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En secreto por PrincessofDark

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen. Son de su legítimo creador. Mis historias son sin ningún fin de lucro.

Notas del capitulo:

Es la primera vez que incursiono fuera del fandom de Saint Seiya. Espero que la historia sea de su agrado y que les interese. Goku y Trunks es mi pareja favorita de Dragon Ball aunque no circulen demasiadas historias sobre ellos... este es mi pequeño aporte.

¡Dedicado a ti que estás leyendo! ¡Gracias!

Los dos volvieron a gemir y a temblar intensamente. El primero porque podía disfrutar de ese cuerpo joven y firme que gemía al ritmo de sus embestidas. El segundo por el placer que sentía en cada parte de su cuerpo al sentir la invasión profunda que tocaba algo en su interior que lo enloquecía.

- Te amo – la voz ronca del mayor se coló en una de las orejas de su amante, mientras la besaba y la lamía arrancando un concierto de gemidos más intensos.

-Yo… ah… también – la voz suave hizo estremecer al mayor y aumentar su ritmo dentro del cuerpo de su compañero.

Las manos del mayor recorrían cada parte del cuerpo de su amante y se entretenían en los cabellos largos y lilas. Adoraba ese color de cabello, su suavidad y su textura. Adoraba cada parte de su amante y sólo importaban esos momentos en su vida, los momentos en que podían estar juntos para amarse y sentirse.

Una serie de movimientos los llevaron al clímax prácticamente juntos, haciéndolos caer entre las sábanas de esa habitación de hotel. Cuando las respiraciones se relajaron, sólo quedaron sus cuerpos abrazados para no separarse y el contemplar la habitación sencilla que les servía para encontrarse.

-¿Ya tienes que irte? – preguntó el mayor al sentir el movimiento de su compañero.

-No. Iré al baño – susurró el otro con una sonrisa.

-¿Qué dijiste? – preguntó el mayor preocupado.

-Mis padres piensan que tengo clases en la Universidad. Aún me quedan unas horas.

El joven se levantó, sensualmente envuelto en una bata del hotel y se metió en el baño. El mayor se acomodó un poco y no pudo evitar la alegría de saber que tendrían más tiempo para disfrutarlo juntos.

Esa habitación se había vuelto parte de su vida y los separaba del exterior, del mundo en el cual sólo podían fingir una amistad. Del mundo en el que él era el mejor amigo de la madre del muchacho, en el que su esposa se encargaba de todo y en el que sus hijos hacían su vida cada vez más independientes. El mundo en el que su joven amante era el perfecto hijo y estudiante, el que nunca se metía en problemas y el que era el mejor amigo de su hijo menor.

Los dos habían abandonado la culpa y los remordimientos cuando comprendieron que se amaban por encima de todas las diferencias y de todas las desigualdades. Siempre fue el mayor el que sintió el remordimiento de encadenar la vida del más joven a la suya propia, mientras el menor se veía como el intruso que destruía la perfecta vida familiar.

-Es solo una imagen ideal – le había confesado el mayor en uno de sus primeros encuentros como algo más – jamás la amé.

-¿Por qué te casaste con ella entonces?

- Porque fue una promesa y la quise cumplir. Me dio dos maravillosos hijos pero es lo único que le agradezco.

Y había entreabierto con sus labios la boca del menor para invadirla y ahogarlo en las sensaciones que lograba despertar en él. Acallando con sus gestos las dudas y las culpas de cualquiera de los dos.

La primera vez ninguno de los dos había podido explicarse las causas que los habían llevado a dar ese paso, aunque fue el mayor el que asumió la culpa porque había sido él el que había buscado los labios del joven y había sembrado caricias y toques hasta lograr escuchar lo que había presentido, las palabras de amor que desesperaba por oír.

Esa vez había sido una imprudencia, los dos aprovechándose de que la familia del mayor estaba ausente. Sin embargo, después de la distancia establecida por el jovencito y quebrada firmemente por el mayor terminaron en esa habitación de hotel, testigo de los más de seis meses de relación entre ambos.

El jueves era el día que tenían para ellos, a veces alguna vez extra cuando sus posibilidades lo permitían. Pero siempre los jueves, sin importar la lluvia, el viento, el calor o el frío. …l llegaba primero y pedía la llave mientras el jovencito aparecía poco después con una mochila al hombro cargada de los libros que necesitaba para la universidad.

