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Por Favor Salven Mi Alma por Yukino

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Notas del capitulo: He resubido este fin ya que algunos me han pedido que lo haga, al perderse el link para leerlo. Disfrúntenlo leyendo, como yo lo disfruté escribiendo.





POR FAVOR SALVEN MI ALMA





FANFIC YAOI

BASADO EN EL ANIME DE SLAM DUNK



HANA-RU


CAPITULO 1



POR TI





No he podido esta vez,

vuelvo a no ser,

vuelvo a caer.

Qué importa nada si yo,

no sé reír,

no sé sentir...



Quiero oírte llorar y que me parta el corazón,

quiero darte un beso sin pensar,

quiero sentir miedo cuando me digas adiós,

quiero que me enseñes a jugar......







El día se turbaba ante el infernal ruido de la sala de corte. El pelirrojo tenía pegado al cuerpo al traje, en ese momento el verano en París era el infierno. Caminaba cansado, era ya la quinta vez en ese mes en que declaraba. Salió del lugar acompañado por dos policías gigantes que le habían impuesto, seguramente alguien creyó que podía escapar.



- Vaya japonés, volviste hoy muy rápido – le dijo su compañero de celda – apuesto que mentiste otra vez.



- No he mentido– respondió en un torpe francés



- ¿Por él?



- Si por él



- Cuando me dirás Sakuegaji que fue lo que pasó



- Sakuragi, es Sakuragi y creo que aún no estoy listo. El calor es insoportable, por favor amigo Sammuel, abre las cortinas y dile al mayordomo que Venga, quiero un martini seco.



- Por supuesto Sakuragi, Alfred, ven el señor de nuevo pedirá el Martini Seco, es que es lo único que este torpe aprendió de bebidas finas – Se echó a reír Sammuel sin darse cuenta de la sombra que cubrió los ojos de Hanamichi. Samm, calló un momento sabiendo que algo de lo que había dicho molestó a su amigo. – Lo siento Pelirrojo, no quería molestarme.



- No es eso Samm, es que hace mucho que nadie me decía torpe.



Samm, bajó su cabeza y fijó su mirada en el piso de cemento mal cuidado. En la celda en la que apenas cabrían ellos dos, la ventana estaba reducida a un barrote lo suficientemente grueso como para no dejar pasar ni una mosca. La pared sucia y olorosa a miles de hombres que desgajaron antes ahí su vida, estaba adorna por la fotografía obscena de una mujer desnuda acariciando sus propios senos. Desde que llegaron a esa celda, el cartel estaba ahí, y ninguno quiso quitarlo, respetando los deseos de los que antes estuvieron ahí. El camarote de tubo color caoba estaba con el suficiente oxido como para que un día el que durmiera arriba terminara aplastando al de abajo. Los cobertores que les sobraban, pues el calor los hacía dormir incluso desnudos, lo utilizaron en un ingenioso closet, que se sostenía del techo por cuerdas y que se abría para que ellos se pudiesen cambiar adentro. Una mesita tan minúscula que apenas cabía, tenía el portarretratos, con la fotografía de la novia de Samm. La vista hacia el frente eran barrotes lisos y pulidos.

Samm, tomó la fotografía de su novia y plantó un beso en el vidrio, delineando con sus dedos la boca de la joven.



- Ginna era la más hermosa de las criaturas ¿ya te he contado mi historia con ella?



- Al menos un millón de veces



- Y entonces por que es tan difícil para ti contarme lo que pasó, y por favor no hagas tus resúmenes asombrosos, que en dos líneas crees que me cuentas todo.



- Kitsune



- ¿qué?



- Kitsune, así empieza mi historia.



Sammuel bajó del camarote y se sentó junto a Hanamichi, dispuesto a escucharlo.



- Bueno Sa ku ra gi comienza de una vez y ya no te ahogues.



- yo tendría unos 17 años. Era defensa en el equipo de mi escuela. Ese día en particular todos estabamos nerviosos, si ganábamos podríamos ir a nuestra primera eliminatoria nacional. Recordaba en esos instantes lo bien que sentía escuchar las órdenes de mi capitán gorila, a quien a pesar de todo apreciaba. Sus ojos llorosos dándonos las gracias por haberlo acompañado en su sueño de ir a la nacional. Todos sabíamos que era casi imposible que ganáramos. Mitsuito el único que nos sacaría del apuro, estaba lesionado. Nadie como él para hacer tiros de tres puntos, en situaciones realmente apretadas. Ahora sólo podíamos contar con la suerte, que nos sonriera de verdad.

Yo sin embargo estaba dedicado a odiar con la mirada al Kitsune. No podía desprender más que ira de mi humanidad al saberlo de mi lado en un partido. Maldito infeliz. ¿Qué era lo que se creía ese imbécil como para molestarme siempre?, Lo cierto era que nos detestábamos hasta la muerte.

