Lindblum es una ciudad bastante cálida, no suele haber muchas tormentas. Pero cuando las hay, caen a base de bien. Y Yitán les tiene pavor. Quién lo diría; él, que se enfrentaría con los ojos vendados y una mano a la espalda contra lo que sea, le tiene miedo a la lluvia y a los truenos.
Desde que éramos pequeños, siempre que hay tormenta duerme conmigo. Recuerdo la primera vez que lo hizo. Yo tendría unos seis años (él unos cinco) y yo recién había llegado a Tantalus. Yo estaba despierto, no por la tormenta, a mi me da igual, estaba pensando en mis cosas; él entró encogido bajo una manta y me preguntó con voz trémula si podía pasar la noche conmigo. No se por qué, no me lo pensé mucho. Tal vez porque parecía aterrado de verdad, como un gatito asustado. Me pareció adorable en aquel momento, allí, temblando hasta la punta de la cola como una vara verde en el umbral de mi habitación, tal vez porque hasta ese momento no lo había visto asustado por nada.
No suele hablar de ello, creo que le da vergüenza. Cada vez que le pregunto por ello, me contesta con evasivas o cambiando de tema; es todo un maestro en ese arte. Yo prefiero dejarlo en paz, no quiero que se enfade conmigo. Además, no me importa dormir con él.
Esta noche habrá tormenta. Espero pacientemente hasta que mi puerta se abre y él aparece. Se mete en mi cama y yo le hago sitio.
-Parece mentira que siendo mayor de edad sigas sin poder dormir solo cuando hay tormenta- le digo, un poco burlón.
-Cállate- es su seca respuesta.
Cae el primer trueno y se abraza inconscientemente a mi, apoyando su cabeza sobre mi pecho, donde puede oír mi corazón levemente acelerado.
-¿Crees que durará mucho?- pregunta en un susurro.
Sonrío en la oscuridad.
-Nah, ya debe estar acabando- digo para calmarlo un poco, aunque en realidad no tengo ni puñetera idea.
Se queda dormido a ratos, cuando los truenos suenan más lejanos o hay un rato de calma; pero vuelve a despertarse con un pequeño saltito cada que hay un trueno algo fuerte. Yo no duermo casi nada, por si se despierta, para que vea que estoy ahí... por eso y porque me gusta verlo dormir, acurrucado contra mi. Se ve tan frágil y... protegible.
-... Blank...
-¿Qué?
No obtengo respuesta. Me doy cuenta de que está dormido, lo ha dicho en sueños. A saber qué estará soñando. Balbucea algo más, pero no logro entenderlo. Lo acurruco un poco más contra mi y él me abraza un poco más fuerte. Se siente... bastante bien.
A la mañana siguiente ya está el cielo despejado. Al final he dormido un poco. Él todavía no se ha despertado. Quiero levantarme ya, pero no quiero despertarlo. Me desembarazo de él con suavidad pero aún así se despierta.
-Mn... ¿Adónde vas?- pregunta somnoliento.
-Tranquilo, ya es de mañana, no hay tormenta.
-Quédate un poco más.
Y de pronto me abraza y me atrae hacia abajo, hacia la cama. Vale, esto es raro. No puedo decir que me sienta molesto o que no me guste que me abrace, pero es raro.
-No... no seas plasta, que tengo que ir a mear.
-Bueeeeno.
-No tardes en levantarte ¿vale?
-Vaaaaaale. ¿Blank?
-¿Qué?
-Gracias... otra vez.
-No hay de qué. Y arriba, venga.
*** mientras Blank estaba fuera***
Ruby entra en el cuarto de Blank. Pensaba despertarlo porque con la tormenta habían saltado los plomos y ella no sabía cómo manipularlos. Entró sin decir palabra y vio un bulto en la cama de Blank, suponiendo que era él. Se acercó y empezó a zarandearlo.
De pronto, la persona que estaba en la cama la agarró y la tiró sobre si, riendo.
-¡Jajajajaja! ¡Te atrapé Bla... ¿Ruby?
-¡Che! ¡¿Se puede saber que haces, pervertido!?
-¡Uah, lo siento! Pensé que eras Blank.
-Ya... para empezar, ¿qué haces tú en la cama de Blank?