Sus pensamientos se interrumpieron cuando lo vio regresar y acostarse a su lado, rozándolo casi accidentalmente. Suspiró satisfecho y lo besó con ansias, antes de soltarlo y susurrar su nombre.

- Trunks

El joven de cabellos lilas, el hijo de su mejor amiga y de su peor enemigo, el jovencito de dieciocho años amigo de su hijo y también su amante le sonrió antes de contestar.

-Goku

Tenían esa costumbre de simplemente llamarse para no sentir la soledad ni la culpa de saber que estaban dañando a mucha gente con su prohibido amor. Amor que los llevó a amarse de nuevo hasta caer desfallecidos sobre la cama.

- Te veré pronto – susurró el mayor quedamente en sus oídos antes de que Trunks saliera por la puerta del cuarto con una sonrisa y un gesto de asentimiento.

Trunks tomó el camino de regreso a su casa, pensando poco a poco en todo lo vivido durante esa tarde. Amaba a Goku y su corazón no lo dudaba, y sin embargo siempre estaba presente la culpa de lastimar a seres que ambos querían. Muchas veces deseó romper esa relación pero le bastaba ver los ojos llenos de amor del mayor para saber que nunca podría abandonarlo. Era demasiado lo que sentían el uno por el otro como para poder estar separados.

-¿Cómo te fue en la universidad, querido? – Bulma besó la mejilla de su hijo con mucho amor antes de soltarlo.

-Muy bien, mamá. Hicimos una investigación acerca de los yacimientos arqueológicos del Valle de los Reyes.

-¡Que interesante! – Bulma no comprendía esa obsesión por la historia de su hijo mayor, pero no se oponía tampoco.

-Estuvo magnífico. Realizamos hasta una visita virtual por Internet.

-Me alegro que te haya ido bien. ¿Vas a cenar?

-Claro que sí. ¡Gracias!

Vegeta entró en ese momento, con su carácter frío y altivo de siempre. Miró sin interés a su hijo antes de sentarse a la mesa.

-¿Todo bien?  - preguntó Vegeta al cabo de un minuto.

-Sí, padre. Todo muy bien – respondió Trunks sin mirarlo, creyendo que quizás su padre podría descubrir en su mirada todos los secretos que ocultaba.

                                                                  *             *             *

-Ya llegué Milk – anunció Goku sombríamente al entrar en su cómodo, confortable y seguro hogar.

-¡Goku! – la mujer se abalanzó y le dio un posesivo beso en los labios que fue tenuemente respondido - ¿cómo estás?

-Cansado. El entrenamiento fue muy arduo.

-Deberías descansar y no esforzarte tanto.

-Sabes que siempre hay que estar listo para todo, Milk.

-Lo comprendo, Goku. Ven, vamos a cenar. Gohan y Goten ya están sentados.

-¿Cómo han estado, hijos?

                                                                  *             *             *

-¡Bésame!

El pedido fue una orden para el mayor que atrapó ardientemente los finos labios entreabiertos de Trunks apenas el joven ingresó a esa habitación como cada jueves.

El beso largo y sin tregua los dejó sin aire y cuando la necesidad de oxígeno fue ineludible la boca de Goku descendió para tomar el suave y terso cuello arrancando los primeros suspiros de placer. Besó, lamió y mordió ese cuello, marcándole como suyo a medida que sus manos se deshacían de la camisa del muchacho y acariciaban el firme torso.

-Oh… Goku – el gemido de placer llenó de satisfacción al mayor junto a las caricias que sentía en su propio cuerpo proveniente de las manos cálidas y suaves de Trunks.

El muchacho se vio alzado por Goku y entrelazó sus piernas en la cintura de éste, permitiendo que el mayor lo llevara con prisas a la cama, depositándolo en ella mientras las ropas quemaban como fuego.

    -Trunks – Goku jadeó el nombre de su amante al sentir como éste lo desvestía con prisas y él se apresuró a hacer lo mismo, quitando los pantalones y el bóxer hasta que pudo sentir esa tersa y firme piel al completo tanto como la suya ya había quedado desnuda.

Acomodó al más joven en el medio de la cama, abriendo sus piernas y comenzando un lento descenso con su boca y sus manos, rozando y acariciando cada punto sensible de esa piel con la que deseaba fundirse por completo.