Tenía el número 11 en su camiseta. Que ingenuo. El 11 que todos nombraban. De seguro que si yo lo hubiese llevado también, me nombrarían más a mí.

En fin, nos llamaron de nuevo a la cancha. Y el juego comenzó. Pero de un momento a otro Rukawa, que había girado sobre su cuerpo de manera brusca, cayó al piso, cogiendo su rodilla en sus brazos.

De nuevo se suspendió el partido. Estaba muy mal y se lo llevaron a la enfermería. Según escuché en ese momento no jugaría más en ese partido. Y yo me alegré. Pero perdimos. Todos los pensamientos estaban en ese inútil. A nadie le preocupó más la derrota que la condición de ese imbécil. La vida volvió a ser la misma.



Lo cierto era que yo no notaba nada en particular en Rukawa. Corría como siempre incluso podía jurar que lo hacía más rápido. Sus saltos su increíble dribling estaban ahí de nuevo para humillarme. Pero algo no me encajaba del todo. Aunque no se veía maltratado para nada, su mirada era diferente, triste, si alguien me hubiese preguntado en ese instante, pero al resto del equipo no le importaba. Conque estuviera perfecto para jugar era suficiente, las nacionales se acercaban y sin el supuesto mejor jugador de Kanagawa era imposible que ganáramos.



¡Cuánto detestaba que lo elevaran y a mi me ignoraran como lo hacían!!, no te imaginas cuanto odio les profesaba cada vez que me veían a mi como el atrapa balones, por que en eso me convertí, en el que hacía los rebotes. Ese era todo mi trabajo. Casi no me daban pases, extraña vez me dejaban un dribling largo. Pero no, el señorito apestoso lo hacía todo. Me hervía la sangre de solo pensar que él fuera el futuro capitán.



- RUKAWA POR DIOS QUE TE PASÓ!!!!!!!!!!!!



El grito que Ayako dio, me sacó por completo de mis pensamientos. Instintivamente miré a la cancha y lo ví tendido, sujetando su rodilla que no podía flexionar. Su rostro había cambiado de expresión ligeramente, ahora era dolor. Sus pupilas opacadas, reflejaban que en verdad le dolía. Y todo dolor de Rukawa era mi alegría.



- Rukawa, debiste decirnos que tu rodilla aún no estaba mejor, así hubieses descansado eres el hombre más importante para este equipo.



De nuevo humillándome ante el resto del mundo. ¿Por qué demonios no sólo lo levantaban y lo llevaban a la enfermería. ? ¿Por qué recordarnos a cada uno que él era el maldito elegido para salvar al mundo?, Esa era la historia de mi vida, siempre alguien por encima de mí.

Y seguía tendido el zorro miserable, seguramente esperando que su corte viniera a recogerlo, en un elegante carruaje. Era tan arrogante que creía que la tierra era la que giraba a su alrededor.

De pronto, algo en mi se iluminó, o mejor dicho, se oscureció por completo. La ira me cegó como siempre. Y recordé que si su dolor era mi alegría, cuanto más le doliera más feliz sería yo.

Despacio me acerque al circulo vicioso que se había hecho alrededor de él. Era tan sumamente importante que nadie se acercaba aún a tocarlo. Seguro que si hubiese sido yo, solamente me hubiesen sacado de la cancha y el entrenamiento hubiese continuado, pero era el único jugador que quizás saldría del país a jugar al lado de los grandes en Estados Unidos, él tenía que ser tratado de forma especial. Y ese sería mi trato.

Sin darme cuenta manoteé a quien me estorbaba el camino, que en ese instante creo que era Kogure. El Kitsune levantó sus ojos y me miró casi a punto de llorar. Por dentro algo me avisaba que si no hacía algo rápido, caería en sus ojos. Así que sólo sonreí con locura y abrí mis ojos lo más posible para que de nuevo supiera que su desgracia era mi más grande alegría. Que todo lo que él sufriera era lo que me hacía sentirme bien. ¿Pero que era lo que tenían esos ojos tan azules como el mar en el que me bañaba?, ¿Por qué sus sesgados y hermosas pupilas, no me miraban con odio, sino como en una súplica?, Sabía entonces que algo me pasaba. Lo que siempre me pasaba cuando él me miraba. Que mi mundo entero se detenía e incluso me hacia pensar que yo tenía un corazón. Y odiaba eso.

Sus ojos seguían clavados en los míos, esperando no sé que demonios. El tiempo era algo que pasaba lo suficientemente lento, como para hacerme flaquear. Yo mismo lo estaba sintiendo y antes de que la curvatura de mis labios me traicionara de nuevo y le sonriera, actué. El inicio de mi vida y el inicio de su muerte.