Yitán desvió la mirada y puso cara de virgen (NA: ¿Existe esa cara? Yo me imagino cara de no haber roto un plato, mezclada con un ligero rubor, cejas arqueadas hacia arriba y ojos entrecerrados)
-... Es que... anoche, Blank... yo...
***En la cocina de la guarida***
Que rico huele el café recién hecho por la mañana. Los plomos habían saltado por causa de la tormenta, pero ya lo he arreglado. Parece que no se ha levantado nadie todavía. Ah, no, alguien sube por las escaleras. Del piso inferior emerge Ruby. Viene hacia a mi, y parece enfadada. Muy enfadada. Creo que va... ¿llorando? Va hecha una furia, ¿Qué habrá...
¡¡PLAS!!
... ¿Me... me ha pegado una bofetada?
-Ruby, ¿Qué...
-¡¡Calla, cerdo insensible!! ¿¡Cómo has podido!? ¡¿Cómo te has atrevido a hacerle eso a Yitán?!
-¿? ¿De qué me hablas?
-¡¡Ruby paraaaa!! ¡¡Que era bromaaa!! ¡¡Era todo mentira!!
Yitán aparece de repente y coge a Ruby de los brazos.
-¡¡Soltame!! ¡¡Voy despedazar a este cerdo a cachetes por lo que te.... ¿¡!? ¿¡Has dicho que era mentira ¡?
-Euh... si... una bromita inocente...
Ruby se zafa del agarre, se gira y le da a Yitán un soberano coscorrón en la cabeza que lo deja de rodillas. Eso ha debido de doler bastante...
-¡¿Cómo que una broma, imbécil?! ¡Casi me da un patatús, che! ¡Idiota! ¡Casi mato al pobre Blank! ¡Con esas cosas no se bromea!
-Auuuch... lo siento, Ruby, no lo volveré a hacer.
-¡Más te vale, che!
Se gira hacia mí. No puedo evitar que un ligero escalofrío recorra mi espalda. Me hace una pequeña reverencia, mientras se seca las lágrimas.
-Lo siento muchísimo, Blank. No sé cómo pude pensar en serio que vos harías algo así. Lo siento de veras. ¿Te duele mucho, che?
-Ah, no es nada.
Se acerca y posa su mano con cuidado sobre mi mejilla amoratada.
- Deberías ponerle hielo, o se hinchará. Otra vez, lo siento.
-Tranquila, se pasará solo.
-Vale. Por cierto, los plomos...
-Ya lo he arreglado.
-Gracias, che. Me voy a la ducha. Y vos ¡espero que hayas aprendido la lección!
-Haay sip...
Ruby se va y Yitán se levanta, frotándose la cocorota.
-Auch, pega muy fuerte para ser tan refinada... ¿Tú estás bien?
-Si... creo que mi dentadura acabará volviendo a su sitio. ¿Qué le has dicho para que se pusiera así?
-Naaadaaaa (L)- y sonríe como un idiota, de oreja a oreja.
-Venga, merezco saber que cosa tan terrible le has dicho que he hecho para ganarme una cachetada así.
-Oh, jejeje, nada una tontería. Y por cierto, creeeo queeee le guuuustaaaas- canturrea.
-¿Yo? Creo que te equivocas, colega. Creo que le gustas tu, más bien.
-Nop. Créeme, yo entiendo de mujeres, y ella está loquita por tus huesos. No veas la cara de decepción que puso... parecía más empeñada en partirte la cara que en consolarme.
-¿Consolarte? En serio, qué le dijiste.
-Jo, nada, una broma. Fue a tu habitación y me encontró allí, en tu cama, ¿Qué clase de broma crees que fue?
-¡Yitán! Espero que no sea lo que estoy pensando... o yo mismo te abriré la crisma.
-Ja, no pegarías tan fuerte como ella ni en sueños. Por cierto ¿No vas a “atacarla”?
-¿A Ruby? Nah.
-¿Por qué? Pegáis estupendamente, hacéis una pareja muy buena. ¿O es que...- se acerca mucho a mi con una sonrisa estúpida en su cara- hay otra chica?
Me sonrojo un poco.
-...No... es que... es Ruby. Sería raro... además, ¿salir con una chica que reparte así?- digo tocándome la mejilla.
-Amén, hermano- responde frotando su cocorota.
-Bueno, ¿Qué vamos a hacer hoy?