-Más… abajo – suplicó Trunks, con los cabellos cayendo desordenados y tapando parte de su rostro gimiente de placer.

Goku obedeció hasta atrapar la palpitante erección con su boca, comenzando un jugueteo ardiente que arrancaba gemidos y gemidos de placer. Las manos de Trunks se enterraron profundas en sus cabellos, indicándole el ritmo hasta que sólo pudo dejarse llevar por las sensaciones que la lengua y la boca del mayor le generaban.

-¡Ya… ya llego! – gimió y casi gritó Trunks arqueándose violentamente y derramándose en la boca del mayor que no se retiró.

Goku se separó y subió para dar un apasionado beso al muchacho de cabellos lilas para que pudiera sentir su propio sabor. Después de ese beso, Trunks varió las posiciones y se colocó encima de Goku, comenzando a realizar la misma tarea sobre el cuerpo de su amado que lo dejó hacer complacido y extasiado.

El placer llenó sus mentes, obligándolos a dejar de pensar y a sólo llevarse por las sensaciones. Goku tomó con prisas ese cuerpo que jadeaba y suplicaba por más placer y él obedeció colocándose encima y enterrándose de una certera estocada en el interior de Trunks.

Aguardó apenas un instante para comenzar a moverse con un ritmo frenético que obligó a Trunks a gemir, jadear y gritar de placer a medida que lo sentía invadir cada vez más profundamente su cuerpo.

-Goku… ¡Goku! Ya… por… ah… ahí… - Trunks se estremeció al sentir su próstata ser rozada por el mayor que se dedicó a ese punto una y otra vez.

-¡Te amo! – las palabras fueron una sola al alcanzar ambos el deleitante orgasmo.

                                                                                 *             *             *

Bulma planeaba salir de la ciudad por unas horas, por lo cual ese jueves debía comunicarse con Trunks para avisarle que no estaría para su llegada de la Universidad. Llamó primeramente al celular del muchacho pero éste no le contestó, decidiéndose a continuación a llamar a la Universidad.

-Hola, se ha comunicado con la Universidad. ¿En qué puedo ayudarle? – respondió una voz eficiente del otro lado del tubo.

-Buenas tardes, quisiera comunicarme con mi hijo Trunks. Asiste a Primer Año de Ciencias Históricas en la facultad.

-Aguarde un momento, por favor – Bulma escuchó la tediosa musiquita de espera pero al cabo de cinco minutos la mujer regresó – Lo lamento, señora. Ese grupo no tiene clases los días jueves.

-¿Cómo? Debe haber un error, mi hijo me asegura que tiene clases los jueves.

-Lo siento, señora. Deberá hablarlo con su hijo. Los jueves ese grupo no tiene clases aquí. ¿Algo más en que pueda ayudarla?

-No, nada. Gracias.

Bulma colgó preocupada y asustada al saber que Trunks le había mentido con tanto descaro y por tanto tiempo sin que ella fuera capaz de darse cuenta.

-¿Qué sucede? ¿No vas? – preguntó Vegeta molesto por la demora de su esposa.

-Llamé a la Universidad. Trunks no está en clase.

-¡No seas así, mujer! Quizás se ha escapado o ha faltado el profesor. ¡No exageres!

-No, Vegeta. Trunks jamás ha tenido clase los jueves.

Ahora Vegeta sí se mostró preocupado e incluso arqueó una ceja.  Su hijo jamás había sido mentiroso y eso lo alertaba de que algo debía estar ocultando.

-Bulma…

-¿Sí?

-No le digas nada.

-¿Qué?

-Déjalo pasar esta semana. El próximo jueves yo lo seguiré y develaré el misterio. No tiene porqué ser nada malo. Esperemos una semana más.

Bulma aunque no estaba de acuerdo terminó aceptando y cuando Trunks llegó con su misma sonrisa y explicando las clases se calló todo lo que pensaba decirle.

                                                                  *             *             *

Vegeta se sentía un detective privado cuando el siguiente jueves siguió a Trunks apenas el muchacho abandonó la casa. Lo siguió durante más de una hora hasta que lo vio estacionar y detenerse frente a un discreto hotel.

Vegeta estuvo tentado de reírse cuando su mente intuyó que quizás su hijo se encontraba con alguna mujer en una de las tantas habitaciones del hotel. Pensó que Bulma se pondría furiosa de saber que Trunks le ocultaba su noviecita y eso le hizo un clic.