- Que acaso ese apestoso nos hará perder todo el día de entrenamiento?, Con esto se le quitará – fue lo que grité en ese momento y luego en una demencial carcajada, al ver que Rukawa flexionaba un poco su rodilla hacia arriba, yo, con toda la fuerza que había adquirido con las miles de peleas callejeras, con la fuerza que me habían enseñado en los entrenamientos, que el odio me había enseñado; pisoteé su rodilla, de forma tan salvaje, tan horrible, que incluso yo mismo a través de mi zapatilla sentí como si una débil rama se hubiese quebrado.



Sammuel, vio que en los ojos de su compañero pelirrojo se cernió la sombra del dolor. Quizás la misma que en ese instante hacía ya tantos años llegó a los opalinos ojos de Rukawa. Sus manos temblorosas evidenciando que todo lo que había hecho y que aún no le contaba, de cualquier forma que hubiese sucedido, siempre había sido más doloroso y frustrante para él mismo que para el joven al que le decía Kitsune. Posó una de sus manos en los hombros de su compañero momentáneo, pidiéndole con ese gesto que continuara, que por fin se liberara, que sacara todo ese veneno que lo atormentaba tanto.



Hubieses visto su mirada. La senti que me traspasó por completo, con toda esa tristeza que emanaba. Segundos que parecieron siglos clavó sus opalinos ojos en mi, mientras yo sólo sonreía, sin saber llorar.



Pero su grito, fue desgarrador. Te juro que se escucho por todo el país. El dolor que eso que le hice le estaba provocando, no tenía límites. Se agitaba como un loco en la duela mientras los demás intentaban ayudarlo.



- ESTUPIDO- gritó el gorila – COMO TE ATREVISTE, LÁRGATE DE AQUÍ ........



- no me voy a ir



- HANAMICHI SAKURAGI, COMO HICISTE ALGO ASÍ........



Estaba tan cegado por mi ira que no reaccionaba ante las palabras de los otros. Entre Mitsui y Ryota intentaban levantarlo, pero Rukawa no se los permitía.



- Te duele mucho Rukawa



- Sólo no me toquen..........- y terminando de decir esto, rompió en llanto. QUE SATISFACCION TAN ENORME SENTÍA DENTRO DE MI, SU LLANTO, MI PRUEBA DE SU HUMILLACIÓN, SUS LÁGRIMAS ERAN MI AGUA BENDITA, DESPUÉS DE TODO ESE IMBECIL SI ERA HUMANO, SI PODÍA MORIR COMO CUALQUIERA Y NO ERA ESE SUPER DOTADO QUE TODOS AMABAN.................. pero algo no estaba bien en mi. Por dentro, yo sentía las mismas ansias de echarme a llorar.



Dos minutos después, Kogure salí corriendo a llamar una ambulancia. El Kitsune se veía cada vez peor, más pálido, su llanto aumentaba. Estaban tan preocupados todos por lo que le sucedía que se olvidaron de mí.

De pronto se dio. Entre las personas que lo rodeaban, entre los comentarios lastimeros sentí que sus ojos se clavaban en mi de nuevo. Por suerte yo no había dejado de verlo ni un instante por que cada muestra de su dolor era un aire fresco que corría por mí podrida sangre. Me miró largo tiempo. Luego movió sus labios queriendo decir algo, sabiendo que yo lo veía fijamente. Creo que en medio de mi locura entendí lo que susurraba.



¿Por qué?, Eso era lo que me decía. Que pregunta tan estúpida. Por que yo era así y punto. Por que no quería sentirlo cerca, pero tampoco podía apartarme de él. Por que quería que desapareciera, pero que se quedara conmigo. Lo odiaba, sólo por el hecho de que existiera.



Samm, miró algo desconsolado a Hanamichi. La verdad no podía imaginar que tanto odio y desprecio creciera en un joven que siempre se le había mostrado de manera tan gentil, tan sencilla. Lo miró a los ojos, aprovechando la mínima distancia que los separaba.



-yo repito la pregunta de ese muchacho ¿por qué?



Sakuragi, le sonrió. Jugueteando con sus manos sudorosas, no se atrevía a darle la cara por que pensaba que él le miraba con asco. Como entendiendo lo que sucedía, Samm le pidió que continuara con su relato. Tarde o temprano tendría que decirlo.



Kogure entró al lugar con unos camilleros. Comprendía entonces que la ambulancia había llegado para llevarse de una vez a ese cretino. Los camilleros se miraron entre sí, algo asustados. Al parecer lo de Rukawa si era muy grave.



- Nosotros iremos – dijo Mitsui tomando al capitán por un brazo – ustedes continúen, después podrán ir a verlo.

