zorra! - le gritó a Harry.

-¿Profesor Snape? - preguntó patéticamente.

Pero el profesor Snape estaba gozando como nunca, esa manera de follar y gemir de su ahijado le fascinaba...

-¿Qué no ve que estoy ocupado, Potter?

Draco se carcajeó, le hizo una seña obsena a Harry y se apoderó de la boca de su padrino. El chico que-vivió-para-que-le-bajaran-el-novio los observó, tan candentes, se veía que su profesor lo estaba gozando, gozando como el nunca lo había hecho gozar. Salió de la mazmorra hecho un mar de lágrimas.

Draco disfrutó de los últimos instantes boca a boca con Severus, danzando sobre su cadera hasta que se corrió, llenándolo de su abundante esperma. Solo entonces se dejo caer, desguanzado, sobre su pecho, para que lo mimara.

-Draco... - volvió a decir. Quería decir: "esto no debe volver a ocurrir, tu eres mi ahijado y yo estoy liado con Potter"; pero lo único que le salió fue: - ... ¿Dónde aprendiste a hacer todo esto?

-Oh - respondió Draco con naturalidad - papá me enseñó.

Severus abrió mucho los ojos mientras imaginaba a Lucius, al pervertido de Lucius abriendo de piernas a su hijito para hacerle toda clase de cosas en el culo, el muy incestuoso. Obligándolo a montar sobre él a pesar de su carita de dolor, susurrándole las instrucciones de cómo moverse entre besos y caricias, enseñándole como gemir sin tapujos...

Aquello fue demasiado para el pobre profesor. Se desmayó antes de que Draco pudiera añadir que lo llenó de consejos cuando él le preguntó como podía hacer para seducir a un tipo reacio.

 

Fin.

 

Pensamiento de Lucius: "¿A quien habrá intentado seducir mi bebé??? Tipos tan reacios solo conozco uno, Sev."

 

Notas finales:

SnapeXDraco es una de esas omisiones del fandom que jamas he podido explicarme.

Para mi es mucho mas probable y creible que el Snarry o el Drarry y sin embargo no hay casi nada al respecto.

Nos leemos!


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