-Veamos, Trunks es soltero y joven, no tendría problema en llevar una novia a la casa a menos que esa novia no fuera soltera y joven. ¡Rayos, seguro que se ha metido con una mujer casada! ¡Tendré que arreglar esto!

Vegeta salió de su propio auto en busca de su díscolo hijo y sin dudar entró al hotel.

                                                                  *             *             *

Trunks ya había perdido su camisa y yacía gimiente bajo el poderoso cuerpo del mayor cuando en menos de un momento se sintió repentinamente liberado.

Cuando abrió los ojos quiso desaparecer y que la tierra lo tragase. Su padre le estaba dando una paliza a un Goku tan sorprendido como él.

-¡Basta! – se levantó de un salto y logró quitar a Vegeta de encima de Goku aunque le costó caro cuando su rostro se vio cruzado por dos bofetones terribles que le dio su propio padre.

-¡No te atrevas a tocarlo! – gritó Goku poniéndose de pie furioso.

-¡Es mi hijo y yo hago lo que quiero con él! ¡Qué demonios le has hecho tú! ¿Cómo te has atrevido? ¿Cómo has podido? ¡Engañas a tú esposa! ¡Y tú…! ¡Goten y Gohan son tus amigos! ¡Tú eres amigo de Bulma! Yo… no puedo creer esto… ¡Pero yo sé quién es el culpable de todo! ¡Tú tienes que haberlo seducido… jugado con él!

Goku sabía que él se acarrearía las mayores culpas y estaba dispuesto a asumirlas desde un principio.

-Reconozco que yo lo busqué…

-Pero yo estuve… estoy de acuerdo con esto – indicó Trunks en apoyo.

-¡Vete a casa! ¡Ahora! – ordenó Vegeta empujando a Trunks fuera de esa habitación.

-¡No! Me voy a quedar aquí como siempre…

-¡No lo harás! ¡Te irás a casa! – Vegeta dio otro bofetón al joven rostro y Goku en respuesta le pegó a él.

-¡Ya basta! Yo… lo amo – murmuró Trunks y Vegeta por primera vez sintió que su alma podía comprender el dolor que sentiría su hijo en ese momento.

-Vete a mí auto. Ahora – dijo en un tono más bajo que antes y menos furioso.

-Ve, Trunks – las palabras de Goku fueron la orden que faltaba para que el muchacho saliera lentamente con gesto derrotado.

-Te mataría por esto – dijo Vegeta – lo estás lastimando y Bulma jamás te lo perdonará.

-Yo también lo amo – murmuró Goku y se ganó otro golpe por parte del furioso Vegeta.

-Sí lo quisieras lo hubieras respetado… ¡lo convertiste en tu amante! Y el que más sufrirá será él…

                                                                                 *             *             *

Trunks lloró todo el viaje de regreso sin decir una sola palabra. Vegeta estaba tan furioso como al principio y no paró de recriminarle lo que había sucedido en todo el camino. Cuando Bulma los vio llegar supo que algo terriblemente malo había pasado.

-¡Trunks! ¿Qué pasó? ¡Vegeta! ¿Qué le hiciste? ¿Le pegaste? – soltó la mujer acercándose a su hijo que la esquivó para subir y encerrarse en su habitación con un sonoro portazo - ¿Le pegaste? – volvió a preguntar la mujer a su esposo.

-Sí.

-¿Cómo pudiste? No puede haber hecho algo tan malo como para que lo golpearas – Bulma lo miraba con reproche pero esperando una explicación.

-¿Sabes lo que hizo? ¡Revolcarse en un hotel con Goku! – Vegeta sintió que esa no era la manera en que lo debía de haber dicho cuando Bulma quedó más pálida que un fantasma.

-¿Goku? ¿Con Goku? – preguntó incrédula.

-¡Sí! Con Goku.

-No… no puede ser… Goku no sería capaz de… y Trunks tampoco…

-Es cierto – la voz que los interrumpió fue la del jovencito en cuestión que bajaba con una mochila y un bolso – lo que dice papá es cierto.

-¿Qué vas a hacer?

-Me voy – murmuró Trunks – sé que no me… nos apoyarán y no puedo quedarme aquí.