Yo por supuesto no pensaba perderme el show majestuoso de las desgracias del Kitsune. ¿Qué podrían decirle?, Que se recuperaría en menos de un mes, que sería para siempre el Rey de reyes, que tendría las oportunidades del mundo a manos llenas. Pero creéme que no pensé, que la historia cambiaría tanto.

Me deponía a salir tras ellos fingiendo que me iba. Pero Kogure con su natural y paternal actitud me detuvo.



- Sakuragi, podrás verlo cuando se acabe el entrenamiento. Iremos todos. No debe ser nada serio, no te preocupes.



- IMBÉCIL MEGAME, YO NO ME PREOCUPO POR ESE MALDITO, QUE LE PASE LO QUE LE TENGA QUE PASAR.............- fue lo que contesté antes de salir corriendo de allí.

Vagué por horas. No me decidía a ir a ninguna parte, por que en verdad quería saber que sucedía con la suerte de ese apestoso. Sería como las diez de la noche cuando al fin mi alma enferma tomó la decisión de ir a verlo.

En el hospital me dieron razón de inmediato. “Está en rayos x”, mencionó una enfermera joven que al parecer también había quedado prendada del Kitsune. Subí varias escaleras para encontrar el dichoso lugar. No me le iba a presentar por supuesto, pero de alguna forma sabría de su suerte.

Cuando por fin divisé el letrero de esa sala, escuché la voz del que parecía ser un doctor. No me equivocaba al pensar que el Kitsune aún seguía ahí, escuché la voz del gorila que le preguntaba al doctor por su estado.





- Cuéntenos Doctor que le sucedió



- Bueno, ante la falta de parientes, confiaré en ustedes. El joven Rukawa ha sufrido una desligadura de su rodilla y se ha roto los tendones que comunicaban su rodilla con su pierna y muslo. Lo siento muchacho, pero esa pierna ya no te servirá más.



Hubo silencio. Uno muy largo. Se podía incluso escuchar los pensamientos de los allí presentes. Como en una frecuencia A.M. después de lo que pareció un monólogo, Mitsui, preguntó si no se podía hacer algo.



- Bueno, para que pueda al menos caminar con esa pierna, existe una férula que se le podría poner. No caminaría bien, pero al menos lo hará. Claro, esto después de realizarle una cirugía básica. Por suerte los nervios aún siguen funcionando. Obviamente no podrás correr, ni flexionarla mucho.

No sé que era lo que sucedía en esa sala, pero el silencio que se daba cada vez que el doctor terminaba de hablar, indicaba que ninguno ponía buena cara. De nuevo Mitsui preguntó.



- yo me refería a algo diferente, para que vuelva a jugar.



- No engañaré a nadie. Eso es casi imposible. Pero, hay una operación muy complicada, que realizan en Estados Unidos, para este tipo de lesiones. Es hecha por investigadores del deporte. Por supuesto que el resultado no se verá de inmediato, pero estás demasiado joven muchacho, si lo intentas puede funcionar.



- No me importa que tengo que hacer. Sólo dígame por donde comienzo



esa era su voz. Cansada y fatigada seguramente de los miles de exámenes que le había hecho. Yo tras es puerta, podía incluso sentir su respiración cansada y maltratada. Y su anhelo por que una esperanza brillara al final de toda aquella pesadilla. ¿Y yo?, No tenía idea de lo que pasaba por mi mente. Estaba en un estado de sopor tal, que apenas si podía coordinar que estaba en un hospital.



- Joven Rukawa, lo primero que tendrá que hacer, es reunir la suma de la operación.



- Díganos cuanto es – preguntó el gorila



- ahora, debe estar alrededor de los ..........tres millones de dólares.



Inaudito. La astronómica suma, no la tendría Rukawa, ni por que se ganara una lotería. Ni siquiera la escuela entera juntaría semejante suma. Era mucho dinero, para gente sencilla como nosotros que apenas queríamos triunfar con lo que naturalmente poseíamos. El ruido de pasos me alertó de inmediato y me alejé un poco. Vi salir entonces al doctor del lado de Akagi. Mitsui y Rukawa aún seguían adentro. Cuando se alejaron, me acerqué de nuevo a la puerta para poder saber alguna reacción del Kitsune.

Pro el reflejo del vidrio de la puerta, vi que Rukawa estaba sentado en la cama con su pierna estirada y vendada. A su lado, Mitsui silencioso igual que él. En un instante, Rukawa volvió su mirada a Mitsui. Lo observó largo rato y sé que él se sentía muy incómodo al no saber que decirle. Rukawa en cambio, clavaba su mirada fría y esquiva en el otro, cuando su brazo pálido, rodeo la cintura de Mitsui y su cabeza de cabellera renegrida, calló en el regazo del mismo. Pronto y sin que Mitchy pudiera reaccionar, Rukawa, se ahogo en llanto.

Lo veía, llorando en los brazos sé alguien a quien apenas había hablado. Mitsui lo subió y lo abrazó también. Una extraña sensación, de incomodidad, empezó a recorrer mi cuerpo. No me gustaba que estuviesen así, no importando que el Kitsune llorara como lo hacía. Como si estuviese muriendo. Antes de que fuera evidente por mi rabia, salí de ese lugar, con un sentimiento en particular que era menos pesado que el odio.

Pero no me fui. Vi como un camillero sacaba a Rukawa tiempo después y lo dirigía hasta una habitación. Espere paciente a que saliera y poder entrar. En verdad no tenía idea de que iba a decirle, pero sólo quería verlo.

Sigiloso, aprendiendo del zorro, me deslicé hasta a su habitación. Todo estaba oscuro, como mi corazón. Una respiración débil seguida de un ¿quién es?, Me sorprendió.



- Vaya Kitsune, pensé que no llegaría el día en que te vería así



- DO’AHOU, ESTÁS AQUÍ........



No pude adivinar su sorpresa. No parecía asustado, es más podría decir que estaba lo suficientemente emocionado, casi alegre.



- Kitsune, si no vuelves a jugar será un alivio



- Para ti por supuesto



- no pensé que lo que te hice lograra dañarte tanto, je, me alegro



- No seas tan presumido, tu no hiciste nada, siempre piensas que por tu suerte, haces las cosas bien. Tarde o temprano mi rodilla iba a estallar. Tu sólo adelantaste un poco el proceso.



Se encendió en mi la ira y me dirigí lo más cerca que pude de él levanté mi puño para estrellarlo en su cara. Él solo se encogió de hombros esperando el golpe. No lo hice. No lo golpeé. No me preguntes por qué. Pero Él ya se veía lo suficientemente mal como para que yo lo rematara.

Salí de allí con la mínima satisfacción de que él ya no sería un obstáculo en mi vida.



Pasaron varios día desde que escuché la conversación que tuvieron en el hospital. Todos estaban muy silenciosos en los entrenamientos, mientras yo, gozaba como un condenado. Al saberme libre de hacer lo que se me diera la gana. Pero no resultó como lo esperaba. El Kitsune le hacía falta a todos. Rompiendo el silencio molesto que me estaba rodeando fui hasta el gorila.



- Gori, no te preocupes, yo haré que este equipo funcione



Pero me ignoró por completo. A nadie ya parecía importarle el hecho que tendríamos partidos muy importantes en lo que vendría de campeonato. No me importó entonces lo que pasara por la mente inútil de mis compañeros. Yo por mi cuenta empecé a practicar para ser el mejor de los mejores.



Dos meses después del incidente, todos parecía ya haberlo olvidado. Volví a ser le centro de atención además de que mi capacidad había aumentado al mil por uno. Lo que escuchaba de todos es que yo sería en un futuro, la esperanza del equipo.

Que maravilla. Mi vida que había girado en rechazos de todo tipo, ahora tomaba un matiz nuevo. Me necesitaban. Yo era necesario para alguien, alguien en el mundo decía que podía ayudar, y me sentí muy bien.

Mi gloria que de ahora en adelante parecería eterna caló ante los pasos suaves de un muchacho de ojos azules. Estaba ahí, con un pantalón deportivo, con una playera blanca, con sus tennis profesionales, con sus odiosos ojos fríos.

Me asusté por segundos. Él venía de nuevo a quitarme las oportunidades que apenas se presentaban en mi vida y que me daban una luz nueva. Que todo lo malo no me sucedía a mi.



- RUKAWA, ESTÁS AQUÍ – gritó Ayako emocionada. Todos le hicieron un corrillo y de nuevo fue el centro de atención sin pedirlo. Y otra vez por medio de los cuerpos de mis compañeros sentí la mirada del Kitsune sobre mi.

- Cómo estás, cuando volverás al equipo........



- Ahora mismo.



Era imposible que se recuperara. De todas maneras si quería matar su rodilla yo le iba a hacer el favor de una vez.



- FANTASTICO RUKAWA, - gritó Kogure, - DE INMEDIATO TE DARÉ UN BALÓN.



- No..........- dijo el zorro en baja voz, yo no podré jugar.........más



La mirada lastimera de todos era ahora de confusión. No se explicaba que diablos hacía ahí, aunque nadie se preguntaba que quizá estaba sólo para animarse un poco.



- Yo, no podré jugar baloncesto, pero quiero estar de todas maneras en el equipo. Si el capitán me lo permite, quiero estar como asistente.