-¡Es una locura! Goku tiene su familia… ¿Crees que renunciará a ella por ti? – preguntó Bulma llorando a lágrima viva.

-No lo sé. Se lo preguntaré cuando lo vea.

-¡No volverás a verlo! – rugió Vegeta.

-¡No puedes prohibirme nada! Soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiera – saltó Trunks en respuesta.

-Hijo… no puedes irte… ¡voy a matar a Goku! ¡Lo voy a matar por esto! Tú eres un niño… no comprendes ni la mitad de las cosas – Bulma salió violentamente y Vegeta salió tras ella. Minutos después Trunks sintió el ruido de un automóvil arrancar.

                                                                                 *             *             *

Goku abrió la puerta de su casa y entró con una deprimente lentitud.

-¡Goku! Llegaste temprano. Gohan y Goten todavía están aquí – dijo Milk buscando de inmediato besar a su esposo pero éste la esquivo.

-¿Pasa algo, papá? – preguntó Gohan con seriedad al notar el semblante deprimido de su padre.

-Tenemos que hablar – indicó Goku, su rostro notablemente serio.

-Claro, querido. Pero ¿no podríamos esperar hasta después de cenar?

-No. No podemos esperar.

Milk, Gohan y Goten se sentaron en el living pero Goku ni siquiera comenzó a hablar porque los interrumpió la llegada de Bulma y Vegeta. La mujer entró sin llamar, los ojos llenos de lágrimas y ante la atónita mirada de Milk, Gohan y Goten cruzó el rostro de Goku de una cachetada.

-¡Cómo pudiste! Te odio… te odio con toda mi alma – gritó la mujer furiosa y sollozante.

-Te comprendo.

-¡No! No me comprendes… ¿no se lo has dicho? – inquirió Bulma mirando el gesto desconcertado de Milk.

-¿Decirme qué? – preguntó la aludida mirando de un lado a otro.

-Que aquí tu esposo se ha estado acostando con mi hijo – respondió Bulma abruptamente.

-¡No! Eso es imposible… Papá no sería capaz y menos que menos Trunks – Goten se había puesto en pie furioso y quiso acercarse a Bulma.

-Yo los vi – intervino Vegeta por primera vez – yo… seguí a Trunks porque descubrimos que no tenía clases los jueves y queríamos saber que hacía.

-¿Es cierto Goku? – la voz de Milk resonó en la estancia cargada de dolor.

-Sí – esa única palabra fue suficiente para que Gohan se pusiera en pie.

-¿Dónde está Trunks? ¡…l es tan culpable como tú! – gritó molesto el joven.

-Trunks no tiene la culpa. Yo lo busqué – murmuró Goku.

-¿Lo buscaste? ¿Por cuánto tiempo? ¿Cuánto te costó seducirlo? – gritó Bulma.

-No sé… meses.

-¿Cuánto tiempo llevan…? – Milk no se atrevió a completar su pregunta.

-Seis meses – murmuró Goku en respuesta.

-¿Seis meses? ¡Seis! – gritó Goten

-Y me lo ibas a decir ahora porque Vegeta los encontró – susurró Milk.

-¿Hasta cuándo ibas a seguir con este juego, padre? – preguntó Gohan a su vez.

Goku no pudo responder a eso porque al mirar distraído por la ventana lo pudo ver en la vereda de enfrente. Un joven parado con toda la soledad del mundo en su mirada pero con un amor ardiente y sincero. A sus pies vio un bolso y una mochila cargada en la espalda. Miró a Milk y volvió a mirar a la ventana y de repente todo fue muy claro para él. Era un hombre joven aún que podía ser feliz durante mucho tiempo o podía seguir encadenado a una mujer que no amaba. Creía y confiaba en que Gohan y Goten serían capaces de perdonarlo con el tiempo y por eso se puso en pie.

-Hasta hoy. Hoy se terminaron los juegos – contestó en voz alta y se dirigió a la puerta, abriéndola y saliendo al exterior sin mirar atrás.

Cruzó la acera y se acercó a ese muchacho que lo esperaba con lágrimas aún fluyendo por esos hechizantes ojos.

-¿Todo estará bien? – preguntó el muchacho en voz baja.

-Sí, Trunks. Todo estará bien.

Los dos partieron caminando despacio y sin prisas, sin mirar atrás y tomados de la mano. Ambos sabían que el amor los mantendría fuertes y unidos.  


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