- JAJAAJAJAAJAJAJAJAJAAAAAAAAAA, ¿QUIERES SER ASISTENTE?, CLARO QUE SI KITSUNE, EMPIEZA POR PULIR LOS BALONES, LUEGO LIMPIARÁS LA CANCHA, A VER QUE MÁS?, CLARO, TENDRÁS QUE LIMPIAR LOS CAMERINOS Y POR SUPUESTO ENSEÑAR A LOS DE PRIMERO JAJAAJAJJAAJAAAAAAA, PERO TEN CUIDADO DE QUE NO SE TE ROMPA LA FÉRULA QUE TIENES, SI NO YA NO SERVIRÁS PARA NADA JAJAAJ!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!



Y ahí estaba yo, diciéndole todo lo que mi corazón sentía en ese momento. Asistente, que humillación. Que haría más que ir a los partidos y verlos desde la cancha. Que felicidad sentía en mi interior, que satisfacción tan enferma era la que recorría mi ser la saber que él me vería triunfar y añoraría ser lo que yo iba a ser. Lo repito, cuan podrida estaba mi alma.



- CÁLLATE YA ESTÚPIDO........- gritó el gorila para que yo dejara mi demente carcajada. Se acercó hasta donde estaba el zorro y le extendió la mano, era el nuevo “asistente técnico” del equipo de Shohoku.



Me regocijaba saber que sufría lo insospechado.



Un día lo escuché llorar después de una práctica. Ya todos se habían ido, y él estaba recargado frente al locker de Mitsui.



- Lo hago por ti, sabes que si vivo sin ti quiero perderme.



- Entonces amas a Mitsui



El susto que le di fue claro. Se viró de inmediato casi se cae al no recordar que no debía hacer movimientos ligeros con su rodilla. Y me miró. Cuanto detestaba que me viera con el ceño como en una súplica.



- Algún día Hanamichi, entenderás



Salió del lugar, caminando cojo, y yo sonriendo ante su tragedia.



Para fortuna nuestra el campeonato nos llenó de dicha y de gloria. Ganamos casi todos los partidos, nuestra escuela tuvo una posición muy importante en el país y al año siguiente había filas de aspirantes para entrar al equipo de Basketball.

Las directivas no podían estar menos que dichosas. Lo medios de comunicación deportivos habían ido a visitarnos a todos los del equipo, y yo era el centro de atención, seguro que sería el nuevo capitán en lugar de Gorila que ya había tenido su graduación y había logrado entrar a la universidad obviamente becado por su excelente desempeño. Ryota no se opuso nunca a que el gordito me nombrara como su capitán. Yo había progresado increíblemente, ya tenía propuestas de equipos extranjeros que me entrenarían aún más par que lograr jugar como titular, pero yo las rechacé, aún no era el momento.

Y él, estaba olvidado, acabado. Seguía en el equipo como asistente, me daba las estadísticas de los otros equipos, jugadores, pero yo sencillamente lo ignoraba. Y lo deseaba.



Samm, giró su cabeza al escuchar lo último que el pelirrojo había dicho. Esperaba que le dijera por quien sabe que vez que lo odiaba, que lo quería ver acabado, muerto, pero que lo deseaba, eso si lo saco de su sitio.



- Sakuragi, entonces tu no lo odiabas tanto como dices



- claro que si, cuanto más daño pudiera hacerle mejor me sentiría yo



Para cuando yo estaba en tercero, de nuevo como capitán, manejaba un equipo con más de 100 suplentes. A todos por igual les daba la oportunidad de jugar, según como fueran avanzando, me alegraba saber que los muchachos me tenían tanta estima. Pero con él las cosas fueron distintas. Lo humillaba, lo maltrataba, y nunca escuché una queja de su boca. Obedecía como si en verdad le gustase que lo tratara tan mal. Pero como te dije, lo deseaba. Mi sexo palpitaba cuando se acercaba y no imaginaba la hora de poder refurdírselo en la boca hasta que se asfixiara, profanar su ano hasta desgarrarlo y que se desangrara y muriera frente a mis ojos.

Un día recibí la visita de un hombre alto llamado Stevenson. Hablaba un japonés torpe, así que decidí llamar al Kitsune para que hablara con él en inglés, idioma que ese apestoso manejaba muy bien.



- Quiere hacerte un ofrecimiento



- de que tipo



- dice que quiere que juegues en su equipo



- y cual es



Rukawa abrió sus ojos tanto que por poco se le salen. No sabía que hacer ni que decir, apenas si podía con su respiración. Me miró a mí, respondió con voz apagada.



- dice que quiere que juegues en las primeras de ..........los ...........



Nadie en ese momento podía siquiera imaginarse lo que pasaba por mi mente en ese instante. No pude disimular. El señor que había venido a hacerme la propuesta, supuso por mi alegre actitud que aceptaría, me dio la mano y me entregó un convenio que debería leer. Apenas lo recibí entre las felicitaciones de los muchachos del equipo que ya estaban pensando en hacerme una fiesta para que todos supieran y me despidieran en mucho bombo.

Pero unos ojos opalinos se apagaron de nuevo, frente a los míos. Sus sueños estaban realizándose a través de mi. Y yo me alegraba aún más que el fuera infeliz.

Unos días después los muchachos me organizaron una fiesta en mi honor, para despedirme, parecía que el ofrecimiento era con suma urgencia. Tuve muchas entrevistas, estaba empezando a subir como la espuma.

En la fiesta, personajes importantes del deporte así como mis primeros compañeros de equipo estuvieron conmigo, menos él, y eso me indignó. Furioso por que no estuviera allí para poder humillarlo. Salí a buscarlo.



Llegué hasta su casa y como un ladrón salté al pequeño jardín y lo busqué por las ventanas que aún no estaban cerradas. Lo encontré sentado durmiendo en la sala frente al televisor, viendo un partido del que pronto sería mi equipo.



Entre ante la posibilidad de que me echara de allí, pero estaba en verdad profundo. Apagué todas las luces, el televisor incluso. Luego lo tomé despacio, lo desnudé y aunque no quería, la asquerosa férula que le iba desde la ingle hasta un poco más debajo de su rodilla me impresionó mucho. No podía creer que estuviese tan dormido, pero noté que había un frasquito de calmantes en su mano.



- no te preocupes yo te haré despertar.



Frente a su cuerpo desnudo, me empecé a masturbar con toda la fuerza que mi mano me permitía, quería entrar ya en ese maldito trasero que me tenía loco. Cuando estuve lo suficientemente erecto, lo puse boca abajo y le enterré mi pene hasta casi atravesarlo.



No puedes imaginarte la delicia que fue escuchar su desgarrador grito, por poco me deja sordo. Su desesperado y agitado movimiento para poder deshacerse de mi penetración



- NO POR FAVOR NO, POR DIOS NO SIGA, DETÉNGASE POR FAVOR..............



Gritaba entre lágrimas. Pero yo no lo soltaría claro que no. Le di un golpe en la nuca para que quedara inconsciente y eso lo detuvo por un rato, pero no como yo quería. Estaba feliz moviéndome como un maldito desquiciado en su ano, haciendo mi fricción tan dolorosa que caía de forma violenta sobre si. Él no hacía más que rogarme que me detuviera.



- DÉJEME POR FAVOR, YO NO QUIERO, NO QUIERO, YO QUIERO SER DE ÉL, POR FAVOR........



Mi rabia se aumentó al escucharlo decir eso. Así que deseaba que otro le tomara, que yo daba mucho asco. Después de todo no sabía quien lo violaba. Su sangre empezó a salir a borbotones de su ano, y él estúpido seguía suplicando que lo dejara para otro.



- A sí, pues cuanto lo siento estúpido



- ¿HANAMICHI?!!!!!!!!!!!!



Ese fue mi fatal error. Romper el silencio que me había mantenido de incógnito. Dejó de luchar. Ahora no se movía y podía escuchar de sus labios pequeños gemidos. Enfurecido y casi en un acto voluntario me derramé en su ano muy rápido y de igual manera salí. Prendí la luz y lo encontré mirándome manchado de sangre hasta su cuello.



- Por que no me dijiste que eras tu



- Es una violación no



- Eso parece



- pero no creas que ya terminó.



Cuando terminé de decir eso, lo jalé por los cabellos con toda la fuerza que había en mi cuerpo. Un quejido lastimero salió de su boca, pero no se resistió. Lo arrastre hasta un sofá, y allí lo tiré sin pensar si quiera que le dolía un infierno.



Le abrí las piernas hasta que ya ni pudieron dar más y con mi boca salivante y espesa me dirigí a su miembro tragándomelo casi de una mordida tan salvaje que lo hizo gritar de nuevo, pero no me importaba, él estaba ahí para mí, ahora lo quería como asistente para el sexo. No dejaba de morderlo de que su sangre me salpicara el rostro, no sentía que él me tomaba por el cabello para alejarme, el dolor debía ser insoportable.

Cuando retiré mi boca de allí, le di un revés en su cara, y me bebí toda la sangre que salía de su boca, mientras mi mano jugaba con su pene lastimado.



- Por Dios Hanamichi, no lo hagas así



- Te duele cuanto lo siento. Es tu rodilla?, pobrecita, pero que más dá, nunca conseguirás el dinero para esa operación, así que no te preocupes.....



- como lo sabb AHHHHHHHH!!!!!!!!!!!



No deje que terminara de hablar cuando un mordisco que le di en sus pezones lo dejó sin habla. Yo estaba por completo extasiado, con su dolor. Me puse en pie y le arremetí mi sexo en su boca como tantas veces quise hacerlo. Él entre lágrimas aceptó, pero, me lamía y succionaba con delicadeza, con ternura. Sus manos se posaron en mis muslos para que yo metiera más y más mi pene en su boca, así que yo empecé a mover mis caderas. Tan fuerte lo hacía que la cabeza del Kitsune casi se golpeaba con la pared.



Yo estaba por llegar, pero eran pocas las intensiones del zorro de dejarme, cuando sentí que estaba por derramarme, me salí de tu boca pero no pude evitar salpicarlo en su cara.

Antes que sentir asco, el Kitsune tomó mi semen y se lo restregó por el rostro. Lo que quedó en sus manos lo lamió como si fuese dulce.



- Sabes tan delicioso torpe – me dijo mientras yo bajaba de nuevo y lamía su rostro probando mi propio sabor.

Cuando terminé, de nuevo lo tomé por el cabello y lo arrastré al piso. ¿pero que estaba pasando?, ¿cómo es posible que él sintiera alguna clase de placer?, Otra vez con un golpe lo reduje.

Lo puse boca abajo como en un inicio y comencé a beber la agriedad de su entrada, pero no lo hacía con delicadeza, claro que no. Mis dedos entraban y salían inundados de la sangre que yo le hice brotar en un inicio. Y él lloraba, no te imaginas cuanto. Suplicaba que lo hiciera suave.



Sintiendo que estaba de nuevo duro como para entrar en él lo puse boca arriba para ver su expresión mientras de nuevo lo penetraba.

Que sensación más exquisita al ver que el se retorcía y lloraba como una niña cada vez que yo arremetía. Por que yo estaba abriendo su hueco no sólo con mi miembro sino con mis dedos. Que delicia saberlo tan frágil.



- Ha..........na..........mi rodilla



No me percaté que una de mis manos estaba apoyada en su asquerosa férula exactamente sobre su rodilla. Él intentaba llegar con sus débiles brazos para apartarla, pero yo le tenía algo mejor. De un puñetazo, hice que su pierna dejara de doler.



Un grito intenso, pesado, cerró la noche. Era el mío, junto con el del zorro. El golpe que le había dado en su rodilla fue casi mortal. Saciado como un loco, eyaculé de nuevo en su entrada y me dejé caer a su lado, de bruces.

Cuando todo estuvo algo más en calma, vi como se incorporaba un poco, estaba por completo envuelto en sangre, salpicado por doquier. Flexionó su rodilla y recostó ahí su cabeza.



- Aún puedes moverla, vaya así que el golpe que te di no sirvió de nada.



- Pronto ya no me verás más, y serás feliz......



Yo sé a lo que se refería. En menos de una semana partiría a Estados Unidos a jugar con los grandes. A ser la estrella que él no fue. Pero algo no me gustó. Ya no sabría que sería de su miserable existencia, pero si su miseria era lo que me hacía más fuerte, y la posibilidad de no verlo me asustó.

Intentó ponerse de pié pero su debilidad no se lo permitió, así que hizo lo mismo que yo y cayó boca arriba extendido al lado mío, aún sollozando.



- No Kitsune, no te librarás de mí nunca. El día más feliz para mí será en el que te vea morir. Tu vendrás conmigo.



No pudo evitar la sorpresa. Giró su rostro para verme y algo extrañamente brillaba en ellos.



- Seré tu asistente



- Creo que no te importa que te humille y te trate como un sirviente



- Yo seré lo que tu quieras que sea.



- Si te portas bien, con lo que te pague podrías incluso hacer tu operación.



No sé por que dije eso. No debí hacerlo. El igual nada respondió pero supe que le había dado una idea para que él algún día fuera más feliz que yo. Pero si iba a ser así, sufriría mil vidas conmigo.



Empezó al fin a caer la noche en París y en la minúscula celda de Samm y Hanamichi. Jalando una cuerda, el joven parisino prendió la luz para ver el rostro de su amigo. Su mirada fija en la nada le indicó, que lo que seguía de esa historia era lo de verdad horrible en su vida. Samm estaba aterrado. No pudo evitar que su corazón latiera como si quisiese salirse al escuchar lo que Hanamichi le decía. No podía creer que un hombre que se mostraba tan gentil, hubiese hecho algo semejante.



- Sakuragi, si lo deseas, podemos dejar así por hoy



- Creí que deseabas escucharlo todo

- si, pero creo que eso te lastima mucho.



- Te molestó escuchar mi relato de cómo lo violé verdad?



- No, me asusta el imaginar que puede seguir.



Samm se puso en pié al lado de la reja y le miró con una sonrisa.



- Pero continua amigo...........



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YUKINO genjitslam@yahoo.es




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